Foto: Tomás Aramayo - Typica. Café
Ante el
vertiginoso ritmo de los acontecimientos en la AMP y lo apretado de
nuestras agendas, queremos traerles en esta oportunidad, una selección
de textos que muestren algo del contexto de la Acción Lacaniana de las
últimas semanas. En este número encontrarán tres secciones: la primera
con tres textos que introducen lo que Jacques-Alain Miller creó como
Campo Freudiano Año Cero. La segunda donde mostramos algo del debate en
torno a la polémica sobre el Final del Psicoanálisis suscitada hace
algunas semanas y finalmente la sección sobre la Crisis Venezuela en
relación a los laboratorios de paz. Así es que una pausa y una buena
taza de café para disfrutar de esta lectura.
CAMPO FREUDIANO AÑO CERO
Miller presenta su curso y nos hace un
llamado a ir en contra de la inercia, para anudarnos a lo real de la
vida. Su curso es un nuevo comienzo, en el que a modo de un enjambre de
S1 y bajo una forma renovada, constituye su apuesta mayor: inscribir la
enseñanza de Lacan, en el discurso universal.
“Me
veía a mi mismo prisionero del mundo que había creado, ese Campo
freudiano regido por los algoritmos con que lo proveí, y funcionando sin
mí, como lo había deseado. No me quedaba sino seguir dando vuelta la
manivela de mi curso hasta la muerte. La maldición del "practico inerte"
(Sartre) estaba sobre mí. Detener mi curso sempiterno se me aparece hoy
como un esfuerzo desesperado para escapar a la petrificación y volver a
anudarse con lo real de la vida”.
Por Lore Buchner - EOL
¿Una política de la indiferencia?
¿Cómo llevar el psicoanálisis a la
política?, ¿se tratará de sustituir la indiferencia freudiana (traducida
como neutralidad) por una elección que vía la identificación a algún
ideal haga coincidir la orientación lacaniana con algún proyecto
político del mercado de las ideas? Nada más alejado de eso. El deseo del
analista, en su impureza, con su indiferencia, ha despejado la
dimensión del goce y sus relaciones con el malestar. Renunciar a la
indiferencia equivale a renunciar a los fundamentos mismos del acto
analítico, al saber que de él hemos elaborado y en lo que hoy nos
apoyamos para intervenir en la política. Renunciar a la indiferencia
sería apostar por la identificación e ingresar a la oferta pedagógica de
las ideologías políticas. Una política de la indiferencia, en cambio,
supone hacer resonar en el campo de los discursos políticos lo que el
deseo del analista, con su x, sabe respecto al fracaso de los
discursos en el intento estructural de hacer existir la relación sexual.
Hay mejores y peores intentos, claro está. Los mejores son aquellos en
los que la elección de los seres hablantes aun es posible, elección
inconsciente por cierto, y que al ser forzada por un Otro que aloja el S
de A tachado, abre la posibilidad de hacer condescender el goce al
deseo. Ello abre nuevamente las vías del amor de transferencia, uno de
los fundamentos de nuestra política lacaniana y que hoy tendremos que
hacer existir en la subjetividad de nuestra época.
"En la Antigüedad, esta actitud era objeto
de una ascesis filosófica, la de la escuela escéptica, que apuntaba a
alcanzar un punto de indiferencia para así liberarse de los lazos que
nos unían a los objetos del mundo. El filósofo escéptico estaba animado por un deseo de tranquilidad. Nada más lejos de lo que hoy JAM nos propone.
Es el deseo del analista, tal como
Lacan lo formuló, el que puede echar luces sobre esta tensión. En su
enunciación, dice Lacan, el analista hace de su ser una x cuyo valor
permanece desconocido, para que el sujeto lo encuentre, y JAM observa
que debemos entender esta x como la indiferencia en el sentido de Freud.
El analista se sirve de la indiferencia como de un medio. Si el deseo
del analista “no es un deseo puro” en Lacan, es porque la posición
analítica no es una posición escéptica: en el fondo, hay una elección.
El analista no es neutro, tiene una ética, lo que incluye la política.
Finalmente, la referencia que
enmarca esta primera clase se encuentra en la página 321 de
los Escritos, a la que JAM dedica un profundo despliegue. La célebre
frase, “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la
subjetividad de su época”, encuentra ahora una lectura actualizada.
Hegel ya hablaba del “espíritu del tiempo”, porque cada época tiene su
subjetividad, lo que dibuja su coherencia."
Por Gerardo Arenas - EOL
Gerardo Arenas establece una precisa
diferencia entre la posición de Jacques Alain Miller como S1, que
engendra los efectos de grupo y como objeto a, que encarna la
causa y divide al sujeto Escuela. Su hipótesis es que en esta dualidad,
Miller ha sido desde sus inicios y hasta ahora, una verdadera insignia
hecha de S1 y a.
“Cuando todos corean “Es palabra de
JAM, amén”, se sitúa a Miller como S1, pues adular es matar. Así no
hay debate, sólo hay paz celestial. A esto, él respondió mostrándose
como un ser bien terrenal que, a diferencia de los ángeles, tiene un
cuerpo erótico, sexuado y sensible al dolor. Vivo, Miller perturba la
paz, exaspera los ánimos. Con sus diarios éxtimos, nos interpela como objeto a.
Veinte años antes,
subrayó que lo tocante al grupo no se reduce a la identificación con
un significante amo: hay que agregar el factor pulsional. En Madrid dijo
que la AMP y el Campo freudiano, regidos por un algoritmo de primera,
ya no necesitan a su fundador. Quizás eso valga para su función de S1
(Ideal) en el discurso del amo, pero no para su función de a minúscula.
Debemos, entonces, hacer lo que como analistas siempre hacemos:
mantener la distancia entre I mayúscula y a minúscula. Es lo que se
espera de nosotros.
Esta crisis provocó una
Spaltung, es decir, una hendidura: la de ese sujeto que es la Escuela.
Ello la pondrá a trabajar lejos de la zona de confort propiciada por el
discurso del amo –el discurso que hace de Miller un simple (y adulado) S1”
El final del Psicoanálisis ¿sí o no?
Por Miquel Bassols
Tomando el concepto de pulsión, Miquel
Bassols establece una diferencia entre el fin y el final, el primero
ligado a la satisfacción, el segundo, al final de un análisis por
ejemplo. Nos advierte que confundir el fin con el objeto (no confesado e
inconfesable), conduce a una deriva fatal. Por otro lado, la Escuela es
nuestro medio, que requiere de un deseo eterno, para defender la causa
del Psicoanálisis cada vez que se lo requiera.
"La
Escuela es un medio para la causa analítica. Es cierto también... que
la Escuela no es el fin del psicoanálisis. Algunos podrán entonces
maltratarla confundiendo, precisamente, la causa con el fin, el objeto
con la satisfacción. Pero es por eso precisamente que si esa Escuela
llega a funcionar al servicio del fin, de la satisfacción de cada uno,
hay que ponerla patas arriba cada vez que convenga. La Escuela no es un
fin pero es el mejor medio que tenemos siguiendo la enseñanza de Lacan
para hacer existir la experiencia y la causa analíticas. Y requiere de
un deseo que se sepa reconocer eterno, sin final, para defenderla
también cuando convenga.”
Por Clara Holguin - NEL
“La hora de lo real es el fin de la novela, no el fin del Psicoanálisis. Muy al contrario. ¡Nunca más vivo, nunca más próximo a lo real!
…El Psicoanálisis juega su partida
en la dimensión de un real que fracasa. Unico real que permitirá no
renunciar a la libertad de pensamiento y hacer de él una “fuerza
política”. Un psicoanálisis “múltiple, articulado, discutido”.”
Por Ricardo Aveggio - NEL
Cómo orientarnos políticamente por un más allá del Edipo
es la propuesta que nos trae Ricardo Aveggio. Una política que toma la
mayor distancia posible respecto del Ideal, es la que permitirá soportar
lo más vivo del goce, de cada quien, en nuestra comunidad.
“El psicoanálisis no es una teoría, es
un oficio siempre un tanto fallido, que exige para acceder a un real
singular prescindir del padre a condición de servirse de él. No es una tarea fácil sostener una política con ese principio, siempre será atractiva la seducción del sentido, de la retórica filosófica teórica, más aún cuando se ha podido despertar con ella al padre fundador por haber osado orientarse a una causa que no era común”
Por Marita Hamann- NEL
“Y por eso la Escuela de Lacan no es
la Iglesia ni el Ejército, quizás es un refugio. Pero, ante todo,
para permanecer, ha de ser un enjambre de trabajadores decididos, en
última instancia solos ante lo no-dialectizable en cada uno, pues, lo
real no tiene interlocutor. Desde ese ángulo, estrictamente hablando,
el psicoanálisis no termina. Mi prójimo es mi próximo, es mi enemigo,
mi éxtimo, sugiere Lacan hacia otro final, el de Kant con Sade,
evocando el límite en el que se detiene Freud mismo.”
Por Gustavo Dessal - ELP
“La pregunta por el final, tal como
la leo, no supone en modo alguno la resignación pasiva a las
contingencias de lo real bajo el imperio del paradigma contemporáneo.
Si el psicoanálisis se enfrenta ahora a su límite histórico, lo hará haciendo resonar la especificidad de su discurso en todos los síntomas de la civilización.
Es así como interpreto que la
pregunta por el final del psicoanálisis no supone en modo alguno una
profecía sobre su extinción.”
Por Ernesto Sinatra - EOL
“Por ello, quizás convenga recordar que El psicoanálisis —como tal— no
quiere, quiso ni querrá... nada. Hay psicoanalistas que hablamos en su
nombre y solemos hacer pasar nuestros deseos por los de El
psicoanálisis. Jacques Lacan, en la primera clase de su Seminario XII
diferenció con claridad los problemas cruciales del psicoanálisis de
los problemas de los psicoanalistas, y no resulta —hoy más que nunca— ninguna obviedad destacar esa diferencia para tenerla cada uno de nosotros presente”.
CRISIS VENEZUELA
Por Ronald Portillo- NEL
A modo de una carta dirigida a
Jacques-Alain Miller, Portillo articula la posición de JAM 2 con la
posibilidad de hacer existir el psicoanálisis en el campo de la
política. Realiza además una breve pero acertada lectura analítica, de
lo que sostiene al Chavismo en el en el poder.
“El madurismo-chavismo no se aferra al poder por una cuestión de ideología
socialista a defender a todo trance, se aferra a un modo de goce del
que no se quiere desprender por nada del mundo. Un goce fuera de la ley,
al margen del Estado de derecho.
Ésta ha sido, desde el comienzo, la religión que profesa la pendiente perversa del chavismo.”
Por Gustavo Zapata - NEL
El psicoanálisis no puede existir donde
no está permitido ironizar, cuestionar los ideales de una sociedad. La
subversión de las identificaciones y de los significantes amos que
anidan en el corazón de su práctica necesita de las condiciones
materiales para poder operar. En Venezuela esas condiciones están
amenazadas. Por tal razón, no sólo los psicoanalistas se han opuesto
firmemente, sino también están emprendiendo una serie de acciones que
hacen existir el discurso analítico en medio de la crisis que sufre este
país.
“Que
psicólogos, psicoanalistas y psiquiatras se presten para avalar una
política de Estado manifiestamente totalitaria y atentatoria contra el
derecho humano a pensar libremente (que no es nuevo, pero no tengo
tiempo ahora de mostrarles más elementos en ese sentido), añade un giro
siniestro a la crisis de nuestro país, y requiere de nosotros la
denuncia y el rechazo enérgico.”
Por Gustavo Zapata - NEL
El psicoanálisis es incompatible con
todo orden totalitario. Y mucho menos puede existir donde no se puede
ejercer la libertad de la palabra. El nuevo giro siniestro de la
política del gobierno de Venezuela , como bien nombró Gustavo Zapata, a
la reingeniería psicológica que supone la creación de los "Laboratorios
de paz", representó para la Nel Sede Caracas actuar en el espacio
público para denunciar las consencuencias de la puesta en práctica de un
plan de recuperación de los jóvenes que protestan con el propósito de
restituir el Estado de derecho.
“(...) creemos necesario denunciar para
tratar de detener lo que a todas luces es una política lesiva de la
libertad y la dignidad humanas, injustificable e irreductible por
postura teórica alguna, pues las disciplinas que se ocupan de la salud
mental deben estar al servicio de las libertades de los ciudadanos y no
de arrebatos totalitarios de ningún signo ideológico”
Por Claudia Velásquez - NEL
Claudia Velásquez se pregunta sobre las
implicaciones subjetivas tiene para los venezolanos cruzar la frontera, a
la vez que la práctica en el consultorio del analista testimonia de
este exilio.
Venezuela en el consultorio del analista en Colombia
Al arribar al borde de lo
intolerable, la pulsión de vida empuja hacia un lugar donde poder
construir una existencia digna. Y donde alojar la angustia. Se produce
así el encuentro de un sujeto, venezolano, con una analista, colombiana,
en Medellín. Es el caso de A. La desesperanza que le condujo al exilio
se funda en la inseguridad generalizada que obliga al encierro, en la
falta de abastecimiento de recursos mínimos para la subsistencia, en una
remuneración como médico especialista que le obliga a trabajar en
cuatro lugares distintos para conseguir el sustento, en la imposibilidad
de darle solidez a un proyecto de una familia propia, que incluya un
hijo al cual poder ofrecerle oportunidades al deseo. Atraviesa la
frontera con la ilusión de hallar un bienestar duradero, pero con la
inesperada emergencia del significante “extranjero” que impacta su
subjetividad. Se hace visible lo que plantea Miller en su reciente
conferencia en Madrid, que “el psicoanálisis no es la experiencia íntima
del uno por uno, sin el caos de afuera”.
Por Carlos Márquez - NEL
Lacan planteaba que en toda comprensión hay un riesgo de ilusión y
Carlos Márquez nos enseña de qué manera el sueño abrió para él una
hiancia que lo despierta por un tiempo de la ilusión de comprender qué
pasa en Venezuela.
“En el sueño quiero comprender y hacer
comprender, pero otro deseo más intenso aparece en el camino. El deseo
de no decirlo todo, el deseo de bordear el enigma que es mi actual
situación en mi país. Mi estar como extranjero en el país donde nací.”
Por Oswaldo L. Delgado - EOL
¿Qué pudiera suceder en una sociedad que
no favorece la sintomatización de lo imposible de soportar? Es esta una
pregunta que podría surgir del texto de Oswaldo Delgado. En Venezuela,
quizá pudiéramos pensar que, debido a la ruptura del orden
consitucional, al no haber mediación simbólica se ejerce la violencia
que da cuenta de la irrupción de lo real en lo imaginario desvinculado
de lo simbólico.
"Ese goce oscuro en el otro y que habita en el sujeto mismo, como muy tempranamente Lacan lo aborda en el Seminario La ética del psicoanálisis,
recordando esa frase crucial de Freud en El malestar en la cultura: “El
hombre intenta satisfacer su necesidad de agresión a expensas de su
prójimo, de explotar su trabajo sin compensación, de utilizarlo
sexualmente sin su consentimiento, de apropiarse de sus bienes, de
humillarlo, de inflingirle sufrimientos, de martirizarlo y matarlo”
Comisión de Acción Lacaniana:
Ricardo Aveggio,
Raquel Baloira,
Patricia Tagle
Gabriela Urriolagoitita (Responsable)