8 de novembro de 2007

Del tratamiento dialéctico de la opinión. JAM

[SLP-Corriere]

Del tratamiento dialéctico de la opinión.
Jacques-Alain Miller


La opinión es un saber, una forma elemental del saber (platonismo de Lacan).
Sobre un objeto dado, cualquiera tiene la opinión propia (al menos una). Las opiniones son naturalmente diversas, serán expresas? Serán tácitas, amordazadas? ¿Afirmarán, vacilarán, expresarán lo contrario? ¿Persitirán, se depreciarán o finalmente se generalizarán? Depende.
Las opiniones que se expresan en una comunidad parlante (1) tienden normalmente a organizarse en contradicciones. Allí existen dos tratamientos posibles de tales contradicciones: estimularlas hasta que se transformen en contrapuestas; pulirlas hasta que resulten compatibles y armoniosas (Leibniz) o que se supriman o se superen por Aufhebung (Hegel).
El primer tratamiento conduce a la separación: exclusión de uno o más individuos; partiendo de una minoría; por añadidura la disolución de la comunidad.
El segundo, por el contrario, refuerza la alienación-identificación al mejor del grupo: las contradicciones animaron una controversia. La controversia demuestra una dinámica, la dinámica se comunica, se extiende y la comunidad vence.
Su vida resulta más presente a sus miembros, más intensa, ella resulta por sí misma un sujeto- supuesto -saber, la causa de un nuevo amor; cambia y se transforma.
Es el mismo sentido de la práctica llamada de la Conversación, instituída hace ya una decena de años en el Campo Freudiano.
¿Es necesario que en ocasión de una elección, se opongan los "programas"?
Esto no estará conforme, me parece, con la dinámica descripta precedentemente respecto de la doxa. Sería preferible que a la elaboración colectiva de un programa por medio de la Aufhebung de la opinión ("orientación") preceda la elección individual de los responsables, de otra manera, la comunidad cesará de ser sujeto (para decirlo rápidamente y por demostrar).
Decíamos es deseable que una comunidad tenga la convicción que el fin del análisis, por ejemplo, no es (no sea) una cuestión de opinión, sino de una elaboración colectiva controlada. ¿Se debe reservar la práctica de la Conversación para momentos privilegiados y raros para resguardar su virtud? ¿O se debe instituir un espacio electrónico permanente de información y debate?
Internet reserva a cada uno un acceso directo a muchos personajes un tiempo inasequible; también la costumbre (Rachida Dati, "nobody", recibida de Sarkozy después de cuatro cartas); los cambios entre miembros (350) podrían ser fluídos y constantes, no excepcionales y armoniosos, o por el contrario ácidos.
Hay sin embargo un pero: la comunicación constante se convierte en insípida, aparece la palabra, ahoga sus poderes en el blablablá. Por lo tanto, no lo sé. Es de discutir.

Jacques-Alain Miller
Paris 15 de octubre de 2007
Traducción Silvia Bermúdez

NB: Me hubiera gustado tener el tiempo para desarrollar “ el arte de las controversias” según Leibniz, comprender mejor el punto de vista de lo utilitario, algunas referencias de la Fenomenología del Espíritu comparándolo con el Contrato Social; evocando el interés de Lacan por el Tratado de la argumentación de Perelman.

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