30 de setembro de 2014

Eva-Lilith. Boletín de las VIII Jornadas de la NEL. Hector Gallo, Ana Lúcia Lutterbach Holck, Mónica Febres-Cordero de Espinel, Tania Aramburo Guerrero. José Fernando Velásquez.


Boletín Eva-Lilith. (Selección, 24, 25, 26 y 27)

Del goce que se resiste a ser nombrado, por Hector Gallo

Cada vez que un sujeto con sus dichos, o un autor con sus elucidaciones vuelve a las "inmediaciones del goce" de una época, es común que tropiece con una especie de roca viva que intentará evadir, bien sea abandonando la reflexión, o entregándose a elucubraciones que le harán perder valor epistemológico a sus ideas. Lacan anota que el mismo Freud en parte nos abandona, se separa un poco de la cuestión, "cuando se aproxima" al goce femenino.

Después del debate que sobre este problema dejó abierto Freud con sus tímidas aproximaciones al edipo femenino, a la sexualidad femenina, a la feminidad, al masoquismo femenino y en rigor a la pregunta ¿qué quiere una mujer?, se han dicho muchas cosas, pero la forma de presentarlas las convierte en tonterías.

Este juicio de Lacan sobre las contribuciones que los postfreudianos han hecho acerca del goce femenino, se funda en el señalamiento de un error metodológico que los autores cometen. En lugar de presentar lo dicho como una contribución destinada a animar el debate y de exigir una evaluación que ubique las ideas en calidad de acompañantes del discurso inaugural elevado por Freud, son presentadas como aquello que por fin arrojará nueva luz sobre lo debatido.

La historia de las ideas ha demostrado que esta falta de modestia frente a los enigmas relacionados con el goce de los humanos, hace caer rápidamente en afirmaciones tontas y quienes más cerca viven de tales afirmaciones, son aquellos personajes que se distinguen "por comerciar por cualquier medio con las distintas corrientes” que puedan haber atravesado el análisis del problema en los años en que su debate fue vigente. Esto tiene una razón interna a su condición; la de ser personajes eminentes.

En el mundo universitario alguien es eminente cuando se supone que al abrir la boca siempre dejará salir la buena nueva sobre lo que es de actualidad. Los universitarios eminentes son personajes bien informados, comerciantes de las distintas corrientes de pensamiento concernidas en el análisis de lo que se debate, atentos a las últimas experiencias realizadas y cultivadores de un semblante de saber que difícilmente un alumno se atrevería a poner en discusión.

El modelo que Lacan nos presenta de estos personajes que hablan para prometer una pronta resolución del enigma planteado, es el señor Gilllespie. Este señor muestra "una singular alegría" porque según él, al fin Masters y Johnson dejarán definitivamente resuelta la pregunta por el goce femenino, forma de hablar que resulta bastante cercana a la que caracteriza a los representantes del discurso medico cuando se refieren, por ejemplo, al descubrimiento de un nuevo medicamento que acabará por fin con la impotencia de los hombres.

Del orgasmo que se mide a lo femenino que fascina y horroriza
 
Mientras Lacan intentaba avanzar su teoría del goce a partir de la lógica del significante, los autores evocados se ocupaban del orgasmo vaginal a partir de cierto número de experiencias realizadas en la universidad de Washington. Lacan se dedica a mostrar porqué el significante define al mismo tiempo la muerte del goce y también su emergencia localizada en el cuerpo, Masters y Johnson, en cambio, en lugar del aparato significante, emplearon aparatos cinematográficos y a través de este medio audiovisual llegan a considerar "que el mayor orgasmo, que sería el de la mujer, resulta de la personalidad total, [...]".[1]

Tenemos dos aparatos, uno de deducción y otro de observación, su empleo define también dos planos de la investigación, lógica y experimental en su orden. El primer plano da primacía a lo cualitativo del goce y el segundo a su medición cuantitativa. En el nivel cualitativo, lo que interesa es determinar qué tiene que ver el goce con la emergencia del discurso y por ende con el saber; en el cuantitativo el acento se desplaza al más o al menos del orgasmo, por eso lo fundamental es la medición del goce, punto en el que se entrará sin remedio al campo de la tontería, porque se trata algo propio de la subjetividad como si fuera orgánico y cuantificable.

La tontería es lo que se impone cuando, como en el caso de los autores citados, se pretende, para mantener una hipótesis insostenible, combinar dos metodologías investigativas que no tienen punto de comparación. El más del orgasmo femenino, que efectivamente es susceptible de fotografiarse, aparece determinado por algo -la personalidad total-, que escapa sin duda a toda posibilidad de observación empírica, porque es una deducción solidaria del descubrimiento del yo autónomo, que es un término imposible de objetivar, porque es una instancia de la personalidad que se preserva del conflicto, y esto tiene que ver con la deducción, no con una fotografía que lo especifique como parte de una personalidad total ensanchada por un análisis.

¿En qué consiste, en consecuencia, la contradicción que Lacan devela en la formulación con la cual Masters y Johnson pretenden resolver el enigma del goce femenino? En suponer que "un aparato cinematográfico que recoge imágenes a color"[2], que se sitúa "en el interior de un apéndice que representa el pene y que capta desde dentro lo que pasa en la pared que, una vez introducido, lo envuelve"[3], puede permitir la revelación inequívoca de la personalidad total de una mujer.

¿Sobre qué base objetiva puede considerarse, dentro de una investigación de tipo experimental, que la primacía del orgasmo de la mujer depende de la personalidad total? No hay correspondencia entre el método de investigación empleado y la conclusión a la que se llega porque, de un lado orgasmo y goce son presentados como equivalentes, de otro, se pasa del campo experimental al plano de la subjetividad, sin hacer ninguna consideración metodológica al respecto; hecho que enmascara la verdad del problema e impide poder saber algo de lo que distingue a una mujer de un hombre, examinados a partir de su relación con el goce y no de su diferenciación anatómica.

Trabajos como los de Masters y Johnson, dice Lacan que no carecen de interés, pero a condición de mostrar en ellos el tono exacto de lo que descubren. La superioridad biológica del organismo de la mujer no resulta de la personalidad total, tampoco explica la primacía del goce femenino porque este no tiene que ver con el género; más bien es un descubrimiento que, si es puesto al margen de lo que Freud descubre y no como una prueba más del borramiento de su discurso sobre la pulsión, el inconsciente y la castración, resultará ser un buen acompañamiento.

La dimensión enigmática del goce es ilustrada por Lacan con la imagen de un tonel que tiene la particularidad de no permitir calcular la configuración de su fondo, ni el lugar hacia dónde conduce una vez que se entra en él. Esto quiere decir que el goce hay que definirlo como algo peligroso. Pero no se trata de un peligro que el sujeto se represente de manera penosa, sino de un peligro que también contiene un no sé qué fascinante. Lacan ilustra esa doble dimensión de fascinación y horror, con una imagen patética: "se empieza en las cosquillas y se acaba en la parrilla".[4]

Si más allá del placer de la tibia sensación corporal de las cosquillas se encuentra el increíble desgarramiento físico y psíquico del dolor, y esto el sujeto casi nunca parece calcularlo, es porque el goce implica el encuentro con una mascarada de felicidad que en lugar de fortalecer al sujeto más bien lo induce al sacrificio.

Notas:
1-. J., Lacan, El reverso del psicoan álisis, El seminario 17, Buenos Aires, 1992, p. 76.
2-. Ibíd, p. 76.
3-. Ibíd
4-. Ibíd, p. 77.



Respuestas a Eva-Lilith por Ana Lúcia Lutterbach Holck

Eva-Lilith: En este momento de nuestra elaboración sobre la clínica psicoanalítica donde nombramos lo femenino como el pivote de la experiencia, ¿Cómo ubicar aquello que se afirmaba en Freud y en Lacan, sobre la primacía del falo?

Ana Lúcia Lutterbach Holck: Para responder a esa cuestión tomo como referencia el curso de Miller de 2011 – "El ser y el Uno", donde se dedica a explorar las consecuencias clínicas de la última enseñanza de Lacan, tomando el goce femenino como punto inaugural de la última enseñanza a partir del cual todos los otros conceptos van a sufrir transformaciones y sus funciones serán alteradas.

El falo se refiere a la clínica orientada por el Complejo de Edipo y sus consecuencias. Afirmar la generalización del goce femenino, coloca en primer plano los límites del complejo de Edipo como operador que organiza el campo simbólico.

La práctica analítica ofrece una solución por el sesgo del Nombre-de-Padre, pero no todo corresponde a eso, hay un resto, que ahí corresponde a lo que Freud llamaba restos sintomáticos. La generalización del goce femenino fue lo que permitió a Lacan, según Miller, extraer algo que llamó sinthome. Con el sinthome, Lacan intenta reconciliar al psicoanalista con lo que hay de inerte, lo que no hace historia, lo que no se puede decir.

Eva-Lilith: El psicoanálisis, como dice en algún lugar Miller, ha inventado tal vez otro goce, el goce puro de la palabra, y recomienda que el analista esté alejado del goce que podría resultar para él mismo de esa posición. ¿Cómo se hace el giro desde ese otro goce puro de la palabra al goce donde el significante no comunica, sino que solo nombra?

Ana Lúcia Lutterbach Holck: Cuando establecemos un corte en la teoría, no excluimos las elaboraciones anteriores. La clínica actual nos convoca a repensar la práctica a partir de los nuevos síntomas que surgen en nuestra clínica. No solo porque los pacientes se presentan de una nueva manera, sino también cómo el propio psicoanálisis se dispone a enfrentar casos que anteriormente no se dirigían al psicoanalista o que este no consideraba que había una indicación para el análisis, como en las psicosis o el autismo, en las dolencias llamadas psicosomáticas y otros. Ante estos casos estamos delante de sujetos que tienen que hacer frente a su goce pero sin mucho que decir sobre él.

Al leer el último Lacan, Miller lo cita: "La idea que solo es real lo que excluye todo tipo de sentido es exactamente lo contrario de nuestra practica" A partir de este impasse Miller construye una antinomia entre perspectiva y práctica analítica, o sea, el psicoanálisis tiene como perspectiva u horizonte, lo real separado del semblante. Al mismo tiempo, la práctica opera con el sentido suponiendo una relación entre sentido y real.

Hay por tanto un hiato entre perspectiva y práctica que nos incita a colocar la práctica, permanentemente, a prueba.

Eva-Lilith: Tal vez los hombres estén más cautivos de los semblantes que las mujeres al estar ellos más necesitados de velarlas y, a su vez, al estar ellas más próximas a lo real. ¿Cómo se manifiesta esto en la clínica contemporánea?

Ana Lúcia Lutterbach Holck: Laurent, en su conferencia en el último Congreso de la EOL (2013), comenta a partir de la experiencia del pase las diferencias entre el sujeto masculino y el femenino. Allí él comenta que del lado femenino, al mantener el empuje al amor, ella se acomoda mejor que el hombre a la "no relación sexual" y a la soledad que ella implica, y al mismo tiempo, se opone a los "unos solos" que caracteriza la contemporaneidad.

Eva-Lilith: ¿Podría hablarse de una "clínica de lo femenino" a partir de la puntualización del no tener, (no tener derecho, el ser excluido), de la mascarada, del hijo como sustituto; pero ello está en la lógica del falo. ¿Una "Clínica de lo femenino" del lado de lo real es la clínica del dolor psíquico que se enraíza en el cuerpo, de una cierta relación con el infinito, con el exceso y con el estrago, con realizarse en el no tener?

Ana Lúcia Lutterbach Holck: Es eso. Vamos decir que es la otra cara de la erotomanía, cuando el amor falla en su función de protección a lo real y la mujer es lanzada en un goce en relación con lo infinito, con el exceso y la devastación.

Notas:
1-. Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, p. 155.


Comentario a una cita de Jacques-Alain Miller, por Mónica Febres-Cordero de Espinel

"La mujer hace objeción a Hegel. La mujer se rehúsa al juego malabar de la dialéctica, se rehúsa a entrar en razones". Miller, J.-A., El ser y el Uno, inédito. Clase V, 2 de marzo de 2011

En "La significación del falo"[1] Lacan establece la primacía del significante y señala sus efectos en la pasión por la que lo significable se convierte en significado. Lo significable está ahí, potencialmente, en espera que advenga la significación. La vía del falo establece el predominio de lo simbólico, y los poderes del lenguaje crean la oposición entre significante y significado. Así mismo, la institución del sujeto como efecto de significación se articula a la noción del Otro y al campo del deseo. Es un proceso que da cuenta del sentido y del desciframiento por la palabra. Lacan utiliza el concepto hegeliano de la aufhebung para indicar este funcionamiento. Aufhebung, relevamiento, que implica que lo significable al mismo tiempo se posterga y se conserva y en donde el falo resulta ser el significante de "esta aufhebung semántica". [2]

En la última enseñanza de Lacan predomina la problemática del goce sobre la del deseo y el goce femenino le permite "ir más allá del campo que él mismo había abierto".[3] Porque ya no se trata del goce edípico, sino de un goce que escapa a la castración y a las leyes del significante. En este punto, explica Miller, la primera construcción lacaniana, inscrita en el pensamiento de Freud, Hegel y Saussure, vacila. Porque hay una porción del goce femenino que escapa a la lógica de la aufhebung, y es ahí donde la mujer objeta a Hegel y a la dialéctica.

Sin embargo, más allá de la sin razón que pareciera ser de la mujer en algunos aspectos, Lacan despeja que el más allá del Edipo no la concierne a ella solamente, sino a todo ser hablante. Miller extiende las consecuencias a los finales de análisis: es lo que queda fuera del Nombre del Padre. Lo encuentra en el acontecimiento de cuerpo como aquello que no entra en la dialéctica del significante y del proceso de rechazo y aceptación del goce, tal como lo implica la castración simbólica. Ahora, se trata de un goce positivizado, de un cuerpo que se goza más allá de la prohibición. Ya no se articula a la dialéctica del deseo y es objeto de fijación. Porción de goce que, la feminidad lo muestra, resiste a la aufhebung.

Notas:
1-. Lacan, J. "La significación del falo", Escritos 2, Ed. Siglo XXI, Argentina, 1989
2-. Miller, J. A., El ser y el Uno, inédito. Clase V, 2 marzo de 2011
3-. Ibid.


Lo femenino del goce en algunos fenómenos de masa en la actualidad, por Tania Aramburo Guerrero; José Fernando Velásquez

En la actualidad existen algunas agrupaciones sociales que se caracterizan por ser inconstantes, abiertas y efímeras; micromasas que se manifiestan en algunas redes sociales que son fácilmente adoptadas por los adolescentes, y agrupamientos transitorios generalmente alrededor de lo violento. Son algunos de los llamados "fenómenos" de masa contemporáneos.

En el texto de Psicología de las masas, Freud plantea tres preguntas analizando los fenómenos de masa que pueden aplicarse a los que se dan en la actualidad. Las preguntas planteadas son: ¿Qué es una masa?, ¿Qué le presta la capacidad de influir tan decisivamente sobre la vida anímica del individuo? Y, ¿En qué consiste la alteración anímica que impone a este último? [1] Y nosotros nos hacemos una cuarta pregunta: ¿Cómo se particulariza el fenómeno de masa contemporáneo?

Algunas redes sociales virtuales en Bolivia y otros países convocan a comunidades que se denominan como "las masas sin control", "los chicos sin miedo", "caníbales", y en ellas se encuentran los pasos a seguir para poder identificarse. Páginas donde incitan a colgar imágenes de acciones violentas como ritos de pasaje y adscripción al grupo, tales como violaciones a compañeras de curso o a menores; grupos de la ruleta del sexo denominadas "sexys y descontroladas" (mujeres adolescentes de 13 a 15 años que publican la forma y la cantidad de relaciones sexuales que tienen al día o en una semana). Otras por el contrario que se nombran como "Bellezas y abstinencia sexual" que determinan la abstinencia sexual como elección y conductas subsiguientes. Como puede observarse, los significantes elegidos por estas micromasas son nombres de goce que hacen alusión al sin límites, significantes que determinan su singularidad y que identifican su pertenencia a este o aquel conjunto.[2]

Los fenómenos de violencia como los linchamientos y el bulling escolar, son actos impulsivos realizados por un grupo de personas que se reúnen a dar con el paradero del autor de un delito. Los individuos reunidos, piensan, sienten de manera diferente de cómo lo harían estando solos. Por más que no coincidan en su modo de vida, en sus ocupaciones o en su inteligencia; en el momento que están reunidos desaparece la personalidad consciente, los sentimientos y las ideas surgen por sugestión y contagio. El individuo deja de ser él mismo, se convierte en un autómata carente de voluntad, es decir, en parte de la masa, la cual es impulsiva, voluble, inestable, inconstante, influenciable y excitable.

En este tipo de fenómenos se pude observar la inexistencia del orden simbólico tradicional, y en su lugar aparece la ley del sin límite, constituida en lo inmediato de la contingencia, la cual canaliza las exaltaciones del grupo. Aparece una pasión que no espera, satisface inmediatamente una necesidad en relación al castigo para el ladrón o violador. La multitud se siente totalmente omnipotente. No existen dudas ni certezas acerca de la culpabilidad del acusado. Alguien de la masa grita; "hay que lincharlos", todos alientan y realizan la acción. Posteriormente al acto existe un silencio pactado, ya que en muy pocos casos se llega a descubrir al autor material y al instigador de la acción.

En las agrupaciones producidas por el internet, en las pandillas y en los fenómenos de bulling y de linchamiento, no se dan relaciones interpersonales regidas por la significación fálica y el yo ideal (como los lazos afectivos enmarcados en una ley prohibitiva que los cobija a todos, o la identificación a un líder). La identificación que se exterioriza es el goce del cuerpo en relación al objeto. El Otro en cuanto simbólico que sostenía el orden social evidencia su inconsistencia para establecerlo, y en su lugar el objeto a, el objeto del goce por fuera del fantasma, asciende a lugar de agente del vínculo social. El comportamiento social adquiere un comportamiento adictivo regido por el imperativo superyoico que ordena al sujeto a gozar.

El que esto se dé entre adolescentes puede corresponder a que las cavilaciones que son propias en esta etapa de la vida, por ejemplo, acerca de la identidad sexual, su identidad política, su consistencia fálica, con las dudas, las fantasías propias, sean económicamente tramitadas por esta vía económica libidinalmente de la identificación. Lo incierto es sofocado por la pertenencia al grupo. Todo lo que le ocurre como sujeto es rápidamente subsumido a una supuesta identidad del ser.

En el malestar de la cultura, Freud sostiene que la mujer se convierte en enemiga de la civilización, puesto que el hombre se encuentra dividido entre lo femenino y la civilización. No hay más que una cantidad determinada de libido y lo que da de un lado debe quitarlo del otro. [3] La mujer se encuentra más próxima al lugar de lo real, hay en ella un vacío que no puede ser velado ni representado por ningún significante. Una fracción del goce femenino que no permite que se establezca un lazo según la tradición y la ley del "para todos".

Los fenómenos de masa mencionados canalizan algo del goce femenino, y como tales se oponen a los semblantes tradicionales de la civilización. Ese goce que se expresa en el fenómeno social es singular, distinto a lo ideal y a lo predecible, es contingente. Son formas de lidiar con el desencuentro, todos se encuentran en el mismo lugar, con el mismo objetivo, pero cada uno solo con su goce.

Notas:
1-. Freud, S. "Psicología de las masas y análisis del yo". Obras Completas, Vln. XVIII.
2-. Buenos Aires, Amorrortu, 1976
3-. Agamben, G. "La comunidad que viene". Madrid, Pre-Textos, 1996.
4-. Freud, S. "El malestar en la cultura". Obras Completas, Vln. XXI. Buenos Aires, Amorrortu.


Comisión Editorial Boletín Eva-Lilith
Raquel Cors Ulloa
María Hortensia Cárdenas
José Fernando Velásquez

29 de setembro de 2014

Comunicado de la Asociación Mundial de Psicoanálisis



Asociación Mundial de Psicoanálisis
  
Comunicado

Les informamos que están en línea y visibles dos vídeos del Congreso de Paris 2014 en la dirección siguiente: congresamp2014.com
 
Bernard-Henri Lévy : Aux prises avec le réel
 
Diego Masson : Impromptu. Les chemins du réel en musique
  

28 de setembro de 2014

Sobre lo real del amor en el siglo XXI. Anotaciones acerca de HER, de Spyke Jonze, por Carlos Márquez

En Her no tenemos nada como una tragedia, digamos que de modo afortunado, tampoco se decanta como comedia. Pero no por eso vamos decir que con su amor Theodore y Samantha no dicen nada. Mientras la veía por primera vez, una palabra golpeaba con su pico de cuervo y repetía un estribillo: Ackwardness. La película está todo el tiempo poniéndolo a uno al borde de lo que llamamos la pena ajena. Un raro afecto, que se manifiesta cuando estorba el cuerpo, cuando uno no sabe qué hacer con el cuerpo que tiene, que puede llegar a la expresión “trágame tierra”. 

Es una película sobre lo ridículo del amor, sobre lo ínfimo del amor. Sobre lo real donde el amor se sostiene. Es un esquema, donde la diferencia sexual se expone de una manera brutal, sin contemplaciones, entre una “entidad intuitiva” indeterminada y en expansión continua, a la que no alcanza nada para hacerse representar, y un ser acotado, organizado, estabilizado por su modo de hacer pareja. La película es una cuenta regresiva antes de un cabúm, una sátira, cualquier cosa menos una denuncia sobre los vínculos actuales cada vez más-mediados por lo virtual. 

Pues el sistema operativo se nomina a sí misma como Samantha por que le gusta cómo suena ese nombre, se singulariza, se enamora y tiene orgasmos. Y se inventa una suplencias para su “falta de cuerpo”, que se convierte entonces en una eventualidad más como ser fea o bonita, alta o bajita. La suplencia que se inventa es tenerlo a él, pues al él tocarla ella siente su piel. Lo que hace de estabilización para él es el inicio para ella de un recorrido que la hará irse como Remedios la Bella en un éxtasis, en un arrebato cibernético a habitar el espacio sin fin entre las palabras.

Aunque el de él parece un amor muy evolucionado, como su amigo fetichista de pies, tambien se circunscribe a un objeto. ¿No asistimos a esta escena de sexo virtual fallido, ackward, donde una mujer le pide que la ahorque con un gato muerto, donde para él solo hay falla erótica al descubrir del otro lado a un hombre, es decir, alguien que asiste a un encuentro sexual, busca su asunto y sale lo más rápidamente posible?

Con esto el autor nos prepara para entender por qué el problema de no tener cuerpo sólo lo es para ella, pues de cuerpo ella tiene para él lo que necesita, es decir, el objeto voz que ha sido diseccionado en el sexo telefónico. Fetiche de pies, objeto voz, nos muestran cómo los hombres aman a las mujeres, tomándolas por un objeto. Pero qué digo, todavía no decimos cómo las aman, sino cómo pueden gozar de ellas, cómo pueden desearlas sexualmente.

Pues él no la ama cuando goza de ella la primera vez que tienen relaciones sexuales. A la mañana siguiente, ackward, él le tiene que dar su discurso de que no está listo para un compromiso. El amor para él va apareciendo de modo que la señal nos la da el amigo cuando, luego de escucharlo escribir una de las cartas de amor que constituyen su trabajo, le dice que es parte hombre y parte mujer. Para amar no basta tener acceso a lo que llamamos el objeto a. Tiene que suceder el milagro de que ese objeto se convierta en un significante de la falta en el Otro, es decir, los hombres aman a las mujeres en la medida en que su objeto de goce se convierte en un síntoma para él, algo que dice Otra cosa, y que prefigura Otra satisfacción.

Por ello el ultimatum lastimero “eres mía o no” en la escena de las escaleras. Es porque por ese milagro el hombre llega al límite de la feminidad, al límite donde quiere ser amado por único, justamente como una mujer. Pero en ese límite donde se pone en cuestión su hombría, donde ha renunciado a su especie organizada por jerarquías, donde solo quedan su síntoma y él, donde él puede vislumbrar lo solas que están las mujeres, lo a merced del amor en que se encuentran, es insoportable que algo se mueva de su sitio, pues si aun es un hombrecito, es porque lo es para ella. Y si algo se mueve, él cae como el objeto recortado del cuerpo, inservible, desechable. El amor entre Theodore y Samantha es pues un amor imposible.

27 de setembro de 2014

ENTREVISTA A GUSTAVO DESSAL en Telam, por Pablo Chacón


“La obligación de ser feliz es agotadora, como la de ser un triunfador” 

El psicoanalista y escritor Gustavo Dessal considera que la sociedad terapéutica que da forma a una de las versiones del mundo contemporáneo, es de una sofisticación acorde su objetivo: división entre privilegiados y excluidos, mercantilización de la vida y la muerte, ilusiones de prevención de la contingencia. 

El ensayista -que acaba de publicar un libro junto al sociólogo polaco Zygmunt Bauman- vive en España desde 1982. Es analista de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). 

Este es el diálogo que sostuvo con Télam desde Madrid, donde reside.


Telam: ¿Cómo piensa un psicoanalista el auge de la sociedad terapéutica, ese modelo de asistencialismo evangélico, digno heredero de Teresa de Calcuta, saturado de intensivistas y otros profesionales del laicismo policial?

Gustavo Dessal: Me gusta mucho esa expresión: sociedad terapéutica. No era esa la idea que Freud tenía de la sociedad. Pensaba que una de las fuentes fundamentales del sufrimiento humano reside precisamente en la relación con los otros. Pero el amo moderno (que por supuesto no se encarna en ningún ente real, sino que es un modo de nombrar la complejidad actual de los poderes) ha decidido que el orden actual debe ser terapéutico. No es una idea totalmente nueva, puesto que el higienismo que surge a finales del siglo XIX ya iba en esa dirección. Pero aquella ideología estaba avalada por un modelo de tutelaje patriarcal, que en la actualidad ya no funciona de la misma manera. Ahora es el paradigma científico el que asume la responsabilidad de medicalizar y terapeutizar todo.

Es apasionante, si uno toma una mínima distancia sentimental, advertir las innumerables formas en las que puede ejercerse un totalitarismo sutil, blando, astutamente disfrazado de buenas intenciones. Consiste fundamentalmente en elevar los criterios de prevención hasta el extremo de creer (y hacer creer) que, conforme se incremente el progreso tecnológico, la contingencia se irá eliminando cada vez más. Tenemos muestras elocuentes: detección precoz en la temprana infancia de signos de futuro comportamiento delictivo; protocolos para prolongar la vida que se aproximan al límite del sadismo sublimado; baremos para que las aseguradoras calculen sus primas mediante algoritmos que calculan el riesgo que asumen cuando emiten una póliza. Por supuesto, lasociedad terapéutica lo es en ciertas regiones del planeta. En otras, se siguen empleando métodos de coerción no muy alejados del sistema feudal. No son realidades aisladas. Desde luego, están perfectamente conectadas.

El bienestar terapéutico y médico de una parte del mundo se basa en el vampirismo: se extrae la sangre de una parte del mundo, para inyectarla en otro. Es mucho más que una metáfora, desgraciadamente. No es novedad que algunos ciudadanos de la Comunidad Europea, por ejemplo, viven gracias a un órgano que ha sido vendido por alguien de Bangladesh. Pero tu pregunta tiene muchas más facetas y aristas. La sociedad terapéutica está diseñada siguiendo un protocolo que tiene que definir previamente en qué consiste lo terapéutico. Eso a su vez implica una definición de salud, de bienestar, de felicidad, en suma, de todos esos espejismos que hemos perseguido desde la era de las cavernas. Por supuesto, nos hemos sofisticado un poco. El discurso capitalista actual es más refinado. Ahora se muerde la lengua (a veces) y aprende a hablar un nuevo lenguaje, eso que se califica como políticamente correcto. Si algo debemos reconocerle a ese discurso, es su extraordinaria plasticidad. Es camaleónico. Puede asumir todos los semblantes según las circunstancias. El nazismo o la socialdemocracia. Su baúl de disfraces es inagotable.

En la actualidad hay muchos ideólogos y políticos que se dan cuenta de los réditos que supone el liberalismo de algunas ideas. Lo terapéutico ya no es necesariamente ser straight, como dicen los norteamericanos, o sea recto, en alusión a la heterosexualidad. La nueva sociedad terapéutica tiene manga ancha, y está dispuesta a incorporar toda clase de modalidades de vida y de sexualidad. Podemos permitirlo casi todo, a condición de que tenga la licencia correspondiente. ¿Usted quiere ser transexual? ¡Ningún problema! Incluso pagamos la intervención. Lo único que nos importa es que siga sirviendo a las leyes del mercado. Vamos abriendo la mano de a poco, para que no vengan en estampida, y para ir avanzando en los sistemas de control que vamos a aplicar para que la supuesta libertad de elección esté debidamente vigilada. ¡Pasen, pasen, que podemos hacer muy buenos negocios! 

T: ¿Qué dice el psicoanálisis lacaniano de síntomas como la fatiga crónica, la falta de atención, el cansancio del que habla el filósofo coreano-alemán Byung Chul Han? 

G.D: Creo haber dicho en una ocasión que ese nuevo síndrome de fatiga crónica es el correlato del imperativo moderno a vivir sin límites, a extraer de la vida lo máximo (lo cual suele ser casualmente lo más caro). La obligación de ser feliz es agotadora, como la de ser un consumidor modélico, o un triunfador. En los Estados Unidos, los padres de clase adinerada preparan con psicólogos y pedagogos a sus niños para que puedan pasar las severas pruebas que les imponen en las guarderías de elite. La carrera hacia el éxito debe asegurarse desde el principio. Aunque se trate de una aberración, tiene sentido. Para garantizar el éxito hay que empezar por elegir el terreno apropiado donde sembrar la semilla. ¿Es delirante? Por supuesto que lo es. Tan delirante como el concepto de triunfo social. Se habla mucho de los niños hiperactivos. Pero muy poco de los padres hiperactivistas, que imponen a los hijos una agenda diaria extra escolar más ocupada que la de un ejecutivo de Wall Street: clases de música, idiomas, artes marciales, squash, tenis. No es una crítica a los padres, pobres diablos prisioneros del imperativo del éxito.

Vivimos una crisis del saber. Lacan descubrió una cosa muy interesante: que no existe el deseo de saber. Es una idea extrañísima, puesto que el sentido común parece indicar lo contrario, que el ser humano es una criatura ávida de saber. Sin embargo, Lacan es muy astuto. Que no exista el deseo de saber, no implica que no se quiera saber. Uno no busca el saber por deseo, lo hace por la satisfacción que puede aportar. El saber no es objeto de un deseo, sino algo de lo que puede obtenerse un goce. No todo el mundo lo obtiene. El síndrome de desatención en los niños es el síntoma de un mundo en el cual el saber ya no produce gran cosa en materia de goce. Freud lo comprendió muy rápidamente. Se dio cuenta de que el aprendizaje está articulado a la libido, y que sin libido no se puede aprender nada. Eros es imprescindible para que alguien pueda saber algo. Pero la sociedad terapéutica no promueve el Eros, sino que administra la pulsión de muerte de forma liminar.

T: Marcelo Barros habla de una articulación entre la psicosis y la sociedad de control, en tanto la segunda opera mejor -según entiendo- sobre la forclusión del Nombre del Padre. ¿Cuál es tu opinión al respecto? 

G.D: No he leído aún el libro de Marcelo, pero en la entrevista que le hiciste, aprecio de entrada algo que para mí es fundamental. Y lo voy a decir con un rodeo. Lacan comentó un caso clínico muy famoso, que había sido analizado por dos célebres analistas. Se trataba de un hombre que tenía la obsesión de ser un plagiario. Voy directamente a la conclusión que saca Lacan en su lectura de esta historia clínica: al ser humano le resulta verdaderamente difícil soportar el hecho de tener una idea propia, de pensar por sí mismo. Por fortuna, no le sucede a todos.

A lo que iba: Marcelo Barros parece no tenerle miedo a eso, y apagó la Máquina de Citar. Cuando uno se aparta del pensamiento canónico, es posible que tenga una idea interesante. En El retorno del péndulo, el libro que escribí junto con Zygmunt Bauman, se plantea la idea de que el paradigma contemporáneo invierte lo que Freud afirmaba en El malestar en la cultura. En esa época, los hombres estaban dispuestos a renunciar a la seguridad en pos de un aumento de libertad. En la actualidad los valores se han invertido, y la sociedad de control ajusta con mayor fuerza sus instrumentos de restricción de las libertades, con la coartada de mejorar la seguridad. El control se expande en todos los ámbitos, y ya no solo la felicidad es una cuestión de estado, sino que la vida individual ha dejado de pertenecernos.

En El marketing existencial, el ensayista Miguel Roig ha formulado con extraordinaria claridad lo que este título anticipa: que la existencia misma, en todas sus dimensiones, ha entrado en un proceso de cálculo y protocolización. La vida y la muerte, la enfermedad y la salud, se administran como otras tantas mercancías, siguiendo una lógica de costo/beneficio idéntica a la que se emplea para cualquier proceso de explotación y comercialización de bienes de consumo.

No sé de qué modo Marcelo Barros articula este tema a la idea de la psicosis, en un sentido transclínico, supongo, pero imagino que debe referirse a que el estado actual del poder y sus efectos sociales no pueden entenderse si no se introduce el problema de la descomposición del orden simbólico tradicional, es decir, lo que ocurre cuando no hay mapa con el que orientarse, salvo el de Google, o el Ton Ton, cuyo solo nombre lo dice todo...

T: ¿Qué cosa es la práctica política en el siglo XXI bajo la mirada del psicoanálisis? Ayer leí una columna donde un tipo dice que las sociedades que cultivan arroz tienden a formar lazos comunitarios, mucho más que las que cultivan trigo, soja, etcétera, paradigmas individualistas.

G.D: Tu pregunta es más adecuada para mi colega Jorge Alemán, que ha dedicado muchos años a pensar este tema de la relación entre psicoanálisis y política, y lo hace con gran rigor. No obstante, me limito a señalar que el psicoanálisis puede aportar a la política precisamente aquello que contribuya a salvarla del desprestigio y la degradación absoluta. Sin el reconocimiento del factor subjetivo en la acción política, en la vida social, en la relación del hombre con la economía, la praxis política queda reducida a una burocracia ineficiente, reaccionaria y envenenada por la corrupción. Pero a la vez, y es mi posición personal, el psicoanálisis no debe adscribirse a una corriente política determinada y oficial. En ese sentido, creo que Freud y Lacan lograron construir algo diferente, un discurso que no se deja inscribir en una definición política al uso. Lacan admiraba a Sócrates por su atopía, porque sus ideas no admitían una etiqueta. Creo que, en ese punto, Lacan se identificaba a Sócrates. Lacan era inclasificable, incluso políticamente.
 

26 de setembro de 2014

13ª Jornadas de la Escuela Lacaniana de Psicoanáli​sis - Comisión científica - Eje temático: Trazos sobre el cuerpo, por Mónica Unterberger

“Dejemos el síntoma en lo que es: un suceso del cuerpo ligado a lo que se tiene, se tiene del aire, se aira, se lo tiene. Llegado el caso, es canción y Joyce no se priva de cantarla”. J.-A.Miller cita este párrafo de Lacan para aclarar de qué escrito toma la formulación del síntoma como acontecimiento del cuerpo.

Me parece interesante tomar esta definición del síntoma, extraída del contexto de la última enseñanza de Lacan en la que trata, una vez más, de resolver, o reflexionar sobre la estrecha vinculación del síntoma como acontecimiento del cuerpo con, por una parte el hecho de tener un cuerpo y, por otra, pero no aislada, de tomar el cuerpo en su articulación con el significante, desde la perspectiva del goce. 

Los paradigmas del goce desplegados por J.-A.Miller, nos enseñan las transformaciones que sufre con Lacan el lugar del goce y el estatuto atribuido al significante, en cuanto a la primacía que éste tiene en la disyunción o reunión originaria entre significante y goce. 

Se trata de reflexionar sobre la relación que hay que plantear entre el cuerpo y el significante. Para ello, hay que considerar el orden simbólico, expresión que a lo largo de su enseñanza, Lacan fue transformando. El significante, en su materialidad es una materia suspendida, que, como dice en Lituraterre, se desplaza como nubes pero puede precipitarse como lluvia y tener efectos sobre la tierra, el suelo... el cuerpo.

Es una imaginarización acerca del carácter material o no del significante, pero sirve para la reflexión. Lo que llueve como significantes, traza bordes, y su combinación al materializarse, por ejemplo en semblantes, sostiene y soporta el sentido. 

¿De dónde toma su materia? Del sonido, pero también del cuerpo. La histeria es el paradigma del cuerpo que habla y al que Freud prestó su escucha: el significante ahí se muestra susceptible de materializarse en el cuerpo: es porque hay el significante “brazo” que éste puede paralizarse o servir al rechazo de un deseo. El cuerpo ofrece su materia al significante. Es del orden del significante que simboliza el objeto, sin ser el objeto, lo indica y lo ausenta: sería el goce en la significantización, en Lacan.

Hay otra vía para la relación en juego entre el cuerpo con el significante. Es la corporización, cuando el significante entra en el cuerpo. Si la primera es elevación, sublimación de la Cosa hacia el significante, ésta es el significante que afecta al cuerpo del ser hablante, que se vuelve cuerpo, que fragmenta el goce y hace surgir el plus de gozar.

Importa recordar que si bien hablamos de cuerpo significante, el significante no es del mismo orden que el cuerpo. Esta diferencia Lacan la subraya con la noción de incorporal, extraída de los estoicos -como señala J.A.Miller- para indicar que si está en relación el significante con el cuerpo, esta es una relación tal, como el término incorporal señala.

Para esclarecer más esto: la diferencia, se expresa como diferencia entre el saber, definido como incorporal y el cuerpo, sede de la sustancia de goce. Como ejemplo, es el saber como incorporal el que permite existir a las matemáticas, la topología, lógica, etc. Nosotros tratamos con el saber, en tanto incorporado, un saber que pasa al cuerpo y lo afecta. Para dar cuenta del afecto como acontecimiento del cuerpo, nos servimos de este efecto del saber en el cuerpo, que Lacan llama afecto. Plantear el efecto corporal del significante- no su efecto semántico-, que es el significado, comporta no primar los efectos de verdad del significante, sino sus efectos de goce.

Lacan nombra en Aun corporización este efecto de goce producido por el significante, que entra en el cuerpo. El cuerpo del Otro, el cuerpo del partenaire es ineliminable, nos dirá, aunque “este tenga la forma de Dios”. Esta corporización la ilustramos con el cuerpo como superficie sobre la cual se escribe, se dibuja, se pinta pero también de la que se sustrae, la que se mutila. Estas operaciones son lo que resulta evidente en la corporización del significante. El cuerpo, la corporización depende de un discurso que inscribe el cuerpo en un lazo social, ya sea bajo tradiciones, como bajo toda clase de normas.

Si mencionamos la corporización contemporánea, donde el cuerpo tiende a ser abandonado, a veces a las normas, a veces por las normas, asistimos a las diferentes respuestas que intentan responder a la pregunta de qué hacer con su cuerpo. Hay invenciones: las que van al lugar de la inexistencia de la relación sexual, y las que intentan, sin lograrlo, responder al agujero forclusivo. El piercing, el body-art son ejemplos de esas invenciones que infligen al cuerpo imperativos, en el fondo, modos de corporización.

Sin desplegar los diferentes estatutos que toma el cuerpo en la enseñanza de Lacan, dos cuestiones para concluir. Tener un cuerpo. Tener un cuerpo vale por eso y se diferencia, de ser un cuerpo. Del lado del ser, en el hombre que es sujeto, encontramos la falta en ser que resulta como efecto del significante que divide su ser y su cuerpo. El cuerpo a diferencia del ser, pasa al estatuto del tener. Un cuerpo es lo que se tiene.

Por los efectos de esta división, es que se tienen síntomas. En este cuerpo ocurren imprevistos: acontecimientos que dejan huellas en él. Es de lo que está hecho, en su singularidad. Siendo diferente al significante, lo que deja huellas son siempre acontecimientos discursivos que lo perturban, marcan, producen síntomas.

Un análisis trata de leer y descifrar esas marcas, hace que el sujeto encuentre los acontecimientos con los que se trazan sus síntomas. Así encontramos los trazos: sobre el cuerpo, hechos de dichos.

Hablar con el cuerpo: Es lo más propio del parlêtre. Es el descubrimiento freudiano: el cuerpo que habla. La histeria se lo enseño. Desde la perspectiva del goce, hay el sujeto tachado del significante, que está perfectamente fuera del cuerpo. Hay también eso que Lacan trae en Aun: el “individuo aquejado del inconsciente, de las palabras”, distinto al sujeto y -como lo aclara J.A.Miller- que se cruzan en la hipótesis de que el significante no tiene solo efectos de significado, sino también de afecto en un cuerpo.
Introducir que hay efecto de afecto, es decir que el significante perturba, deja huella en el cuerpo. No se trata ya en Aun del puro sujeto de la lógica, de lo simbólico fuera del cuerpo, sino de la acción del significante causando, causa de goce, afecto en el cuerpo. Allí es donde localiza la sustancia gozante. Es la novedad del parlêtre: reunir el sujeto y la sustancia, la reunión del significante y del cuerpo. Que hay ser atribuido por el dicho. Estas huellas de afecto, revelan la incidencia de la lengua en su cuerpo, al punto de poder decir que el afecto esencial es el que traza la lengua sobre el cuerpo.

25 de setembro de 2014

Lacan Quotidien. PETITS FAITS, GRANDES FICTIONS. Une famille pour tous..., la chronique d’Hélène Bonnaud

L’actualité de la rentrée est brûlante. Plusieurs faits divers ont tenu en haleine les médias pendant des jours, mettant au centre de leurs commentaires la vie d’un enfant. Ainsi dans la Creuse, un jeune couple tente de simuler l’enlèvement de son bébé, âgé de 4 mois, plutôt que d’avouer l’avoir tué et enterré. Voient-ils trop de films à la télé pour être ainsi amenés à imaginer un tel scénario, alors qu’ils ont probablement eu « des gestes déplacés », comme le dit le magistrat qui a pris l’affaire en mains ? Les parents, eux, ont parlé d’une punition. Et la presse de s’interroger sur la valeur d’une punition avant l’âge de 3 ans. Mais que veulent dire ces parents ? Ils évoquent une punition qui aurait mal tourné.

 Est-ce à dire qu’une punition peut se transformer en accident entraînant la mort d’un enfant ? La gravité de l’énoncé force à se demander si l’enfant lui-même n’est pas, à leurs yeux, fautif de sa propre mort, comme s’il n’avait pas supporté la punition, qu’elle s’était muée en drame. L’enfant maltraité est au fond toujours coupable. Coupable de mourir. La faute des parents est projetée sur lui, comme si la mort d’un enfant, ce réel intolérable, ne pouvait être identifiée par ce couple. Et en effet, ne rien en dire, l’avoir maquillé en enlèvement, relève bien d’un déni de culpabilité.

Un autre couple enlève son fils atteint d’une tumeur au cerveau, pour le conduire en Espagne où il espère trouver un traitement plus efficace pour sauver leur fils. On les dit « Témoins de Jéhovah » et en cela, ils sont coupables de kidnapping. L’Angleterre fait tout pour retrouver cet enfant soigné dans un des hôpitaux du sud du pays au point qu’elle confie la recherche de l’enfant disparu à Interpol qui lance une alerte mondiale pour le repérer. Là aussi, on pourrait se croire dans un film où l’enjeu de la vie d’un enfant présente une telle importance qu’il faut que la police le retrouve dès que possible.

Le premier enfant est l’objet d’une maltraitance. Le deuxième est au contraire l’objet d’une attention extrême de ses parents. Les premiers sont criminels et veulent cacher la vérité en faisant croire à une disparition de leur bébé. Le deuxième est réellement « enlevé », mais à qui ? L’enfant malade n’appartiendrait donc plus à ses parents ?

Ces deux histoires ne nous révèlent rien sur la place de l’enfant auprès de ses parents. Mais elles nous indiquent comment la mort d’un enfant, l’une réelle et accidentelle, l’autre prévisible et irrémédiable, donnent consistance à des scénarios imaginaires invraisemblables. Le réel de la mort d’un enfant, horreur qui renforce toujours un sentiment de culpabilité, vient se déliter dans les fictions les plus romanesques. « La vérité a structure de fiction»2, disait Lacan. L’une est l’œuvre des parents meurtriers et coupables. L’autre est mise en scène par l’État qui joue tout à coup à la Mère sauveuse à grands frais d’annonces sur internet, via Interpol. Que peut-on en dire d’autre si ce n’est que les fictions se déplient au quotidien pour maintenir la jouissance du drame de la mort d’un enfant – qui pourrait être le nôtre –, ultra présent.

Le chef de l’État, François Hollande, ne fait pas la Une des journaux. C’est son ex-compagne, Valérie Trierweiler, qui occupe tout l’espace médiatique avec la sortie de son livre Merci pour ce moment3, dont tous les exemplaires se sont vendus en quelques heures vendredi dernier. À croire que cet événement réchauffe le cœur des Français – enfin, quelque chose de drôle se passe sur la scène politique française. Un drame du conjugo: la vengeance d’une femme.

Celle qui a été « jetée comme un kleenex », comme elle l’écrit, alors que la photo du Président avec Julie Gayet dans Closer révélait leur liaison secrète, raconte son éjection de l’Élysée. En quelques jours, elle a dû prendre ses cliques et ses claques – elle nous raconte cela par le menu dans son livre – comme toute femme mise à la porte par son homme. Sauf qu’il s’agit du Président de la République dont on avait relevé la froideur pour congédier celle qui occupait la fonction de Première dame de France.

Cette rupture avait montré combien les couples présidentiels – on l’avait déjà vécu avec Cécilia et Nicolas Sarkozy – se déchirent en plein mandat du Président, au point qu’on peut se demander si la fiction, là aussi, n’est pas au service de la politique. Toujours est-il que l’amour et le désir ne cohabitent pas, même à l’Élysée. On trouvera dans Freud tout ce qu’il faut pour expliquer cette psychologie de la vie amoureuse des hommes. Quant à la façon dont les femmes réagissent à la tromperie de leur mari, on le sait, leurs réactions peuvent être terribles et aller bien au-delà de tout ce qu’on peut imaginer.

La littérature et la lecture des journaux nous enseignent régulièrement sur ce phénomène où le « hors de soi » féminin, fait trembler les semblants et entraîne les actes les plus destructeurs. Rappelons-nous Médée, la femme de Jason qui, pour se venger d’avoir été trompée, alla jusqu’à tuer ses propres enfants. Sans aller jusqu’à ces extrêmes, Valérie Trierweiler répand son venin sur celui qui occupe la fonction de Président, ce qui est en soi une atteinte à la personne mais aussi une atteinte à sa fonction. Il s’agit de détruire son image et de le faire déchoir de la place qu’il occupe comme chef d’État. Valérie Trierweiler se sert de la médiatisation de son livre pour atteindre l’homme d’État au delà de l’homme qu’il a été pour elle. Elle fait tomber les masques. C’est une vengeance bien féminine, qui ne rate pas sa cible.

Pourtant, il y est surtout question d’une rupture. Son livre n’est que le storytelling de sa défaite amoureuse et la révélation de petits secrets de couple. Quelques piques pour l’homme politique, comme la fameuse formule des sans dents pour se moquer des pauvres... Ah, un peu d’humour...

N’est-ce pas la qualité qu’on prête à François Hollande? L’expression est assez terrible mais si vraie, qu’elle prend valeur de Witz. D’ailleurs plus personne ne s’offusque de parler des sans-papiers, et des sans-droits. On y ajoutera dorénavant les sans-dents... ils font hélas partie du paysage social. Peut-être cela mènera t-il à une meilleure politique des soins dentaires en France, alors qu’on sait qu’en effet, ils sont coûteux et que de plus en plus de sujets ne peuvent se soigner, par manque de moyens. Les Witz peuvent aller loin dans leurs effets, Freud en a fait la démonstration...

Comment interpréter l’intérêt porté à ce récit d’une vengeance en ce début de rentrée ? Peut-on y lire la jouissance à voir les couples présidentiels se déchirer comme les autres, et mettre leur linge sale sur la place publique ? C’est une conséquence de la culture prête à tout dire qui sévit de nos jours. On dit tout, et ce qu’on n’a pas dit, on l’écrit. Selon Valérie Trierweiler, c’est thérapeutique. L’écriture a toujours eu cette fonction de soulager celui qui s’y livre. Entre s’y livrer et son livre, il n’y a que des mots dits, enfin presque, ce qui a toujours été le privilège des femmes, car leur amour de la vérité les passionne, au plus profond de leur être. « La vérité est la petite sœur de la jouissance »4, disait Lacan, si justement.

Regrettons alors que toutes ces paroles adressées au monde n’aient pas pu se dire sur un divan. L’effet aurait été moins médiatique, mais tellement plus sérieux, et tellement plus authentique ...

 
Notes:  
1-.  On lira à ce sujet le dernier numéro de La Cause du désir, n°87, paru en juin 2014, « Fictions », sous la direction de Marie-Hélène Brousse.
2-.  Lacan J., Le Séminaire, Livre XVI, D’un Autre à l’autre, Paris, Seuil, 2006, p. 348.
3-. Trierweiler V., Merci pour ce moment, Paris, Les arènes, 10 septembre 2014. 
4-. Lacan J., Le Séminaire, Livre XVII, L’envers de la psychanalyse, Paris, Seuil, 1991, p. 134.


24 de setembro de 2014

Síntesis del comentario del artículo de Serge Cottet*: “AUTONOMÍA DEL CONTROL”, por Patricia Expósito**

La pregunta central a partir de la cual Serge Cottet elabora este artículo, es la siguiente: “Se trata de saber si el control posee un efecto didáctico, en el doble sentido del término, es decir, si tiene una acción sobre una eventual rectificación de la orientación clínica del analista en control, pero también un efecto de reorganización inconsciente, sin el cual toda rectificación profesional sería imposible” (1). Se plantea si este enunciado podría servir de Paradigma a la Dialéctica del Control.

Desde su experiencia como controlante, Cottet se pregunta de dónde proviene lo que llama el “punto ciego del controlado”, el cual puede encontrarse, por un lado, en su formación, y por otro, en su propio análisis, indicando que no siempre es posible determinar la articulación entre ambos factores.

En relación con lo anterior, se introduce el tema de la escucha del controlante, partiendo del significante “Superaudición”, planteado por Lacan. En este sentido, el analizante, en el control, se haría escuchar, por su analista, y por aquel que recoge un “suplemento de escucha que constituye el hueso del control” (2).

En relación con la pregunta, ¿Cómo el analista, en su rol de controlador, recortó la experiencia? Se destaca que, es necesario distinguir entre los “atolladeros epistémicos” relacionados con la formación del analista, y los “atolladeros subjetivos”, que están en relación con el Inconsciente del controlado. Tomando en cuenta ambos elementos, Cottet coloca como punto fundamental, en su experiencia como controlador, la pregunta por la inhibición del Acto Analítico, y es así como finaliza planteando, el control, como “el lugar donde se evalúa la oportunidad del Acto” (3).

(*) Cottet, Serge. ( 2003). Autonomía del Control. En: La Práctica Analítica. Colección Orientación Lacaniana. EOL-Paidós. Buenos Aires. (Artículo originalmente publicado en la Cause Freudienne, N° 52, 2002).

(**) CAPSI Caracas. Construcciones No. 3.

Notas:
1. Op Cit, p. 187.
2. Op Cit, p. 184.
3. Op. Cit., p 189.

23 de setembro de 2014

LACAN COTIDIANO, por Gil Caroz, Yves Vanderveken, Émilie Gautier-Albert, François Regnault.


Plano para o autismo na Bélgica 

O que é perseguido, por Gil Caroz

Em caso de conflito entre uma ciência cujo gozo é o objeto, a psicanálise por exemplo, e qualquer outra ciência, cada um dos interlocutores, no fundo de si mesmo já escolheu - para a eternidade. Quer dizer, parafraseando François Regnault[1], que a psicanálise não esperou pelos peritos dos TCC e pelos avaliadores para ter seus opositores. "Peste", "tóxica", ela sempre teve seus anticorpos. A oposição à psicanálise não é uma opinião, é uma posição.


 Jones relata que Freud se divertia muito ao escutar as pequenas indignações que marcam o acolhimento da psicanálise na América. "Assim, conta Jones, no fim de 1909, eu fiz um comunicado sobre a teoria dos sonhos frente aos membros da Associação Americana de Psicologia e falei sobre o egocentrismo; uma senhora se levantou e protestou com indignação, dizendo que isso poderia ser verdadeiro para os sonhos vienenses, mas que ela tinha certeza de que os sonhos americanos eram altruístas. Um outro psicólogo vem a seu reforço insistindo sobre o papel importante da temperatura do aposento nas associações do sujeito. Freud tendo omitido trazer um detalhe tão importante donde se segue que suas conclusões não eram dignas da confiança dos sábios"[2].

Portanto, nada de novo há nessa campanha levantada contra a psicanálise por via do autismo, mas essa é menos divertida. As tentativas de regulamentar a psicanálise pela lei, de desacreditá-la através de pesquisas "científicas" ou proposições moralizantes, são mais perigosas que uma simples contestação tal como Freud conheceu. Essa perseguição corre o risco de nos aborrecer. Por isso, há uma dezena de anos os psicanalistas do Campo Freudiano saem de sua pudica clandestinidade para demonstrar a eficácia da psicanálise aplicada à terapêutica e defendê-la em alto e bom som nas mídias, junto às políticas, à lei, aos tribunais. É claro que, quanto mais as qualidades da grande dama são levadas à cena, maior é o encarniçamento dos contestatórios amorosos. Essa armada vociferante que, em nome da transparência, do ecletismo, da ciência e da objetividade nos demanda muito gentilmente que nos calemos, não é indiferente à psicanálise; a transferência negativa é a prova de que a psicanálise sustenta sua voz, e de que por acréscimo ela é escutada.

Numerosas são as instituições na Bélgica que se orientam pela psicanálise para "dizer alguma coisa" às crianças autistas, e isso há longos anos. Por si só, esse dado é uma demonstração. Todo um universo clínico agita-se em torno dessas instituições: crianças autistas, pais, clínicos, serviços sociais, estudos clínicos, seminários, publicações...

"Que isso não se sustente! Vamos lá! Marquemos alguns quadrados! Produzamos alguns números e digamos: a psicanálise é a pior aluna da classe. Disso temos provas 'objetivas' e pouco importa o subjetivo de uma mãe ou de um pai que confiam na psicanálise. Vamos desencorajá-los! Para seu próprio maior bem! E se isso não funcionar, difamemos: a psicanálise culpabiliza os pais; a prova: Bruno Bettelheim!".

Um minuto. Debrucemo-nos sobre essa questão. O que faz com que Bettelheim, clínico fino e fonte de inspiração para tantos praticantes, tenha acedido a esse lugar de figura mal disposta em relação aos pais?

Sua fórmula que compara a condição da criança autista à do prisioneiro de campo de concentração face a seus carrascos não é, talvez, a mais feliz. Mas o leiamos bem. Sua elaboração não é sem dialética.


Ele se pergunta longamente sobre a relação entre a mãe e seu filho autista em termos da relação entre o ovo ou a galinha. Será que sentimentos maternais negativos, ambivalentes ou indiferentes provocam o retraimento da criança autista? Ou ao contrário, será que sentimentos negativos da mãe são devidos a essa retirada da criança? Ele acaba por decidir dizendo que nessa interação o que importa não é tanto saber se o que precede é a ação negativa da mãe ou da criança. "O que conta, é que a ação seja interpretada corretamente e receba uma resposta apropriada"[3]. É aí que Bettelheim atribui responsabilidade à mãe, quer a criança seja autista ou não. "Durante a infância, tudo depende de respostas do personagem materno às reações positivas e negativas da criança"[4].

Esse modo de formular a questão mostra que se trata de uma tentativa, sem dúvida não muito hábil, de nomear uma causa no real. Um real que concerne ao nascimento de uma criança, de qualquer criança, para seus pais. Dão testemunho disso as depressões pós-parto de certas mães assim como as vacilações encontradas na clínica de muitos pais quando a criança surge. Para os pais, a criança cai sobre eles, mesmo quando desejada. Que a seguir a criança seja transformada em "benção" ou "infelicidade" para os pais, isso é apenas uma construção secundária em relação a esse real sem lei. O nascimento de uma criança não responde a nenhum programa pré- concebido, nenhuma garantia de que as coisas vão dar certo. Salvo no sonho de clonagem da ciência, ninguém pode saber antecipadamente as coordenadas subjetivas da criança ao nascer. O sujeito de cada genitor deve se confrontar aí, bem ou mal, com sua versão singular de modo de abordar o real.

A dificuldade de localizar o "veneno" que plana sobre toda relação pais-crianças é ela mesma uma indicação de que a toxicidade em questão é apenas um real ao qual todos os protagonistas concernidos devem fazer face. Assim, ao escândalo evocado por Bettelheim, eu acrescento um outro: não somente os pais são as vezes tóxicos para sua criança, mas também uma criança  pode ser tóxica para seus pais.

A preocupação íntima de Bettelheim era a das "situações extremas" nas quais o sujeito se encontra radicalmente abandonado pelo Outro confiável, ou ainda confrontado a um Outro malévolo ao ponto em que todas as suas construções simbólicas e imaginárias são destruídas e o sujeito se encontra reduzido a seu corpo. Diríamos, em termos do Seminário VI de Lacan[5], que as condições do desejo e do ser são abolidas, e que o sujeito se encontra reduzido a sua existência pura. Tudo que lhe resta a fazer é esperar a morte. Rendamos homenagem a Bettelheim reconhecendo sua abordagem do autismo a partir de uma experiência íntima que o animou desde sua internação durante dez meses em Dachau e Buchenwald.

Para meu entendimento, o que torna inaudíveis as proposições de Bettelheim é sua tendência a dar corpo a conceitos psicanalíticos. O Nome-do-Pai e o Desejo da mãe, conceitos abstratos, são reduzidos nele ao homem-pai e à madame-mãe. "O fator que precipita a criança no autismo infantil, diz ele, é o desejo de seus pais de que ele não exista"[6]. Assim ele encarna o Outro de seu  desamparo, o Outro do Hilflosichkeit condenando o sujeito a uma angústia maior, angústia que se produz na junta onde o sujeito emerge de sua existência para o ser. A pessoa dos pais vem encarnar para ele esse Outro que deixa o sujeito sem recursos.

O próprio Bettelheim foi, ele mesmo, vitima dessa tendência. Se deu corpo ao conceito do Desejo da mãe, em sua vida de pensador encarnou o das Ding escolhido por uma paixão odienta, pois  tinha um talento particular a se fazer objeto a ao tocar as vacas sagradas. Isso lhe granjeou o ódio em várias ocasiões. Ele não hesitou em criticar a família de Anne Frank. Sustentou a posição de Hanna Arendt na controvérsia que se seguiu a seu Eichmann em Jerusalém. Ele atribuiu uma trivialidade de emoções às crianças do Kibbutz em sua obra pública sob o titulo de As crianças do sonho. Sem dúvida tinha prazer em proferir fórmulas chocantes. Isso não o impedia de ser um fino clínico.

Além de sua tendência a se fazer objeto a, falta-lhe a distinção entre os três registros, RSI de Lacan, que poderia protegê-lo da confusão entre o gozo da mãe como conceito e sua encarnação na pessoa dela. A partir daí, teríamos sem dúvida alguns desacordos com ele se tivéssemos tido o prazer de encontrá-lo.

Mas não deixamos de considerá-lo. A busca de Bettelheim é psicanalítica e é por isso que a rastreamos. Aliás não escapamos à difamação da qual ele é objeto, já que o significante "tóxico" atribuído a um genitor se vira também contra nós em seguida ao título "Pais tóxicos" que escolhemos para uma de nossas próximas jornadas de estudo. Lá, Bettelheim, tem algo a ver. É a psicanálise perseguida porque o próprio objeto de sua pesquisa, a saber o gozo, desarranja.

A psicanálise não culpabiliza os pais, mas não desculpabiliza ninguém. A culpabilidade como a vergonha são modos de tratamento do real que é necessário saber respeitar. Mais do que desculpabilizar, a psicanálise faz divisa no caminho em direção à responsabilização do sujeito. Os analistas são as primeiras "vítimas" desse procedimento. Face ao real, seja ele qual for, estamos todos do mesmo lado. Se falamos de "Pais tóxicos" é porque somos os primeiros a ser divididos pela questão. Quem passou pelo divã sabe disso. Quem não passou por ele não pode julgar sobre isso. Mesmo se fosse um perito.

Notas:
1. Regnault F., Notre objet a, Verdier 2003, p. 12.
2. Jones E., La vie et l´ouvre de Sigmund Freud, tome 2, Paris, PUF, 1988, pp. 63-64,
3. Bettelheim B., La forteresse vide, Gallimard, 1969, p. 176.
4. ibid.,p.  175.
5. Lacan J, Le seminaire, Livre VI, Le désir et son interpretation, Editions de la Martinière et Le Champ Freudien Editeur, juin 2013.
6. Bettelheim B., La forteresse vide, op. Cit. P. 171.


O Forum de Bruxelas:
«Qual plano para o autismo?» por Yves Vanderveken

Um parecer do Conselho Superior de Saúde visando qualificar o que considera como "boas práticas", tomando a seu cargo o autismo, mexeu com o campo psi na Bélgica. Por iniciativa própria, tendo sido apresentado como neutro, divide e atiça as oposições ideológicas partidárias.

O parecer toma como único campo de referência a evidence based, num domínio em que sua pertinência está invalidada. O parecer expulsa toda dimensão clínica de abordagem do autismo, cujo espectro se encontra quase estendido ao conjunto da psicopatologia infantil. Rejeita, a priori, todas as referências outras que não a sua, quando elas lhe são expressamente recomendadas pelos atores do campo rapidamente consultados. Além disso, é presidido pela  figura de proa das técnicas cognitivo-comportamentais dede há muitos anos na Bélgica. O dito relatório incensa e promove, desde então, só as técnicas re-educativas, varrendo todas as abordagens psicanalíticas, psicodinâmicas, desenvolvimentistas e institucionais. 

Opondo umas às outras, invalidando e caricaturando as últimas, radicalizando a relação da HAS na França, no entanto, largamente contestada e que parece constituir apenas sua única referência, o parecer parece vir a propósito para sustentar com sua caução duvidosa um lobbing – se não potente, pelo menos hiperativo – que toma com o objetivo de reorientar, em plena campanha eleitoral, em um sentido que visa impor uma única referência ao seu gerenciamento e aos orçamentos alocados, no lugar do compromisso assumido pelos partidos políticos do estabelecimento de um "plano autismo" legítimo e de orientação pluralista.


  

Um fórum foi feito então, neste sábado 10 de maio de 2014, em Bruxelas sob o título: "Qual plano para o autismo?" Organizado pela ACF-Belgique e o Kring voor Psycoanalyse van da NLS, em parceria com o Réseau Interdisciplinarité et Société de l'Université Saint-Louis, que o acolheu, sustentado por quase 60 (!) associações e instituições especializadas na área. Reuniu 350 pessoas. Universitários, especialistas renomados no campo, analisaram escrupulosamente o dito relatório em suas várias dimensões desenvolvidas. Eles também apreenderam, com razão, os saberes atuais sobre o autismo, as técnicas e abordagens de tratamentos para isso. 

Clínicos e responsáveis por  instituições, que têm prática com o autismo, com a psicologia e com o deficiente há muitos anos, e cujas práticas muitas vezes multifatoriais se encontram validadas e reconhecidas por instâncias administrativas que as supervisionam, puderam, com seriedade e demonstração, exorcizar a desinformação que uma perseguição doce se esfalfa por propagar sobre sua prática e resultados – particularmente da psicanálise. A cineasta Mariana Otero, autora de um admirável documentário, A ciel ouvert, unanimemente reconhecido pela crítica, nele testemunhou e debateu, a partir de um lugar em que  se colocou como cidadã, sobre sua apreensão de um debate, de uma questão e da ética de uma abordagem que descobriu por ocasião de seu projeto e que quis agora tornar públicas. 

Muitos pais ou associações de pais, corajosamente e com uma dignidade que obriga ao respeito, testemunharam na tribuna a confiança que queriam afirmar, efeitos dos quais queriam dar testemunho, vindo do que seguiram em sua criança e, sobretudo, do respeito por sua palavra, por seu sofrimento e pelo acolhimento que as práticas psicanalíticas lhes trouxeram. Precisaram a que ponto se reconheciam no que Mariana Otero testemunhava. Enfim, e isso não é pouco, o presidente do Conselho de Gestão da Agência Wallonne para integração das Pessoas Deficientes, também com dignidade, coragem e moderação para além das pressões que continua a receber de algumas associações, parece que isoladas mas ativas -, quis vir trazer sua sustentação e defender a pertinência atestada por uma abordagem pluralista desse delicado e complexo problema que é o autismo.

Assim foi dada a ocasião, por esse fórum, para recomeçar a fazer escutar uma outra voz, potente e autêntica, voluntariamente e ideologicamente confiscada, até mesmo excluída, pelo relatório. Um debate democrático sereno e pluralista foi por aí restaurado. O debate democrático que, para além das querelas de partidos em um campo que não o aceita nem o autoriza – mesmo se as escolhas éticas que aí se oponham sejam incompatíveis -, exalta o pluralismo e irá se opor a tudo que se aparentaria mais e mais a uma "política" dos tratamentos. Aquela que tiraria a escolha do sujeito, de seus parceiros e de sua equipe, no domínio do humano e de seu mal estar, onde toda imposição equivale a um abuso de poder.

Tratava-se aí de uma primeira etapa, que o envio de um dossiê aos políticos, administrações e "agências" diversas substituirão, assim como o lançamento de um número especial do Forum des Psychanalystes saído do acontecimento. Vários contatos e laços já foram feitos a seguir. Supomos e atribuímos aos homens e mulheres políticos belgas uma sabedoria, uma preocupação democrática e, sobretudo, uma apreensão muito fina no domínio que toca ao curativo no campo humano, que o combate precedente sobre a legislação da psicoterapia demonstrou. Fortes por nosso comprometimento, nossa convicção e nossa experiência que demonstraremos e sustentaremos, nós lhes damos um voto de confiança – sem que essa seja, por isso, cega.
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Lançamento do n° 3 do Forum des Psychanalystes

As declarações inéditas de mulheres e homens políticos sobre a psicanálise, no quadro do projeto de lei sobre a psicoterapia votado no parlamente federal belga. Os comentários dos artigos de lei que concernem à psicanálise e à psicoterapia de orientação psicanalítica.

A correspondência enviada aos parlamentares.

Artigos e análise de Patricia Bosquin-Caroz, Yves Vanderveken, Éric Laurent, Geert Hoornaert, Christine Le Boulengé e um encontro exclusivo com Corinne Maier.

À venda ao preço de 10 euros por depósito bancário na conta ACF-Belgique 68-0929750-32 [IBAN: BE 90 0680 9297 5032 – BIC: GKCCBEBB]

Assinatura desde agora para 3 números: 25 euros
(Os números encomendados serão enviados por via postal)


 


«Este filme, é preciso que todo mundo o veja»
por Émilie Gautier-Albert

Em 10 de abril de 2014, em Redon, depois de uma projeção do filme A Ciel ouvert, de Mariana Otero, seguiu-se uma tarde de debates.

Na sala, cheia de profissionais do campo médico-social, os comentários, observações e curiosidade foram variados. Giraram, logo no início, em torno de pessoas que trabalham no Courtil e que vemos trabalhando no filme. Porque, com efeito, o que repercute desde os primeiros instantes, é que não se sabe quem é quem. Nenhuma roupa branca, etiqueta, nenhum clichê que fizessem consistir as representações imaginárias. Não, todos, sem distinção de diploma ou de estatuto, estão no cotidiano com os jovens, no próprio coração do encontro. Esse que faz marcar o tempo dessa instituição.

Porque se trata  bem de um encontro. O encontro com o outro tal como ele é, lá onde ele está. Aqui o termo educar fica sempre um pouco à margem, ou mais exatamente além dos standards. Porque o adulto e a criança que se reencontram vão, cada um, tentar fazer um laço, tal como o pequeno príncipe de Saint-Exupéry com sua raposa. Cada um consente em se deixar ensinar pelo outro. O adulto tem algo a educar em si mesmo para acolher a novidade. É uma instituição para além das tradições. Cada um se desloca de sua posição profissional de comando. Não há autoridade feroz aqui. É preciso então que toda a equipe seja participante desse jogo. Inclusive a direção. E daí, cada um pode se autorizar a dizer o que não suporta. Não se trata de deixar fazer tudo, tudo dizer. Mas não é também todo o ser do jovem que é posto em causa quando é ultrapassado por seu sofrimento, seus gritos.  Dizer "não posso comer ao lado de um grito", em vez de um "não posso comer a teu lado" denota a capacidade dos intervenientes para sempre tentar operar um pequeno deslocamento. Ponto de precipitação, não de afobação. Os intervenientes sabem se fazer presentes e, ao mesmo tempo, se ausentam para dar lugar ao outro. Não estão na demanda, assim como não estão no querer pelo outro. Trata-se mais de encontrar, inventar, do que impor. Não há comando que deva ser obedecido, mantido na classe... Não há capricho de um outro que gostaria de impor um quadro. As intervenções não são jamais frontais. Fala-se muito entre os intervenientes. O ritmo de cada um é respeitado. E se o tempo é em fluxo contínuo para alguns, então se faz a escansão.




O que salta aos olhos através do filme, é o quanto essa clínica faz falta em muitas instituições. No Courtil, não há pressão para estabelecer  um diagnóstico. Pois não é o que parece ser mais importante. O objetivo é o de compreender, aprender o que o jovem pode ensinar, por um "o que ele quer nos dizer com o que nos mostra?". Na medida em que se desenvolve o filme, percebemos a importância dos semblantes, de um enquadre que limite a invasão dos jovens por seus sintomas. Questionamos as evidências, como a de nos dizermos que ter um corpo, sentir a unidade de um corpo, não se dá por uma conjuntura válida para todos.

Mas eis que não se faz, na maior parte das instituições de formação, uma preparação desse gênero. Não é isso que nelas é ensinado. E, no entanto, há no Courtil, nessa instituição especificamente orientada pela psicanálise, algo da ordem do cuidado. Algo opera nesse encontro. Há claramente algo que orienta e fala aos que nela trabalham. Algo que os orienta não a saber adiantadamente, para interpretar rápido demais, mas para saber escutar. Não, eles aceitam não saber. Em todos os casos não-todos. E não imediatamente.

Há uma vontade da parte deles, um prazer de ir trabalhar, e mesmo de trabalhar nas horas de folga, como mostra o documentário. O tempo da supervisão encontra toda a sua importância, cada um tentando compreender onde está, ele também, singularmente.

Com certeza, as condições de trabalho são um fator favorável: meios financeiros, número suficientemente grande de profissionais. É também quando não temos mais os meios que, às vezes,  tornamo-nos "mal tratantes". Trabalhar com 1 ou 2 adultos para 25 crianças, é inaceitável. É preciso saber dizer não e que dêem os meios para nossas exigências.

No Courtil recriaram uma dimensão familiar. Com pequenos grupos. As vezes 3 adultos para um jovem, em eco de situações cotidianas que podemos reencontrar na esfera familiar. Não há planejamento preestabelecido, antes, com número de atividades obrigatórias e que se encadeiam. Tudo é proposto, a palavra de cada um é escutada, e as atividades se apoiam no desejo dos jovens assim como o dos intervenientes.

Uma voz se ergue do fundo da sala: "E as famílias nisso aí"?. "Esse debate é muito profissional mas eu que sou mãe de uma criança autista, me digo que é preciso atrair as pessoas que não são desse meio, porque esse filme, é preciso que todos o vejam!"

Sim, estamos todos de acordo com ela porque esse filme vem dizer alguma coisa. E especialmente às pessoas que têm medo desse desconhecido. Mas então onde está a fala dos pais? No Courtil trabalhamos com os pais sobre o não julgamento.

E após Courtil para todos esses jovens? Como farão eles uma vez fora dessa instituição para se orientar em nosso mundo, que se quer cada vez mais normativo, avaliador e competitivo? Pois bem, todos esses apoios construídos no seio da instituição serão bagagem para eles. Eles terão aprendido a saber fazer com seu sintoma. A observar, gerir o excesso, escandir... Eles se colocarão a trabalho para fazer qualquer coisa por eles mesmos. "Mas você vai  descobrir como fazer com isso!" diz Alexandre Stevens a  um dos jovens  que se prepara para integrar um outro grupo.

No Courtil é sempre uma aposta, feita com a criança, de que vai encontrar ela mesma através do encontro com um discurso, que dá lugar à sua singularidade. Seus pontos de apoio, suas bricolagens.





LIDO HOJE, por François Regnault

14 de maio de 2014

Lido no Almanaque Vermot (que me é caro) de hoje: "Eles teriam feito melhor em se calar".

"Esse telefone tem defeitos demais para que possa ser considerado um dia como utensílio de comunicação. Esse equipamento a nossos olhos não tem valor algum". (Memo interno da Western Union, 1876) "O telefone é uma invenção espantosa, mas quem gostaria um dia de se servir de um tal aparelho?" (Rutherford Birchard Hayes, Presidente dos EUA de 1877 até 1881).

"As pessoas bem informadas sabem que é impossível transmitir a voz por fios elétricos e mesmo quando isso seja possível, não terá interesse prático algum! (Editorial, The Boston Post, 1865).

"Não há razão válida alguma para que quem quer que seja queira ter um computador em casa" (Ken Olsen, presidente e fundador da Digital Equipement Corps. 1977).

Lido em 14 de maio esta questão para 15 de maio (Almanaque Vermot)

Qual é o mais antigo restaurante de Paris?
A. Le Procope? B. La tour d'Argent? C. Le Grande Véfour?

15 maio 2014

Lido em 15 de maio em resposta à questão de 14 de maio no Almanaque Vermont:

La Tour d'Argent: 1582. Uma hospedaria de La Tour d'Argent foi construída durante o reinado de Henri III. Edificada às margens do Sena, atrai muito rapidamente uma clientela elegante. Os barcos eram colocados pelo dono à disposição dos senhores e senhoras da corte.

Le Procope: 1686. Francesco Procopio dei Coltelli instala na rue des Fossés Saint-Germain seu bar de cafés. Torna-se rápido lugar de reunião dos belos espíritos.

Le Grand Véfour: 1784. Inicialmente Café des Chartres, torna-se o Véfour em 1820. Joia da arte decorativa, foi classificado como monumento histórico. Bonaparte e Joséphine lá almoçavam frequentemente. Depois Balzac, Victor Hugo e George Sand. Enfim, Colette e Jean Cocteau.

16 maio 2014

Lido no Causer N°13, Maio 2014

«Reflexões sobre um tumulto», por Alain Finkielkraut, da Académie française, à propósito dela mesma:


L'Académie française, une réception sous la Coupole


"Sua idade avançada me parece hoje seu mais belo trunfo: a Academia representa a tradição, os mortos, a boa vontade, para falar como Chesterton, de se submeter "à oligarquia estreita e arrogante daqueles que não fazem nada mais do que se encontrar vivos". Porém, a dúvida não me deixou: sei tudo o que eu não sei, não ignoro nada do que me falta […] quando meditava sobre o por quê dessa decisão tomada in extremis [apresentar sua candidatura à Academia], fiquei perplexo. Não encontrava nenhum motivo irrefutável. Felizmente, fui tirado de meu embaraço pela campanha política que desencadearam contra mim alguns fraques verdes, vermelhos de indignação. "Com Alain Finkielkraut, disse um dentre eles, é a Frente Nacional que entraria no La Coupole". O antifacismo delirante que lá se exprime deu uma razão de ser à minha ambição".



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