31 de março de 2010

La Cause Freudienne N°74 : La psychanalyse vite



Revue la Cause freudienne n° 74. La psychanalyse, vite

Éditorial Nathalie Georges-Lambrichs
L’analyste-analysant

Serge Cottet Freud analysant
Éric Laurent Lacan analysant
Francisco-Hugo Freda Allocution
Agnès Aflalo L’assassinat manqué
Leonardo Gorostiza Le chausse-pied-sans-mesure
suivi de Le gnomon du psychanalyste
Jacques-Alain Miller Despedida

Les Journées de novembre de l’ecf

Monique Amirault La chute d’un mur
Dalila Arpin La psychanalyse mise à nu par ses praticiens, même
Sonia Chiriaco Une lettre de Vienne
Sandrine Corouge Éloge de « l’audace calculée »
Pascale Fari L’urgence, un traitement du réel du temps

Sylvie Goumet L’(a) coulisse
Marco Mauas Réponse du réel, passe « avant-coup »
Caroline Pauthe-Leduc Demain le psychanalyste
Esthela Sonalo-Suárez Fiat
!

Psychanalyse et cryptologie
Conversation avec Jacques Stern

Rencontre
Michel Butor, invité de l’upjl

L’Orientation lacanienne
Jacques-Alain Miller La passe du parlêtre

La passe : deux scansions
Jacques-Alain Miller La question de Madrid [1990]
Théorie de Turin sur le sujet de l’École [2000]


Après la passe
Guillermo Belaga Le trauma après la cure
Luis Dario Salamone Ceux qui échouent devant le succès

Solitudes
Jorge Aleman Commune solitude
Xavier Esqué Valence de jouissance
Oscar Ventura Une considération sur le destin
Ernesto Sinatra La jouissance du cafard
Lucía D’Angelo Le masque, le postiche, le semblant… et le phallus

Psychanalyse et littérature
Gustavo Dessal Lettre à Natalie
Monica Torres Ce que savait Henry James

L’Autre méchant, II
Jean-Pierre Deffieux Les fous raisonnants. À propos de l’œuvre de Sérieux et Capgras
Philippe La Sagna Séglas et le système de l’Autre méchant
Carole Dewambrechies-La Sagna Clérambault, une anatomie des passions

Le Cabinet de lecture
Connexions
Pauline Prost, Actualité de Merleau-Ponty
· Françoise Fonteneau, Le Perçu · Gilles Chatenay, « Donc… » – je vous l’accorde, mais tonk – certes, mais plonk, et plink · Myriam Mitelman, Rebondissements · Hervé Castanet, Vérité et réalité. Pas sans l’objet a
Vous avez dit « psychanalyse » ? Olivier Ripoll, Finesse et structure
· Serge Cottet, La vie et l’œuvre, nouvel avatar · Armand Zaloszyc, Rêver avec ou contre Freud ? · Fabian Fajnwaks, Le patient s’hystorise de lui-même ·
Myriam Mitelman, La norme sur le divan
Le malaise contemporain Penny Georgiou, Doxologie qcm ? · Jean-Marie Adam, Résistance pédagogique pour l’avenir de l’école · Clotilde Leguil, Comment tombe-t-on amoureux au xxie siècle ?

L a g u e r r e Sandrine Corouge, À propos de The Hurt Locker de Kathryn Bigelow

Pierre-Gilles Gueguen Des Américains à Paris


La petite Girafe N°31 L'inconscient poète

La petite Girafe n°31

L’inconscient poète

Sommaire

Éditorial
Hélène Deltombe L’inconscient est-il poète ?

Jacques Lacan Hiatus irrationalis

Dossier
Joseph Attié « Je ne suis pas un poète, mais un poème. »
Esthela Solano-Suarez Dante et le Fort-da
German Garcia La fin de l’enfance ?
Philippe Lacadée Les temps du verbe ou le pouvoir de la parole
Hervé Castanet Jean Genet. Le mal, le masochisme, l’écriture

Direction de la cure
Guy Briole Le sinthome Lacan
Marina Frangiadaki Un effort de fiction
Hélène Bonnaud Période de latence et savoir
Yasmina Picquart La métaphore pour secours
Martine Torre Du petit bateau au syndicaliste
Michel Grollier Travail de l’inconscient, condensation des origines
Joëlle Joffe Jouissance, langage et poésie chez l’enfant
Véronique Herlant La psychanalyse avec les enfants, une pratique du topos
Marjorie Métayer Nécroscopie et doubles chez une jeune fille
Patrick Hollender Cueillir un regard dans l’écueil de la voix
Bernard Seynhaeve La fillette et la fusée

CPCT
Françoise Zweifel Le cœur et le méchant
Nicolas Jude Un truc moche

Les incontournables

Les temps changent
Jacques Borie Attraper au vol les signifiants du sujet
Isabelle Basset Au Jardin bleu, qui accompagne qui ?
Hervé Damase Une pratique de supervision

Ce qui s’écrit
Hélène Combe Une œuvre à transmettre, à propos de L’avenir de l’autisme, sous la direction de Judith Miller
Hervé Damase Un sujet au travail, à propos de L’autiste et sa voix de Jean-Claude Maleval
Eva Carrère-Naranjo Une dent contre le père, à propos de Canine de Yorgos Lanthimos

La petite Girafe illustrée
Sophie Marret-Maleval Pourquoi lire Alice aujourd’hui ?
Entretien avec Antonin Louchard Une pratique amoureuse de la langue

Circle for the Lacanian Orientation of Omaha

Lasting Hope Recovery Center

and the

Circle for the Lacanian Orientation of Omaha

and the

Division of Psychoanalysis,

Creighton University Department of Psychiatry

collaboratively present a

Patient Interview

And

Psychoanalytic Case Conference

with

Jean-Pierre Klotz, MD

Psychiatrist and Psychoanalyst, Bordeaux and Paris, France

Member, Ecole de la Cause freudienne and World Association of Psychoanalysis

to be held on

Friday, March 26, 2010

2:00 PM – 4:00 PM

Annex Education Area (lower level)

Lasting Hope Recovery Center

415 South 25th Street

Omaha, Nebraska

This event is open to a limited audience, but PARTICIPANTS MUST PRE-REGISTER TO ATTEND with Kathie Reilly at kathlene.reilly@alegent.org or 402-717-5323

Boletin Informativo Jornadas de la NEL No 1


http://nel-amp.org

BOLETIN INFORMATIVO

1








Este boletín informará permanentemente a la comunidad de la NEL sobre las JORNADAS "El laberinto de las Identificaciones"

Como su anfitrión, la Sede Nel Bogotá abre sus puertas, invitando a su participación.

Contarán ustedes con un correo interno (jornadasnelbog.amp@gmail.com) en el que estaremos recibiendo sus inquietudes y sugerencias. Igualmente y de manera constante en la página de la NEL encontrán todo lo concerniente a las mismas, podrán acceder a través del vinculo, http://www.nel-amp.org/organizacion/VIJnel

En esta ocasión presentamos a ustedes el argumento y ejes temáticos.

Comisión Científica: Enric Berenguer, Piedad de Spurrier, Mercedes Iglesias, Lizbeth Ahumada

Comisión Organizadora: Clara María Holguin (coordinadora) Maria Solita Quijano, Stella Cortés, Laura Arciniegas, Gloria Varón, Orlando Mejía

El laberinto de las identificaciones

ARGUMENTO

A pesar de los veloces y fulgurantes cambios de la época, con sus ofertas de promisorios y huidizos bienestares, la insistencia de la pregunta “¿Quién soy?” sigue siendo hoy el índice más claro de aquello de sí imposible de recubrir por la función de desconocimiento del yo, en cualquiera de sus formas. Se trata de algo que escapa a una captura simple que pretenda consagrar la supuesta unidad del sujeto.

Esa pregunta muestra la marca de la falta en ser del sujeto humano; la vía de las identificaciones le permite hallar un lugar en lo social, donde cobra además una función decisiva su condición de ser sexuado para generar lo que en el lenguaje común se conoce con el nombre de identidad. Aunque la “identidad de género” tenderá a borrar la hiancia propia de lo sexual, rebelde a toda identificación.

Las identificaciones se hacen legibles en la experiencia analítica a través de las formaciones del inconsciente; textos perdidos y reeditados en los avatares de una vida, síntomas, rasgos, que dan cuenta de la entrada y el habitar en un mundo, el humano, en el que lo simbólico no impone su ley sin el límite de lo real. También mediante las invenciones que cada sujeto produce para preservar ese rasgo único de su originalidad en la relación del inconsciente con su cuerpo de ser hablante, su sinthome. Desde allí una dosis de alegre libertad puede abrirse para él, cuando eso no está teñido de algún sufrimiento mayor, o cuando consigue elaborarlo a través de un análisis que le permita arreglárselas con ello.

En suma, para acceder al mundo del lenguaje y del Otro se imponen las identificaciones. Al mismo tiempo, desde la constitución del sujeto se produce una pérdida, producto de la inscripción del significante en el organismo vivo: resto inasimilable, pasión singular de goce que impide decir, como Rorty u otros, “sólo somos lenguaje”.

Freud fue el primero en destacar el laberinto de las identificaciones, al señalar que no existe unidad en el sujeto, sino una superposición de identificaciones de diversos tipos. Contradice así a la modernidad que argumenta desde el “pienso, luego soy”, pero que lo simplifica, al no reconocer en él la síncopa que puso de relieve Lacan, en la que el ser y el pensamiento, aún implicándose, no se pueden atrapar en el mismo momento.

Lacan, por otra parte, reconoce la multiplicidad paradójica de las identificaciones y formaliza su lógica. Destaca su carácter alienante, la segregación que las acompaña, y muestra además que no se trata de puntos fijos, intocables, sino semblantes. Concibe el psicoanálisis, de entrada, como una labor de desidentificación. Pero ello no le impide sostener la interrogación por el destino de lo real sintomático que no se reabsorbe en el lenguaje: ¿qué se hace con ello? Una de sus respuestas es la identificación con el síntoma, formación que, al contener un núcleo de goce propio de un hablanteser, no responde a ninguna norma y se abre a todo un recorrido desde lo particular hasta lo que propiamente es del orden de lo singular.

Es preciso recordar que no hay cura para el síntoma fundamental, si bien la experiencia analítica hace posible otro tratamiento de lo incurable. Esto supone la caída de algunas identificaciones; pero también permite no permanecer a expensas del agujero que se abre para el sujeto frente a la inexistencia del Otro, lo cual sería la tentación que se ofrece a la cobardía del neurótico y a su goce fantasmático. Con la modalidad conocida de la histeria, que sería identificarse con una pura división. Y en la obsesión, la de consolarse con un goce de contrabando que se puede mantener en secreto.

Lo que debe abrirse entonces es la exploración de salidas que son necesariamente inéditas: no es otra la divisa de Lacan desde que situó el pase en el corazón de la experiencia analítica y de su escuela. A partir de los testimonios resultantes de esa experiencia, podemos ver de qué modo un analista, desde su recorrido como analizante y en su práctica, puede transmitir diversas formas de afrontar ese agujero, para hacer de ello una oportunidad para la existencia.

Pero la escuela del pase no es sólo la escuela donde los AE testimonian. En realidad, no hay enseñanza ni trasmisión de ningún tipo que no reconozca el testimonio en una diversidad de modalidades, todas las cuales apuntan en el fondo al mismo problema. Para que la lógica del pase implique a toda la escuela en lo más esencial – que es la promoción de una enunciación que no se esconda en las coartadas de una falsa identificación colectiva – se invita a cada cual a hablar en nombre de su experiencia del inconsciente.

Las Jornadas de la NEL en Bogotá serán una ocasión para cada participante de transmitir las salidas del laberinto que en su quehacer analítico ha podido construir, qué ha aprendido de ello y qué consecuencias tiene en su práctica. Destacando, por ejemplo, cómo ha lidiado con la tentación de otra modalidad de identificación, la que ofrecen el lugar y la función del analista – cuando, como sabemos, el analista no existe. Daremos pues la palabra, en estas jornadas, de un modo privilegiado, a quien, conociendo su singularidad, se sirve de ella; y se sirve también de una formación, la de la escuela, que es colectiva, aunque de un tipo especial: un conjunto de singularidades que no se suman y que invita a cada cual a hablar en primera persona.

La NEL, en Bogotá, ciudad de contraste e intensidad, los espera, para trabajar conjuntamente acerca del laberinto de las identificaciones, de sus efectos en el sujeto contemporáneo y de las salidas posibles.

Ejes temáticos

La Comisión Científica de la Jornada presenta seis ejes de trabajo como propuesta orientativa en torno al tema que nos convoca: "El laberinto de las identificaciones". Sin pretender que las propuestas de ponencia tengan que limitarse a las cuestiones que aquí se plantean, los ejes permiten ver la gran diversidad de aspectos en juego en el problema de la identificación. Esperamos sean útiles para los colegas que quieran presentar una contribución.

La identificación y los semblantes del lazo social

Con la descripción de la estructura del discurso del amo, Lacan formaliza otro aspecto de la identificación, relacionada con el significante amo en el lugar de agente. Esto, y la ubicación del objeto plus de goce en el lugar de la producción, permite toda una relectura de Freud. El aspecto de la identificación que está en juego aquí es el colectivizante, aquel al que el discurso del psicoanalista se opone, mediante un vuelco por el que el plus de goce ocupará el lugar del agente, induciendo efectos de otro orden. En nuestra experiencia del inconsciente, así como de la clínica, abundan los ejemplos de aquellas operaciones con las que el sujeto sacrifica su singularidad asumiendo los semblantes con los que aspira a hacerse un lugar en el Otro o en el discurso. Dimensión hipertrofiada en nuestra actualidad, desde el momento en que lo social mismo tiende a ocupar el lugar dejado libre por un Otro en cuestión. El sujeto, pues, hace un uso de lo social para responder a la cuestión de su ser. Que se trata de semblantes, es algo que el trabajo analítico se ocupa de evidenciar, dejando abierta la cuestión de lo que de ello debe caer y qué es susceptible de mejor uso.

Género y sexuación

El sujeto del inconsciente no tiene sexo, pero el hablanteser habita un cuerpo en el que lo sexual se hace ineludible, y luego adquiere un relieve especial en las tentativas para hacer con lo real del goce. Los que afectan a la condición sexual son semblantes, no menos que otros, pero entre éstos ocupan un lugar específico, en la medida en que pretenden decir algo de un modo de goce. Como Lacan demostró, lo esencial del sexo no pasa precisamente por la identificación, sino por lo que a ello se resiste. Se abre entonces una tensión a explorar en cada caso entre aquellas identificaciones que se ofrecen al sujeto en el registro de lo que llamaremos género y lo que corresponde al registro de la sexuación, que resiste a tal tratamiento.

En la cura: impasses y franqueamientos

Que el fin de la cura no se mida por el franqueamiento del fantasma no impide tener en cuenta, en lo que tiene de operativa, la noción misma de franqueamiento, referida a ciertas identificaciones fundamentales. Podemos situar, en el polo opuesto, la idea de impasse como ligada a alguna modalidad de identificación que el analizante no ha podido franquear. ¿Cómo situar en la cura esta localización del obstáculo y los momentos en que una interpretación oportuna permite su caída? Sin duda nuestra clínica puede aportarnos enseñanzas al respecto en el uno por uno.

Identificación, síntoma, nombre

Desde que Lacan añadiera a la serie de las identificaciones freudianas la que designa como “identificarse con el síntoma, aun tomando cierta distancia respecto a él”, se abre una perspectiva a tener presente en la consideración de recorrido de las identificaciones a lo largo de una cura. ¿Cómo situar los índices de lo propio de esta modalidad, distinguiéndolos, por ejemplo de aquellos otros efectos de identificación garantizados por el fantasma? Se trata de distinguir, del confort en la repetición y en la insistencia, la posibilidad de lo nuevo, en aquello que se abre a la perspectiva de usos inéditos, el consentir de otro modo a una forma de goce, en aquella dimensión de la identificación que pasa por la función de un nombrar. Por otra parte, cabe pensar en este registro la cuestión de la enunciación, planteada por Lacan a partir de “Subversión del sujeto” cuando introduce la implicación del goce en la posibilidad misma de hablar a partir del lugar señalado como vacío por S(/A) tachado. ¿Qué de ello podemos circunscribir en lo concreto de nuestra experiencia?

Formación analítica: sus extravíos

Lacan situó como una dificultad mayor para la dirección de la cura la identificación con el analista como parámetro de su final. Más allá de las críticas ya conocidas que él formuló entonces a psicoanalistas de la IPA, la dificultad como tal está lejos de haber quedado despejada. Un aspecto de lo que podemos llamar formación analítica puede plantearse como el cuestionamiento de una serie de identificaciones, algunas de cuyas formas están en la base de desviaciones ya denunciadas por Freud como el furor sanandi, otras por Lacan, como la identificación con el padre... a lo que habría que añadir otras, entre las cuales la identificación, no al analista que uno tuvo, sino al que “es”, debería ser una de las cuestiones a examinar. En cualquier caso identificarse con el sujeto supuesto saber es algo en lo que la estructura y el dispositivo pueden aliarse, salvo que el deseo del analista oponga allí su resistencia. Sin olvidar los efectos de la transferencia sobre el analista, a través de las identificaciones que en esta se le ofrecen, con la complicidad particular, por otra parte, del fantasma de cada cual. Todo ello a examinar igualmente en la perspectiva del dispositivo del control.

Escuela y nominación: pase y garantía

La NEL no se mantiene al margen de los actuales debates sobre el pase. En el contexto de una jornada convocada en torno al tema de la identificación, a la experiencia del pase le corresponde un lugar privilegiado. En efecto, más allá del análisis como horizonte de desidentificación, el AE testimonia de las salidas posibles, y puede decirse que no hay conclusión sin alguna forma de identificación. ¿Cómo pensarla, cómo situar este punto de llegada a través de la perspectiva que, a posteriori, dan los momentos de impasse en torno de ciertas identificaciones que tuvieron que caer? ¿Cómo se anuda esto con el deseo del analista y cómo se ha separado del deseo de serlo, que inevitablemente pone en juego una identificación, a menudo relacionada con un ideal? Es desde la experiencia del pase que todas las cuestiones sobre la identificación se ordenan, ya que Lacan no las piensa sino a partir de una reformulación del final del análisis. Por supuesto, este aspecto del debate convoca al AE, pero no únicamente, dado que el dispositivo concierne al conjunto de la escuela y más en particular a todos aquellos, que de un modo u otro, han estado implicados en él. Por otra parte, la cuestión de la garantía no puede plantearse en la escuela sin tener en cuenta los efectos de identificación promovidos por las nominaciones que se otorgan. ¿Cómo pensar tales efectos, los ideales que las respaldan, los funcionamientos que los movilizan y pueden contrarrestarlos?

Noviembre 5, 6 y 7 de 2010

Hotel Windsor House

Calle 95 No 9-97

Bogotá – Colombia

EOL - POSTAL Seminario Anual Enlaces 2010


Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la Familia - Enlaces

Seminario 2010:

"Lo que hace familia.
Entre el semblante y el secreto del goce"


Inicio:
Lunes 5 de abril a las 19.15 hs.

"Entre el semblante y el secreto de goce"
Presentan:
Mónica Torres, Blanca Sánchez y Pablo Russo

Seminario anual –asociado al ICBA–
Primeros y terceros lunes de cada mes, a las 19:15 hs.
Sede de la EOL
Callao 1033, 5to. piso, CABA
Entrada libre y gratuita

Fundamentación del Seminario
Abordaremos brevemente las variaciones de las constelaciones familiares, ya sea desde la perspectiva clínica o desde las ficciones literarias y cinematográficas, y a partir de este contexto lo que estructura la familia para el parlêtre. Dicho marco estará sostenido por dos perspectivas: la del semblante y la del goce. Esto implica detenernos, entre otras cuestiones, en la importancia que en la actualidad tienen las nuevas formas, ficciones y funciones de los lazos.
Si bien se trata de nociones “modernas” y “posmodernas”, desde siempre la distinción intimo-social, familia-sociedad, masculino-femenino, etcétera, fue fundamental para sostener los semblantes que ordenaron los lazos entre los seres hablantes, las relaciones entre los sexos, los vínculos familiares, los enlaces.
La vertiente del semblante nos conducirá a ubicar lo que hace familia desde un
determinado discurso y el lugar que el sujeto tiene en el mismo, siguiendo la orientación lacaniana del uno por uno, es decir, la singularidad del caso por caso.
Esta perspectiva nos permitirá ubicar lo que excede a la familia en sí misma para
orientarnos hacia aquello con lo cual cada quien hace lazo. Se trata, entonces, de situar el entramado simbólico-imaginario desde el cual un lazo puede sostenerse. Además de la vertiente ficcional y del semblante, podemos remitirnos al goce que se cifra para el ser hablante enredado en esa trama. Más allá de los semblantes, de lo que hace familia, habrá un punto de irreductible en el que se aloja un goce específico.
Lacan, por su parte, no sólo ubicó cómo la familia es el lugar que estructura la transmisión de un deseo no anónimo y el de un goce interdicto, sino que también pensó a un sujeto en el que se constituye un modo de goce a partir de la pérdida impuesta por la misma estructura familiar.
Una pregunta orientará el trabajo: el goce interdicto, el deseo subjetivado y el secreto ¿pueden darnos la fórmula de la familia?
En nuestro tiempo del Otro que no existe y sus desvaríos de goce, encontramos la
paradoja de que lo que hace familia son los modos de goce que conviven autísticamente. Pero si en la familia se encuentran los objetos para satisfacer la pulsión, ¿cuál puede ser la salida, en tanto la pulsión no hace lazo?
En este sentido sabemos que el psicoanálisis propone la salida por la vía de la desfamiliarización del sujeto vía la caída de las identificaciones.

Responsables: Mónica Torres, Pablo Russo y Blanca Sánchez.
Comisión de Enseñanza: Leticia Acevedo, Alejandra Antuña, Ana Ruth Najles, María Inés Negri, Marcelo Olmedo, Pablo Russo y Blanca Sánchez


Debate de la Escuela Una en la EOL -8-

Escuela de la Orientación Lacaniana

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Postal

Debate de la Escuela Una en la EOL -8-

Los siete textos que se publican en este número son, en su mayoría, contribuciones que llegaron después de la Asamblea ordinaria recientemente realizada el 19 de marzo en nuestra Escuela.

El debate en torno a la admisión fue uno de los temas que con cierta sorpresa surgieron en ella.

La puesta en marcha y la nueva reconfiguración de la Admisión devino hoy uno de los temas princeps en nuestra Escuela.

Las contribuciones publicadas en esta ocasión son las de Viviana Fruchtnicht, Daniel Millas, Adriana Laión, Esteban Klainer, Deborah Fleischer, Adrian Scheinkestel y Gabriela Salomon. Las mismas trazan un arco -desde la contextualización de la Admisión en el marco de la Escuela, el Pase y la Escuela Una, hasta el testimonio de una experiencia personal- que deja planteadas diferentes posturas sobre la misma.

Dudy Bleger

Por el Consejo estatutario,

30 de marzo 2010

Envío de contribuciones: dudybleger@yahoo.com.ar

Del 0, el 1 y lo múltiple

Viviana Fruchtnicht

No se sabe qué es un analista: agujero central. Agujero central de la Escuela. La Escuela – la de Lacan - se constituye como tal en torno a ese agujero. Se trata del cero en Fregue: un concepto bajo el cual no cae ningún objeto: conjunto vacío, -esto es: bajo el concepto psicoanalista no cae ningún objeto. Hay ahí un real radical. Un imposible de simbolizar. Se los advertí – diría Freud - Psicoanalizar es imposible.

El cero proviene del uno –seguimos en Fregue. ¿Por qué? Para llegar al número 0 – dice Fregue – debemos mostrar primero que existe algo que, en la serie de los números naturales, sigue inmediatamente al 0. Mediante un despeje lógico impecable ubica que el número que sigue al 0 inmediatamente en la serie de los números naturales es el 1. ¿Por qué? Partiendo del concepto “igual a 0” y ubicando que bajo ese concepto cae un objeto, a saber el cero, entonces el número que le corresponde al concepto bajo el cual cae un objeto (conjunto bajo el que cae un solo elemento) es el 1. Sólo probando que en la serie de los números naturales hay un número que sigue inmediatamente al cero – a la sazón el 1 – puede demostrar que existe el 0. Bien. El Uno en la Escuela es el Pase. Ergo: el agujero central de la Escuela se puede sostener en tanto haya pase. Y no es un tema cuantitativo, con un solo AE alcanza para verificar que para dar cuenta de qué es un psicoanalista es necesario hacerlo uno por uno.

No es un problema en nuestra Escuela y Éric Laurent en el último Congreso Ordinario lo subrayó: la EOL se caracteriza – léase en el concierto de las Escuelas – por la pasión por el pase.

¿Cuándo fue un problema? Cuando un grupo con “malas intenciones” quiso tomar por asalto el pase. Estoy convencida de que esto fue así, pero como simultáneamente descreo de las “buenas” sigo adelante. Ante la suspensión temporaria del dispositivo, un solo AE alcanzó para verificar que el pase seguía vigente en la EOL. Claro que fue crucial entonces la Escuela Una.

Varios años más tarde – o sea hoy en día – la política es la del psicoanálisis puro y la de la enunciación. ¿Acaso alguna vez pudo no haberlo sido? (Y me lo pregunto aún para aquellos momentos en que se puso el acento en el psicoanálisis aplicado). Sigo con la ilación. Como el lugar del psicoanalista en la Escuela (psicoanálisis puro) es un lugar estructuralmente y radicalmente vacío (cero), entonces: todos analizantes. ¿Qué se debate hoy?: la admisión. Si se radicaliza el dispositivo para tener en cuenta la enunciación es el pase a la entrada. Dice Samuel Bazs en el Boletín AMP 2010 N° 10: “Si las consideraciones cuantitativas, legítimas de la lógica de asociación, no pueden asimilarse a los resultados del pase a la entrada, No hay que ponerlo en práctica. La pragmática asociativa, si se superpone a las condiciones de producción del procedimiento del pase, lo destituyen”. La “lógica de asociación”, “la pragmática asociativa” van de la mano de lo múltiple. Lo Múltiple destituyendo el Uno. Efecto dominó: destitución del 0. Estamos en la tensión entre lo Uno y lo Múltiple, ergo ya no estamos únicamente en Fregue, estamos ahora en las hipótesis del Parménides de Platón… ¿continúo? No me parece necesario.

No se trata de eliminar la tensión entre el Uno y lo Múltiple, mucho menos de no tener en cuenta la relación entre el 0 y el 1. Se trata de estar advertidos. No es, no ha sido, y no será sin la resistencia del analista. Pero debemos estar siempre en alerta rojo para disolverla vez por vez. A falta de un saber sobre qué es un psicoanalista el único camino posible es ocupar el semblante de ser-lo. Pero al igual que con lo femenino, no se trata de un puro imaginario, ese semblante tiene que tocar lo real. Sino… sicut palea.

La Escuela Una en acción

Daniel Millas

Como bien lo recuerda Flory Kruger (J.J.N°94), la Escuela Una escapa a las definiciones y no se encarna en instancias o dispositivos específicos.

Entonces, y éste es el punto que quiero acentuar, cómo hacer de ella una experiencia efectiva para que no quede reducida a una virtualidad que solo existe en el terreno de las ideas.

Leonardo Gorostiza (J.J.N°95) propone un binario muy preciso que según entiendo esclarece esta perspectiva en la dirección de un “buen uso” de la Escuela Una. Si la AMP acentúa su función de mediación, articulando una relación posible allí donde no la había, la Escuela Una en su función de extimidad, viene a recordar el vacío en el que se funda esa relación de semblantes. Se trata entonces de que la política de la Escuela Una, política de la enunciación, tenga consecuencias en la vida de cada Escuela.

Sin duda, existen dispositivos de una importancia crucial en nuestra comunidad como lo son el Pase, la Admisión y la Garantía. Por una parte, se expiden sobre algo que han podido constatar en los miembros. Por otra, llevan adelante con sus decisiones una apuesta que implica un cálculo sobre la Escuela. Señala Miller (J.J. N° 78) que la Escuela misma es “un cálculo sobre el porvenir”. Plantea que es una institución que se debate por la causa freudiana en un mundo efectivamente real, wirklich. Recuerda que la Escuela en tanto tiene miembros, que los selecciona, no es Psicoanálisis Puro, sino Psicoanálisis Aplicado a la constitución y el gobierno de una comunidad profesional en sus relaciones con los poderes públicos y el estado.

Hemos aprendido en los últimos años que si bien no hay oposición entre Psicoanálisis Puro y Psicoanálisis Aplicado, existe entre ambos una delicada articulación. Conocemos el sesgo nocivo que puede tomar el P.A. cuando se desvía hacia la ilusión de “saber hacer con todo, en todo momento y en cualquier lugar”, creencia que viene a desmentir el real que determina los límites de cada discurso, incluido el analítico.

Seguramente es en el dispositivo de la Admisión donde tienen más influencia los cambios que se generan en las relaciones con el Otro social, los aparatos del Estado y los lineamientos políticos que traza la AMP.

En los últimos años, desde el Congreso de Bruselas hasta la fecha, hemos asistido a momentos diferentes respecto a la Admisión. Momentos de una menor apertura con muy pocos ingresos, en los que se consideraban los “recorridos de formación” de los postulantes; otros en los que se flexibilizaron algunos criterios y se valoró la práctica clínica y las inserciones institucionales, aumentando significativamente el número de las admisiones; hasta llegar al actual donde nuevamente se lleva adelante una reflexión en el seno de la AMP acerca de este tema.

En estos cambios, el desafío es cómo evitar que determinados criterios que pueden tomar más relevancia en ciertos períodos, no aplasten la transmisión por parte del entrevistado, de una cierta relación con la causa analítica imposible de ser constatada a partir de la referencia a criterios generales o en sus datos curriculares por más notables que los mismos sean. Según mi experiencia, esta orientación ha estado presente en la práctica de la admisión.

Creo que la dificultad no está en este punto. La admisión pone en juego diferentes aspectos y los problemas convergen alrededor de la decisión de elegir a quienes serán propuestos para su homologación en la AMP, lo que implica entre otras cosas, avenirse a un número de postulantes determinado. Aquí suelen producirse las mayores tensiones y es donde se va a poner a prueba qué es lo que prevalece.

Me pareció muy importante la discusión que se generó en la reciente Asamblea General y que continuaremos próximamente. A diferencia de otras oportunidades, se pudo hablar abiertamente de estos problemas. También de los cambios en el dispositivo que dispuso el Consejo, en su intento por lograr lo que Mauricio Tarrab llamó un “equilibrio” entre estos diferentes aspectos en juego, que incluyen sin duda los efectos de grupo comprometidos en el tema.

Porqué no pensar ese equilibrio en los términos del binario “mediación- extimidad” que nos propone Leonardo. Binario que deberíamos poder cernir en el accionar de cada uno de los dispositivos de la Escuela. La apuesta a realizar es que los mismos den cuenta a través de los resultados propios de su trabajo, de la superación de los efectos de burocratización de los que por estructura nunca se está definitivamente inmunizado. De este modo, las Asambleas y los Congresos ordinarios de la EOL, pueden también llegar a ser el ámbito de una conversación productiva entre los miembros.

Evidentemente no es una tarea sencilla, pero se trata para cada uno de nosotros de consentir a la Escuela Una, para que sea una experiencia efectiva con consecuencias tangibles en la vida de nuestra comunidad de trabajo.

La “deslocalización” de la Admisión

Adriana Laión

Este Debate de la Escuela Una toca particularmente un eje, que me he detenido a analizar por estar implicada en el mismo en estos dos últimos años, que es la cuestión de la Admisión: en la perspectiva de su procedimiento y de su clínica.

El impasse de la Admisión en la EOL resonó fuerte en la Sección Córdoba, luego de 13 pedidos de admisión en el 2008 no hubo ninguno en el 2009, ¿qué significa?

Entiendo que los posibles postulantes, cercanos a la EOL, interpretan precipitadamente los movimientos transmitidos por la AMP a sus Escuelas y en este caso resonó nuevamente una estrategia de cierre. Nos concierne a nosotros como Escuela continuar transmitiendo una política de renovación donde los relieves del tiempo y sus consecuentes y necesarios cambios hacen a una orientación por el porvenir del psicoanálisis.

El nuevo giro dado por la AMP nos ha puesto a trabajar sobre la clínica de la admisión hoy, como dice Laurent[1] la AMP se consagra al examen cualitativo (las itálicas son mías) del recorrido de cada candidato. Lo cualitativo hoy no es solo como nos orientamos a escuchar en la Comisión de Admisión la relación del postulante a su inconsciente y a su deseo en relación a la causa analítica sino a una escucha de la enunciación más centrada en las “discontinuidades de la formación analítica, tal como se manifiestan en la experiencia subjetiva del candidato”. Es cierto que la escucha de cada Comisión está orientada por esta política anudada también a sus particularidades locales y que las propuestas al CE se realizan considerando estos dos aspectos. Teniendo en cuenta que siempre fue decisión del CE decidir la lista de candidatos para su homologación en el Consejo de la AMP, se puso en evidencia en este último tiempo, con el trabajo de la Comisión ad-hoc, un énfasis mayor en la intensión, del que la categoría de miembro forma parte, como nos dice Miller en el JJ Nº 78, y que tuvo otra incidencia en la decisión de la lista de candidatos.

El procedimiento de la admisión es el que ha sido particularmente afectado en la EOL, por lo cual me pregunto, ¿qué lugar les toca en el presente a las comisiones de admisión? ¿Cómo transmitir lo que escuchamos en las entrevistas, para que pase lo vivo de esa enunciación? Cómo incidir para transmitir el rasgo local?

Creo que lo conversado en la última Asamblea de la EOL hace unos días, sobre los cambios en el procedimiento de la admisión, nos ha permitido comenzar a responder algunas de estas preguntas, y auguro por un procedimiento que tenga el tiempo y el lugar suficiente para transmitir la clínica de cada postulante ya que la admisión encarna en su práctica como nos dice Jesús Santiago “una de las fuerzas materiales de la Escuela Una”[2].

Por lo cual pienso que la “deslocalización” de la admisión, dentro de la misma Escuela, en este caso la EOL y sus Secciones, sería una experiencia necesaria y rigurosamente analítica.

Sobre las Admisiones en la Escuela

Esteban Klainer

La primera impresión que me produjo la lectura de los diarios JJ y los textos del Debate de la Escuela Una fue de una cierta ajenidad. Sin embargo, pasado ese instante, una segunda lectura me permitió ubicar que, más allá de algunos rasgos locales, los temas que se proponen al debate aluden a las distintas formas de preservar al discurso analítico. Sabemos de los riesgos siempre presentes en las distintas instancias de nuestras escuelas de quedar, casi sin darnos cuenta, determinados por un discurso que no sea el nuestro. En ese punto, aquello que puede resultar ajeno, se transforma en tema de la Escuela Una.

Uno de esos temas es el de la política de las admisiones. Asistimos el año pasado a un movimiento en la EOL que, me parece, se dirige a poner en cuestión algunos criterios cuantitativos en el momento de evaluar el pedido de los candidatos. Criterios cuantitativos que conllevan el riesgo de burocratización del dispositivo. En mi opinión, pensar el procedimiento de entrada en la Escuela en términos de una “clínica de las admisiones”, que toma en cuenta la enunciación del candidato, es lo que permite ir contra el efecto cuantificador.

Queda la dificultad que se puede presentar si este movimiento se lee como un momento de cierre de la Escuela que lleve a desalentar el ingreso de nuevos miembros.

La entrada en la Escuela

Deborah Fleischer

Pertenecí a la comisión de admisión de la EOL hace más de 10 años. Desde esa época hasta ahora, hubo momentos en que la puerta parecía abrirse más y luego menos. Momentos referentes al umbral, a la entrada, que sirven de prólogo que antecede o se antepone a una acción.

Muchas veces escuchamos la pregunta- ¿cómo hago para entrar? La respuesta es:- transponer un umbral, la puerta presentifica un borde, donde el adentro y el afuera no delimita necesariamente la relación del sujeto con la Escuela.

El término "entrada a la Escuela" supone por ende, algo más que abrir una puerta y atravesar una serie de requisitos y procedimientos formales. La demanda de adhesión puede alcanzar su destino y verse reconocida en alguna de las nominaciones (teniendo cautela con este término) que certifican la pertenencia a la Escuela, pero hay que entender que esas marcas simbólicas no agotan un problema crucial, que es el de la posición del sujeto en relación a su entrada

Durante un largo tiempo, y por circunstancias variadas, la entrada a la Escuela ha sido imaginada por todos nosotros a partir del modelo de la retroactividad, es decir como un significado del Otro, para usar los términos clásicos de Lacan, como una significación proveniente de la autoridad del Otro

Más recientemente, podemos pensarlo como algo que si bien es una demanda, hace al sujeto responsable de su entrada, al igual que en un análisis, de lo cual no se deduce que dicha entrada recaiga exclusivamente de su lado. Esperamos, más allá del pedido que se emite, un signo del asentimiento subjetivo. Lacan hablará en 1964 en el Acta de Fundación de “trabajadores decididos” enmarcando en una dimensión ética el término "responsabilidad".

La Escuela, no es un grupo, ni una suma de grupos, ella misma no es más que un dispositivo que organiza el asentimiento de los psicoanalistas a formar parte de pequeñas estructuras sociales, que en algunos casos podemos llamar carteles. Me parece que conviene no pensar el cartel solo para los que se acercan a la Escuela y piensan en su formación. Sería interesante en ese sentido, volver al valor que el cartel tenía para Lacan, y que la entrada pasara por un cartel, lo que no necesariamente significa, un cartel del pase o el pase a la entrada.

Retomaré lo que plantea Leonardo Gorostiza cuando habla de la Escuela Una: “Mediación y extimidad no se confunden. Sin embargo, en cierto sentido, se podría decir que la extimidad acompaña –o debería siempre acompañar- a la mediación como si fuera su sombra”. ¿Por qué no tomar esta afirmación también en relación a la Entrada en la Escuela?

Pensemos si la Comisión de Admisión, a tono con la política de la Escuela, junto con los integrantes del Consejo podrían cumplir esa función de mediación y extimidad, para, en cada situación, ratificar o rectificar mediante su práctica, esa doble pero no excluyente función, que lleva a la aceptación de un nuevo miembro, no para hacer masa o reclutar, sino para, como decía Lacan, hacer Escuela.

La admisión de Una política

Adrián Scheinkestel

Es lugar que ocupó la cuestión de la Admisión de los nuevos miembros, y sus dispositivos, en la última Asamblea de la E.O.L., nos sorprendió a unos cuantos.

Entró por la ventana, cuando es el Pase el que está en la puerta principal del debate en la Escuela Una.

Hay que considerar, que la composición de dicha Asamblea, incluía 4 o 5 generaciones de analistas, producto de 18 años de trabajo de Escuela. Admisores y admitidos.

Esto, ya de por sí, requiere un esfuerzo de subjetivación del tiempo. La de la habitación en el orden generacional.

La E.O.L. se fundó, fue admitida, a partir de la disolución de los grupos o asociaciones que la preexistieron,

Y hoy, no es una isla; y se trata de saber, si los admisores-admitidos de ayer, admiten esta escuela, la nueva, la Escuela Una.

No sólo se trata de aceptación; también es necesaria una subjetivación.

Por lo tanto, hay que volverla a admitir.

Es decir, cómo encontrarse con la episteme y la clínica, de otra manera; a la luz de la recomposición actual de las Escuelas que forman parte de la A.M.P.

Concluyendo, doy mi apoyo al nuevo dispositivo de la Admisión en la Escuela.

La admisión en la EOL

Gabriela Salomon

Mi contribución tiene como eje uno de los puntos candentes en el seno de nuestra Escuela: me refiero a la entrada a la EOL. ¿Qué política para la admisión?

Para responder voy a relatar brevemente lo que fue mi experiencia en el pasaje de adherente a miembro a finales de 2003. Fui convocada por un miembro del Consejo y para mi sorpresa tuve que relatar dos casos clínicos donde pudieran verificarse efectos analíticos, es decir casos donde podían deducirse la puesta en acto del deseo del analista. Luego de esta entrevista hubo una segunda con otro miembro del Consejo que giró alrededor de la política de la AMP y el psicoanálisis en extensión.

Hoy pienso que, en algunos casos, podría recobrarse algo de esa experiencia e incluirla como perspectiva en el dispositivo de admisión de nuestra Escuela.



[1] Boletín AMP 2010 / Nº 6. Cita de Dudy Bleger, en el Informe del Consejo de la AMP, febrero de 2010

[2] Santiago, Jesús. Política de las Admisiones y de la Escuela Una: una modalidad de la pragmática lacaniana. J.J. Nº 88




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COMMUNIQUÉ DE L'AMP

COMMUNIQUÉ DE L’AMP

L’Association mondiale de psychanalyse a la joie d’annoncer la nomination, au titre d’Analyste de l’Ecole, d’Anne Lysy de Bruxelles, membre de l’Ecole de la cause freudienne, par le Jury de la passe de l’ECF.

Nous adressons nos félicitations au nouvel A.E que nous entendrons avec intérêt en avril 2010, lors du Congrès de l’AMP à Paris.

Eric Laurent Lilia Mahjoub

Président de l’AMP Secrétaire de la passe à l’AMP

Debate de la Escuela Una en la EOL - 7 -

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Postal


Debate de la Escuela Una en la EOL - 7 -

Cinco textos se publican en esta ocasión. Sus temas, que abarcan desde una reflexión sobre las enseñanzas del pase, pasando por la función del éxtimo hasta la política de la enunciación y de la posición psicoanalista-psicoanalizante, permiten tener una mirada amplia y diversa sobre el debate en nuestra Escuela.

Las contribuciones publicadas en esta ocasión pertenecen a Irene Kuperwajs, Manuel Zlotnik, Diana Dukelsky, Carlos Rossi y Nilda Hermann.

Dudy Bleger

Por el Consejo estatutario

25 de marzo 2010

Envío de contribuciones a: dudybleger@yahoo.com.ar

Debate Escuela Una-Pase

“Con el pase y la voz”

Irene Kuperwajs

He leído en un reciente texto de Eric Laurent (“El pase-deseo”) que él señala una renovación del deseo de Pase en las Escuelas como también, que para la generación que ya tiene responsabilidades no se trata de no presentarse al pase. Efectivamente, la experiencia del pase y la apuesta por ella es lo que marcan la orientación de una política de Escuela. Esto sucede, a mi entender, en la EOL.

Es desde este “todos con el pase”, que no se confunde con el “todos al pase”, desde el todos y cada uno concernidos por el pase de manera singular que quiero situarme. Una analizante que desea saber qué es un analista, cómo se deviene analista, cómo se produce un analista. Esto lo palpamos en el propio análisis pero a la vez contamos con el dispositivo del pase que Lacan inventó, con la transmisión y enseñanza del AE, que es quien puede dar cuenta de eso.

Ahora bien, de lo que sí podemos dar cuenta los analizantes es de nuestra relación al inconsciente, de qué forma va tomando la relación a la causa analítica, como nos acercamos a eso que llamamos el “deseo del analista”, de cómo nos formamos, de cómo “nos enredamos con la verdad” sabiendo que no es lo mismo “sacarse de encima los amores con la verdad” como decía M. Tarrab en Debate IV. El asunto entonces es pensar de qué modo. ¿De qué modo articular lo libidinal de la experiencia de cada uno con lo colectivo?

El llamado de Miller a que muchas “voces” puedan pronunciarse me parece muy alentador. La voz, como enunciación, solo resuena en el vacío del Otro. Esto me hace pensar en una Escuela Una agujereada, que hace posible que haya resonancias de un decir, en una Escuela que pueda alojar una variedad de subjetividades más o menos analizadas, una Escuela como conjunto de excepciones y de soledades subjetivas.

A lo largo de estos años en la EOL, desde que se puso en marcha el dispositivo y luego de la crisis del 2005, los carteles del pase han realizado varias nominaciones, con AE que a mi entender han podido transmitir sus soluciones singulares. De la variedad de los testimonios hemos podido constatar la relación del estilo y lo real. Esta perspectiva también indica que no hay un modelo de AE aunque haya un “perfil” de AE ligado al “uso” (M. H. Brousse).

Las noches de enseñanza del Pase han convocado a numerosos colegas con deseos de aprender, de saber. Como así también en algunos espacios nos dedicamos a leer y a conversar sobre los testimonios de los AE de la Escuela Una y las distintas versiones de finales de la experiencia analítica que de allí se desprendían.

Podría agregar que a veces el silencio se confunde con la discreción necesaria para que las condiciones sean confiables. La discreción no necesariamente tiene que acompañarse de silencio. Sabemos de la relación entre el silencio y el goce. El goce no habla.

Lo que se me ocurre es simplemente, bienvenidas las voces…, si se trata de trabajar para elaborar los temas fundamentales de la experiencia analítica y que cada uno pueda poner en juego cómo responde a lo real, con su síntoma. En todo caso profundizar el ir en contra del “no quiero saber nada de eso” compartiendo el Uno de la transferencia de trabajo distinta de la identificación, que asegure una transmisión.

La extimidad en la EOL

Manuel Zlotnik

La EOL como bien lo señala Graciela Brodsky[1] es una suma de comunidades, me pregunto si este rasgo se repite en la otras escuelas de la AMP.

Retomando el último aporte de Leonardo Gorostiza[2] en el que propone a grandes rasgos la mediación del lado de la AMP como lo que articula, une, hace existir una identidad, y por otro lado la extimidad del lado de la Escuela Una como la que deslocaliza y reintroduce siempre las diferencias de lo particular, propongo agregar a la extimidad una característica más a las que presenta Leonardo, y que se puede captar, a mi entender, claramente en la EOL, habría que cotejar si también la encontramos en las otras escuelas de la AMP.

La idea es que en la EOL, tomando esta idea de que es una suma de comunidades, el éxtimo si en un caso descompleta, en otro caso propone una orientación alrededor de la cual se ordenan y pueden convivir las distintas comunidades, o grupos, cada uno con sus afinidades y diferencias coexisten alrededor de la transferencia y confianza que experimentan con el éxtimo.

No cabe duda de que eso fue lo que pasó cuando se fundó la EOL, lo que preexistía a esa fundación era la presencia de distintas instituciones que funcionaban de forma independiente, sin la intervención de un éxtimo como Jacques Alain Miller era impensable que muchas de esas instituciones confluyan en una escuela.

Y también ocurre cada vez que se genera una crisis entre los grupos que amenaza a la geografía estable, así a través del éxtimo es como salimos de la última crisis del pase.

¿El conflicto entre las distintas comunidades está superado o se mantiene latente?

A mi entender el conflicto está ahí, asintomático podríamos decir, pero eso no tiene nada de malo puede ser un conflicto fecundo como decía Lacan[3].

¿Y cómo se filtra el conflicto en las generaciones nuevas?

Si bien los más jóvenes tienen sus transferencias y afinidades y por ende también rivalidades, sin embargo el conflicto parece ser menos intenso. Otra será la problemática que tendremos que enfrentar para el siglo XXI, como dice Jacques-Alain Miller: “La escuela no existe en el cielo de la ideas, es una institución que se debate por la causa Freudiana en un mundo efectivamente real”[4]. Un mundo cada vez más real con el tendremos que aprender a desembrollarnos si queremos que el psicoanálisis siga siendo una alternativa frente al malestar en la cultura.

El pase: efectos de trasmisión

Diana Dukelsky

Es esta una oportunidad para compartir algunas vivencias y preguntas que me provoca el pase, corazón de nuestra escuela.

El primer testimonio de un AE es una fiesta, el salón y sus adyacencias se colman, reina un silencio atento, cada uno se deja atravesar por esa experiencia singular con sus dolores, alegrías, reflexiones y un saldo que cada vez vivifica al psicoanálisis.

Si bien hay un automaton -cada nominación lleva a un testimonio- resulta propiamente un acontecimiento, la sorpresa se impone y a la vez conduce a la reflexión sobre los pasos lógicos que permitieron llegar a tal fin de análisis.

Cada nuevo testimonio de un AE es la verificación de que el pase es el núcleo de nuestro psicoanálisis y en consecuencia es natural que las crisis y rupturas en la comunidad se hayan puesto de manifiesto en relación al dispositivo. La crisis que atravesó la EOL fue el ataque de un grupo al dispositivo del pase con el fin de apropiárselo, a sabiendas de que así se apropiaban de lo más valioso que tenemos. Las pasiones grupales de las que hicieron gala eran la negación misma del principio en el que se funda el psicoanálisis y el pase: la singularidad de la subjetividad contraria a todo fenómeno de masa.

Desde que esta invención se hizo manifiesta allá por octubre de 1967, a lo largo de cuatro décadas dio lugar a numerosos conflictos y crisis a la vez que motivó debates interesantes sobre la dirección de la cura y su fin. La puesta a cielo abierto de las elaboraciones de los participantes en el dispositivo responde a la finalidad que le atribuyó Lacan: hacer avanzar al psicoanálisis.

Así como cada primer testimonio resulta una noche de excepción en la escuela, otras noches dedicadas al pase se convierten para mí casi en un automaton donde pocas veces logro aprehender un trozo de saber. ¿La idea se hacer avanzar al psicoanálisis se me habrá convertido en un ideal que me impide atrapar ese poco de saber que intentan trasmitir los integrantes de los carteles y aún los nuevos testimonios de los mismos AE?

Pareciera que la riqueza se agotara en esa primera vez. Descuento la cuota de fascinación que está siempre presente. De todos modos considero que hay una dificultad inherente al tipo de elaboración y trasmisión que requeriría el material recabado en el dispositivo.

Me inclino por este motivo porque hasta ahora, en general, quienes integraron los carteles han sido los mejores de entre nosotros, depositarios de la confianza analítica de la comunidad. Esta tendencia también se registra en los trabajos que nos llegan de otras escuelas, recuerdo las reseñas cuantitativas (cuántos se presentaron, cuántos según sexo, etc.) reñidas con el principio de la singularidad inherente a la subjetividad.

No hay duda que uno por uno los miembros nos enriquecemos con ese algo que cada uno puede atrapar de cada trasmisión. Aún así la aspiración de Lacan de hacer avanzar al psicoanálisis me lleva a preguntarme: ¿sería posible promover otro tipo de elaboración que realice el pasaje del saber en acto que trasmite el testimonio a un saber particular ordenado en torno a lo no sabido, el saber del psicoanalista?

El deseo de Sophie Gayard y su reformulación

Carlos Rossi

A poco de comenzar el debate sobre La Escuela Una en el EOL ya se plantea como un problema de su lugar y su lazo. La pregunta es ¿dónde está? – es íntima o éxtima - y ¿cómo se hace para anudarse a ella? tal como Flory Kruger lo desarrolla en su texto cuando dice que un analista se presenta como miembro de la EOL y la AMP pero no de la Escuela Una. Ahora bien, Leonardo Gorostiza en “La escuela Una y la política de la enunciación”, plantea el problema con claridad: “Los tres debates en curso en las sucesivas ediciones del Journal des Journées (el debate sobre la Escuela Una, el debate sobre el pase y el debate sobre el psicoanalista-psicoanalizante) son tres facetas de una misma y única conversación”…”la gran conversación”[5]

Querría introducir entonces algunas ideas en torno a la cuestión del pase y la política de la enunciación en el marco de esa gran conversación. Un texto de Jacques-Alain Miller, publicado en el Journal des Journées 69, llamado Mirada Atrás pone de relieve inmediatamente la necesidad de una reconfiguración, en el marco Europeo, de la cuestión del Pase. Como estoy convencido, y no hablo de la globalización, de que no hay “problemas europeos” y otros; entiendo que debemos extraer alguna de las preguntas que ahí se formulan. A mi gusto no es un problema nuevo. Ya en El Lugar y el Lazo, Miller da el puntapié inicial para poner sobre el tapete la cuestión de aquello que es y aquello que debe ser, lo ejemplifica con Racine Y Corneille, en que lo que al pase se refiere.

Todo el texto del Journal en su conjunto hacer resonar el tambor de una épica que se despierta luego de un tiempo de ensoñación. Buenos Aires supo de un silencio similar durante algunos años que no fueron hace mucho. Y eso es lo que me resulta interesante en sentido libidinal. El pase formará parte de un campo que incluye la posibilidad de su reformulación. Hemos leído a Miller sosteniendo que es el mismo Lacan (el lo llama Lacan contra Lacan) quien no cesa de reconfigurar su enseñanza. Basta leer cualquier texto de los colegas de la IPA para conocer su opuesto. Entonces, un cierto entusiasmo, por lo menos de mi parte, anima el debate que se ha propuesto. Ahora bien si Miller habla de refundación es porque parte de un stand-by. Es sabido que en Buenos Aires los momentos en los cuales los AE dan sus testimonios son multitudinarios. No siempre ocurre lo mismo cuando se trata de trabajar sobre esos testimonios. En algunas ocasiones los testimonios son tomados como textos sagrados a los cuales no se les puede quitar una coma sin alterar una esencia que va en contra de todo lo que se enuncia en el mismo testimonio. Digo que algunos concurren a la misa del testimonio imbuidos de la tan temida infatuación. Bienvenida entonces la voz pequeña de Sophie Gayard que supo despertar, autorizada de sí misma, el deseo de reformulación.

Genio del inconsciente…saber del analista

Nilda Hermann

Olvido concurrir a mi sesión, algo inédito en un análisis sostenido y en curso desde hace varios años. Al dar cuenta del lapsus me encuentro diciendo “Tenía urgencia por venir a sesión ya que quería supervisar”. Efectivamente tenía un horario, unos días más tarde, para un control.

Lo nuevo es que el lapsus del analizante en-seña del analista que se ha restado del análisis. Si hay pase de analizante a analista ello muestra la heterogeneidad del analista a la posición de sujeto, gay saber.



[1] Brodsky, Graciela, Journal des Journées Nº 76

[2] Gorostiza, Leonardo, el debate de la EOL Nº 1

[3] Lacan Jacques, “Los complejos familiares”, en Autres Ecrits, ed. Seuil.

[4] Miller, Jacques-Alain, “Comentario a la carta de Yves Depelsenaire”, en Selección mensual del Journal des Journées Nº 3.

[5] Texto aparecido en EOL Postal el 11 de febrero de 2010 y que fuera escrito para la reunión del Consejo de la AMP que tuvo lugar en Paris el 30 y 31 de enero. El texto pertenece al documento de trabajo intitulado "Nueva Política Lacaniana".

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