Sublimación poética del nazismo:
Alain Badiou y lo político-amoroso en Heidegger
Marco Mauas
El libro que viene de aparecer de Alain Badiou y Barbara Cassin “Heidegger -Le nazisme, les femmes, la philosophie” (Fayard, Paris, 2010), está escrito y hablado en un estilo poético, sublimado. Es la exquisita sublimación poética del nazismo de Heidegger.
Ello intersecta bien con el “lacanismo poético” de Badiou y Cassin. Lacan resulta útil cuando hay que explicar lo que es la feminidad desde la perspectiva de un filósofo, acentuando que se trata de un gran hombre, donde los acentos de su grandeza están entre líneas. Hay que sentirlos. Tocarlos. “Yes. Fetch it. Touch it. He did.1” Las obras de arte hay que sentirlas, experimentarlas, tocarlas. Un gran hombre, habría que concluir de este libro, es aquel que logra hacernos olvidar, gracias a la dulzura de los sentidos, cuán canalla fue cada día de su vida. El gran hombre como sublimador de la canallada.
Vivimos una época sorprendente, hay que decirlo! Freud es acusado de incestuoso, y en el mismo suspiro, en la misma librería, uno junto al otro, el nazismo de Heidegger es sublimado poéticamente. La enseñanza del gran hombre Heidegger se puede captar en los detalles de su correspondencia amorosa. A Elfriede, su mujer, le escribe “Ma chere petite ame”. “Mein liebes Seelchen”2. Es importante la cita en alemán. Este “petit” es “un rasgo de la época”3. El mismo Sartre--gran hombre--no utilizaba acaso esta palabrita, también? “Ma chere petite fille.” “Ma chere petite Pollack”4. Delicadeza de la cita poética. Enseguida Heidegger el gran hombre nos revelará , gracias a la versatilidad de este texto, cómo con otra mujer puede ser mucho más hombre todavía. Leamos: “Sin ninguna duda en el honor de Heidegger (sic) que nada que se acerque a esta clase de paternalismo pícaro no esté presente en sus cartas a Hanna Arendt , aún y sobre todo cuando la describe :
“La joven que, vestida de un impermeable, y la visera de su sombrero bajando la guardia frente a sus ojos de los que acentúa la mirada velada con una quietud soberana, cesta joven que franqueó por primera vez el umbral de mi escritorio.5” “Este amor--explican los autores-- fue rebelde a toda comprensión a partir de lo Pequeño”6 (sic, “Petit” con mayúscula).
Arendt, por su parte, definiría el nazismo de Heidegger en una carta a Jaspers como “una desviación profesional”. Ninguna cosa sublime. Tampoco una denegación. Un poquito más los pies sobre la tierra, quizá no mucho. Lo bastante como para inspirar una pausa en el medio de los delirios filosófico- intelectuales de extrema izquierda.
Elzbietta Ettinger, sobreviviente de la Shoah, autora de una biografía de Arendt, resume en una frase la dificultad de la cosa--ni “Petite” ni grande, para los americanos, supuestamente. Pero se trata de “otra cosa”. Es una mujer, evidentemente, quien habla. No hay gran canalla que no pueda ser visto, a veces, alguna vez, así, de repente y simplemente como un pequeño hombre, desde la perspectiva de una mujer. Ella dice;
"No person who knows about love and passion will consider Arendt's forgiveness of Heidegger unusual," she said. "Americans have great difficulty understanding passion. When I discuss 'Anna Karenina' with my students, they can't understand why Anna gives up a loving husband, a beautiful home and a wonderful child for this jerk of an officer. I tell them to read 'Manon Lescaut' or D.H. Lawrence's 'Women in Love.' Then they understand. Love is irrational. There is nothing we can do about it."7
Los americanos?
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