BORDES
No. 16
8 de Agosto de 2013
Boletín de la NEL hacia el VI Encuentro Americano de Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana
XVIII Encuentro Internacional del Campo Freudiano
HABLAR CON EL CUERPO
LAS CRISIS DE LAS NORMAS Y LA AGITACIÓN DE LO REAL
Buenos Aires, 22 y 23 de noviembre de 2013
En este boletín
- Editorial.-Johnny Gavlovski E.
- Garabateando.- Manuel Kizer
- El estatuto del dolor para el psicoanálisis.- Liliana Bosia
EDITORIALQuelle est ma vérité à moi?
Si tu la connais, dis-la moi.Je suis perdue.Regarde- moiRegardez-moi: je sus vide.C'est la quiétude qui me manque.Marguerite Duras"C'est tout"
Desbroza camino, arte. Desbrózale la senda al psicoanálisis. Tal pareció ser el pensamiento de Lacan al leer a Marguerite Duras. Desbrozar como quitar hiedra que obstaculiza los pasos. Como aquella con la que Daphne Du Maurier inicia su magistral "Rebecca" para dar cuenta del olvido sobre el cuerpo de un hogar, de un amor, de un pasado, de una mujer.
Huellas de hiedra sobre la pared, huellas de humedad y hiedra, trazos como las gotas de lluvia sobre la nieve de Siberia. Lacan los ve desde el avión. Lacan los ve en la lectura de Duras. Lacan los ve la littre desde Joyce. Restos. Garabatos. Da Vinci los entendió en las nubes y en la hiedra también. Jugaba a nominar, jugaba a crear. Restos, huellas, garabatos, quizás lalengua… Kizer nos acerca hoy desde sus cintemas, y Bosia nos habla del dolor. Del dolor en el cuerpo. Dolor dijo también Duras: "...Me he encontrado ante un desorden fenomenal de pensamientos y sentimientos que no me he atrevido a tocar y comparado con el cual la literatura me ha avergonzado". Y dolor que también garabatea el artista platico que ilustra este BORDES: Rourke van Dal, pintando con trazos, el dolor, ora sobre el lienzo, ora sobre las heridas de la ciudad, sobre sus paredes, sus esquinas, sus recodos, trazos como restos de la humedad de la hiedra, arrancada, y cuyas huellas, muestran la piel desnuda, la piel que habitamos, ese cascarón llamado ciudad.
También Arciniegas y Cardona nos acompañan para hablar de otro cuerpo, el descrito por Cors en números anteriores. Uno que no por su silencio y su supuesto saber sabe menos de dolor: el del analista. A éste dedicamos un par de fotos, a éste, desde sus ancestros en Grecia y Bolivia. Si Grecia y Bolivia unidas en ese descubrimiento (mucho antes que San Agustín, Charcot y Freud), de aprender a escuchar el dolor para que sane.
De Antifonte a los Aymaras, se los dedico a Uds, y en especial a los queridos colegas de Bolivia que me regalaron, un amanecer viajando en el tiempo
Johnny Gavlovski E.
NEL Caracas-ACP
"POEMA DE LA LLEGADA" por Armando Rojas Guardia
Cuando tú vienes
tú el vacío el nada el ya.
el que yo no sé su nombre
ni interesa
cuando tu vienes
me siento perder voz
me seco de palabras
sueno
simplemente
como tú
sin queja sin golpe
sin crujidos
sueno como tú
Cuando tú vienes
tengo prisa
por decir
por llamarte de algún modo
por nombrarme
a mí también
para al fín reconocerme
en tu presencia
me abalanzo precipito
sacudo la quietud
mancho lo limpio
todo es tan vacío tan gota
inaprehensible
tan exactamente nada
tan silencio
Cuando tú vienes
abro ensancho acojo
me dilato
no sé decir
sino que abro
inútiles clausuras
Tú en el canto
tú el silbo el suave el que no pesas
vuelves hilos levísimos
mis nudos
me desatas
Cuando tú vienes
nada dices
y me dices
Nada pides
Qué vas a ser tú el implacable
el exterminador, el Enemigo
Nada pides
eres
Sólo oigo como eres
sólo oigo como soy
y quiero
ser
así eso que escucho
me abandono
Cuando tú vienes
hay una exacta coincidencia
te miro
en lo profundo
de aquello que deseo
qué mentira
qué imposible
qué estúpido
querer lo que no quieres
querer lo que no quiero
y entonces
ya no es sino la paz
la precisa ubicación
el ser escueto
Cuando tú vienes
no has venido
estás ya desde siempre.
CINTEMA 185
GARABATEANDO
Manuel Kizer R.
NEL Caracas - AP
El cuerpo que habla para gozar hablando, a veces conecta la escritura con obras de arte , por ej. los mensajes garabeicos procedentes del Olimpo, escriben con el pincel en la mano y la página en la cual los colores surgen como puntos, rayas y las diversas formas de los garabatos. Garabateando estoy pues en lalengua cuyo gusto y creencias hacen existir al Otro que no existe, los discursos del Amo y las diversas manifestaciones de la inexistencia de la relación sexual como los intentos extendidos en las más variadas formas de la economía, de la cirugía estética, así como de las propagandas virtuales en el mundo mediático que tratan de hacer existir la mujer que no existe, haciéndola mirar a cada momento y en cualquier lugar.
Por supuesto el hombre no escapa a estas construcciones fantasmáticas y de semblante cuyos enredos o embrollos mantienen nuestra interrogación y nuestro no saber que busca nominar el vacío y el agujero de lo real
El estatuto del dolor para el psicoanálisis
Liliana Bosia
NEL Santa Cruz
Es un padecimiento recurrente en la clínica el que me llevara a pensar al dolor como un entrecruzamiento posible entre cuerpo y subjetividad. Me ha guiado en estas reflexiones el texto de Santiago Castellanos "El dolor y los lenguajes del cuerpo".
La fibromialgia es un "síndrome crónico", que se manifiesta generalmente en mujeres, establecido y reconocido por el Colegio Médico Americano y por la Organización Mundial de la Salud a principios de la década de los 90. Su característica principal es un dolor generalizado en el cuerpo, que suele acompañarse de otros síntomas entre ellos fatiga, depresión cefaleas, falta de atención y memoria, etc. (1) .Si bien el dolor que aqueja y del que se queja el sujeto es real, al mejor estilo de las histéricas de Freud, no se encuentra en el cuerpo de estas pacientes lesión orgánica que justifique dicho dolor.
Para Freud el dolor es una irrupción de grandes cantidades de energía, así en su "Proyecto de psicología para neurólogos" nos dice que esta irrupción deja una marca, una huella en las neuronas de recuerdo .Entonces en las neurosis para Freud se produce el mecanismo de la conversión, por lo que al lugar de los dolores psíquicos advienen los dolores físicos. (2)
En esta línea podemos considerar el dolor corporal como una satisfacción sustitutiva de una pulsión reprimida. ¿Cómo entender el dolor como síntoma?
De lo que se trata, según Santiago Castellanos es de entender que el síntoma al igual que los sueños, es algo descifrable, que tiene un sentido pero no es sólo esto. También hay que entenderlo como una sustitución de aquello que está reprimido, como una sustitución de una satisfacción sexual que puede perturbar las diferentes funciones del cuerpo. (3).
Hablamos de cuerpo, funciones de cuerpo, dolor en el cuerpo, pero ¿qué es el cuerpo para el psicoanálisis? El cuerpo para el psicoanálisis no es anatómico, sino el resultado de un encuentro, del encuentro del organismo con el lenguaje.
Antes de nacer a cada ser viviente se lo espera de una manera particular, se lo espera con un nombre, un sexo, sueños, ideales, esperanzas, etc. De este modo cada "organismo" circula en el discurso de los padres antes de nacer, incluso antes de ser concebido. Y al circular en el discurso de los padres pierde su condición real de organismo y se constituye como sujeto.
Entonces, es por la incidencia del significante sobre el organismo que el cuerpo biológico deviene un cuerpo erógeno, es decir un cuerpo simbólico que se prestará como superficie topológica de inscripción a recibir la marca del significante y hará síntoma (4).
Ya Freud había constatado en su experiencia clínica que las palabras tienen una carga afectiva, que es libidinal, por lo tanto podemos decir con Lacan que portan una carga de goce. Desde el punto de vista del goce, la forma en que los significantes son "encarnados" en el cuerpo dependerá de la singularidad de cada parletre. "En el análisis se tendrá que dilucidar esas experiencias de goce, que son tan particulares, que solamente el analizante puede dar cuenta de la trama por la que se encarnan en el cuerpo" (5)
De modo que si el significante tiene efectos de goce no solo de significado y de lo que se trata en la experiencia analítica es del sentido de lo que se dice pero, sobre todo del goce que lo inspira, podemos decir con Castellanos que el dolor sería la expresión de este goce a la deriva en el cuerpo. (6)
Es en el seminario XX donde finalmente Lacan conceptualiza las fórmulas de la sexuación y las nombra como tal. En el capítulo VII nos las presenta en un cuadro de doble entrada donde coloca en virtud de la función fálica, el lado masculino y el lado femenino.
Hay un modo de gozar para todos los que hablan, es el goce al que siempre le falta algo, justamente por el hecho de hablar. A este goce se lo ha llamado goce fálico y en este sentido todos los que hablan (y no son psicóticos) gozan de este modo, no son hombres sino que gozan del "lado hombre".(7)
Pero hay un otro goce, un goce loco, un goce deslocalizado para el cual no hay significante universal, estrago del cual solo una mujer puede hablar. Para Castellanos, lo que se presenta en el cuerpo como dolor en la fibromialgia es este goce femenino, que al no tener la localización estable de la sexuación masculina desestructura los equilibrios libidinales propios de la mujer. (8)
"Nada dice que es una mujer más que su goce y este goce es el que, entre otras cosas trae a algunas mujeres al psicoanálisis puesto que produce estragos, y dado que el psicoanálisis es el único que ha podido situar sus coordenadas, es el único que puede tratarlo de acuerdo a su singularidad." (9)
Notas
(1) Castellanos, Santiago, "El dolor y los lenguajes del cuerpo", Grama ed. Bs.As. 2009, pág.26
(2) Castellanos S, op. Cit. Pág. 45
(3) Castellanos S., op. Cit. Pág. 46
(4) Lora Ma. Elena, " El estatuto del cuerpo en psicoanálisis", publicación de la Universidad Católica Boliviana, año 2002
(5) Castellanos S, op. Cit. Pág. 37
(6) Castellanos S., op. Cit. Pág 37
(7) Musachi Graciela, " Otra vuelta de tuerca sobre la femineidad, los feminismos y el mal entendido". Habla mujer del estrago de tu goce.
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OPINIONES Y COMENTARIOS
Comentario al "El cuerpo del analista"
María Eugenia Cardona
NEL Miami
En "Sutilezas Analíticas" J-A Miller se pregunta qué es ser analista y lo dice de una manera clara y contundente. No es analizar a los demás lo que lo precisa, es seguir siendo analizante. La otra vía seria la infatuación, creerse con las cuentas claras con su propio inconsciente, con el que nunca se salda la cuenta. En este mismo texto dice Miller: "el deseo del analista, no es ajustarlos a, no es hacerles el bien no es curarlos, sino obtener lo más singular de lo que constituye su ser…Yo soy esto que no está bien, que no es como los demás, que no apruebo, pero que es esto-…" [1]
El texto de Raquel Cors Ulloa, a mi modo de ver, pone el acento alrededor de las consecuencias que tiene para el analista el concepto de Sinthome antes, durante y después de que su análisis ha finalizado. Sinthome que da cuenta de la incidencia del goce sobre el cuerpo, que está más allá de la mortificación-condena del fantasma, que da cuenta de un cuerpo vivificado, cuerpo de goce, por la incidencia significante. Sinthome que convoca el acontecimiento de cuerpo y habla de ese resto de goce imposible de reducir a cero. Es el inconsciente real que no se descifra pero que paradójicamente es causa del cifrado simbólico del inconsciente. Miller en "Piezas sueltas" dice: "Lalengua para cada uno, subraya Lacan es algo que se recibe, que no se aprende. Es una pasión, algo que se sufre. Hay un encuentro entre el cuerpo y lalengua y de ese encuentro nacen las marcas sobre el cuerpo. Lacan llama Sinthome a la consistencia de esas marcas. Es por lo que puedo reducir el síntoma a un acontecimiento de cuerpo, algo que llega al cuerpo por el hecho de Lalengua [2]".
Analista- cuerpo hecho de los colores del a. Del que Lacan en su Seminario XVII dice: "La posición del analista llego a articularla de la siguiente forma. Digo que esencialmente está hecha del objeto a". [3] Cuerpo del analista, que encarna para el analizante aquello imposible de simbolizar y que por lo mismo posibilita a éste un querer "saber" sobre "su yo no quiero saber nada" o lo que es lo mismo, sobre su no querer saber de ese goce al servicio del síntoma.
En "Los usos del lapso, J–A Miller dice: "…el analista con su presencia, encarna algo del goce, la parte no simbolizada del goce. (…) y de la que se puede decir que el testimonio es la presencia del analista en carne y hueso. (…) El analista está a título de su encarnación y no del saber que tendría, del saber inconsciente del sujeto". [4] El analista ofrece su cuerpo al analizante posibilitando que aloje su exceso de goce y de esta manera haga existir el inconsciente. Lugar de alojamiento- encarnado, no cualquiera, que permita cernir algo de la marca imborrable de lo singular imposible de nombrar, pero que hace de ese resto–deshecho causa que da vida y posibilita el encuentro con un nuevo modo de saber-hacer allí. Inexistencia del Otro que pone al Uno del lado de la invención.
Ahora bien, resalto la pregunta de Raquel en el texto: "Qué pasa si no llegamos a tocar nuestra propia nota, ni si quiera a rozarla con una pincelada, más allá de la representación?" El encuentro con un analista es contingente, produce efectos deja marcas y puede devenir en una repetición incesante o como lo dice Lacan, incitar a un sujeto a pasar por el "buen agujero" que lo lleve a un encuentro con aquello singular que lo constituyó. Es nuestra responsabilidad.
En "Sutilezas Analíticas" J-A Miller dice: "Se verificaría entonces que el deseo del analista no es una voluntad de semblante, sino que esta para quien pueda valerse de él, fundado en su ser; que no es según la expresión de Lacan, un querer a falta de." (…)En qué medida el goza de su acto? Y en qué medida, por el contrario, debe mantenerse alejado del goce del acto? [5].
Finalmente retomo porque me resuena, las preguntas formuladas en "Flashes sobre el deseo del Psicoanalista", por L. Gorostiza en su intervención en la plenaria: "Podríamos decir que el goce imposible de negativizar….es lo que encarna la causa de deseo para el analizante? O lo que encarna la causa del deseo para el analizante es la dimensión del vacío, que permite que el goce del analizante se aloje ahí? [6] Preguntas que interrogan como opera el goce, aquello singular, en el deseo del analista porque el cuerpo y su goce están incluidos en nuestra relación con el Psicoanálisis.
Bibliografía
1-Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana: Sutilezas analíticas, Edit. Paidós, Bs.As., 2012. P. 40
2-Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana, Piezas sueltas.
3-Lacan, J. El seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Bs.As., 1992. p. 45
4-Miller, J–A, Capítulo I, de Los usos del lapso, Edit. Paidós, Bs. As., Año 2004, p. 22.
5- Miller, J–A, Seminario de la Orientación Lacaniana: Sutilezas analíticas,. Ibíd., p.42
6-Gorostiza, Leonardo: Intervención en la plenaria: "Flashes sobre el deseo del Psicoanalista". En: "El orden simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era. Qué consecuencias para la cura? Bs. As.: Grama 2012
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Comentario al escrito "El cuerpo del analista" de Raquel Cors
Laura Arciniegas S.
NEL-Bogotá
En este valioso y sugerente texto Raquel pone el acento en el analista, su lugar y lo que aporta con su presencia y con su cuerpo al recorrido de aquel que se ubica en el lugar de analizante. "Más allá del saber y más acá del goce", es la posición con la que nombra el lugar de aquel que aporta un cuerpo y a la vez puede sostener un vacío donde pueda venir a alojarse el goce del sujeto. Lugar donde se establece un lazo del que el analista está advertido porque sabe del modo como está implicado en ello.
El cuerpo de analista, el analista cuerpo. Se precisa, entonces de un lugar vacío, vaciado, para que el analizante pueda hacer un recorrido sostenido por la presencia del analista.
En el caso clínico, nos recuerda Raquel, el analista está presente, como Velázquez en la Meninas. El asunto es ¿de qué manera lo está? ¿Lo está con sus fantasmas, sus identificaciones, sus ideales? o lo está a través de su estilo más propio y único, el que está determinado por el encuentro traumático del significante con el cuerpo. Como lo plantea Gil Caroz, en su llamado a las contribuciones del Pipol VI: "A partir del momento en que el practicante, comienza a tener un eco de su singularidad más privada en el marco de su experiencia del psicoanálisis, puede maniobrar la singularidad de quien le habla y hacerle un lugar" y remarca diciendo "Hay que hacer la experiencia del psicoanálisis para leer la lalengua. En primer lugar la propia, luego, la del otro. Hay que hacer también la experiencia del propio goce para poder manejarlo en el encuentro con el otro…" (Texto a Cuerpo # 33).
Así, advertido como lo está, de su implicación en el transcurso de un análisis, el analista, atravesado a su vez por la propia experiencia de lo real en su análisis, ha de aportar un cuerpo y a la vez sostener el vacío que aloje lo particular del otro.
En su texto "Sutilezas Analíticas", Miller plantea una pregunta alrededor del estatuto del psicoanalista: ¿el analista tiene un estatuto a nivel de lo real? ¿hay un estatuto del analista en lo real? Podríamos decir que el analista cuerpo, aquel que opera más con el inconsciente real que hay, que con el inconsciente transferencial que sabe, concierne al cuerpo vivo, cuerpo "renovado" del analista, que ha podido hacer con su propio goce, y que por ello, puede aportar un lugar y sostener un lazo, el que hace a la especificidad de la ética psicoanalítica.
Comité organizadores BORDES: Piedad Ortega de Spurrier, Marcela Almanza, Elida Ganoza, Johnny Gavlovski E., Ruth Hernández
Comité organizador BORDES:
Piedad Ortega de Spurrier, Marcela Almanza, Elida Ganoza, Johnny Gavlovski E., Ruth Hernández
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