En la web encuentran Papers N° 6 Los confines de la caridad freudiana La resonancia de un nombre (2ª parte) Leonardo Gorostiza El alcance de una contingencia Supongo que muchos de ustedes recordarán que en testimonios anteriores hice mención al rasgo de goce detectado en quien fue mi analista y que condicionó mi demanda. Me refiero a lo que llamé "una voracidad sin medida", voracidad que la experiencia analítica finalmente me condujo a reconocer como mi propio goce sinthomático. Supongo que tal vez también recuerden que relaté cómo, durante las entrevistas preliminares, un breve sueño - el sueño de un globo ocular suelto, desprendido- vino a indicar el emplazamiento en transferencia del núcleo elaborable del goce, bajo una de las substancias episódicas, privilegiada en mi caso, pero no la única: la forma escópica del objeto a. También supongo recordarán que relaté cómo la fantasía del "enojo desmesurado" de mi analista, reiterada a lo largo del análisis, encontró en este emplazamiento del objeto su fundamento, a través del equívoco que surge en español al separar las dos sílabas de la palabra "enojo", es decir, "en - ojo". Finalmente, quizás también recuerden que destaqué cómo este sueño ya indicaba, desde el inicio mismo del análisis, que el ojo es lo que viene a "calzar" justo en la "hendidura" del Otro. Es decir, la fórmula que pude construir de la escena fundamental y que el año pasado también relaté antes ustedes. Ahora bien, ¿qué es entonces lo que ocurrió y que hizo posible, antes de la entrada, que el goce de la desmesurada voracidad encontrara una derivación, una articulación con ese semblante de ser: ser el ojo que calza en la hendidura del Otro? | | Lectura on-line recomendada Esto es un bastón por Jean-Louis Gault CRÓNICA CHINA, en LQ 84 del 9 de noviembre del 2011 Hospital psiquiátrico de Qingdao La paciente vista el martes 25 de octubre, fue presentada por su médico, el Dr. Dong Jicheng. Se trataba de una joven de 22 años, atendida en el servicio desde hace tres años. Fue su madre quien la llevó al hospital. Se inquietaba por el estado de su hija, desde que había terminado el bachillerato para emprender los estudios superiores. Su hija había perdido el sueño, rompió todo contacto con los extraños, sospechaba que sus compañeros se burlaban de ella, a veces hablaba y reía sola. Se había concluido con un diagnóstico de esquizofrenia y se le prescribió un antipsicótico, pero el tratamiento no le había aportado ninguna mejoría, y al cabo de algunos meses la paciente había dejado de tomar sus medicamentos. Un poco más tarde consulta de nuevo, acompañada por su madre. No duerme, está ansiosa y prosigue siempre en sus pensamientos. Piensa que su cuerpo no funciona bien, en tanto que su espíritu sufre una gran presión por sus estudios y no los continúa. Se le propone otro tratamiento, que no tiene mejor efecto que el primero. Se reconsidera entonces el diagnóstico, se interpretan sus fenómenos como pensamientos en el registro obsesivo, se le prescribe un antidepresivo y un ansiolítico. Tampoco hay resultados. | | Los invitamos a ver Un magnifico video en Homenaje a Lacan por parte de la ELP http://player.vimeo.com/video/32538113?autoplay=1
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