7 de abril de 2010

Debate de la Escuela Una en la EOL - 9 -

Escuela de la Orientación Lacaniana

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Postal

El pedido de contribuciones por parte del Consejo Estatutario a inicios de marzo llega a su fin ya que el lunes 12 de abril, a las 21 hs., en la sede de la EOL, está prevista una noche de conversación convocada por el Consejo, de cara al Congreso de la AMP y hacia la “Gran Conversación de la Escuela Una”, a llevarse a cabo en Paris. La coordinación estará a cargo de Diana Wolodarsky y Ernesto Sinatra.

La Conversación tendrá lugar partiendo en principio de las contribuciones que muchos colegas aportaron. Las mismas se encuentran publicadas on line, con el título "Debate de la Escuela Una en la EOL", en la página web de la misma.

En este número se publican seis textos de nuestros colegas: José Matusevich, Verónica Carbone, Jorge Bekerman, Graciela Chester, Carmen González Táboas y Sonia Mankoff.

Dudy Bleger

Por el Consejo Estatutario,

6 de abril de 2010.

El buen uso de la Escuela Una

José E. Matusevich

¿Cómo caracterizar lo que sería el “buen uso” de la Escuela Una, es decir, cómo caracterizar aquello de lo que trata este debate crucial? Pregunta que J.A. Miller se hace en el Journal 75.

Quisiera entrar en el debate actual partiendo de lo que sería para mí el buen uso, para eso me parece necesario reflexionar sobre las coordenadas que determinan esa experiencia.

En la Presentación de la Escuela Una, se la presenta como “una experiencia sin fronteras y translingüística que pretende mantener viva la orientación lacaniana en el Psicoanálisis”.

En tanto la Escuela Una pertenece a la AMP, se diferencia de las otras escuelas en lo que son las coordenadas de su experiencia.

Esta Escuela se hace necesaria su fundación pues ya La école de la cause no es la única, están las otras y la AMP.

Este dato no es menor, creo que las experiencias de las escuelas que no son la Una, tienen frontera y por eso su experiencia es esencialmente lingüística.

Si aceptamos las diferencias en las coordenadas de la experiencia de las múltiples y de la Una, podemos deducir el buen uso de la Una de la siguiente manera. La Una en tanto translingüística, recordamos que este término nace con Mijaíl Bajtil, que lo piensa como lo que queda por fuera de la lingüística, en especial el dialogo y la polifonía. La polifonía nos permite pensar en tanto se trata del significante en su sonoridad que entonces ella seria la escuela de lalengua, la del enjambre donde resuenen los significantes, que permitieron a los AE encontrar la forma de saber y hacer con sus síntomas.

Donde se dé el dialogo entre los analistas con el discurso analítico, como el que tuvo Joyce a través de sus escritos con el discurso universitarios, ya que su escritura fue ejemplo de translingüismo, y de sinthome.

Las múltiples en tanto lingüísticas, quiero decir atravesadas por la diferencia que siempre es significante (S1-S2), y con fronteras, aloja el saber y las transferencias, pero por lo mismo no están exentas de las fricciones. Su buen uso es la de alojar el saber que se produce de la experiencia analítica, por sus diversas instancias.

Desde el corazón

Verónica Carbone

Nuevos aires corren y traen la posibilidad de algo más, el acento está puesto sobre la singularidad. Se ve al testimonio en el centro, en primera persona y genera un movimiento analizante. Estos aires nuevos barren a los viejos pero no del todo. A partir de las jornadas del año pasado de la ECF, el Encuentro Americano, se nota un cambio que es refrescante.

Desde el año 2005 (crisis mediante), el mutismo dominaba la Escuela Una. No había producción de los carteles, ni enseñanzas del pase. Un matiz que hoy cambia y va del mutismo al silencio, la palabra se ha puesto en circulación. Una Escuela hace con otras la Escuela Una con el pase, y en ella el dispositivo se encontraba descalabrado.

El Testimonio da la posibilidad a aquellos que nos sentimos concernidos por la causa analítica a tomar la palabra, aún cuando haya cuestiones que queden en silencio. ¿Qué cosas pasan? ¿Podríamos hablar de la “ansiedad de la influencia”? Harold Bloom la toma en relación a la poesía: la influencia es “…una metáfora que implica una matriz de relaciones…” No está mal que las escuelas sean influenciadas, por fuera y por dentro.

Releyendo el contexto en que Lacan realizó aquel pronunciamiento del 9 de octubre de 1967, vemos que la rigidez de la normativa expresada para el Pase estaba influida por el momento concreto de la crisis a la que en ese entonces debía responder.

Al verticalismo de la IPA, que imponía la verdad en la figura de Freud representada por sus vicarios jerárquicos, Lacan le opuso el sujeto supuesto saber.

A la jerarquía, poseedora de las claves de la cura, Lacan las objeta con la obligatoriedad del testimonio, colocando el final al principio.

La exigencia del testimonio conllevaría, tal vez, una petición de principio. Si el testimonio es la explicitación de una experiencia singular, su exequátur[1] obligatorio, coloca a sus titulares como los mejores desmintiendo aquello que se quiso conseguir: la diferencia entre jerarquías y grados.

Entonces, como dice Laurent, en el testimonio, la escucha debería estar atravesada, sin olvidar al corazón.

Lo había escrito Salvatore Quasimodo:

“Acaso el corazón (...) Las palabras nos cansan, /ascienden desde un agua lapidada; / acaso el corazón nos queda/ acaso el corazón. . .”

A esta altura, se hace imprescindible referenciar el pronunciamiento de Lacan a través de la ironización que en la “Teoría de Turín acerca del sujeto de la Escuela” propuso JAM:

“(…) El espíritu del psicoanálisis no es otra cosa que el sujeto supuesto saber y se trata de instituir el lugar en el que se inscriba como efecto. (…)

La Escuela sujeto significa que la Escuela es una experiencia inaugural en el sentido de la experiencia analítica. La Escuela es inaugural en la medida en que ella inaugura un nuevo sujeto supuesto saber y que su historia es una sucesión de fenómenos subjetivos analizables (subrayado de la autora)

En una Escuela todo es de orden analítico (…).

(…) la Escuela debe preservar su inconsistencia como su bien más preciado, como su agalma. En esto ella es una sociedad secreta, invisible al Estado, como el analista mismo es inexistente a los ojos de la ley. No se trata de una clandestinidad buscada, conspiradora, sino del efecto de la estructura lógica de su sujeto supuesto saber (…)”.

Para la Escuela Una es crucial el debate, que entrecruce las diferentes experiencias. Esto hace a la posibilidad de testimoniar de ella, y a aquellos que pasaron por el dispositivo en esa época desaparecida.

Un desaparecido necesita de la palabra para que no sea forcluido en lo simbólico y retorne en lo real.

“La formación verdadera consiste siempre en ignorar lo que se sabe”, había dicho Miller rescatando a Lacan, habría que agregar, “comprometiéndonos a dar testimonio de ello”.

Si es cierto que nuestra clínica es “lo real en tanto imposible de soportar” ¿sabremos los analistas dar cuenta de esto y también escuchar sin categorías personales al otro, sino apostando al deseo de que el testimonio, hoy extendido, tenga un lugar en la comunidad? Resulta imprescindible construir y alimentar el lazo, la relación entre los que compartimos esta causa común.

La Escuela Una y la Internet

Jorge Bekerman

En el Número IX de "El Debate de la Escuela Una" Dudy Bleger recuerda que se trata de "un debate que sin duda traspasa la frontera local en su relación a la Escuela Una y al porvenir del psicoanálisis".

A mi modo de ver Escuela Una y porvenir del psicoanálisis se implican, moébicamente. Intentaré comentar este idea -no demostrarla- a través de dos citas. Ambas forman parte de un discurso del presidente uruguayo, José (Pepe) Mujica, en su campaña electoral[2]:

Cita 1. ... "Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa. Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez. O como los que vieron el fuego por primera vez. Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito... Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición de todos todas las revistas científicas y todos los libros del mundo. Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo..."

Se trata -para la orientación lacaniana, para su Escuela Una- de saber cómo habremos de usar el formidable recurso Internet, habida cuenta que ya está siendo ampliamente utilizado por las orientaciones no-lacanianas, si se me permite decirlo así. Dicho de otro modo, si nosotros seguimos sin usar, o seguimos usando muy parcialmente el recurso Internet, estamos haciendo las cosas fáciles a los que no comparten nuestra orientación.

Debemos anticiparnos a lo que sucederá si nos dejamos estar. ¿Qué puede suceder? Por ejemplo, que la Wikipedia (www.wikipedia.org) acumule definiciones "psicoanalíticas" orientadas por la neurofisiología y su neuro-psicoanálisis, lo que -convengamos- no es precisamente un escenario deseable, aún cuando nosotros mismos ayudemos a montarlo, aún por omisión.

Depende de nosotros que la Wikipedia proponga definiciones orientadas por el psicoanálisis lacaniano. Pero para ello es necesario hacer existir la orientación lacaniana en la Wikipedia. Así como tantos otros recursos inimaginables antes de Internet.

Cita 2. ... "Enseñanza del inglés desde el preescolar... Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo."

Freud, desde su idioma alemán, no logró hacer existir en los Estados Unidos un psicoanálisis digno de su nombre. Tampoco lo logró Lacan, desde el francés.

¿Podrá el idioma "Spanish" lo que no pudieron ni el alemán ni el francés: contagiar la peste psicoanalítica a lo inglés, con el castellano como vector? Sirva como argumento la constatación que, cuando en cualquier lugar del mundo se plantea la interrogación: "¿qué ciudad es la capital mundial del diván psicoanalítico?", la enorme mayoría de respuestas es: ... Si, usted ha acertado!!

La cuestión del idioma inglés me parece crucial de cara al porvenir del psicoanálisis, porque no se trata solamente del inglés como idioma de los Estados Unidos, de Inglaterra, de Australia, etc. El inglés es además, como segundo idioma, instrumento de información y comunicación de miles de millones de seres hablantes. Solamente en China 1300 millones, en India 1000 millones.

Estoy convencido que para construir la Escuela Una y cuidar al psicoanálisis y a la orientación lacaniana es necesario, al idioma inglés, seducirlo con el psicoanálisis. Seducirlo, porque no se trata solamente de una suerte de "match" epistémico, sino de que formato idiomático está en mejores condiciones para capturar la libido movilizada por el dispositivo analítico.

A nivel de la cita

Graciela Chester

Me sumo a esta conversación, de manera un tanto extemporánea. Precisé permanecer unos cuantos días, en el tiempo de comprender. Aclaro que, en absoluto, tiempo concluido.

Parto de los aportes de mis colegas y parto, también, de una especie de tautología.

El debate de la Escuela Una en el seno de la EOL ya es la estampa del espíritu de la Escuela Una, dado que este debate tuvo su precedencia en las Escuelas emplazadas del otro lado del Atlántico

El debate comenzó en la ECF, por el efecto de un enorme malestar, con relación al Pase. Malestar que dejó entrar otras incomodidades. Podría decir –en términos llanos– de manera concreta y operacional.

Mi pregunta es ¿Qué nos lleva a debatir en la particularidad de nuestra Escuela?

¿Se trata –como lo ubica Silvia Ons[3]– de estar empujados por una consigna, en este caso, referente al debate de la Escuela Una?

¿O se trata de lo que retoma Fernando Vitale, de la propuesta de Gil Caroz?

A través de la cita –precisamente- Fernando interpela la creencia que lo acontecido en los litorales transoceánicos no nos concerniría[4].

Se trata de lo uno y de lo otro. Porque entiendo que –a través de la convocatoria– se habría interpretado, no con los enigmas propios de la enunciación, sino a nivel de la cita y de sus enunciados. Encuentro, en la equivocidad que le es propia -¿quién lo dijo?– clima de Escuela Una.

Por eso, no encuentro inconveniente a que sea bajo este modo o el de la enunciación, mientras quede abierta la hiancia del no saber.

Porque, al final de cuentas, no se trata de otra cosa que de un real, el nuestro, el del psicoanálisis.

Porque, al final de cuentas, nos debatimos por no cerrar la pregunta de qué es un analista.

Y, entonces, sugiero que, a la política de la enunciación, le reflotemos la política del bien – decir.

Un lugar silenciado

Carmen González Táboas

Recibo con sumo interés las últimas contribuciones, de Débora Nitzcaner, Luis Tudanca, Beatriz Udenio, Marina Recalde, Lucía Blanco. Por estar el texto a disposición de todos, menciono los excelentes aportes sin citar a los colegas.

1) Sí, me parece mejor hablar de conversación que de debate. Reservar la palabra “Testimonio” a los AE, sin por eso excluir otras formas de testimoniar[5].

2) La Escuela Una es el lugar que tienen en común sus miembros, pero a la manera spinoziana: lo común es lo impropio.[6] Por eso incluye lo real, revela un vacío, excede a lo instituido. La Escuela Una bulle en la Escuela como lalangue en el lenguaje, como el decir -pocas veces atrapable- en los dichos. Mi pregunta es: ¿Cómo pasa la Una al trabajo de Escuela -clínico, epistémico, y político?

3) Punto crucial: Lo real en juego en la Escuela Una remite directamente al dispositivo del Pase. La EOL ha sostenido el Pase, aún suspendido el dispositivo. Hice el Pase en la EOL.[7] Por 2º vez en la Escuela Europea, el año de la crisis del Pase en la Escuela.[8] Esta me parece la ocasión de nombrar uno de los lugares -hasta ahora silenciado,- por donde pasa la Una, la Ella, la mendiga. Pasa a la Escuela cada vez que un sujeto es admitido al dispositivo del Pase y este se pone en función.

4) 26 demandas de Pase, sin duda muchas de ellas efectivizadas en la experiencia, no pueden reducirse a la mención de un número. La experiencia Una, una por una, no se reduce al rasgo repetido; al menos intenta poner en juego el real de cuya singularidad depende la Escuela para estar viva en ese munus (en latín, funciones que conllevan deberes), donde lo social se teje con “el don que se da, no el que se recibe”.

5) Propongo que la condición del pasante, como tal, sea puesta en la luz transversal de la Escuela Una. No será sin iluminar también la función del pasador.

Debate Escuela Una

Sonia Mankoff

Si la Escuela Una es , como dice Leonardo Gorostiza, “la Escuela del pase, la que deslocaliza, la que reintroduce siempre las diferencias creativas y cuyo Uno es el de la orientación y la serie- debería, de manera sostenida, mantener su posición de extimidad, no sólo para cada uno, uno por uno, sino para cada Escuela de la AMP. Cumpliría así con su eminente función: realizar “el sueño de una Escuela conforme al discurso analítico”, cita esta última de J. A. Miller

Entiendo que uno de los ejes del debate es la tensión entre lo uno y lo múltiple, entre la comunidad como aspiración a lo uno y la disparidad. (G. Brodsky Debate EU N* 4)

En la EOL Sección Córdoba de la que formo parte, ese eje se declina con los significantes que hacen a la relación de la Sección a la EOL y la AMP.

La “deslocalización” es uno de ellos, evoca lo “local” y a la vez lo “éxtimo”. Entiendo lo “local”, en este caso, como un rasgo, un contexto particular, una conformación determinada, trozos de una historia que hacen a la singularidad de cada Sección.

Lo local hace tensión, entiendo con localismo, tendencia a la identificación local, endogamia.

La buena tensión entre lo Uno y lo múltiple es a encontrar cada vez , no se logra de una vez y para siempre , por eso reflexionar en este momento sobre la problemática de lo local y la tensión entre no hacerlo desaparecer y a la vez tratar sus posibles efectos de consistencia , es oportuno.

Pienso a la extimidad y la deslocalización, como respuestas distintas a esa problemática que tocan de cerca tanto a la admisión como al pase.

La admisión

En la comisión de admisión de la Sección, de la que formé parte en los dos últimos directorios, se destacó la pregunta de cómo hacer escuchar al Consejo Estatutario la particularidad de la realidad local respecto del número de miembros de la Sección, así como encontrar el buen modo de hacer pasar en cada informe, lo vivo del trabajo ya realizado en la comisión respecto de las entrevistas a los candidatos. Este año con la particularidad de que la comisión ad-hoc del CE realizó una selección de postulantes a quienes volvió a entrevistar.

Entiendo que la extimidad es necesaria para la comisión de admisión, me pregunto si es lo mismo la deslocalización.

Mónica Tores decía tomando la tensión necesaria entre lo uno y lo múltiple “cada escuela tiene que encontrar una solución para lograr que la extimidad esté asegurada.”

En el caso de la admisión, entiendo que la propuesta realizada en la última asamblea de la EOL es un paso en este sentido.

Otro punto a repensar para la admisión es la articulación entre intensión y extensión, a partir de la reflexión de J. A. Miller en el JJ n* 78, retomado por Jesús Santiago en el Debate de la EU n*6 cuando dice En efecto, el postulado propuesto por J.-A. Miller, según el cual el reclutamiento de nuevos miembros por la Escuela deber ser concebido como una práctica del psicoanálisis aplicado es crucial, mismo si está orientada por el hecho de que la categoría de Miembro reenvía al psicoanálisis puro. Él afirma que el problema de las admisiones “es el psicoanálisis aplicado a la constitución y al gobierno de una comunidad profesional, y a las relaciones de esta comunidad con los poderes establecidos en la sociedad, y con el aparato del Estado”. Si la Escuela es un cálculo sobre el porvenir como J. A. Miller la definió, si en el corazón de la escuela está el pase, la admisión y la garantía, el hecho que la Escuela no se desentienda de los semblantes que la época requiere aún en la admisión de sus nuevos miembros, apunta a anudar de otro modo intensión y extensión.

El pase, la deslocalización

Respecto del pase, la deslocalización, pensada como que el pase no es de cada Escuela sino de la Escuela Una, implica contar con la inconsistencia de las escuelas mismas y dar lugar al vacio central en cada Escuela, alrededor de la pregunta ¿qué es una analista?

La posibilidad de presentarse al dispositivo del pase en cualquiera de las escuelas de la AMP me parece que va contra la endogamia grupal y contra el empuje a la comunidad local o localista, también la necesaria heterogeneidad de los carteles del pase y el debate mismo en la Escuela Una. .

Pienso que el deseo de pase es un deseo vivo en nuestra sección.

Respecto al debate sobre las enseñanzas del pase y la conversación sobre el dispositivo, actualmente se lleva adelante en la Sección, una conversación sobre finales de análisis que toca la pregunta cómo se analiza hoy. Y pone a la luz qué concepción del final de análisis tenemos. Este trabajo no agota, desde mi perspectiva, las posibilidades de extraer saldos de saber de la experiencia que las Escuelas tienen ya, después de años de funcionamiento del dispositivo.

El interés despertado entre los miembros de la Escuela y también entre aquellos no miembros que integran carteles por ejemplo, en el debate sobre el pase, me hace pensar en nuevos espacios posibles de trabajo que abonen al lugar central que el pase tiene en la Escuela.




[1] Exequátur: procedimiento especial que conduce a la concesión o denegación de fuerza ejecutiva a una sentencia dictada. Voz con que se designa al pase que da la autoridad civil de un Estado a bulas y rescriptos pontificios para su observancia


[2] Según textos sin referencias más precisas que circularon en Internet. La posible inexactitud de las citas puede ilustrar la diferencia entre verdadero y exacto.


[3] Silvia Ons: Máxima diversidad en la misma unidad. Debate de la Escuela Una 4


2Fernando Vitale: La Escuela Una versus la transformación silenciosa. Ídem


[5] Un intento mío en Querida María, Cuando el psicoanálisis no es un sueño, Bs. As., Tres Haches, 2008; de varios colegas, en el marco de las Jornadas de noviembre en París, y de las últimas Jornadas de la Escuela.


[6] Tudanca, Luis, De lo político a lo impolítico, Bs. As., Grama, 2005, p. 98: “”Imposible formar una clase de los impropios. Sí pueden mezclarse, juntarse, ponerse en común”.


[7] Sobre lo cual fui autorizada a escribir “El Pase en la Escuela” (El Caldero, Nº 68, mayo 1999).


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Pausa

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