Delegação Paraná - Programação

I Jornada Red Psicoanálisis y Medicina

I Jornada de la Red Psicoanálisis y Medicina

Psicoanálisis y medicina, hoy

El psicoanálisis nació a finales del s. XIX en el seno de la medicina a partir de la investigación acerca de las enfermedades que se resistían al tratamiento médico pero cedían con el uso de la palabra. Pasada la primera mitad del s. XX, la conferencia de Jacques Lacan, Psicoanálisis y medicina trata del lugar del psicoanálisis en la medicina, cuestión que todavía hoy está abierta seguramente por razones estructurales.

La relación entre psicoanálisis y medicina es siempre singular porque se produce en cada ocasión en que psicoanalistas y profesionales de la medicina ponen su práctica a colaborar, a debatir, a trabajar: no son conexiones abstractas. Por eso es una relación en la que no establecemos protocolos, ni fórmulas, si no que propiciamos las condiciones del encuentro a partir de la práctica y la conversación.

¿Cómo se establece este lugar en el s. XXI? ¿Cómo se configura en la práctica de cada profesional?

El texto Psicoanálisis y Medicina que tomaremos como referencia para el debate de estas primeras Jornadas de la Red, fue presentado por Jacques Lacan en una mesa redonda realizada el 16 de febrero de 1966, en la Salpêtrière.

Muchas de las cuestiones planteadas en esta conferencia son de gran actualidad. Se anticipa el rápido cambio que se producirá en la función del médico y las consecuencias de la influencia del discurso científico en su práctica. Y se advierte de que el encuentro del organismo con el lenguaje comporta la pérdida de la naturalidad.

El médico se encuentra enfrentado a problemas nuevos y Lacan organiza la presencia del médico en el mundo en dos dimensiones: la primera es la de la respuesta a la demanda del enfermo, dimensión en la que sitúa “la posibilidad de supervivencia de la posición propiamente médica”. La segunda dimensión en juego es la de la ética cuando toma su referencia del goce.

"Psicoanálisis y medicina" sigue siendo un referente para practicantes de la medicina y del psicoanálisis. En esta ocasión nos acercaremos a él a partir de frases puntuales extraídas del texto para conversar acerca de la situación actual de esta relación.  

La jornada se organizará en torno a dos ejes que son las dos dimensiones que encontramos en el texto:

1.      La demanda y la función del médico

ü  "Es Galeno quien escribió en su tratado que el médico en su mejor forma es también un filósofo" (P.87)

ü  “Lo que indico al hablar de la posición que puede ocupar el psicoanalista, es que actualmente es la única desde donde el médico puede mantener la originalidad de siempre de su posición, es decir, la de aquel que tiene que responder a una demanda de saber, aunque sólo se pueda hacer llevando al sujeto a dirigirse hacia el lado opuesto a las ideas que emite para presentar esa demanda” (Pág. 97)

ü  "En la medida en que más que nunca la ciencia tiene la palabra, más que nunca se sostiene ese mito del sujeto supuesto saber, y eso es lo que permite la existencia del fenómeno de la transferencia en tanto que remite a lo más primitivo, a lo más arraigado del deseo de saber" (Pág. 98)

2. La ética y el síntoma corporal

ü  “Permítanme delimitar más bien como falla epistemo-somática, el efecto que tendrá el progreso de la ciencia sobre la relación de la medicina con el cuerpo” (Pág. 92).

ü  "Voces, miradas que se pasean, eso es algo que viene de los cuerpos, pero son curiosas prolongaciones que al primer aspecto, e incluso al segundo o al tercero, sólo tienen pocas relaciones con lo que yo llamo la dimensión del goce. Es importante localizarla como polo opuesto, pues ahí también la ciencia está vertiendo ciertos efectos que no dejan de comportar  algunas apuestas" (Pág. 93)

ü  “¿Qué podrá oponer el médico a los imperativos que lo convertirán en el empleado de esa empresa universal de la productividad?” (Pág.98-99)

El texto de la conferencia se encuentra en "Intervenciones y textos 1" en Editorial Manantial. Las páginas reseñadas corresponden a esta edición.

Comisión: Santiago Castellanos, Araceli Teixidó (responsable) y Liana Velado.

Lugar: Sala do Consello do Goberno, Reitorado da Coruña.

Paseo de la Maestranza, 9 - A Coruña 15001

Fecha: 9 de noviembre de 2012 de 16 a19 h.

Colaboración con los gastos: 15 € a pagar in situ

Se ruega formalizar inscripción enviando un correo a lianavelado@gmail.com

AFORO LIMITADO

programa seminario ICF-Granada 2012-2013

1ª sesión: Sábado 27 de octubre 2012
La muerte de Dios. El amor al prójimo (Cap. 13 y 14)
Manuel Fernández Blanco (A Coruña)
Seminario de Casos: Graciela Olivari (Sevilla)

2ª sesión: Sábado 24 de noviembre 2012
El goce de la transgresión. La pulsión de muerte (Cap. 15 y 16)
Jean-Daniel Matet (París)
Seminario de Casos: Jorge Cordi (Almería)

3ª sesión: Sábado 15 de diciembre 2012
La función del bien. La función de lo bello (Cap. 17 y 18)
Gustavo Dessal (Madrid)
Seminario de Casos: Maria Navarro (Málaga)

4ª sesión: Sábado 26 de enero 2013
El brillo de Antígona. Las articulaciones de la pieza (Cap. 19 y 20)
Hebe Tizio (Barcelona)
Seminario de Casos: Antonia García Lozano (Málaga)

5ª sesión: Sábado 16 de febrero 2013
Antígona en el entre dos muertes (Cap. 21)
Jorge Alemán (Madrid)
Seminario de Casos: Yolanda González Cámara (Málaga)

6ª sesión: Sábado 20 de abril 2013
La demanda de felicidad y la promesa analítica. Las metas morales del psicoanálisis (Cap. 22 y 23)
Marco Focchi (Milan)
Seminario de Casos: Juan Carlos Ríos (Granada)

7ª sesión: Sábado 11 de mayo 2013
Las paradojas de la ética o ¿Has actuado en conformidad con tu deseo? (Cap. 24)
Antoni Vicens (Barcelona)
Seminario de Casos: Soledad Ibañez (Granada)

501/ LQ Translations - A selection from Lacan Quotidien 115

From LQ 115

14^th December 2011

LITTLE GIRAFFE

The child who comes

Eric Zuliani

GIVING BACK A HORIZON

After having made “bretonnisants” of us at the end of the seventies, revealing to us that we were a “sentimental crowd”, nowSouchon - in his latest song - speaks to us of children. Souchon, of course, it is a simple song; he could be accused of being in the spirit of the time. I do not think so: He rather finds names for this spirit of the time [air du temps]: these times are suffocating for children. J.-A. Miller thus indicated it, in his intervention of March 19^th, by stating: “When the Other suffocates the subject, it is a question of working with the child to take a step away from the Other, so that the child can get his breath.” ⁽¹⁾

Souchon’s song poses a strong binary that allows for the aforementioned breathing: There is the day, there is the night. The title in itself is Lacanian. Day and night, Lacan speaks of it, in fact, in February 1956 in his Seminar on the psychoses. Having visibly not convinced his audience in the previous lesson when he talked about “the peace of the evening”, he went back to what day and night are, in order to demonstrate that “reality is at the outset marked by symbolic nihilation[néantisation]”. In fact, he adds, “day and night are very early on signifying codes, not experiences”. There is day and nightis the articulation that connotes presence and absence.

What does the song say? By day, it is school: “All the teacher has in his head will be put into mine (…) after a while one gets bored (…) Keep quiet, tidy up, do homework”; by night it is the dreams where “one throws oneself into the void and it is me who decides”. It is interesting to note that what is of the order of decision is ranged on the side of the dream. Freud had also noticed, during the analysis of Dora, that a dream is the equivalent of a decision, and - in relation to repetitive dreams - that a decision is maintained until it is executed. In passing, one sees that Freud distinguished the level of realization of desire from that of the concrete consequences a subject can draw from it. But already, a dream can help a subject to find a horizon, precisely that of desire. This is how allowing a child to breathe can be understood.

Sacha has repeated at school. But he was also obliged to be twice as careful in a life in which he tries to find some tranquility. His parents divorced, and the true children that are the parents tear themselves apart a bit, a lot, passionately: the ‘not at all’⁽²⁾ will come, but it is slow. He is gloomy, closed and sad, not being able to speak.

He whispers: “I am not at ease. A little bit anyway, during the school breaks. Even at night I am not at ease. Even on holidays: one always has to do something.

-       So who is at ease then?

-       JP (the mother’s new partner), but I do not like him. The girls too are at ease, even when they cheat. It is better if they are not seen doing it. I am in love with Marie, but she? When we play, I touch her, she wants me…

-       What is the name of the game?

-       "Wolf family…” Sacha bursts into tears. The session could not be continued.

The next session he comes back very anguished. He had a nightmare: “Sorts of people bleeding. Wounds. It flows and it wakes me up.” A rather long silence installs itself. How to take the thing?

-       “Someone has been wounded…

-       Yes because one does not love him, or because he has done something bad or because it is a mission. It’s like 9/11: people got themselves killed. The character in the nightmare is lit up and it is dark around him. There are woods. (His speech revives).

-        What age is he?

-        More like my father… I remember when I was four or five years old. I had fallen on the gravel, into the brambles and the nettles. I bled a lot. Daddy had already gone into the woods. I tried to join him.”

He then makes a list -like citations of feats of arms or summons to appear- of incredible accidents which left traces on his body. Then he adds: “Only once I nearly died, drowning; and there I was scared.”

At the next appointment his smile is back, because he has had a dream which he is looking forward to telling me: “I could have all the toys. If I wanted to, several at the same time, I could do everything I wanted. I did not pay for them and so I could give them to someone. “

Freed from the sad reality -speech liberated- memories, formations of the unconscious, can thus emerge.  The style of the dream is remarkable: the whole potential realization of the decision –that objects circulate once again- even though nothing is executed. Yet everything becomes possible. That the dream is equivalent to the realization of a desire means, in my opinion, that it allows Sacha the realization of a renewed desiring position.

(1)    Jacques-Alain Miller, The Child and Knowledge, in Psychoanalytical Notebooks 24, 2012

(2)    Reference to the game that consists in picking  petals off a daisy: "He/She loves me a little, a lot, passionately, madly, not at all" [TN]

(3)    The Dream Haunting the Mogul. Gustave Moreau. In 1881 (picture attached)

Translated by Francine Danniau

Mario Goldenberg en La Nación del 27 de Julio de 2012

Mario Goldenberg en La Nación del Viernes 27 de Julio de 2012 http://www.lanacion.com.ar/1493545-batman-asciende-y-salta Secretaría de Internet del Directorio de la EOL | Responsable: Cecilia Rubinetti           Escuela de la Orientación Lacaniana - eol@eol.org.ar

"Lacan y lo social" EOL Santa Fe - Conf. Silvia Tendlarz

Secretaría de Internet del Directorio de la EOL | Responsable: Cecilia Rubinetti           Escuela de la Orientación Lacaniana - eol@eol.org.ar

LACAN COTIDIANO Nº 215 - PORTUGUÊS

Sexta-feira, 25 de  maio de 2012٠ 22h40 [GMT+ 1]

NÚMERO 215

Eu não teria faltado a um Seminário por nada nesse mundo— Philippe Sollers

Nós ganharemos porque não temos outra escolha— AgnÈs Aflalo

www.lacanquotidien.fr

▪ AUTISMOS ▪

HISTÓRIA DE UM REFLEXO

Yasmine Grasser

Madame Z.: B., esta é a sua história! Espero que um dia você possa lê-la. Ela começa em fevereiro de 1983, num dia daquele mês, em que eu esperava a visita das senhoras X e Y. Depois das apresentações e de explicar as razões que me levavam a querer cuidar de uma criança deficiente (na época deficiente motora), a Senhora Y nos fez algumas perguntas sobre nossa infância, sobre o modo como tínhamos sido educados e sobre nossa vida atual.

Assim começa o diário da Senhora Z., B não lerá a sua história, ele não lê, ele não fala. A Senhora Z. rapidamente compreenderá isso. Seu diário é o testemunho de um encontro entre uma criança diabética e autista e uma família que se tornou a sua. Ele tinha 5 anos e já tinha passado 3 anos de sua vida em hospitais. A partir dos 8 anos, de 1986 até 1994, ele freqüenta o IME onde eu era psicóloga. Seu encaminhamento aos 16 anos para um hospital-dia para jovens adultos não funcionará. Desde então, e até hoje, B. vive em tempo integral com “sua” família, a família da Senhora Z. Ele tem 34 anos.

A Senhora Z. me dera uma cópia de seu diário antes que B. tivesse deixado o IME. Depois de relê-lo, chamei-a. Ele se lembrava. Ela sabia da campanha sobre o autismo. Falamos longamente. A Senhora Z. deixara suas interrogações em seu caderno.

Ela escreveu, em 1988, sobre sua profissão «família acolhedora»: É difícil? Quando me fazem essa pergunta, eu respondo NÃO e sinceramente eu acho isso. É uma profissão apaixonante. Tenho a satisfação de dizer a mim mesma que houve um resultado positivo, mas quantos sacrifícios. Ela sentia que recebera pouco apoio dos serviços sociais, talvez por não terem recursos, assim como ela, diante de uma criança que tinha manifestado uma vontade impressionante de viver. Desse ponto de vista, nada mudara, me diz ela, mostrando-se preocupada com o futuro.

Ela estava lendo sobre o autismo e passou a anotar, a partir de 1987, o que lhe inspirava a leitura de A fortaleza vazia. Ela observara que as crianças na escola de Bettelheim circulavam «por toda parte normalmente», ela escreve: eu adotei esse princípio, a fim de que B. pudesse perceber os perigos. Ela manteve esse princípio, pude constatar, na época, que ela gostava de acompanhar os progressos de B. Ela recopiara esta frase de Bettelheim: «nunca tocamos no sintoma». A lição é freudiana,  sabia ela  disso? A frase seguinte mostra como ele tirou partido disso : Desde que B chegou em casa, emitia sons fortes e muitas vezes repetidos, todos os dias, sem parar, durante vários meses e pouco a pouco esses sons foram desaparecendo... (devo dizer que às vezes eu o sacudia para fazê-lo calar-se, ele parava e depois recomeçava com mais força)… isso não adiantava nada…. Ele tinha também o hábito de pegar uma colherinha e de esfregar a parte de trás nos lábios...

Ao escrever em seu caderno, desde o início, os sintomas que tomavam conta do comportamento de B., assim como sua evolução, eu percebi ao relê-lo, que a Senhora Z compreendera sozinha, ao longo dos anos, que esse comportamento desprovido de sentido não tinha nada a ver com a doença que atingia o corpo da criança. Escrever lhe permitira se defender do insuportável do real fora de sentido do sintoma sobre o qual Freud mostrou que, se ele fala, não desaparece sozinho, resiste, e que temos que aprender o que fazer com ele. A tentativa da Senhora Z. no que diz respeito a « boas práticas educativas », para falar como os comportamentalistas, não consistiu em modificar pela força a criança que lhe confiaram, mas sim em procurar  reeducá-la enquanto Outro que a  ama, responsável pela vida deste pequeno autista cuja diabete não chegava a se estabilizar. O modo como ela se situava lhe era próprio e tinha feito com que ela reinventasse para B. uma prática freudiana.

O caderno da Senhora Z. me lembra a «tentativa» de Fernand Deligny que apostou em dividir um lugar para se viver na região de Cévennes com crianças autistas. Esse homem se recusava categoricamente a falar sobre as crianças, a objetivá-las, a coisificá-las. Ele fechava suas portas àqueles que insistiam em ver nele somente um especialista francês em autismo, um expert. Mas ele dizia e escrevia para aqueles que ele recebia, que nunca deixaria de lutar contra «as marcas pedagógicas profundas[i]”e contra toda a forma de «instituição terapêutica». F. Deligny e a Senhora Z., tornaram-se involuntariamente sócios virtuais do Outro sanitário e social do autismo.

Deligny pregava «a inovação» contra os saberes instituídos sempre superegóicos; a Senhora Z. queria que os serviços sociais respeitassem «a criança deficiente». Essas crianças que não falam e das quais ninguém queria saber, «Os filhos do silêncio» como escrevera Deligny, deram a cada um deles, a Deligny e à Senhora Z, uma idéia sobre o real que faz a humanidade do sujeito que fala. Os dois tentaram transmitir isso, cada um a seu modo, a seus contemporâneos. Mas a posição deles permanecia militante. Seria inútil hoje lutar sozinho como F. Deligny contra o saber-que-sabe-e-que-se-impõe-a-todos, ou adotar sozinha contra todos, como a Senhora Z., a posição daquela que não hesita em resistir aos moralistas-de-má-fé porque acredita nisso.

O mundo mudou. Os significantes-mestres que eram causa de seus combates perderam toda a atualidade sob a pressão da globalização. A verdade que eles guardavam apagou-se. O discurso do mestre não oferece mais significantes referentes, não garante mais o profissionalismo das equipes, não preserva mais as práticas nem o “savoir-faire”. O discurso universitário produz principalmente especialistas-avaliadores cujos interesses estão mais ligados aos efeitos mercantilistas da ciência, ele não leva a saber mas a fabricar a mais-valia. Lacan foi o primeiro a perceber que o saber mudara de status, descera ao ranking de sintoma individual e que a verdade que esse saber escondia era apenas gozo.

A nova ética comporta prescindir do Outro e no lugar, criar um laço social do modo de gozar que veicula seu sintoma[ii]. A experiência da psicanálise permite extrair duas formas de laço social: o comunitarismo que reúne em torno de um significante ou  de um sintoma federativo; a série que se funda no testemunho singular do um por um. Acontece que o significante autismo encontra-se hoje no cerne dessas duas formas de laço social. Por um lado, este significante une os especialistas em educação cujos métodos entusiasmam os pesquisadores; por outro lado, os sujeitos ditos autistas de alto nível testemunham um a um para defender sua singularidade. Os primeiros querem o bem do sujeito a ser educado, os segundos querem existir, com razão, e serem ouvidos. A psicanálise se interessa por todos porque ela se interessa « pelo sujeito em pleno exercício[iii] », pelo saber que ele produz, pelo seu testemunho. Além disso, ela é um recurso para o «sujeito» - aquele que ousa ainda pensar que ele é «um sujeito traumatizado» pelos falsos saberes do Outro sanitário e social que se tornou político-cientista, pelo seu desejo e seu gozo. Eu vou esclarecer esse ponto clinicamente.

B., aos oito anos, era pequeno para a sua idade. Ele era uma criança barulhenta que só andava na ponta dos pés encostando nas paredes. Ele passava o tempo todo ou olhando a água que escorria numa pia ou olhando a maçaneta de uma porta de alumínio. Essas duas atividades, diferentes, o excitavam muito. Elas eram acompanhadas de sons estridentes onde se alternavam séries de sons modulados e gritos incompreensíveis. A atividade «pia» acontecia na sala onde ele devia ficar com os outros, a atividade «maçaneta de porta» acontecia num lugar onde ele ficava sozinho. Perto da pia, B., indiferente aos outros, deixava-se atrair e absorver totalmente pelo barulho da água ressoando nos canos. Perto de um corredor, onde passava muita gente, B. ficava encostado com um ombro no marco da porta, encolhido, olhando a maçaneta ou mexendo com ela. Distinguir esses dois comportamentos foi muito importante. Perto da pia, o mundo lhe era indiferente. Perto da porta, sua presença sonora, barulhenta, cansativa, lhe valia muitas vezes algumas palavras dos que passavam. Nem sempre ele se mostrava insensível a essas palavras. Foi nesse ponto que eu o encontrei.

Fiquei um certo tempo perto dele. Foi preciso algum tempo antes que eu percebesse que B. não sonorizava sua agitação ao mexer com a maçaneta. A operação era mais complexa. Era, na realidade, a passagem de um reflexo de luz na maçaneta que ele mexia que comanda sua excitação e suas séries moduladas. Quando não aguentava mais, ele gritava, pulava, tampando todos os orifícios do rosto com seus dez dedos. Nesses momentos, ele podia dar uma olhada em volta e ver o outro. Eu passei a ficar, cada vez mais, longos períodos no corredor perto dele. Minha presença insistente e silenciosa acabou por intrigá-lo.  Ele interrompia às vezes sua agitação sonora para me olhar com o canto dos olhos e depois recomeçava. Pouco a pouco ele começou a me esperar. Ele seguiu minhas passagens do olhar. Ele olhava principalmente meus pés.

B. começou a me seguir e sempre morria de rir ao olhar meus pés. Eu acabei me rendendo à evidência. Naquele lugar, bem iluminado pela luz do dia, eu transportava em meus sapatos o «seu» reflexo. Mas eu não tinha para ele mais nenhuma importância. Depois de meus sapatos, foi a vez de meu molho de chaves atrair seu interesse. Uma dessas chaves me permitiu ter acesso ao jardim dos maiores onde eu ia com frequência. Passei a ter o hábito de deixar o molho de chaves na porta de minha sala à sua disposição. 

Não havia uma certeza de que B. pudesse ficar no estabelecimento. As equipes gostam de progressos visíveis e de atribuí-los a elas. Houve o imprevisível. Seguindo os deslocamentos de « seu » reflexo, B. entrou em minha sala e me achou.  Ele não deu meia-volta. Nunca esquecerei a troca de olhares entre ele e eu, franca, direta, interrogadora. Mas que risco nós dois corremos! Diante dos meus olhos, de repente, B. tinha ficado completamente mole. Ele estava tendo uma crise de hipoglicemia. Eu toquei em sua mão pela primeira vez e lhe falei do carrinho que eu tinha nas mãos para ele - eu sabia que ele gostava de carrinhos. Como resposta, o reflexo de um sorriso iluminou por um instante seu rosto envelhecido. Ele não estava ansioso. Deitou-se no tapete, aceitou minha ajuda e eu chamei a enfermeira para trazer açúcar.

Eu sabia que B. corria sempre o risco de entrar em coma hipoglicêmico. Uma forte emoção podia desencadear nele uma secreção de adrenalina e levar a um consumo importante de açúcar.  Mas sob aquele sorriso, havia um sujeito, um sujeito que queria ser representado junto a um Outro atento, que não tinha medo de seus comas, junto a um Outro que desejava que ele vivesse.

A partir deste momento, nossos contatos se multiplicaram. B. vinha me ver espontaneamente e eu ia vê-lo quando sabia que ele não estava em alguma atividade. Ele gostava de pintar. Ninguém mais falava de sua saída do IME. Ele fazia muito menos barulho e pisava com os pés completamente no chão. O dia a dia de sua diabete não trazia mais problemas. O ano de 1988 foi crucial, eu encontrei ecos dele no diário da Senhora Z. quando ela escreveu que para sua grande surpresa B. não era surdo como lhe haviam dito. Naquele ano, ela o inscreveu em sua cidade numa exposição de pintura e  recebeu um prêmio.

B. pronunciará discretamente nesta ocasião uma palavra, mas permanecerá depois em silêncio. Posteriormente, ele passa a puxar, preso a extremidade de um barbante, que ele arrastava atrás de si, todo o seu mundo : um sapato, uma colherinha de açúcar, uma xícara para o seu iogurte, um carrinho. Ele se sentia

orgulhoso. Quando o deixei, ele não precisava mais do barbante.

A Senhora Z. me diz ao telefone: «ele está como você o deixou, tranquilo». A tranquilidade evocada é aqui o nome da presença do Outro que a seu tempo teve sua eficácia junto a este sujeito.

[1] Deligny, F., Les enfants et le silence, editora Galilée, Paris, 1980

2 Miller, J.-A, e Laurent, É., L’Autre qui n’existe pas et ses comités d’éthique (1996-97), Curso de    orientação lacaniana, Departamento de Psicanálise, Paris VIII, inédito.

3 Miller, J.-A., “L’enfant et le savoir”, título das próximas jornadas de 2013 do Instituto da criança,               site<www.ecf.org>.

▪ ENTREVISTA ▪

publicada na revista semanal La Vie em 24 de maio de 2012

tradução a seguir

EU DEVERIA TER

POR GÉRARD MILLER. Eles são conhecidos, amados, muitas vezes poderosos, às vezes temidos. Mas que olhar têm sobre si mesmos?

Professor de psicologia clínica na universidade de Rennes-II, psicanalista membro da Escola da Causa Freudiana, Jean=Claude Maleval publica Surpreendentes Mistificações da psicoterapia autoritária- (Navarin, o Campo Freudiano).

JEAN-CLAUDE MALEVAL

“Nosso cérebro não é um computador”

Em que idade o senhor descobriu Freud pela primeira vez?

-Aos 17 anos, no primeiro ano do segundo grau. Estava vivendo uma grande história de amor que me fazia sofrer e não era fácil, na época, falar sobre isso, nem com meus pais, nem com meus amigos. Eu não era um aluno brilhante, mas lia muito e, um dia, me deparei com um livro de bolso de Freud, os Três Ensaios sobre a teoria sexual. O título me atraiu, o li quase escondido e fiquei apaixonado! Decidi então ir à biblioteca de Colombes e procurar todas as suas obras disponíveis.

O senhor disse então a si mesmo: “Um dia me tornarei psicanalista”?

-Disse a mim mesmo, mas não era simples imaginar isso. Meu pai era operário da indústria ótica, minha mãe bancária, eles tinham pouca cultura e mal sabiam quem era Freud - a psicanálise me parecia ao mesmo tempo complicada e inaccessível. E mais tarde, convencido de que eu devia fazer medicina, pensei em me tornar professor de filosofia.

Como o senhor pôde começar uma análise?

-Estudante procurei o Bapu, o Bureau de ajuda psicológica universitária que me encaminhou para uma psicanalista. Foi pouco antes do maio de 1968 e eu me lembro que tendo sido preso numa manifestação pela polícia eu faltei a uma sessão... que ela me cobrou e eu fiquei com raiva! Por outras razões, essa análise durou pouco e o Bapu me encaminhou para Laurence Bataille, com quem eu fiquei sete anos.

Tendo se tornado hoje uma das sumidades da psicanálise na universidade, como o senhor explica que a descoberta freudiana seja tão contestada?

- Isso se deve em primeiro lugar à ascensão do cognitivismo que concebe o cérebro como um computador. Ora, o computador não tem afetos, não tem gozo, e é isso que é terrível no cognitivismo: ele rejeita toda a dimensão afetiva, emocional. É um combate permanente para manter a psicanálise contra essa abordagem do ser humano.

Em seu último livro, o senhor explica que os desvios das técnicas “cognitivo-comportamentais” ameaçam também a psicoterapia.

- São métodos autoritários que encontram sua origem na hipnose, onde um mestre terapeuta dirige o trabalho, buscando modelar seu paciente, torná-lo de acordo com o mito do “homem normal”.

Terapeutas reconhecidos conseguiram de fato provocar epidemias de transtornos mentais induzindo a falsas lembranças?

-Sim, terapeutas americanos, por exemplo, persuadiram pacientes de que eles tinham sofrido sevícias na infância, de que tinham sido vítimas de cultos satânicos, o que teve conseqüências terríveis, como a prisão ou mesmo a morte de alguns pais. Essas terapias usam e abusam dos poderes da sugestão que nós recusamos justamente porque somos psicanalistas.

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Jean-Claude Maleval

acaba de publicar

Surpreendentes mistificações da psicoterapia autoritária

(Navarin/O Campo freudiano, mai de 2012)

e

Escutem os autistas! 

(Navarin, avril de 2012)

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▪ ECOS E INFORMAÇÕES ▪

Publicado pela Editora Belles-Lettres, um feito da edição erudita francesa.

Um «must» para os erasmianos !

OS ADÁGIOS DE ERASMO

Paris, 16 de dezembro de 2010.

Testemunho colhido por Paméla Ramos.

Jean-Christophe Saladin é um personagem pouco comum no mundo das Letras. Há vários anos, esse Don Quixote humanista incansável vem defendendo esse projeto louco de enfim traduzir na França os 4151 adágios de Erasmo indispensáveis à cultura de todo homem de bem, e no entanto muito raros (exceto a edição de Toronto para consulta em inglês, completa e científica, mas desencorajadora para o leitor culto não especializado). Reunindo em torno dele um grupo de aproximadamente sessenta tradutores de todas as partes, ele pôde enfim anunciar o lançamento deste incrível objeto de edição: uma caixa com cinco volumes encadernados, bilíngüe em latim-francês, dos Adágios de Erasmo. Prosélito, transversal e prescritivo à semelhança do "Príncipe do humanismo" a quem, ele e sua excelente equipe, acabam de prestar um grande serviço, ele nos explica a elaboração e a necessidade de tal obra, transmitindo-nos ao mesmo tempo o prazer da redescoberta dos Antigos pelos Modernos - ainda que os tempos atuais não se prestem muito a isso. Ler a entrevista de Jean-Christophe Saladin.

                                   ▪ A ROSA DOS LIVROS ▪

Claudio Magris, Alphabets, Paris, Gallimard, 2012, 552 p. 29,50 €.

Nathalie Georges-Lambrichs

Uma vida na literatura

Seu nome Magris na global Trieste

            Alphabets : isto é, uma abertura que não cessa de ser declinada para melhor retornar a seu Auftakt. Magris fala do que ele gosta, escreve sua « odisséia literária » (p. 17) e revisita aqueles sem os quais, diz ele, « eu não seria o que sou » (id.). Trata-se de numerosas breves notícias, formalmente próximas da Guerra do gosto, convites a leituras e releituras, publicadas em sua maioria ao longo dos dez últimos anos no Corriere della Sera.

            Mas esse livro labirinto comporta também em seu âmago alguns verdadeiros ensaios. Assim, «Praga ao quadrado», (1978), onde Magris examina os entrelaçamentos que formam os passos e as páginas dos escritores e seus personagens na cidade pelo prisma da literatura: « Quanto mais se acentua a discordância entre a vida e o papel, mais nos agarramos com paixão à vida de papel » (p.189).

            Qual é o impacto da literatura, não somente no estilo de vida dos escritores de língua alemã (mas também nos de língua tcheca, pois o estudo se estende por um século e meio) onde « desde a geração que precedia Kafka está eludida toda relação com a realidade política e social? (p. 195) Como é que se recorta e se fortifica, com a cumplicidade dos escritores e dos leitores, o gênio fatal do lugar cuja atmosfera não cessa de destilar « a nostalgia [que] se decanta como nostalgia de nostalgia » (p. 184)? Como é que Praga fomenta o destino daqueles que ela assombra e que a assombram? O que é que ela tem então – o que lhe dá, cada escritor, involuntariamente? – para que cada um termine por erigi-la « como força e como centro mítico de sua própria vida, [para] fazer dela a luz misteriosa e escondida que, sem que a vejamos, ilumina o mal estar »? (p. 201).

            Fascinada por esse « mal estar », decido me orientar nesse labirinto através de um índice de nomes próprios onde encontro o de Freud, discreto: cinco ocorrências. A primeira evoca o momento freudiano na vida de Umberto Saba, a segunda a invenção do conceito de pulsão de morte, as terceira e quarta, relativas a Hoffmann, lembram por duas vezes a pertinência da leitura freudiana.

            Resta a última, sobre a qual vou me deter.

Filho de Joyce e de Freud

Um narrador clandestino: por que Magris nomeia assim Vinicio Ongaro (p. 451-457)? É que V. Ongaro não é « um clandestino cultural reconhecido», mas « um autêntico clandestino ». Ele tornou-se ainda mais clandestino, desde que conheceu o sucesso relativo, mas inquestionável. (O Google não dá uma referência em francês). Magris encontra em V. Ongaro alguém que se preocupa em habitar um lugar adequado a sua prática: ele se situa entre a verdadeira notoriedade que garante uma entrada no clube e a perda da excitante virgindade do autor desconhecido e inédito, com uma perseverança penosa. Magris gosta daquele escritor verdadeiro que sabe mostrar o suficiente para calcular e continuar a « narrar a vida », a pintá-la «  em seu fluxo opaco » (p. 452). Ele se detém mais longamente em dois romances: Ameaça confidencial, e depois Malnisio.

            Oliviero Benet, protagonista do segundo, é um médico neurologista (exatamente como Ongaro, aliás). Ele « escutava, disponível, paternal e curioso, as pessoas, suas fantasias e suas obsessões, as histórias, a vida; ele penetrava nas espirais da angústia de seus pacientes com a leveza de um gato […] sugerindo um medicamento sem prometer milagres, mas inspirando uma confiança que já era terapêutica e pronto para agarrar, sem demonstrá-lo, com uma pata felina, a serpente da angústia para extirpá-la. Havia em seu rosto e em seu comportamento algo da retidão clara e da beleza melancólica de Freud mascarada sob uma ironia bondosa».

            Assim Ongaro nos dá, não somente um precioso indício do grau de reabsorção de Freud e da psicanálise na cultura, mas, sobretudo, essa fineza na literatura que é um estilo de vida justo e adequado ao próprio objeto com o qual se depara o escritor.

            Os psicanalistas farão seu mel deste elogio irônico e amoroso do clandestino contemporâneo, que coloca em evidência e sem nomeá-la a carta

roubada.

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Maio 2012

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