28 de fevereiro de 2010

"En primera persona" No. 7











No. 7



Febrero 26 del 2010


Debate en torno a:

El pase en la NEL

La política de desmasificación de la enunciación

La relación Escuela-Escuela Una
  • La experiencia analítica y la formación

Moderadores

Lizbeth Ahumada ( lizbeth.ahumada@gmail.com )

Juan Fernando Pérez ( jfp@juanfperez.net )

Todos los miembros y asociados de la NEL están invitados a participar en este boletín con sus textos, comentarios, notas y observaciones sobre los temas del debate. Éstos pueden ser enviados a uno de los moderadores.

En este número

  • Editorial
  • De lo privado a lo público por Diana Ortiz
  • Sobre el deseo de nominar y el síntoma colectivizado por Mario Elkin Ramírez
  • Destacamos

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Editorial

Diana Ortiz nos presenta un movimiento que, según ella, devela un pasaje necesario para hablar en primera persona, o sea, de lo público del Otro a lo privado del síntoma. Se pregunta, además, si en esto no hay efectos de formación; cuestión que reviste todo su interés y que anuda la formalización misma del recorrido analítico, como un esfuerzo formativo, al menos en el caso de quienes no acuden al pase, aún.

En este sentido, Mario Elkin Ramírez propone pensar en los momentos de pase durante el transcurso de un análisis, y darles la forma de la transmisión de una invención singular, cuestión que iría de la mano de la última enseñanza de Lacan; además de ir contra los universales que legitiman la casta y la segregación en el grupo analítico.

En este número Destacamos un párrafo del texto de Antoni Vicens, publicado en la lista de la ELP, referido, con cierta poética, al espíritu de la Escuela de Lacan y a su lugar en nuestra civilización.

Lizbeth Ahumada

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De lo privado a lo público

Diana Ortiz

NEL-Caracas

El debate sobre la política de la enunciación y sus correlatos lógicos, el pase, son las premisas con que los analistas de la NEL somos convocados.

Luego de mi asistencia y participación en una conversación institucional en la NEL Bogotá, sobre el tema antes mencionado, he decidido plantear algunas inquietudes que me surgieron en primera persona.

Si bien el objetivo final es la enunciación del sujeto que se arriesga a transmitir algo preciso de si mismo siguiendo una articulación lógica, y por ende o como consecuencia de una escucha decidida, no cualquiera, dependa una nominación, un AE, esto pareciera plantearse como una Máxima, como efecto de formación.

Me preguntaba si por el lado de la idealización, convocaba a algo no alcanzable, no posible, por un lado, o si también, comodidad, pereza, estancamiento, premisa no cuestionable, El Pase y ya

Me preguntaba entonces, que sucede con los finales de análisis que no son transmitidos o pasados por ese dispositivo?, oigo, no a menudo, sujetos que lo han intentado y la respuesta es ,falta un tramo más. También he escuchado a sujetos que dicen haber finalizado y no se interesan en poner a prueba ese final.

La pregunta sería, es que acaso no son análisis?, es que cuando dicen le falta un trayecto, esa transmisión y ese trayecto no completada con el nombramiento , no es un saber producido posible a transmitir y producir en el otro un efecto de formación?, por lo visto no es un final , Estamos haciendo del pase algo más de lo UNO?, lo que no pasa a través de ese dispositivo no es un saber elaborado? .

Nos recuerda Miquel Bassols, en el texto Finales de análisis, ano 2007,que Lacan para dar otra idea de un final de análisis utiliza la topología del toro, para mostrar que el final no tiene nada que ver con una línea recta, sino con ciclos o bucles, pero tampoco con la de un único ciclo , sino con una serie de ciclos , donde en este recorrido , el sujeto se libera de los efectos de su inconsciente, de los efectos de significación de su síntoma.

Retomando esta lógica, es que acaso los analistas no pudiéramos ejercitar la lógica de la formalización de un ciclo, esto que separa un antes y un después, una especie de borde. Esta elaboración , produciría un efecto de formación?.

Si bién el Pase es el destino, como la máxima extracción, ese saber producido, a lo largo de una experiencia analítica pudiera ser un comienzo al ejercicio colocado en acto, de un saber producido y formalizado y por ende un efecto de formación comunicable. Si bien, de de lo que se trata no es de transmitir tus miserias sino la elaboración del acto.

La escucha, si bien es importante a nivel de los analistas, pienso que justamente la escritura sobre tu inconsciente requiere un esfuerzo que va por otra lógica y que sería muy interesante comenzar a transmitir.

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Sobre el deseo de nominar y el síntoma colectivizado

Mario Elkin Ramírez

Miembro NEL-Medellín

Retomo una frase de Marie-Hélène Brousse en el Debate de la Escuela Una (VII) de la EOL, publicado a su vez en el JJ No. 90, y quien en el inicio de la argumentación de su experiencia en un cartel de la EEP, y quien había encontrado “[...] el odio de nominar bajo el manto de la aplicación de la teoría analítica interpretada a la manera formalista de un protocolo, o sea el grado cero de lo universal reducido a lo general (si no hay testimonio de neurosis infantil entonces psicosis, si psicosis entonces no nominación)”.

Se trata de una variante del odio de nominar. Es la denuncia de una segregación, para que un pasante no sea nombrado AE y se eleve imaginariamente por encima de quien nomina, o para que no entre en el grupo de los AE. En el fondo, un problema de psicología de masas, amparado en una ecuación que no crea sea la única, ni exclusiva del cartel que sirve de ejemplo.

Articulo esta premisa, con las palabras que acabo de escuchar de Jacques-Alain Miller [en un diálogo con Michel Onfray situado en http://philosophies.tv/spip.php?article221] y quien dice que tomó en serio la afirmación de Lacan en su última enseñanza: “Todo el mundo está loco”.

Dice que no es una broma de Lacan, es algo que va más allá de la diferencia entre neurosis y psicosis. En ese sentido el Nombre-del-Padre no es otra cosa que la expresión de un síntoma con mayor facilidad para volverse colectivo. Pero que así sea susceptible de hacer multitud, es preciso para cada uno realizar su invención singular de dicho Nombre-del-Padre.

“Todo el mundo está loco” significa que hay en la especie humana elementos que faltan -dice JAM- y en ese agujero vienen a alojarse las invenciones singulares. Y que exige renunciar a una cierta jerarquía para pensar como iguales las estructuras y más allá pensar como iguales las invenciones de cada sujeto. Porque rompe con la idea, difícil de renunciar a ella, de lo normal y lo patológico.

Pienso entonces que la política de la enunciación en primera persona y su incidencia en la re-invención del pase, debería tener en cuenta este punto de vista. No se trata de hacer la iglesia o el ejército de los neuróticos, o de los que se ubican en un lugar tal que se identifiquen a una insignia universal, sea cual sea. Porque en nuestra teoría hay muchos tópicos susceptibles de elevarse a la dignidad de dicha insignia, para crear castas, que es la tendencia de todo grupo.

El énfasis de la última enseñanza de Lacan para los análisis y para los dispositivos institucionales, de acuerdo a esta enseñanza de Jacques-Alain Miller se dirige no a lo universal sino a lo singular, a la invención singular. Creo que es algo que es deseable que se transmita en el dispositivo del pase institucional.

No obstante, también Jacques-Alain Miller, dentro de las variables del pase ha señalado un pase que acontece en el propio análisis, hay momentos de pase en el análisis y el final del análisis es uno de ellos. De esto también creo podemos hablar en la NEL. En el umbral del análisis hay un momento de elaboración del propio caso, no solo de su historización edípica, si la hay, sino también de la performance terapéutica de, por ejemplo, las compulsiones a las que un sujeto pudo abandonar, pero además, de la opacidad de su goce, allí donde el resto sintomático seguirá insistiendo, del objeto que articuló en su fantasma, y de cuál es y cómo se constituye su sinthome, su invención singular, con la que en adelante cada quien vive la pulsión.

La política de la enunciación en primera persona es todo lo contrario del individualismo de masas, como lo nombra Eric Laurent, y que puede en un momento dado tomarse nuestras Escuelas.

De esto concluyo que dicha política es correlativa de las consecuencias de la última enseñanza de Lacan, que revisa incluso nuestras caras categorías que universalizan la clínica, pero que pueden ser segregativas incluso dentro del grupo mismo de los psicoanalistas.

Si una Escuela se construye entorno al agujero, ya que no hay el líder que encarne el ideal del yo de cada uno, por el cual habría que remplazarlo. Esto significa que la Escuela misma está constituida como la estructura subjetiva agujereada de la que hablaba JAM.

Esto a mi modo de ver significa además que para no constituirse en una masa artificial, que afirma su identidad en una segregación tanto externa como interna la Escuela debe preservar esa hiancia y más bien, como lo hace ahora la Escuela UNA, invitar a cada quien a dar cuenta de su invención singular para tratar el agujero de su estructura y el de la Escuela.

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Destacamos ...
Acerca del momento de la ELP, Antoni Vicens
[Tomado del Debate de la ELP Nueva Serie (28)]

"El psicoanalista siempre se ha situado en los avatares de la civilización como un resto. Nuestra tarea es saber que somos el resto de nuestra civilización, sin identificarnos con su substancia. Quizá nos acompañe en ello algún poeta creador. Pero en general nos toca a nosotros transcribir un saber del que nadie quiere saber nada pero que, paradójicamente, está hecho para interesar a todo el mundo, si nos tomamos de uno en uno. Esta es tarea de la Escuela: transformar en discurso lo que el objeto a, puesto en el lugar del agente, crea como significantes amo. El inconsciente –“drôle de mot”, decía Lacan– sigue siendo para nosotros uno de esos significantes; como lo son el psicoanálisis, la Escuela, el psicoanalista, la transferencia, el goce, el saber, el síntoma, la experiencia y muchos otros. Lo que ofrece la civilización es un mundo en el que muchos encuentran una insatisfacción que no pueden resolver con las leyes que aparentan regularla. Quizá nosotros conocemos una Ley distinta, que anuda los rastros que el goce va dejando en el desierto siberiano para transformarlos en una metáfora nueva, que no necesita apelar a la ley del padre para subsistir. Por esa Ley sin nombre es posible la creación y el amor, el saber alimentado por la ignorancia, la lucha contra el narcisismo, y un nuevo trato con lo real, ese atractivo agujero al que nos precipitamos incesantemente".


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