29 de dezembro de 2008
[EBP-Veredas] Jorge Forbes na TV-GLOBONEWS aborda os planos da surpresa
24 de dezembro de 2008
[SLP-Corriere] Auguri
La Escuela de la Orientación Lacaniana, a través de su Consejo Estatutario y Directorio, quiere hacer llegar a sus miembros y adherentes, y a todos aquellos que participan de nuestra comunidad analítica, los mejores deseos para el nuevo año que se inicia, esperando que un renovado entusiasmo anime el trabajo compartido y fortalezca aún más los lazos.
Muy cordialmente,
Mónica Torres - Oscar Zack
Presidenta - Director
23 de dezembro de 2008
[EBP-Veredas] IPLA - Programa 2009
Corpo de Formação em Psicanálise 2009
Informamos aos interessados que o programa para o Corpo de Formação em Psicanálise 2009
Acesse: http://www.psicanaliselacaniana.com/
A Secretaria estará funcionando nos dias 23, 29 e 30/12/2008 e normalmente a partir do dia 05/01/2009. Agende sua entrevista.
Contatos com Claudia, pelos telefones: (11) 3081-6346 e (11)3061-0947 ou pelo e-mail ipla@psicanaliselacaniana.com
Boas Festas!
Diretoria do IPLA
22 de dezembro de 2008
[SLP-Corriere] sito rinnovato
VISITATE IL SITO DELLA SCUOLA COMPLETAMENTE RINNOVATO !
http://www.scuolalacaniana.it/
Stupisce non tanto che il soggetto sia felice senza saperlo,ma che si faccia un’idea di beatitudine da cui si senta escluso.
Jacques Lacan
La metamorfosis de la Ciencia en Técnica: el Discurso Capitalista. Jorge Alemán.
La metamorfosis de la Ciencia en Técnica: el Discurso Capitalista.
Jorge Alemán.
I
El modo en que la crisis “sistémica” del capitalismo se despliega sobre el mundo muestra con claridad la ausencia de un Límite, un límite que haga barrera a la deriva financiera incontrolada. Nada funciona como punto de amarre; las naciones y sus agrupamientos, las instituciones mundiales, las medidas económicas que pretenden paliar la emergencia, de inmediato se reabsorben y se diluyen en los movimientos del Mercado. No aparece el lugar desde donde podría operar lo que Lacan denomina El Nombre del Padre y su efecto logrado: el punto de capitón. La hemorragia no se detiene, el efecto de autoridad simbólica que debe acompañar a la decisión tomada se destituye con facilidad y el “semblante” del Padre que garantice, al menos coyunturalmente, una sutura en la hemorragia no termina de emerger.
En suma, la autoridad simbólica, su credibilidad y la posible lectura retroactiva de lo sucedido, no encuentran el tiempo ni el lugar para ejercerse de modo eficaz. ¿Se llama a esto “crisis del capitalismo”? Por el contrario, nuestra afirmación es otra, es el propio Capitalismo el que es capaz de poner en crisis a todas las estructuras que hasta ahora venían simulando su regulación.
II
En el llamado Discurso Capitalista, Lacan medita sobre un dispositivo donde el sujeto se ha convertido en un ente que no depende de nada, sólo está allí para que se conecten los lugares y, precisamente, al ser el capitalismo la máquina que conecta todos los lugares, el corte es imposible. Por ello, las autoridades simbólicas, instancias que exigen tanto el lugar vacío como el significante amo que articula ese vacío a distintas representaciones, se licuan en el circuito de movimiento permanente y circular. La esencia del Discurso Capitalista es el rechazo de la modalidad “imposible” propia de la Castración. En este aspecto, aunque hablemos de crisis sistémica del capitalismo, debemos hacer una salvedad importante al respecto, el Discurso Capitalista carece de crisis porque no tiene reverso y su movimiento (al igual que la pulsión) no conoce las estaciones. Por ello, la crisis es la de aquellos organismos e instituciones que administran al capitalismo, al no saber qué hacer con el excedente que siempre sobrevive destruyendo al aparato productivo y se expande como un exceso ingobernable.
III
El sujeto del Discurso Capitalista realiza todo el tiempo su propia voluntad de satisfacción, en un circuito, que como hemos dicho, no está “cortado” por ninguna imposibilidad, pues su propósito es que todo lo que “es” en el mundo se presente como mercancía.
Desde esta perspectiva, que indudablemente no es la única, el Discurso Capitalista no es una experiencia humana, la experiencia humana brota siempre de un fondo de imposibilidad, su condición primera es la falla, el límite, la castración. En el Discurso Capitalista, como en su día en los totalitarismos modernos, se encuentra en una forma implícita el proyecto de producir un sujeto nuevo, sin legado histórico ni herencia simbólica. Este “sujeto capitalista” tributario de nada que no sea colaborar con la voluntad acéfala que realiza, se caracteriza entonces por no tener en cuenta consecuencia alguna. Autopropulsándose desde si, de un modo inmanente y conectado, en principio se presenta sin que se pueda pensar su exterior. ¿Es esto un régimen inhumano, un discurso inhumano? Sí, si consideramos que lo humano es siempre hijo enfermo e incurable de la falla, de la castración, de lo imposible. No, si se considera que la historia de lo humano-occidental y su mundialización, ha sido producir un más allá de su Límite, un goce mortífero que excediera a la propia constitución simbólica, aún estando involucrado en la misma.
IV
El Discurso Capitalista es el dispositivo pertinente para considerar la economía de goce propia de la Técnica. Pero para captar el alcance de la homologación entre Técnica y Discurso Capitalista, es necesario en primer lugar establecer la diferencia entre el sentido moderno de la Ciencia y lo que aquí llamamos Técnica.
V
En uno de sus grandes seminarios, en “¿Qué significa pensar?” (Was heibt denken? 1951) Heidegger presenta el siguiente axioma: “La Ciencia no piensa”. Este axioma no habla ya de la ciencia moderna fundada en Descartes y Galileo, aunque esa sea su génesis, más bien describe una metamorfosis radical, algo que desde el interior de la Ciencia Moderna rebasa y cancela su Límite. Es lo que permitiría afirmar que ya no hay más Ciencia en el sentido moderno, o que la misma, de un modo tendencial, es lentamente transformada en su “espectro técnico”.
VI
Con la misma orientación que Heidegger capta el momento histórico de la Ciencia Moderna mostrando en el mismo, el surgimiento del nihilismo, la época que vuelve todo intercambiable, equivalente, evaluable, calculable, Lacan en sus meditaciones da un paso más. Al estudiar el modo en que la Ciencia es una “ideología de la supresión del sujeto” se abre a distintas consideraciones epocales sobre los efectos directos, propios de la homogeneización llevada a cabo por el discurso de la Ciencia. A saber: el aumento del odio racista, que siempre considera al Otro o bien como un goce subdesarrollado o bien como portador de un exceso de goce maligno. Por esta razón, Lacan capta en el Campo de Concentración el punto de fuga de las sociedades contemporáneas. Mientras hubo un tiempo en la enseñanza de Lacan, donde la Ciencia era semejante al discurso Histérico, por su capacidad para producir saber con la verdad oculta para el sujeto, tiempo después Lacan anticipa, reconociendo los “nuevos impasses crecientes de la civilización” una nueva torsión de la Ciencia donde el Saber se anuda en la pulsión de muerte.
VII
Del axioma “La Ciencia no piensa”, Heidegger, aunque no lo haga expresamente así ni esta sea su terminología, deriva estos tres teoremas:
La ciencia moderna se funda en la esencia de la técnica.
Pero la esencia de la técnica no es algo técnico.
La esencia de la técnica no es una hechura meramente humana, como si pudiera dominarse con una mera superioridad y soberanía humana, acompañada de la debida disposición moral.
Estos tres teoremas dan cuenta del viraje de la Ciencia a la Técnica. El campo científico, en su estructura epistemológica, en las construcciones pertinentes de su objeto, debe presentar un Límite relativo al Saber que se propone elaborar. Cada Ciencia es un “saber de” esto o aquello. Es precisamente en relación a este Límite que el psicoanálisis puede constituir su campo teórico y clínico. El psicoanálisis no es una ciencia, no por un déficit epistemológico, si no porque se ocupa de una “materia” (distinta de la naturaleza y de la superestructura) que se estructura con la lengua y da lugar al sujeto del inconsciente. El sujeto del inconsciente es un “límite interno” de la ciencia, se sostiene en un espacio “extimo” (exterior e íntimo) en relación a la Ciencia, de tal manera que el sujeto es necesariamente rechazado para que funcionen adecuadamente las estrategias objetivantes de la Ciencia. La Ciencia Moderna existe, mientras el sujeto del lapsus, del sueño o del fantasma, se mantenga en “exclusión interna al discurso científico”.
VIII
La Técnica por el contrario no tiene sujeto. No hay, en el sentido de Heidegger, Técnica de tal o cual cosa. La Técnica no se reparte en Universidades, ni en campos de saber, ni construye objetos ni puede ser evaluada “técnicamente”. Por el contrario, se trata de un ámbito de apropiación de los “saberes de”, una apropiación al servicio de una Voluntad, que como afirma Heidegger, no puede dominarse ni con una mera “superioridad y soberanía humana” ni con ninguna entidad moral. A la Técnica ni siquiera la limita la guerra y su devastación.
IX
La Técnica es un ámbito de apropiación que una vez que captura a los saberes de la Ciencia Moderna, los integra en un nuevo proyecto que se caracteriza por ser capaz de reunir en un mismo haz al sujeto cartesiano con la Voluntad de Poder nietzscheana realizando una amalgama sin precedentes: una voluntad acéfala y sin límite.
X
La Técnica es la introducción de lo “ilimitado”. Mientras la Ciencia tenía como Límite aquello que necesitaba excluir para lograr su propia constitución como ámbito, la Técnica ni incluye ni excluye, ni se refiere al Límite alguno. Introduciendo lo “ilimitado” en la escena del mundo, el mundo se vuelve el lugar donde los saberes y prácticas se convierten en campos de maniobra de la Técnica.
XI
Se ha producido tal amalgama entre el sujeto del cogito y la Voluntad de Poder que esta ya no puede ser regulada. Heidegger emplea la palabra alemana Ge-Stell traducible como “estructura de emplazamiento”, al ser el dispositivo que precisamente emplaza a todo “lo que es” a que se disponga, o que esté en vías de volverse disponible, como imagen de lo ilimitado. Tal como lo señala Heidegger en el 38, ya no hay imagen del mundo porque es el mundo el que ha devenido imagen.
XII
Si se ingresa en una época donde ilimitado modula la era de la civilización, ¿en qué secuencia histórica tuvo lugar esta metamorfosis de la Ciencia? ¿Cuál fue el primer signo donde la Técnica irrumpe en el paisaje histórico de la Ciencia Moderna? La Técnica no se refiere, como ya hemos dicho, a la mera producción o reproducción de objetos o instrumentos, es una “ontología del ser” en la época de su olvido consumado, “el olvido del olvido”, o si se quiere el olvido como forclusión en su sentido lacaniano. Esta provocación dirigida al ser de lo ente para que entregue hasta lo más íntimo y nuclear de la propia vida humana tuvo su primera emergencia moderna en la Shoah. O tal como lo dice Heidegger, siendo él mismo partícipe de la infamia, “la fabricación de cadáveres”. La fabricación de cadáveres, en su planificación burocrática y serial, es la operación a través de la cual la Voluntad ilimitada hace su ingreso en el mundo. La expresión “solución final” no expresa un Límite, por el contrario hace referencia al acto que por su carácter ilimitado no puede participar de la Historia. Por lo mismo es único, porque se puede repetir en cualquier instante. No se sabe aún si la humanidad puede reponerse de semejante ingreso de lo ilimitado. En cualquier caso, es necesario señalar que la “solución final” no se ejerce en función de la guerra, pues la misma desborda la dimensión utilitaria de la lógica militar. No se hace para ganar guerra alguna, por el contrario, se hace la guerra como pretexto en función del “triunfo de la Voluntad”, en su requerimiento técnico.
XIII
Mientras la Ciencia padece el retorno de lo reprimido en sus momentos de dislocación, rupturas epistemológicas, emergencias de nuevas invenciones, nuevos paradigmas incomprendidos, etc. La Técnica sólo promueve el retorno de lo forcluído en lo Real. En la Técnica no se trata del “olvido del ser” y sus diferentes retornos, ya que al constituir la misma un “olvido del olvido” funciona en una lógica distinta de la represión. Por esta misma razón, el Discurso Capitalista en su homología estructural con la Técnica, realiza un circuito que al destruir la “determinación de la verdad” elimina la distancia entre el sujeto, la verdad, el saber y la producción, inaugurando una metamorfosis en red de carácter rizomático, que impide y obstaculiza la estabilidad y reconocimiento de las categorías modernas.
XIV
La Técnica no es un hecho histórico o una secuencia que vendría a continuación de la Ciencia, al modo de una consumación macabra de la misma. Es un empuje, un Drang que impulsa a la Ciencia hacia el dispositivo del Discurso Capitalista de modo tendencial. Y a la vez, recíprocamente, es la manera en que el Capital se apropia para su propio fin del espacio -Verdad, Sujeto, Producción, Saber- destruyendo su Límite. No hubo primero Ciencia seguida después cronológicamente por la Técnica. En la Ciencia Moderna ha estado desde su propia constitución la invocación técnica. De esta situación puede surgir una hipótesis: tal vez el despliegue bélico industrial alcanzado a través de la Ciencia Moderna fue el que preparó las condiciones para que la “voz y la mirada”, objetos perdidos de modo inicial, se incorporaran al artilugio científico para preparar su metamorfosis técnica.
XV
La alianza entre neurociencias, cognitivismo e industrias farmacológicas, constituyen parte de la nueva “logística” del emplazamiento técnico. Gracias a sus construcciones metafísicas, soportadas en las técnicas de imaginería informática, el ser del ente es provocado para que se represente como un ente, un ente que explique a través del funcionamiento cerebral los imperativos morales, la ética o su ausencia, el amor, las intenciones implícitas, los actos inconfesables, e incluso aquello que el Derecho no puede localizar en la declaración del acusado. Es lo que el neurobiólogo Changeux denomina una “fisiología del sentido”, un proyecto de sumergir y subsumir todas las determinaciones de la subjetividad en las operaciones epigenéticas del cerebro.
Esta alianza estratégica esencial al proyecto técnico y su política, donde lo “no descubierto aún” siempre esta por llegar en el futuro ilimitado establece que al ser lo determina o bien la naturaleza (cerebro – genes) o bien la superestructura (modos, hábitos, marcas, nuevas conductas sociales, estilos de vida, etc.). Esas determinaciones exigen siempre una unidad entre el cerebro y el entorno garantizadas, según los casos, o bien por la “epigénesis” o bien por la “plasticidad neuronal”. De lo que se trata en esta logística es de borrar la “infraestructura”, “el más peligroso de los bienes”, la Lengua, eso que hace de cada uno un enfermo singular donde se cruzan el sexo, la muerte y la palabra en una escritura cuya superficie de inscripción es el inconsciente y no el cerebro.
XVI
La experiencia mortal, sexuada y parlante se vuelve en la civilización técnica un sentimiento en gran medida determinado por el odio, como hemos dicho anteriormente, odio al goce subdesarrollado del Otro, odio al propio modo de gozar en silencio. A esto mismo nos referimos cuando en la época de la civilización técnica hablamos de la “pobreza de la experiencia”.
XVII
La fuerza material de la Técnica se hace sentir en todo su alcance en la mitología científica actual y su campo de maniobras: máquinas militares introducidas en el cerebro, fármacos que destruyen la capacidad intelectual del enemigo, interrogatorios a detenidos con un escáner que puede mostrar la “verdad objetiva” o la “intención implícita no dicha”, prótesis cerebrales que transformarán al soldado en cyborg, interfaz entre cerebro y máquina, conexión de todos los cerebros a un sistema central y corporativo, cerebros estropeados por el estrés, el pánico, la depresión o la hipermotilidad, cerebros atrapados en una red en la que ya no pueden estar a la altura de sus funciones, etc. Éstas son las distintas presentaciones de la logística contemporánea.
Así las cosas, tanto la Técnica como el Discurso Capitalista, se presentan como un Saber Absoluto, como un fin de la Historia consumado. Como si el carácter inevitablemente contingente del capitalismo en su realidad histórica hubiese podido ser naturalizado y “esencializado” de tal modo que ya no fuese posible concebir su exterior.
XVIII
¿A través de qué significante nuevo se puede apuntar a un Real imposible de dominar e integrar por la Técnica capitalista? ¿En qué espacio inédito ese significante propuesto por el psicoanálisis puede volverse un acontecimiento político? ¿De qué modo el psicoanálisis puede mostrar que, en los diversos impasses del siglo XX con respecto a la salida del capitalismo, aún persiste un saber en reserva y a descifrar?
BIBLIOGRAFÍA
Heidegger, Martín: ¿Qué significa pensar? Editorial: Trotta.
Alemán, Jorge y Larriera, Sergio: Lacan: Heidegger. Editorial: Miguel Gómez.
* Texto leído en la presentación de la Revista digital "Consecuencias" el jueves 18/12/08 en la EOL.
Cosas de finura en psicoanálisis V - J.-A. Miller
Cosas de finura en psicoanálisis V
Curso del 10 de diciembre de 2008
Evoque la última vez la clínica del sinthoma.- según la antigua ortografía que Lacan restituyó (JAM escribe Sinthoma en el pizarrón) y con el cual tituló su Seminario XXIII. Ya he abordado ese Seminario aquí en su momento y lo he retomado planteando la cuestión de saber cuál era la incidencia de lo que he llamado un punto de vista, una perspectiva, - la perspectiva del sinthoma -, sobre la práctica del análisis y sobre el estatuto del psicoanalista, incluido el estatuto del psicoanálisis mismo, en tanto que este concepto que borra fronteras introduciría también una confusión entre psicoanálisis y psicoterapia.
Me interesé por lo tanto, si puedo decirlo, en un fenómeno de dinámica conceptual. ¿Hasta dónde hay que dejarse llevar por la perspectiva del sinthoma?
Evocaba ya la última vez que esta perspectiva no anulaba las precedentes, que permitía por el contrario dar un vistazo sobre sus lógicas, que hacía volver evidentes los puntos vivos de la elaboración clínica de Freud. Hoy voy a continuar esta reflexión, subrayando primeramente que la clínica no es el psicoanálisis.
Tenemos en el Campo freudiano un gusto – y yo tengo que ver con ello - por la palabra clínica.
Por ello entendemos que no nos contentamos con la teoría, sino que juzgamos aquello de lo que se trata, los conceptos, los matemas – como se los llama -, al orden que aportan a los fenómenos de la experiencia. La clínica, el llamado a la clínica, es una postulación realista. Y no es falso – como lo sostuvo un historiador del psicoanálisis – que en el momento en que me encontré en posición de salvar al menos algo de la enseñanza de Lacan, en el momento de la disolución de su Escuela y luego de su muerte, no es falso que yo haya promovido algo como un retorno a la clínica, luego de lo que percibí como un exceso de la teoría por la teoría en la antigua Escuela freudiana de París. Este retorno a la clínica estaba inscripto por lo tanto en el programa del Campo freudiano de entrada, a partir de 1980-1981, y nosotros vivimos en estos días las últimas consecuencias de ello. Puedo al menos sostenerme en que por mí parte desde 1982, he sostenido bajo el título de “Clínica Bajo Transferencia”, una exposición que precisamente quería marcar en qué la clínica, en el psicoanálisis, es especial, pero que sin embargo anunciaba el término clínica. Quizás hubiera sido oportuno ya en ese tiempo señalar que la transferencia tenía un poder disolvente sobre la clínica, que el psicoanálisis limita severamente la perspectiva clínica, y en un sentido la invalida, la rechaza en sus preliminares. Cuando se atraviesa el umbral de un psicoanalista, hay que dejar la clínica atrás.
Precisamente la perspectiva del sinthoma es por naturaleza lo que despega de la perspectiva clínica.
¿Qué es la clínica ?
Ella se hace clásicamente al pie del lecho del enfermo y es esencialmente un arte de clasificar los fenómenos a partir de signos y de índices previamente catalogados. Es un ejercicio de planificación, de clasificación y de objetivación - una clínica es como un herbario. De este modo, esas recopilaciones que aparecen periódicamente bajo el acrónimo del DSM, hagámosle justicia, es indiscutiblemente una clínica, que responde a su concepto presentando una lista de signos y de índices, un poco más débil sin duda en la clasificación: podemos reprochar a esta clínica su dispersión, su desmigajamiento, pero me parece que el espíritu de la clínica anima la empresa. Les dejo con gusto el término de clínica a los DSM.
Esto no me impide reconocer lo que en el psicoanálisis, en su literatura figura como clases clínicas – clase en el sentido de clasificación. Se han perpetuado en el psicoanálisis clases clínicas, heredadas en buena medida de la psiquiatría donde eran elaboradas por profesores a veces llevados a alejarse de la interlocución con los pacientes. ¿Cuáles son las clases clínicas que encontramos en el psicoanálisis? Principalmente está la gran tripartición de neurosis, psicosis y perversión. Cualquiera sea la sofisticación que podamos aportar a esta clasificación, un psicoanalista de hecho no puede hacer más que referirse a ella, eso forma parte de esos instrumentos de los cuales nos servimos incluso cuando reprobamos sus fundamentos: les sirve – s.i.r.v.e. y los cierra*, les cierra la comprensión, hace falta un esfuerzo muy especial para desprenderse de ello. Luego, están las sub clases. La neurosis se reparten en tres: histeria, neurosis obsesiva, fobia, a lo cual podemos agregar también la neurosis de angustia, la neurosis llamada actual que cayó ampliamente en desuso. Psicosis se dice en plural, evaluamos en análisis, el grado de paranoia que presenta una psicosis, admitimos la sub clase de la melancolía y aislamos los fenómenos del humor, lo que hace que podamos flirtear con el término de psicosis maníaco depresiva cuando esos fenómenos parecen organizarse en dos vertientes que alternan. En cuanto a la perversión, está admitida la diversidad y caracterizamos las sub clases según lo que fue referido clásicamente por los psiquiatras.
Hay allí un discurso sedimentado que utilizamos en función del encuentro con el paciente. No hay ninguna disciplina de pensamiento que pueda apartar a un analista de referirse a ella, incluso en el orden de la denegación. Hay allí una rutina clínica que continúa condicionando el abordaje del individuo que se propone hacer un análisis.
Consideremos ahora qué deviene esta clínica en la enseñanza clásica de Lacan.
Las clases clínicas antiguas heredadas de una tradición figuran allí como otras tantas estructuras. Podríamos decir, si quisiéramos ser despreciativos, que se pintan de nuevo con los gustos del momento 1950 y 1960, pero no sería justo pues no se trata solo de un cambio de denominación, estructura por clase, se trata de una transformación conceptual. En efecto, las estructuras clínicas, en el sentido de Lacan clásico, no son solo conjuntos de signos sintomáticos, no son solo un montón de signos enlistados como otros tantos ítems, digamos que el concepto de estructura agrega, a la clase, la causa y por allí se desprende de la descripción que yo llamaba objetivante
Cuando decimos estructura, entendemos acceder, más allá de los fenómenos a una máquina, a una matriz, de la cual ellos son las manifestaciones, los efectos. El concepto de estructura agrega, al conjunto o al cúmulo de signos, una articulación. Articulación, es la palabra más neutra, la más funcional para decir sistema, que es una articulación de lo que va junto. Entonces, ¿qué es lo que va junto? Elementos o funciones, digamos elementos funcionales, diferenciados, que entran en relación y que son captados en una cierta disposición.
Así, las clases son comparadas, son profundamente homogeneizadas.
Estos elementos son susceptibles – esto va con el concepto de estructura – de permutar sus lugares y por lo tanto asegurar funciones diferentes. Lacan le reserva un lugar de elección al concepto de lugar cuando trata de recoger lo que es su enseñanza para una conferencia que fui llevado a publicar. Subrayo que el lugar no se refiere necesariamente a un espacio métrico. Sin duda, para que haya lugares, es necesario que haya una distancia pero esta distancia no es necesariamente cuantificable: hay también lugares en topología es decir allí donde el espacio cesa de ser métrico, donde las distancias son de caucho. Esto no hace desaparecer el concepto de lugar. Las relaciones de sucesión –antes, después – permanecen e incluso, digamos, las relaciones de envoltura – dentro, fuera- Incluso si el antes y el después, el adentro y el afuera no están situados allí como en un espacio métrico, sin embargo se encuentran.
En relación con la estructura, los síntomas tiene el sentido de: lo que aparece, lo que se manifiesta en ella.
El concepto de estructura, fue afinado, depurado, de hecho simplificado, cuando Lacan promovió el concepto de discurso, con lo cual redujo los cuatro discursos a elementos articulados.
En primer lugar el sujeto (JAM escribe $ en el pizarrón), lo designa con una S mayúscula tachada con una barra, que señala precisamente su carácter insustancial y condicionado por la articulación; es en este sentido que es sujeto de la estructura clínica, su símbolo comporta en sí mismo que no es nada substancial y que deberá lo que es, su ser, a la articulación en la cual está tomado.
La articulación da los dos otros términos del vocabulario, S1, S2, en relación – escribo aquí el signo del losange que querrá decir eso, en relación, -, esos dos términos son el mínimo necesario para designar una articulación :
A lo que se agrega, en esta estructura que Lacan llama discurso, el termino a minúscula (JAM escribe la letra a), cuya presencia es tan equívoca como la del sujeto (JAM traza un corchete entre $ y a) es también en el umbral (JAM marca a con un medio paréntesis), puesto que este símbolo se supone indica el producto de la articulación como el símbolo S barrado se supone designa la hipótesis subjetiva de la articulación (JAM marca también $ con un medio paréntesis)
Este vocabulario de cuatro términos, con el sistema de cuatro lugares, cada uno nombrado, que acompaña este vocabulario, nos da de manera reducida, lo que hay que entender por estructura. Es un hecho que depurando así el concepto de estructura, Lacan aparentemente lo extendió fuera de los límites de la clínica stricto sensu, puesto que ordenó cuatro discursos donde entran formaciones sociales.
Sin embargo, el concepto de discurso es aquel sobre el cual converge toda su elaboración estructural de la clínica.
En vista de las circunstancias, el momento en que introdujo este concepto de discurso, hizo figurar con el número de cuatro discursos surgidos de las permutaciones de esos cuatro términos en cuatro lugares, el discurso del amo o el discurso de la universidad. Pero figura también allí el discurso de la histérica, el discurso del analista, y ya he marcado hace tiempo que había que reconocer en la estructura del discurso del amo el del inconsciente; por lo tanto solo el discurso de la universidad aparece como fuera de la clínica.
Cuando uno percibe que con ese vocabulario y con ese sistema de cuatro lugares (JAM escribe y numera los cuatro lugares del discurso):
tenemos la esencia de la estructura clínica – Lacan, por supuesto, tomó prestado a otros registros matemáticos, otras escrituras, tomó prestado en particular a la lógica de las cuantificaciones, pero en fin, me quedó en esto - , cuando captamos el concepto de estructura clínica en su simplicidad funcional, la cuestión que se plantea de saber si no tenemos allí más que un artificio de clasificación, un artificio simbólico, un semblante o si es verdaderamente, si puedo decirlo, real.
¿Estas estructuras son del orden del saber inscripto en lo real?
Entonces, extendamos la cuestión de la estructura hasta el punto de lo que yo podría llamar la estructuración espontánea.
No hay nada más espontáneo – en fin, al menos de derecho – que lo que el analizante les entrega una vez que fue autorizado a la asociación libre y que él ha captado que podía hablar libremente, sin ocuparse de prejuicios, semblantes y de vuestra supuesta sensibilidad – evidentemente es del orden del mas o menos y se introduce siempre un fenómeno de reserva mental. Pero tomemos lo espontáneo de la palabra analizante. Por el solo hecho que el sujeto se relata, e incluso por el solo hecho que habla, por el solo hecho de la palabra, eso se ordena aunque más no fuera bajo la forma de la puesta en serie de lo que le ocurrió, de lo que le ocurre, lo que teme o espera que le ocurrirá – para ocupar las tres dimensiones clásicamente distinguidas en el tiempo.
Lo que se le ocurre – la expresión lo dice bien – es del ordedel azar, es del orden de lo imprevisto, del encuentro, como decimos. El azar. Es lo que Lacan subraya en su Seminario del Sinthoma: Somos empujados por azares a derecha y a izquierda. Es reconocer, en los términos de Aristóteles, que la existencia se desarrolla en el reino de la contingencia.
Y por el solo hecho que hablamos, se instituye una trama entre los azares y sale a la luz una necesidad, que toma la figura de destino o de vocación. Emerge un orden a partir de hechos de repetición, y ya una es mucho en análisis, permite inferir unos Siempre, unos Yo-soy-así-está-escrito, Yo-solo-amo-a-quien-no-me-ama, axiomas que el sujeto hace espontáneamente emerger de la narración de lo que se le ocurre. Y llegado el caso le corresponde al analista formular la trama.
Por este solo hecho se opera la transformación de la contingencia en articulación. Un S1 azaroso se articula a un S2 (JAM subraya S1 y S2 en el pizarrón), y eso produce un efecto de sentido, un efecto de sentido articulado. El azar toma sentido. Es una operación casi invisible. Invisible. Hay que hacer un esfuerzo de discernimiento para percibir esta mutación, donde el sentido se insinúa en la contingencia.
Y lo más a menudo – por no decir siempre – cuando un axioma se desprende, nos damos cuenta que le había sido endosado al sujeto en su infancia, en un momento especial de disponibilidad y de apertura, por alguien de su familia, o de lo que hacía las veces, y que el sujeto que habla es también un sujeto hablado. De allí Lacan ha proferido el neologismo de parlêtre (JAM escribe la palabra en el pizarrón), un ser hablado hablante, que adquiere de este modo una densidad especial que permitiría decir que el parlêtre es el conjunto de esta articulación (JAM enmarca los cuatro símbolos del discurso): no es el sujeto, es el sujeto y la articulación y el producto de la articulación. Esta articulación S1 S2 no es necesariamente la suya, por el contrario es incluso primordialmente la del Otro.
Entonces, eso se trama de manera espontánea, el análisis es, en este sentido, como un laboratorio, donde asistimos al hilado de esta trama de sentido, organizando, articulando, sistematizando los elementos de azar que la preceden.
Entonces, he dicho espontánea. Porque no está calculado. Pero no podemos desconocer que esta articulación de sentido es una superestructura, en el sentido de una estructura que se sobre impone a elementos previos.
Y precisamente cuando hemos depurado el concepto de estructura hasta reducirlo a este vocabulario y a este sistema de lugares (JAM muestra los esquemas de los cuatro símbolos y de los cuatro lugares del discurso) o también a una proposición de lógica de la cuantificación –existe, para todo x, etc.-, cuando se ha depurado el concepto de estructura hasta ese punto, nos vemos conducidos a percibir que toda estructura es una superestructura.
Es con esto que comienza la última enseñanza de Lacan: con este clivaje entre la estructura y los elementos de azar previos que inserta y que hace significar.
La práctica del psicoanálisis cambia entonces de acento. Se trata de reconducir la trama de destino del sujeto de la estructura a los elementos primordiales, fuera de la articulación, es decir fuera de sentido, y podemos decirlos, porque están absolutamente separados, absolutos – reconducir al sujeto a los elementos absolutos de su existencia contingente
La función de la interpretación ha cambiado. La interpretación no es proponer otro sentido, hacer girar el sentido manifiesto para revelar en él un sentido escondido. La interpretación apunta a deshacer la articulación de destino para apuntar al fuera de sentido, lo que quiere decir que la interpretación es una operación de desarticulación.
Entonces, aquí desde el punto al que los he conducido – ¿qué otra cosa he hecho sino tejer una trama que trata de articular la lógica que aspiró a Lacan hasta su última enseñanza?
El sinthoma, del cual hago el término clave de la última clínica de Lacan – lo hago también porque se lo ha hecho alrededor de mi como eco del desciframiento al cual yo me había entregado, al mismo tiempo que y después de, la publicación de ese Seminario, el sinthoma es un concepto que fue inventado para el caso de James Joyce, que es un caso sin análisis.
Es una inspiración recibida de un caso donde tenemos datos biográficos, literarios, su obra, su correspondencia, los recuerdos de sus más próximos e incluso el hecho para Lacan de haber visto a Joyce en su juventud en la calle del Odéon. Y, a partir de allí, inferir la clínica, el caso clínico de James Joyce.
Sin análisis. Lo que no es inédito puesto que Freud no hizo otra cosa con el caso del presidente Schreber para el cual se apoyó esencialmente en el libro de las Memorias de un neurópata. Es de esta producción que infirió una estructura clínica, que ordenó los fenómenos – en fin, los ha diagnosticado a partir de Kraepelin y hay una articulación construida.
En el caso Schreber como en el caso Joyce, sin desciframiento del inconsciente, sin que ninguno de ellos se haya entregado a la asociación libre y que tengamos, por parte del sujeto o del analista, el testimonio de los descubrimientos, las iluminaciones que habrían podido marcar allí una trayectoria.
El hecho fue consagrado por Lacan cuando dijo: Joyce estaba desabonado del inconsciente.
Es decir, por el hecho que no hayamos tenido ningún testimonio del inconsciente de Joyce, por ninguna experiencia, Lacan infirió más allá que Joyce no tenía propiamente hablando relación con el inconsciente. Es que precisamente, esta articulación de cuatro términos sobre el pivote del binario S1S2 (JAM enmarca S1 S2 y marca el recuadro de los cuatro símbolos) no valía para aquel que podemos llamar el parlêtre Joyce (JAM subraya la palabra parlêtre) sino que se revela ser por otra parte más bien un escritoser (scriptuêtre), puesto que de su parte tenemos el escrito. Y por lo tanto, en lugar de esta articulación de la que Lacan dice: En Joyce no hay, no hay nada que se parezca a eso, no hay nada que se parezca al discurso del inconsciente, en su lugar inventa, para decir lo que hay, el sinthoma (JAM enmarca la palabra sinthoma y marca el recuadro)
Es por lo tanto un concepto que se propone allí donde no hay inconsciente. Es, si uno quiere, el negativo del inconsciente.
Es ya la pregunta – si procedemos paso a paso como lo hago -, tratándose de sujetos que no están desabonados del inconsciente, puede plantearse la pregunta por la validez del concepto de sinthoma (JAM refuerza la marca sobre el recuadro de Sinthoma), que fue inventado para un sujeto del que se suponía que estaba desabonado del inconsciente, que no había articulación. Entonces, es muy posible – es lo que yo creo por otra parte – que el sinthoma comporte una enseñanza para los sujetos abonados al inconsciente, pero hay que tener en cuenta el hecho que este concepto fue inventado, para un desabonado del inconsciente y que muy bien podríamos defender que no es válido cuando el sujeto por el contrario está articulado en una estructura.
¿Por qué Lacan supuso que Joyce estaba desabonado del inconsciente, que no es simplemente que no había hecho análisis sino que no podía esencialmente hacerlo? Lo supuso, me parece, a partir de la lectura de Joyce. Constatando que eso no se parecía a nada. Constatando que los lectores de esta obra, principalmente universitarios – por no decir únicamente - , estaban detrás de este texto para encontrar soluciones a sus enigmas y que a nadie se le ocurría leer esto para distraerse (risas). Hace tiempo cuando tomaba un avión para recorrer grandes distancias, miraba lo que la gente leía. Leen lo que se llama page-turners, libros para dar rápidamente vuelta la página y saber cómo continúan porque se está atrapado por la intriga. No he visto jamás a nadie leer Finnegans Wake así (risas).Entonces, desabonado del inconsciente, quiere decir simplemente que Lacan se dio cuenta que eso no emocionaba a nadie, que no hacía llorar a nadie, que no hacía latir el corazón de nadie, que no concernía a nadie en nada, que no los toca, que no les mueve su objeto a minúscula. Lacan dice: Eso no juega sobre ningún equívoco que pueda conmover el inconsciente en nadie. No es simplemente la crítica de un lector, es lo que conduce a decir: Aquí no hay inconsciente.
Es por lo tanto la obra de alguien separado, la obra de un exilado, es incluso decir: algo absolutamente singular. Vean lo que este término singular trae con él. La distancia con cualquier comunidad. Nada en común. Es: cerrado sobre si mismo.
No es lo particular. Lo que les es particular es lo que les es común con algunos. Lo particular es lo que permite formar clases clínicas. Es lo que se parece de un sujeto al otro – ¡Ah! Es lo mismo. Este ejercicio fue llevado al colmo con la gran clínica psiquiátrica clásica donde, de un gran caos de enfermedades mentales, un Kraepelin por ejemplo logró hacer capítulos, parágrafos, clases y sub clases, agrupando los fenómenos particulares por los cuales los sujetos se parecían, exigiendo que se parezcan así, no solo en el momento en que son aprendidos, sino también en la evolución del cuadro clínico. La clínica se hace a nivel de lo particular.
Evidentemente esto no es universal, es decir lo que vale para todos.
Aquí, en su obra, tenemos un producto que no vale más que para uno solo. Y entonces, en ese sentido, Lacan inventó el concepto de sinthoma para designar lo singular, podemos decir, fuera de la clínica, fuera de la clasificación, lo singular en su absolutismo.
¿Entonces, en efecto, esto no vale más que para Joyce ? ¿o es que esto ayuda a percibir que , en cada uno, en esos cada unos que se parecen a algunos otros y de los que se ocupa la clínica, que, en cada uno, haya algo absolutamente singular y que esta desabonado del inconsciente ?
Y bien, es lo que ha creído percibir y hacer percibir Lacan: que hay sinthoma en cada uno.
Lo que distingue a Joyce, y es por eso que Lacan pudo percibirlo en lo concerniente a Joyce, es que Joyce está identificado a ese singular – y ahora tacho la palabra identificado -, es que él ha encarnado el sinthoma. Esta es la palabra que Lacan emplea. Es que ha encarnado lo singular – allí donde el común de la gente lo borra, allí donde el común de la gente se apresura en abonarse al inconsciente, y en ese momento la máquina de fabricar sentido común se pone en marcha, la máquina de fabricar equívocos capaces de darles vuelta las tripas en una multitud.
Yo evidentemente, cuando hablo e incluso cuando improviso, cuando exagero retengo la atención de las masas, la vuestra al menos. Es mi debilidad, Porque toco cuerdas capaces de conmoverse. Con Joyce, ¡todo el mundo salía corriendo (risas)! Pero es Joyce. Quizá yo llegaré a eso algún día (risas). Ah, es cierto que si llego a realizar el sueño de Lacan de hacer pasar todo esto a la matemática, podría cerrarla, y luego escribir las fórmulas en el pizarrón de arriba hasta abajo. Y entonces no quedarían más que cuatro o cinco personas (risas). Lacan soñaba eso: soñaba poder encarnar su sinthoma. Pero eso no le es dado a todo el mundo. Por lo común, ¿no? se ponen capas encima para poder vivir con los otros. Digo todo esto, no estoy más conmovido, es solo para hacerles comprender, hacerles comprender el valor que hay que darle a la indicación muy precisa de Lacan que Joyce encarna el sinthoma. Todo está allí.
Existe la singularidad del sinthoma en cada uno, pero está recubierta. Uno se empeña en encarnar algo muy distinto. Uno se empeña en encarnar su trama, su destino, la herencia de su familia, un gran personaje, ideales. Joyce – ¿una elección o no? se mantuvo encarnando el sinthoma en el espacio del desabonamiento al inconsciente. Y de este modo hizo ver algo que la clínica disimulaba.
Entonces, la clínica del sinthoma –entre comillas - es primeramente una clínica plana.
No está escalonada, no está estratificada, no se distingue allí el síntoma y el fantasma, no se puede incluso hablar de un avance y de una resistencia, no podemos hablar allí de una salida –Que nadie entre aquí si tiene la intención de salir – y lo que prevalece en ella, ya lo he dicho hace tiempo, es el girar en redondo.
Es lo que obliga a olvidar la clínica del deseo. Ella está animada por la dinámica del más allá, que es evidentemente dialéctica y que conduce a distinguir la necesidad, tomada en una fisiología elemental, la demanda, que se sobre impone a la necesidad, el significante – la palabra, la simbolización -, y luego incluso más allá, el deseo, resultante de la sustracción de la necesidad a la demanda, al menos en una de las versiones que Lacan da de ello. Y como un elemento de todos modos falta allí, Lacan le agrega, como cuarto término y sin encontrar su articulación precisa con las tres primeras la pulsión: necesidad, demanda, deseo y pulsión, de la que hace, en su enseñanza clásica el garante inconsciente de la demanda; hace de la pulsión una cadena significante pero articulada en el cuerpo.
Es verdaderamente cuando extrae del fantasma y de la pulsión, el concepto de goce que se inaugura una dinámica conceptual que lo conduce al sinthoma. Lacan – ya lo he dicho – pensó durante mucho tiempo poder dar cuenta de la libido freudiana en términos de deseo – modeló los desplazamientos de libido, que Freud había relevado, sobre la metonimia del deseo, pero lo que hacía objeción, hay que decirlo, es que eso no daba cuenta de la fijeza de la libido, y es de allí, me parece que el concepto de goce encontró su necesidad. Y por lo tanto lo encontramos repartido, presente en el objeto a minúscula del fantasma, presente en la pulsión, y cuando Lacan comienza a tratarlo, aparejado en la misma lógica del más allá que había puesto en función a propósito del deseo. Es el tiempo donde distinguía el placer y el goce: el placer homeostático respondiendo a un estado de bienestar psicológico - toma prestado del fisiólogo Cannon la noción de homeostasis -, el placer que responde a un estado de equilibrio, y por lo tanto el goce es un plus, un exceso, que viene a desequilibrar la homeostasis, señalándose por su potencia perturbadora y por su valor eventualmente doloroso. Hay que decirlo, esta descripción muy potente satura muchos hechos clínicos, es extraída cuando Lacan llama a su objeto a minúscula plus de gozar, y es la misma lógica que la que ustedes encuentran en el grafo de Lacan, un piso, un segundo, primer piso el placer, segundo el goce, bajo la forma del plus de.
Y viene el momento donde renuncia a esta lógica del más allá, donde la trascendencia que anima la lógica del deseo es reemplazada por un plan de inmanencia. Es decir una perspectiva, donde el concepto de placer es reabsorbido en el goce, donde se opone a nivel del significante, el de la sustancia gozante, y donde Lacan puede decir que la significancia, el orden significante, encuentra su razón de ser en el goce del cuerpo, que el sinthoma está condicionado no por el lenguaje sino por lalengua, más acá de toda articulación. Esta puerta, que Lacan entreabre en su Seminario XX, Aun, culmina en su concepto del sinthoma que designa, en su singularidad, la sustancia gozante.
El modo de gozar absolutamente singular es como tal irreductible –irreductible es decir que es un resto absoluto, que no puede ser reducido más allá.
Respecto de esto, Joyce, el no analizado, porque supo encarnar su sinthoma, hace de paradigma para lo que puede obtenerse del sujeto al final del análisis – paradoja, que Lacan modula, tempera, toma de diversos lados, pero es de cualquier modo la línea directriz. Más allá de la identificación al sinthome, tenemos la encarnación del sínthoma por parte de Joyce, la obtención de un estatuto que no es ya susceptible de ninguna transformación. .
Y entonces la clínica del sinthoma es una invitación a tomar este punto de vista sobre el sujeto en análisis
Por supuesto, por regla general, el sujeto en análisis está abonado al inconsciente, es decir que es susceptible de avances, de resistencias, su estructura se presenta como estratificada, está ese camino para hacer y ese camino dura, por razones esenciales sobre las cuales volveremos la próxima vez.
Pero, al mismo tiempo, tomar el punto de vista del sinthoma es saber que hay, que habrá lo-que-no-cambiara, tomar el punto de vista del sinthoma es un límite inaugural aportado al furor sanandi, es lo incurable inscripto sobre la puerta de entrada : ¡No sueñes con curar ! ¡mira lo que no cambia !
Eso pone el acento en el hecho que el análisis hace desprender lo incurable y que el sinthoma singular es también una verdad universal que se expresa : Todo el mundo está loco, todo el mundo hace una elucubración de saber sobre el sinthoma. La significancia, es una elucubración de saber sobre su modo de gozar. Y el Nombre del Padre, que condiciona toda la realidad psíquica, no es más que un nombre del modo de gozar: es el modo de gozar captado en su carácter universal.
Entonces ¿qué es un analista? bueno, voy a preguntármelo durante largo tiempo -, ¿qué es un analista en la clínica del sinthoma? es al menos un sujeto que ha percibido su modo de gozar como absolutamente singular, la contingencia de ese modo de gozar, que ha captado - ¿de que modo? –su goce en tanto que es fuera de sentido.
El equívoco que Lacan hace ver – escuchar – entre goce y sentido gozado, entre goce y oigo sentido (jouissance – joui sens) – con dos palabras, sin duda cuando avanzó, era como una equivalencia, pero una vez planteada, esta equivalencia renegó de ella: el goce es justamente el reverso del sentido gozado, sentido gozado es lo que sirve para olvidar el ser del goce.
Cuando Lacan evoca, al final de su escrito sobre Joyce, en los Otros Escritos pagina 570, que el análisis recurre al sentido para resolver el goce, no hay que entenderlo como una prescripción, ni como una descripción. Al contrario, me parece que su esfuerzo es abrir una práctica post joyciana del psicoanálisis, aquella que no recurre justamente al sentido para resolver el enigma del goce, que no se cuentan hystorias – con una y – sino que, más allá del discurso del inconsciente, apunta a restituir, en su desnudez y su fulgurar, los azares que nos han llevado a derecha y a izquierda.
Hasta la semana próxima, para el ultimo curso de esta serie (aplausos)
Recapitulación de lo que JAM escribió en el pizarrón
Traducción: Silvia Baudini
N de T: JAM aquí hace un juego monofónico entre sert (sirve) y serre (aprieta-encierra)
(recapitulación de lo que JAM escribió en el pizarrón)
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Décryptage et saisie : Michel Jolibois
Enregistrement et images : Fabienne Henry
Production et Copyright : TLN
Diffusion : seule amp-uqbar
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Diffusé seulement par amp-uqbar
20 de dezembro de 2008
Patricia Tagle Barton - Discurso de clausura 2008 NEL
Lima, 12 de diciembre de 2008
Apreciados colegas, participantes y amigos de nuestra comunidad de trabajo:
Esta ceremonia de clausura del año lectivo 2008 marca una escanción; es a la vez cierre y apertura. En ese sentido debemos inscribir esta ceremonia dentro del movimiento global de la Escuela Una, y en la nueva política de Orientación dada por Jacques-Alain Miller en sus Entrevistas de Actualidad, y en su Curso Cosas de Finura en Psicoanálisis, que marcan un antes y un después, e introducen un necesario tiempo de comprender en lo que atañe al lugar del psicoanálisis puro, y su relación con el psicoanálisis aplicado. Es también un tiempo de comprender lo que atañe al buen lugar de la Escuela de Lacan –como refugio y como enclave- frente al malestar contemporáneo y frente a lo social actual -que no hace lazo- ; y el buen lugar del analista y del discurso analítico como una forma de lazo social inédito.
Puedo pensarlo, hoy, como la búsqueda de una re-ubicación de la Escuela, y del psicoanalista lacaniano, en una eutopía; es decir, el buen lugar.
Evoco para situar la cuestión -en este momento de elucidación del tiempo de la experiencia de la Escuela Una, de la NEL, y de nuestra sede-Lima-; la función de las Escuelas de la antigüedad Griega, incluso previo a ellas, el ánimo indescriptible que propició con los pre-socráticos el advenimiento de una era inédita, acogedora del pensar solícito; que se hizo patente antes aun que en una episteme, en un estilo particular de vida, que ellos mismos dieron en llamar el bíos theorétikós. Y que propongo para pensar esa eutopía, que hoy buscamos, y que pienso además en la vía de una posible “bíos analitikós”; fuerzo aquí los términos, en el que radicaría el estilo propio en que un psicoanalista lacaniano podría situarse ante la Escuela y la ciudad.
La esencia de este estilo de vida, el ánimo mismo que la inspira, fue recogida a manera de anécdota, y nos fue transmitida por Aristóteles. Se trata de un hecho recogido en torno a uno de los pensadores más evocadores de la era llamada pre-socrática, Heráclito; quien, por su estilo aforístico, fue apodado “El oscuro”.
Se las relataré tal como ella es vuelta a recoger por Heidegger:
“Se cuenta de Heráclito de una palabra que él había dicho a unos forasteros que habían querido tomar contacto con él. Viniendo viéronle cómo se abrigaba junto a un fogón. Se detuvieron sorprendidos, y esto sobretodo porque él les daba ánimo a los vacilantes y los llamaba para que entraran, con las palabras: también aquí se presentan los dioses…” (Aristóteles: De Part. Anim. A 5,645 a 17).
“La historia habla por sí misma, pero algo ha de ponerse de relieve.
La multitud de visitantes extranjeros en su impertinencia con el pensador se desilusionan y se desorientan a la primera vista de su estancia. Ella cree que debe encontrar al pensador en las circunstancias que, contra el vivir corriente de los hombres, llevan los rasgos de la excepción y de lo raro, y por eso de lo excitante. La multitud tiene la esperanza de encontrar, en su visita al pensador, cosas que –al menos por un corto tiempo- dan materia para una charla divertida. Los forasteros que quieren visitar al pensador esperan tal vez verlo precisamente en el momento en que él piensa, sumido en la profundidad. Los visitantes quieren “vivir” esto, no quizás para llegar a ser tocados por el pensar, sino únicamente para poder decir por ello que han visto y oído a uno de quien, por otra parte, sólo se dice que es un pensador.
En vez de eso, los curiosos encuentran a Heráclito junto a un fogón. Ese es un lugar ciertamente bien cotidiano y modesto. Ciertamente, aquí se cuece el pan. Pero Heráclito no está junto al fogón ocupado en la panadería. Él se detiene allí para abrigarse. Así delata en este lugar evidentemente cotidiano toda la estrechez de su vida. El panorama de un pensador aterido ofrece poco interés. Los curiosos pierden, pues, también ante este panorama desilusionante hasta las ganas de entrar más cerca. ¿Qué tienen que hacer allí? Este suceso cotidiano y sin atracción de que alguien tiene frío y se pone junto al fogón lo puede encontrar todo hombre y en todo tiempo en su casa. ¿Para qué, entonces, buscar a un pensador? Los visitantes se preparan sencillamente a marcharse de nuevo. Heráclito lee en sus rostros la curiosidad desilusionada. Él conoce que en la multitud ya la falta de una sensación inesperada basta para hacer volver en acto a los recién llegados. Por eso les da ánimo. Él les pide que entren con las palabras: también aquí se presentan los dioses.
Esta palabra para la estancia (éthos) del pensador y de su quehacer da una nueva luz. Si los visitantes entendieron, en el acto, y si entendieron siquiera esta palabra, y así, lo vieron todo en la otra luz de otra manera, esto no lo dice la narración. Pero que esta historia se cuenta y aún nos es heredada a los de hoy descansa en el hecho de que lo que ella informa proviene de la atmósfera de este pensador y la caracteriza. También aquí, en el fogón, en este lugar habitual donde toda cosa y todo quehacer, toda circunstancia y todo pensar es familiar y corriente, es decir, sólito, “también aquí”, en el círculo de lo sólito, es así pues, “que los dioses se presentan”.
Dice Heráclito mismo: “éthos ántropo daimon”, “La (sólita) estancia es para el hombre la apertura para la presentación de Dios (de lo insólito).”
La presentación de las actividades y los espacios de trabajo de la NEL-Lima para el año próximo, están todos ellos diseñados e inspirados por este ánimo evocador; e inscriptos en el marco de nuestras nuevas políticas de Orientación.
A nombre mío, y de quienes me acompañan en este Directorio –María Hortensia Cárdenas y Elida Ganoza- les damos las gracias por habernos acompañado durante el año 2008 con su presencia, su participación y su trabajo; y los invitamos a sumarse el próximo año a este nuevo proyecto de trabajo.
Cordialmente,
Patricia Tagle Barton
Directora
Nota: HEIDEGGER, Martin: Carta sobre el humanismo(1947).Madrid: Taurus, 1970. (Ps. 55-56)
[elp-debates] [BLOG-ELP] EXCLUSIVA y ¡¡¡Felices Fiestas!!!
La Editora del BlogELP, Lucía D'Angelo, su Consejo de redacción -Margarita Alvarez, Vilma Coccoz, Chus Gómez, Fernando M. Adúriz, José R. Ubieto, Luis M. Carrión y Estanislao Mena,- y el redactor del mismo, José Manuel Alvarez, les desea felices fiestas, un muy buen año 2009, y les ofrece, una vez más, una exclusiva de ultimísima hora junto con los nueve últimos post que se han publicado desde el 25 de Noviembre hasta el 18 de Diciembre de 2008.
“El niño como real del delirio familiar”
Conferencia de Eric Laurent en las
VII Jornadas de la ELP "Clínica del Lazo Familiar y sus nuevas Formas".
Crónica: La relación con la autoridad en la adolescencia: nuevas perspectivas.
Lierni Irizar (San Sebastián)
Un aspecto del rechazo de los adultos hacia los adolescentes, tiene que ver
con la manifestación por parte de estos de las propias modalidades de goce
y sus excesos inevitables hasta que encuentran su regulación sintomática.
El adolescente, en cierto sentido, es un artesano que ejercita nuevos usos
de la lengua y de las imágenes para tratar modalidades de goce inéditas.
Crónica: Juventud eterna. Clínica y pragmática de la
desinserción en los jóvenes: una perspectiva psicoanalítica.
Blanca Fernández* (Málaga)
Poner de relieve ciertas manifestaciones evidentes en muchos sujetos
que pretender perpetuar el estado de juventud, cuestión que consideramos
sintomática y vinculada a las diferentes modalidades de desinserción como forma de goce actual.
“Nos amedrentamos delante de esos jóvenes que
se colocan en peligro con comportamientos
que nosotros mismos engendramos”.
Entrevista a Philippe Meirieu por Jacques-Alain Miller (París)
La contención es primeramente química: producimos niños “turbulentos” que
tildamos de hiperactivos ¡para someterlos a la Ritalina! La contención es, en fin,
la multiplicidad de los sistemas de localización, de control,
de clasificación y de aprisionamiento.
José Ramón Ubieto (Barcelona)
¿Cómo entender este fenómeno creciente? Un elemento común parece ser el nuevo
estatuto del niño, su valor libidinal, como objeto de satisfacción, en términos freudianos.
El carnaval de los miedos.
Por Jacques-Alain Miller (París)
El miedo es la pasión de las sociedades mercantiles. Hay sociedades donde se
mata o se matan por nada, donde la vida cuenta poco frente a la venganza,
donde domina el desprecio por la muerte. Una vez que el comercio borró
el sentido de lo sagrado y el punto de honor,
¿cuál es el único soberano bien que le resta?
La política del síntoma en la psicosis.
Silvia Szwarc (Buenos Aires)
Hay una estructura unificada de la psicosis con polos entre los cuales
se producirán las maniobras posibles del psicótico con su locura. El cifrado de goce
del inconsciente en la psicosis constituirá el recurso siempre singular de la maniobra.
Y el lugar del analista, es el de impulsar al que intenta mantenerse a flote,
indicarle la buena orientación, cuya clave ha encontrado su inconsciente.
El dinero libidinal.
Vicente Verdú (Madrid)
¿Qué posibilidades le queda al capitalismo de prosperar cuando la mujer se
libera y pasa de objeto a sujeto, de mercancía a especulador,
de patrón de intercambio a actor, de la esclavitud a la manumisión,
del encierro de su libertad a su libre proliferación epidémica en todas
las esferas del conocimiento, del negocio, de la cultura o del poder?
El futuro del Mycoplasma Laboratorium.
Jacques-Alain Miller (París)
Los psicoanalistas no tienen que alcanzar el coro de las suplicantes
que suspiran por los tiempos pasados. Libre cada uno de ser humanista,
si eso le place, cristiano, por qué no, pero como analista,
no sabrá ser tradicionalista, ya que esa posición reactiva,
reaccionaria, conservadora, va en contra de su acto.
La Otra Psiquiatría. Entrevista a Chus Gómez.
Iñaki Markez
Si algo define a la Otra psiquiatría es el interés por el estudio de la
psicopatología psicoanalítica y el trato con el loco. No es ninguna asociación;
no tiene miembros ni socios. Las personas a ella vinculadas somos psicoanalistas,
psiquiatras y psicólogos clínicos que trabajamos en servicios públicos de salud mental.
[AMP-UQBAR] Judith Miller en la prensa Argentina
PSICOLOGÍA • JUEVES 18 DE DICIEMBRE DE 2008
LA HIJA DE JACQUES LACAN REFLEXIONA SOBRE EL CAMPO PSI EN ESTE SIGLO
El porvenir del psicoanálisis
Para la autora, los cambios del mundo, y los de la clínica, exigen cuestionarse. Y considera que no le compete a esta disciplina alimentar la nostalgia de los ideales antiguos ni la queja sobre el mundo, pero sí poner su reloj en hora.
Por Judith Miller*
“Es que a una verdad nueva, no es posible contentarse con darle su lugar, pues de lo que se trata es de tomar nuestro lugar en ella. Ella exige que uno se tome la molestia.” Jacques Lacan, “La instancia de la letra en el inconciente”, Escritos 1, p.206.
“Hay que adentrase en el campo social, en el campo institucional, y prepararnos para la mutación de la forma del psicoanálisis. Su verdad eterna, su real transhistórico no serán modificados por esta mutación. Por el contrario, se salvarán, si captamos la lógica de los tiempos modernos.” Jacques-Alain Miller, Le neveu de Lacan, p.124.
El pasaje al siglo XXI, el 150 aniversario del nacimiento de Freud y el centenario del de Lacan condujeron a aquellos que inscriben su trabajo en el Campo Freudiano a interrogar cada vez más el lugar del psicoanálisis en el mundo, así como la función que le toca a un analista. El mundo cambia y este lugar es en efecto cuestionado en el país mismo en que Lacan ejerció y enseñó. Es decir en el país donde no sólo el filo de la invención freudiana fue salvaguardado por Lacan, sino también donde la doctrina analítica conoció avances tan notorios que recién hoy comenzamos a tener una medida de las consecuencias de la última enseñanza de Lacan, tanto en lo que respecta al Edipo como a los síntomas, para tomar sólo dos ejemplos entre muchos otros.
Seguramente los cambios del mundo, y con ellos los de la clínica, exigen interrogar el lugar que tiene allí el psicoanálisis y la función que le toca a un analista, sabiendo que desde el nacimiento del psicoanálisis este lugar debe defenderse y esta función delicada sostenerse. Hoy, lo son sin duda más que nunca. A través de los cambios, pocas cosas de la era victoriana han resistido que podamos encontrar en el mundo globalizado, donde lo propio se caracteriza por la ruptura que opera con los ideales y los valores tradicionales, de la familia especialmente, y una plétora correlativa de plus de gozar desechables, falsos objetos a, que ofrece al consumo público en el lugar de los ideales que se han vuelto obsoletos. No puedo más que remitirlos al sitio de la ELP a este respecto que publica los trabajos de nuestros colegas elucidando el "estado de la civilización" de manera metódica y rigurosa y sus repercusiones sobre la "cuestión psi".
Sin embargo Lacan no dejó de confiar en una "conferencia de prensa" de 1974, en el momento de "La tercera" (intervención suya en Roma), que a sus ojos la religión (la verdadera, es decir la romana) tenía todo lo necesario para triunfar más allá de las convulsiones que el planeta habría de conocer y los avatares de la civilización. (Un paréntesis aquí: ¿para cuando el ensayo de un psicoanalista consagrado al movimiento ecologista que se inquieta por los estragos destructores que amenazan a la Tierra y a los equilibrios naturales de su fauna y de sus climas?)
En 1974, Lacan sin embargo no invita al psicoanálisis a proponer otro sentido diferente del que la religión encuentra siempre para hacerlo abundar y mejor enmascarar lo real: todo sentido es religioso. El indica la brújula que especifica el psicoanálisis: orientarse por lo real que se desprende en efecto del psicoanálisis: lo que fracasa, lo insoportable que insiste. Tal es su singularidad y su razón de ser, a falta de lo cual estaría destinado a deteriorarse ¿Se trataría de condenarlo a una triste alternativa: el fracaso o la traición?
¿Cómo puede el psicoanálisis encontrar su lugar en el siglo XXI sin traicionarse y sin auto segregarse? Es estrecha, seguramente, la vía que supone que logre circunscribir siempre lo real y obtener por el mismo movimiento un saber hacer en su lugar. Lo imposible no es la impotencia. Es la ética del psicoanálisis lo que supera cualquier traición y franquea todos los obstáculos si se sostiene firme en el principio enunciado por Lacan "no ceder sobre su deseo". Si la puesta en marcha por cada uno de tal principio supone que la cura del sujeto haya sido conducida a su término, "habita ella a todo analizante que se aferra a la ocasión de servir a la causa del psicoanálisis, autorizándose a ser un practicante debidamente formado".
El porvenir del psicoanálisis se sostiene seguramente en la formación de los analistas. Nada sorprendente ni nuevo al decirlo, lo que es sorprendente y nuevo es la coyuntura en la cual este decir encuentra su efectividad. En este siglo XXI, la conferencia institucional de la ECF del 13 de septiembre de 2008 se da como tarea comenzar a encararla para desbrozar el terreno, incluso extraer las minas.
No le toca al psicoanálisis pasar por compromisos para existir en el mundo, especialmente del tipo promoción o aceptación de diplomas: está en su esencia misma el no ser pasible de diplomas. Su ejercicio implica que permanezca confidencial, el inconciente freudiano se constituye en una relación de palabra de orden privado.
Por el contrario, le toca al psicoanálisis salvaguardar el espacio de este orden cuando todo (la ideología de seguridad, la tecnología Internet, la política de la transparencia, la tecno-psi) trabaja para su disminución y para hacer olvidar a cada uno su soledad, su responsabilidad, incluso sus cogitaciones de ser hablante. En Francia, moviliza a los ciudadanos lúcidos un proyecto de decreto gubernamental que pone en jaque, en el nombre de su seguridad, a las libertades individuales. Tales decretos están en el aire de nuestros tiempos en nombre de la "transparencia" y de la trazabilidad que la ley del mercado ha promovido y que la globalización intenta aplicar a las personas, a condición de no ver en ellas más que a consumidores- productores.
Es por ello que iniciativas tales como los Forums psi y Le nouvel Âne se inscriben en la trama de la enseñanza de Lacan en el momento particular de la civilización que vivimos. Luego del Seminario XVII, hemos sido esclarecidos sobre el "reverso" del psicoanálisis: este término indica que discurso del amo y discurso del analista están hechos de la misma estofa, del mismo tejido. Ciertamente se oponen, uno masifica cuando el otro permite a cada sujeto, uno por uno, leer el inconciente del que es el producto. Y esta oposición dice la estrecha relación, desde su invención por Freud, entre la práctica del psicoanálisis y su época. A diferencia del discurso de la histérica que, persiguiendo la verdad, pone al desnudo el semblante sin poder hacer otra cosa que reforzarlo, el discurso analítico, no denuncia los semblantes pero sabe servirse de ellos sin enredarse allí.
Le corresponde, no obstante, al psicoanálisis determinar lo que es transmisible de la experiencia analítica y proseguir la elaboración, inaugurada por Freud y cristalizada en sus matemas por Lacan. De allí el tacto requerido en la exposición pública de esta experiencia privada. El testimonio del pase no sale de círculo restringido al cual se dirige, la publicación oral o escrita de un caso y su discusión responden a exigencias con las cuales se miden las apuestas de la inscripción del psicoanálisis en el mundo tal como va. A esta inscripción contribuye un amplio abanico que va desde las enseñanzas de los AE a las intervenciones públicas.
Si no le compete al psicoanálisis alimentar ni la nostalgia de los ideales antiguos ni la queja sobre la dureza del mundo tal como es, le compete poner sus relojes en hora. Primeramente examinando en qué contribuyó, si no es acaso al ascenso al cenit del objeto a, a la caída de los ideales, en qué sus éxitos mismos dieron pretexto a los ataques de aquellos que anhelan asesinarlo. Luego desinflando los argumentos inconsistentes en nombre de los cuales el cientismo pretende que está muerto y enterrado. Finalmente explicitando las condiciones en las cuales un analista puede sostener su función, sin renunciar a su laicisismo. Como sabemos, no hay psicoanálisis sin psicoanalistas y no hay psicoanalistas sin formación analítica y verificación de esta formación, que sólo una Escuela de psicoanálisis puede asegurar.
*Judith Miller es hija de Jacques Lacan casada con Jacques-Alain Miller. Fragmento extraído de la publicación Mediodicho, del Campo Freudiano. Traducción: Silvia Baudini. Gentileza EOL Rosario.
FIN
18 de dezembro de 2008
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17 de dezembro de 2008
[elp-debates] Audioconferencia - Céline Menghi- Granada
Céline Menghi
MP3
http://www.savefile.com/files/1931508
"Voy a hablar de las palabras en la época postfreudiana respecto al psicoanálisis aplicado. La cuestión es si la palabra todavía puede sorprender al sujeto. Me parece que sí, porque tenemos la fortuna de la enseñanza de Lacan. Presentaré también un caso de la clinica del CECLI, el CPCT en Roma". CM
Intervinieron: Celine Menghi. Escritora y Psicoanalista en Roma. Analista de la Escuela. Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis de Italia y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).
Presentaron: Jesús Ambel. Psicoanalista en Granada. Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).
Del viernes 12 de diciembre de 2008 - Salón de Grados -Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de Granada
Organizó: Instituto del Campo Freudiano de Granada y la Biblioteca del Campo Freudiano de Granada (ELP)
Patrocinó: Vicerrectorado de Extensión Universitaria. Universidad de Granada
Colaboraron: Diputación de Granada. Hotel Carmen.
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Audios conferencias: http://www.icf-granada.net/audio.htm
Programa completo de las conferencias: http://www.icf-granada.net/conde.htm
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