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Journées d’Études 2007
NOTRE SUJET SUPPOSÉ SAVOIR
Ses incidences cliniques, ses enjeux politiques
COMMENT FINISSENT LES ANALYSES
6 et 7 octobre 2007
Paris, Palais des Congrès
Nuestro sujeto supuesto saber
Jacques-Alain Miller
Intervención en las Jornadas de estudios de la ECF 2006, en el curso de las cuales Jacques-Alain Miller presentó el tema de las próximas Jornadas. Trascripción y notas de C. Bonningue.Esta es mi proposición para el año próximo, que es ya más que una proposición, puesto que me visto llevado a presentarla ayer por la noche en un cenáculo más restringido, la asamblea general de la Escuela de la Causa freudiana, y esta proposición tuvo un recibimiento favorable, e incluso, estimuló el comienzo de lo que se llamaba, en su momento, un brain storming. Voy a dar simplemente el título y hacer algunos señalamientos con respecto a esta cuestión. Propongo para las Jornadas de estudio de 2007 el titulo: "Nuestro sujeto supuesto saber". He dado ayer por la noche un muy breve esbozo, distinguiendo primeramente varios sujetos supuestos saber.1
Tres sujetos supuestos saber…
El primer sujeto supuesto saber que encontramos en el análisis es aquel que viene a buscarnos, el analizante en esperanza. Es al menos supuesto saber – y nosotros esperamos que nos informe de ello – lo que lo lleva a nosotros. Le damos de entrada la palabra, haciéndonos nosotros, página en blanco, tabula rasa. El análisis es a este respecto primeramente un ejercicio de olvido. Tenemos, señalaba Freud, que olvidar cuando llega un caso nuevo, lo que sabemos de los otros casos, este olvido es la condición para que sepamos acoger lo que cae enfrente, puesto que es la etimología del término caso, casus, lo que cae. Bion dice, a su manera, que le toca al analista olvidar todo, e incluso, cada sesión pasada, que debe ser nueva en cada encuentro. Lacan dice, en su propio lenguaje, que la pasión que nos anima es la de la ignorancia – hacer como si no supiéramos. Esta ignorancia es la condición para que el sujeto supuesto saber pueda instalarse en la sesión analítica.El analista es él mismo sujeto supuesto saber – es el segundo sujeto supuesto saber. Si no lo fuera, uno no se entregaría a él. Es supuesto saber al menos lo que quiere decir verdaderamente la confidencia del analizante, es decir es supuesto saber interpretar, digamos, para hablar en latín, responder al casus de las formaciones del inconciente por el saltus, el salto de la interpretación. Este salto de la interpretación es por otra parte central en el ejercicio llamado de control: cuando hay que saltar sobre las palabras analizantes para hacerlo a sabiendas y tener los efectos que se esperan? Este salto de la interpretación engendra una significación que podríamos articular de este modo: tú, analizante que eres supuesto saber, tu no sabes lo que dices. Podríamos ubicar allí la función de lo que llamamos las entrevistas preliminares, introducción del analizante a esta modalidad freudiana de la enunciación que llamamos la asociación libre, y que consiste en desanudar palabra y saber, mediante lo cual la palabra viene a anudarse al goce, el goce, sí , de hablar en análisis, este nudo de palabra y goce incluye el "no sé lo que digo". Por las entrevistas preliminares, el analizante accede al régimen del "yo no se lo que digo y lo digo de todos modos".Este "yo no se lo que digo" implica la posición de inconciente como una potencia de cifrado – tercer sujeto supuesto saber -, que a la vez opacifica la intención de decir y al mismo tiempo la desdobla. En el interior de lo que digo claramente, otra cosa quiere decirse en la oscuridad, cifrada. Es la posición del inconciente que he llamado hace tiempo "El inconciente interprete" 2 Podemos incluso decir que "el inconciente interpreta" es lo que se transfiere sobre el analista. Es tomar aquí, conformemente a las indicaciones de Lacan, la transferencia como una transferencia de saber.
… que hacen una estructura
Nosotros ponemos, por lo tanto al sujeto supuesto saber en plural. Admitimos que hay tres en juego en la sesión analítica, permitiéndonos de este modo desarrollar que la primera suposición es imaginaria, la segunda simbólica y la tercera real. Pero, a decir verdad, no hacen más que uno. Estos tres sujetos supuestos saber constituyen una estructura, la estructura de lo que llamamos la sesión analítica, puesto que el psicoanálisis se administra y se experimenta bajo el modo de la sesión.Que comporta esta estructura? Podemos dar razón, en el nivel más elemental del discurso de la cadena significante, por la ruptura introducida entre S1 y S2 – un significante primero y un significante segundo-, esta ruptura entre los dos deja al primer significante en falta de interpretación. La interpretación no viene más a apagarse en el segundo significante, el saber explícito, sino que ella va hacia el infinito, y es la raíz del fenómeno dicho interpretativo en la psicosis. En psicoanálisis – recordemos que Lacan, al comienzo de su enseñanza o un poco antes, hablaba del psicoanálisis como de una "paranoia dirigida" 3, le toca al analista enmarcar el eco de verdad que suscita el significante primero dejado solo, lo que pone también al saber en posición de verdad. Es lo que se produce en este atravesamiento del sujeto supuesto saber que es una cura analítica: las emergencia de verdad se acumulan en saber, un saber paradojal, estructuralmente supuesto, es decir imposible de explicitar. Esto define la condición de posibilidad misma del ejercicio psicoanalítico. Para que haya psicoanálisis, tiene que ser lícito, permitido, y es lo que choca a los poderes establecidos de otros discursos-, atentar contra el significante amo, hacerlo caer, revelar su pretensión a lo absoluto, como un semblante, y sustituirlo en su lugar por lo que resulta del embrague del sujeto del inconciente sobre el cuerpo es decir lo que llamamos con Lacan el objeto a. Cuando da su plena potencia, el psicoanálisis hace, para un sujeto vacilar todos los semblantes 4, y organiza su deflación metódica, incluso el semblante del que procede como sujeto supuesto saber, puesto que ese sujeto supuesto saber al final de un análisis, luego de haber servido, viene a desvanecerse. Lo que libera un signo de apertura, quizá de inventiva o de creatividad, que está a contrapelo de la sentencia del festín de Baltasar. Lo que emerge en el mejor de los casos es un signo que dice: "No todo está escrito"
Una objeción al amo contemporáneo
Nuestro arte del sujeto supuesto saber hace objeción al discurso contemporáneo del amo, en la medida misma en que su discurso de ahora en más – es un desplazamiento en relación con el amo tradicional – toma sus bases del saber puesto en posición de semblante absoluto. Es esto lo nuevo, porque ahora, de este saber semblante absoluto, sentimos el peso, la presión, la insistencia. El saber semblante absoluto es este saber cifrado, numérico, por el cual estamos siendo sitiados. Se interroga en nuestros días incansablemente, y en todas partes, al sujeto supuesto saber, para hacerlo, si puedo decirlo así, escupir números. Piensen por ejemplo en la pasión de las encuestas, máquina de extraer cifras a partir de la opinión solicitada declararse, y supuesta declararse a sabiendas, con conocimiento de causa. O incluso, los cuestionarios – que están en todas partes, y primeramente los cuestionarios comportamentalistas, behavioristas – no tienen otro principio más que la opinión supuesta transparente a sí misma. El cuestionario, ya induce una autoevaluación individual que supone, que en sí misma constituye una negación del inconciente. Ocurre lo mismo con la epidemiología en salud mental, cuya máquina numérica, que puede ser extraordinariamente compleja, no hace sino tratar autoevaluaciónes – es esto lo que está en la base. La medicina misma está sujeta al sujeto supuesto saber numérico: basta una gota de sangre para extraer de allí valores numéricos. Lo mismo ocurre en política cuando prevalece la democracia: se cuenta en primer lugar las opiniones para hacer encuestas, y luego, cuando se pasa al acto, si puedo decirlo, se cuentan los votos, y el resultado hace ley. El sujeto supuesto saber democrático es supuesto hacerse escuchar. La democracia, que es desde siempre la ley del número, funciona en un régimen de sujeto supuesto saber completamente opuesto al nuestro, este régimen del sujeto supuesto saber busca investir el nuestro, asediándolo. Tuvimos hace algunos años, el ejemplo en California, donde se impone una suerte de nueva versión del método de Ferenczi donde le paciente exige la igualdad democrática con el analistas: si les cuento en lo que me concierte, ustedes también tienen que contarme loque les concierne.5 No es fácil de practicar el psicoanálisis bajo condiciones democráticas. Es la cuestión. La pregunta está planteada al analista: quien te hizo rey? Quien te ha hecho analista? Esto, por otra parte, se me presentificó muy recientemente por un llamado telefónico. Del otro lado de la líneas, una voz encantadora, me decía: yo fulana de tal, jurista de la Alta autoridad de Salud. Puede darme los textos legislativos que concierne al psicoanálisis? Como es que se instala un analista? Le pedí un momento para recomponerme y respondí con un mail, constando que no había legislación específica concerniente al psicoanálisis, y que estaba en curso un decreto de aplicación, pero encontraba algunas objeciones, y que los analistas estaban formados en asociaciones desde 1901, y que, entre estas asociaciones, había al menos una que estaba reconocida de utilidad pública – vemos por ejemplo para que servirá.
Una opacidad necesaria
Hemos entrado en la guerra. Entramos – tuvimos que darnos cuenta de ello – en una guerra del saber, una guerra entre los sujetos supuestos saber. Está nuestro sujeto supuesto saber y está el de ellos. Y la apuesta es vital para nosotros, puesto que el sujeto supuesto saber, es el nombre del inconciente en tanto que transferencial. No hay primero el inconciente y luego la transferencia. La posición misma del inconciente, su posición operatoria, se sostienen en la transferencia como transferencia de saber. Freud, que ciertamente tenía una interpretación realista del inconciente, reconocía sin embargo que el inconciente es por estructura una hipótesis, una suposición. la palabra alemana de la cual Freud se sirve es Annahme -, y correlativamente Lacan dice del síntoma que es una creencia, que no existe sino por creer en él, como el inconciente no existe sino por suponerlo. Cuando el amo de nuestros días, exige transparencia y registro, que podemos alegar sino la opacidad necesaria a nuestra práctica, y que el inconciente que es sino una ruptura del registro, algo que despista, o como decía Lacan una equivocación? Y bien, la dominancia desprecia la equivocación. Sabemos que muchos analistas ya han cedido al espíritu de los tiempos, gritando a voz en cuello que el inconciente freudiano tenía una realidad registrable a nivel neuronal –se espera ubicarlo en el IRM. Es a nuestros ojos una vía de perdición donde el inconciente, por supuesto, está escamoteado de entrada. El año próximo, nos tocará a nosotros demostrar el uso que hacemos en nuestra práctica del sujeto supuesto saber, para conducir al sujeto analizante a encontrarse en el confuso montón en que consiste como sujeto del inconciente. Será por lo tanto la exposición de nuestra clínica, clínica del saber y del síntoma, caminando entre hipótesis y creencia, donde el secreto en que se oculta el saber supuesto deviene agalmático, entonces, allí el objeto saber está supuesto incluido en el análisis. Es, será el año próximo nuestra respuesta a los impasses de la civilización que Freud había anunciado con su estudio sobre el malestar. Somos nosotros los depositarios y los agentes del sujeto supuesto saber concebido por Freud, articulado como tal por Lacan, y que es hoy puesto al trabajo en la Escuela de la Causa Freudiana como en la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Nos retorna, este sujeto supuesto saber, por asumirlo, por protegerlo, por desarrollarlo, y esto no ocurre sin duda sin amarlo un poco. (Traducción: Silvia Baudini) .
Jacques-Alain Miller -La lettre mensuelle n° 254 - janvier 2007
1 J.-A. Miller hace referencia a la Asamblea general de la ECF que se realizó la víspera por la noche, en ocasión de la cual debatió con algunos colegas sobre el tema de las Jornadas 2007, entre los cual citará, especialmente en el orden: Gilles Chatenay, Bernard This et Carlo Vigano.2 Cf. Miller J.-A., « L’interprétation à l’envers » (1995), La Cause freudienne n° 32, Paris, Navarin/Seuil, 1996, p. 7-13.3 Lacan J., « L’agressivité en psychanalyse » (1948), Ecrits, Paris, Seuil, 1966, p. 109.4 Les Journées de l’ECF 2000 se realizaron con el titulo " Cuando los semblantes vacilan" ; cf. La Cause freudienne n° 47, Paris, Navarin/Seuil, 2001, así como el documento preparatorio para las Jornadas " Cuando los semblantes vacilan"5 Cf. Miller J.-A., « Contre-transfert et intersubjectivité » (2002), La Cause freudienne n° 53, Paris, Navarin/Seuil, p. 7-39
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