27 de fevereiro de 2018

Las externalidades en la psicosis ordinaria*. Lectura de “Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria”, por Alejandro Velázquez


Freud, tuvo un caso de psicosis ordinaria, El
hombre de los lobos. Era psicótico y era
psicosis ordinaria por que presentaba
muchos rasgos de neurótico.
Miller, J-A[1]


El programa de investigación dentro del Campo Freudiano, sobre la psicosis ordinaria,  se inició con una serie de encuentros francófonos. Primero con el conciliábulo[2] de Angers, en julio de 1996, bajo el título “Efecto de sorpresa en las psicosis”; después La Conversación de Arcachon[3], en julio de 1997, donde se abrió el tema de los inclasificables o casos raros tomando como paradigma el caso presentado por Jean-Pierre Deffieux titulado “Un caso no tan raro”; y posteriormente La Conversación de Antibes,[4] en Canes, en septiembre de 1998, que cerró un primer tiempo de una sola investigación sobre la psicosis con la invención de un concepto por Jacques-Alain Miller, el de psicosis ordinaria.

Diez años después y con la proliferación de casos de psicosis ordinaria en la clínica psicoanalítica de orientación lacaniana, como si de un cajón de sastre se tratara, Jacques-Alain Miller hace un retorno con una Conferencia pronunciada en el seminario anglófono, en París, organizado por Marie-Héleène Brousse, con la participación de más de cien personas de distintos países, con el titulo “Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria”.

La psicosis ordinaria no es una categoría de Lacan, es una categoría clínica lacaniana, una creación de Jacques-Alain Miller extraída de “la última enseñanza de Lacan” que es en sí misma un efecto retorno del desarrollo pragmático de la enseñanza durante treinta años del Seminario.

La psicosis ordinaria “no tiene una definición estricta” debido a que todo el mundo es alentado a dar su opinión sobre la definición, igual que sucede con el pase al final del análisis del cual Lacan sólo dio un esbozo con la finalidad de que no lo imitaran, lo que nos recuerda su conocida frase “hagan como yo, no me imiten”.

Miller señala que la neurosis es una estructura muy precisa y cuando no se puede reconocer ningún signo de neurosis en el paciente se puede apostar a una psicosis velada o disimulada tomando en cuenta los pequeños indicios, colocando a la psicosis ordinaria más como una categoría epistémica que objetiva.

Cuatro externalidades

Así mismo, Miller hace servir el concepto de externalidad para referirse al desorden en el sentimiento de vida del sujeto, que es como refiere Lacan a lo que acontece en las psicosis y propone cuatro externalidades: Una referida al lazo social, otra a lo corporal, una tercera a lo subjetivo y la cuarta en relación a la sexualidad.

1. Una externalidad social

En el caso de la externalidad social, Miller matiza de entrada que se refiere a la relación con la realidad social y plantea la pregunta por la identificación del sujeto “¿(...) cuál es la identificación del sujeto con una función social, con una profesión, con su lugar al sol?”[5]. El más claro indicio se encuentra en las relaciones negativas que el sujeto tiene con su identificación, si bien Miller también nos alerta de las relaciones positivas, las identificaciones sociales positivas. Así pues, el campo se organiza en la vertiente positiva y en la vertiente negativa.

Del lado negativo se trata de cuando el sujeto es incapaz de asumir su función social. El sujeto no se ajusta y se observa una desconexión, una desunión. "Cuando el sujeto no se ajusta, no en el sentido de una rebelión histérica, o de la manera autónoma del obsesivo, sino cuando existe una especie de foso que constituye (...) una barrera invisible"[6]. Estos sujetos van de una desconexión a otra, recorrido frecuente en los esquizofrénicos.

En este punto y a propósito de haber hablado de los esquizofrénicos, Miller plantea que la psicosis ordinaria, lo es, la reconocemos y la referimos a la clínica en los casos clínicos, bajo nuestro punto de vista. Una vez llegados a la conclusión de que se trata de una psicosis ordinaria, hay que preguntarse por su clasificación de forma psiquiátrica considerando la clínica psiquiátrica y psicoanalítica clásica. Si se trata de una psicosis ordinaria se puede relacionar con las categorías nosográficas clásicas. De otra manera estaríamos ante una situación de “asilo de ignorancia” y este es el peligro del concepto de psicosis ordinaria que puede convertirse en un refugio para no saber. En este punto, Miller comenta un caso de “paranoia sensitiva de Kretschmer**[7] presentado por Philippe De Georges, en la Conversación Clínica del UFORCA, de 2008, que permitió no ignorar la clínica e invitó a ir más allá.

Del lado de las identificaciones sociales positivas en la psicosis ordinaria nos encontramos con sujetos que tienen una identificación demasiado intensa con su posición social, con su trabajo, también la pertenencia a un club. Elementos que tienen un valor social y también simbólico. Se observa a menudo sujetos que han invertido demasiado en sus trabajos y la pérdida del mismo desencadena su psicosis porque su trabajo significaba mucho para ellos, más que un trabajo o una forma de vida. Este trabajo era su Nombre-del-Padre. En este punto cita a Lacan “el Nombre-del-Padre es el hecho de ser nombrado de ser asignado a una función, de ser "nombrado para" donde el Nombre-del- Padre de hoy es acceder a una posición social.

2. Una externalidad corporal

La externalidad corporal es referida al cuerpo, el cuerpo como Otro para el sujeto, a partir de lo que Lacan decía y que cita Miller “No somos un cuerpo, sino que tenemos un cuerpo”. En la histeria y en la neurosis obsesiva encontramos la experiencia singular de que el cuerpo hace lo que quiere. Miller plantea que en esta externalidad corporal se trata de tener algo más “El desorden más íntimo es esta brecha en la que el cuerpo se deshace y donde el sujeto es inducido a inventarse vínculos artificiales para apropiarse de nuevo de su cuerpo”. El sujeto inventa para poder sostener su cuerpo.

El ejemplo más ilustrativo son los piercings y los tatuajes. La dificultad en estos casos reside para Miller en el hecho que, hoy en día, son un elemento de moda que se utiliza con fines decorativos y se han trivializado. De todas manera su función para apropiarse del cuerpo propio y ser un ejemplo ilustrativo de psicosis sigue existiendo, y encontramos ejemplos en que los tatuajes y los piercings son un criterio de psicosis ordinaria, como dice Miller “cuando parece que para el sujeto es una forma de atarse él mismo a su cuerpo”.

Nos dice Miller que un tatuaje puede ser un Nombre-del-Padre en la relación que el sujeto tiene con su cuerpo. La diferencia con la histeria sería la tonalidad, tienen un tono distinto y el exceso. Además la histeria estaría dentro de los límites de la neurosis, limitada por el menos-phi -φ. Mientras que el psicótico ordinario estaría en relación con el infinito en la falla que tiene con su cuerpo.

3. Una externalidad subjetiva

Por lo que respecta a la externalidad subjetiva se trata del Otro subjetivo. Miller plantea que la mayoría de las veces esto lo encontramos en la experiencia del vacío, de la vacuidad, de lo vago. No se trata del vacío que podemos observar en  la neurosis. Se trata de un vacío de una naturaleza no dialéctica. Miller añade que se trata de una fijeza especial de este indicio.

En la externalidad subjetiva también encontramos una fijación a una identificación con el objeto a como deshecho. Se trata de una identificación real porque no utiliza la metáfora. Como dice Miller "(...) es una identificación real ya que el sujeto va en la misma dirección a realizar el deshecho en su persona".

Finalmente, el sujeto puede defenderse de ello con un manierismo extremo. Así tenemos dos extremos: uno hacia el deshecho  y otro hacia un manierismo extremo.

4. Una externalidad sexual

Miller introduce de manera discreta al final del texto la externalidad sexual, haciendo referencia a que “no hay vida sexual típica”; sin embargo, el trabajo de investigación del Campo Freudiano durante todos estos años ha podido dar cuenta de experiencias extrañas en la vida sexual de algunos sujetos como los casos presentados en la Conversación Clínica de Barcelona bajo el titulo “El amor en la psicosis”, en 2002, del cual se publicó un libro[8].

En “El amor en la psicosis” se encuentran diversas estimaciones de vivir la sexualidad en los hombres, existe un empuje-a-la-mujer a través del acto sexual, una sexualidad que permite reapropiarse del cuerpo o en ocasiones un cuerpo fragmentado, etc., sin tener nada especifico más que simplemente la búsqueda del “desorden en la juntura más íntima del acto sexual”.

A modo de conclusión

La psicosis ordinaria pone en evidencia “el desorden en la juntura más íntima del sujeto”, por lo que es importante detectar los pequeños indicios antes de que se manifieste un desencadenamiento.

Por eso hay que señalar que “la psicosis ordinaria es un programa de investigación” que no deja de escribirse y nos convoca a seguir trabajando en cara al próximo XI Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, bajo el titulo “Las psicosis ordinaria y las otras bajo trasferencia”,  que se llevará a cabo en la ciudad de Barcelona, del 2 al 6 de abril, de 2018.



[1] Ibíd., p. 27.
[2] Según el diccionario María Moliner un conciliábulo es una reunión de gente para tratar reservadamente una cosa, generalmente no lícita o en perjuicio de alguien.
[3] Miller, J-A y otros, Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, Paidós, Argentina, 1999.
[4] Miller, J-A y otros, La psicosis ordinaria, Paidós, Argentina, 2003.
[5] Miller, J-A, Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria, Freudiana 58, RBA, Barcelona, 2010, p. 18.
[6] Ibíd., p. 18.
**“Lacan vislumbra en el libro El delirio sensitivo de referencia un puente esperanzador entre la psiquiatría clínica y la investigación psicoanalítica”, El delirio sensitivo de referencia, Ernst Kretschmer, ed. Triacastelaen, España, 2000, p. 366.
[7] De George P., El otro será siempre una amenaza, en Cuando el Otro es malo, Miller, J-A y otros, Paidós, Argentina, 2011, p. 51-59.
[8] Miller, J-A, El amor en la psicosis, Paidós, Argentina, 2006.

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