November 15, 2009 From today's New York Times, available at http://www.nytimes.com/
When Sartre Talked to Crabs (It Was Mescaline)
In a conversation in 1971 with John Gerassi, a political science professor at Queens College in New York, Jean-Paul Sartre recalled an experience with drugs in 1929 while attending the École Normale Supérieure, where he met Simone de Beauvoir, also known as Castor. “Talking With Sartre: Conversations and Debates,” a selection of interviews from the ’70s, is being published this month by Yale University Press. Here is an excerpt from Harper’s:
Sartre: ... I ended up having a nervous breakdown.
Gerassi: You mean the crabs?
Sartre: Yeah, after I took mescaline, I started seeing crabs around me all the time. They followed me in the streets, into class. I got used to them. I would wake up in the morning and say, “Good morning, my little ones, how did you sleep?” I would talk to them all the time. I would say, “O.K., guys, we’re going into class now, so we have to be still and quiet,” and they would be there, around my desk, absolutely still, until the bell rang.
Gerassi: A lot of them?
Sartre: Actually, no, just three or four.
Grassi: But you knew they were imaginary?
Sartre: Oh, yes. But after I finished school, I began to think I was going crazy, so I went to see a shrink, a young guy then with whom I have been good friends ever since, Jacques Lacan. We concluded that it was fear of being alone, fear of losing the camaraderie of the group. You know, my life changed radically from my being one of a group, which included peasants and workers, as well as bourgeois intellectuals, to it being just me and Castor. The crabs really began when my adolescence ended. At first, I avoided them by writing about them — in effect, by defining life as nausea — but then as soon as I tried to objectify it, the crabs appeared. And then they appeared whenever I walked somewhere. Not when I was writing, just when I was going someplace. ... The crabs stayed with me until the day I simply decided that they bored me and that I just wouldn’t pay attention to them. And then the war came, the stalag, the Resistance, and the big political battles after the war.
In Sartre’s play “The Condemned of Altona,” a character sees a future in which a race of crabs sits in judgment of humanity.
NOTA PERIODÍSTICA (español)
15 de noviembre de 2009
Cuando Sartre habló con los cangrejos (era Mezcalina)
En una conversación en 1971 con Juan Gerassi, profesor de ciencia política en el Queens College en Nueva York, Jean-Paul Sartre recordó una experiencia con las drogas en 1929 mientras atendía a la École Normale Supérieure, donde conoció a Simone de Beauvoir, también conocida como Castor. "Hablando con Sartre: conversaciones y debates," una selección de entrevistas a partir de los años 70, está siendo publicada este mes por la Yale University Press. Aquí presentamos un extracto de Harper:
Sartre: ... Terminé teniendo una crisis nerviosa.
Gerassi: ¿Usted se refiere a los cangrejos?
Sartre: Sí, después de que tomara mezcalina, comencé a ver cangrejos alrededor de mí todo el tiempo. Me perseguían en las calles, en clase. Me acostumbré a ellos. Me despertaría por la mañana y diría, "Buenos días, mis pequeños, ¿cómo durmieron?" Hablaría con ellos todo el tiempo. Les diría, "Bueno muchachos, vamos a entrar ahora a una clase, entonces debemos estar quietos y callados," y ellos estarían allí, alrededor de mi escritorio, absolutamente quietos, hasta que sonara la campana.
Gerassi: ¿Muchos de ellos?
Sartre: Realmente, no, apenas tres o cuatro.
Grassi: ¿Pero usted sabía que eran imaginarios?
Sartre: Oh, sí. Pero después de que acababa la escuela, comencé a pensar que me estaba volviendo loco, así que fui a ver a un psiquiatra, un individuo joven entonces con el que hemos sido buenos amigos desde ese entonces, Jacques Lacan. Concluimos que se trataba de miedo a estar solo, miedo de perder la camadería del grupo. Usted sabe, mi vida cambió radicalmente de mí siendo uno de un grupo, que incluyó campesinos y trabajadores, así como intelectuales burgueses, a éste siendo yo y Castor. Los cangrejos realmente comenzaron cuando mi adolescencia terminó. Al principio, los evité escribiendo sobre ellos - en efecto, definiendo la vida como náusea - pero entonces tan pronto como intentaba objetivarla (hacerla objeto), los cangrejos aparecieron. Y entonces aparecían siempre que caminaba a alguna parte. No cuando estaba escribiendo, solo cuando iba a alguna parte. ... Los cangrejos permanecieron conmigo hasta el día en que simplemente decidí que me aburrían y que no les prestaría atención. Y entonces la guerra vino, el stalag, la Resistencia, y las grandes batallas políticas después de la guerra.
En la obra de Sartre "El condenado de Altona," un personaje ve un futuro en el cual una raza de cangrejos se apropia del juicio de la humanidad.
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Respuesta a la Nota
La a-jema y el Amor
Resulta muy interesante encontrar similitud, mientras se traduce la nota del periódico enviada por el amable colega, entre lo escrito por el periodista y lo visto en la película "Distrito 9".
En ella un grupo de extraterrestres desplazados (desTerrados, emigrantes forzados) llegan a la Tierra en absoluta posición de vulnerabilidad. ¿Qué hacer con esos seres, minusválidos, que no atacan? Tienen Derechos. Se trata entonces de restituirles un estatuto de dignidad respecto de cierto estado de "animalidad" supuesto.
Así, lo que ha venido de afuera es incorporando en la ciudad, puesto en un área diferencial, integrado en el marco social y separado con alambres. "Todo bien".
Pero… Son un problema, siendo su hambre voraz, nada instintual. Se juntan en tráfico, por supuesto sexual, con cierto "estiércol social", hay que moverlos, es la intervención, la política, control preventivo.
Pero como el tema no es ajeno a nuestra especie, se da el "accidente", evento que abre lo que es trauma claramente de estructura, real: que aquello siniestro que en la mano del hombre comienza a emerger no le es ajeno, y que ese "trozo de crustáceo" que se deja ver no puede extirparse: hace su ser de goce, ominoso, luego más familiar, haciendo al sujeto ya en otro grupo, habiéndose lo extra_terrestre (extra realidad) hecho evidente como éxtimo, "a-jema": aquella ajenidad más íntima.
¿Cómo amar, cómo hacer lazo desde allí? Hasta nueva señal, y en uso de tenazas, construye este Ente la Bella Flor, esa que contiene a-jema bañada en Don, flor que dispone ahora en la puerta y para manos de su Amada. Es, a mi modo de ver, el Lazo cuando, como sabemos, lo que hay es no Relación.
Astrid Álvarez de la Roche
Nel Bogotá
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Traducción al español: AAdelaR
Originaldel texto sobre Sartre en New York Times, disponible en http://www.nytimes.com/2009/11/15/weekinreview/15grist.html?_r=1&scp=2&sq=sartre&st=cse
Enviado por la lista Lacanian-Orientation-US (Lacanian-Orientation-US@yahoogroups.com )
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