31 de maio de 2018

Boletín #9 al 18: La Soledad y el Vínculo Social. 1ra Jornada de la FCPOL, por Andrés Borderías

http://fcpol.org/i-jornada-de-la-fcpol/


Editorial 

Con este número #18 concluimos esta serie preparatoria de la primera Jornada de la FCPOL. Casi cuarenta textos y una estupenda serie de entrevistas y referencias bibliográficas, reunidas en esta Newsleter por Marta Maside como editora, más el tejido trenzado en las redes sociales por Yudmila Lima y Noemí Castiñeira, han abonado el terreno para el encuentro que se aproxima. Esta noche a las 24 horas concluirá el plazo límite para la inscripción...si es que aún quedan plazas! Y en cuarenta y ocho horas nos encontraremos en Madrid con colegas venidos de todo el país y también de otros lugares de Europa y Latinoamérica, junto con muchos interesados de la ciudad, para esta apasionante jornada de trabajo. 

Como noticia de última hora, podemos anticipar la presencia en el acto de apertura de Javier Barbero, Concejal por la formación política de Ahora Madrid, Miembro de la Junta de Gobierno, Delegado del Área de Gobierno de Salud, Seguridad y Emergencias y responsable del programa "prevención de la soledad no deseada", cuya coordinadora, Sandra Candelas, participará en la Mesa de debate "Lugares para el vínculo".
¡Bienvenidos, ya les estamos esperando!

Andrés Borderías





BOLETÍN #9.  Textos de Liana Velado y Carmen Campos

La Clínica del Campo Freudiano  vive en la ciudad de A Coruña desde  hace muchos años ya y es conocida por otras instituciones que la tienen en cuenta a la hora de derivar un paciente.  Hay un lazo entre la Clínica y esas otras instituciones: Médicas, servicios sociales, asociaciones humanitarias… que conocen la clínica a través de pacientes o ex- pacientes o de sus familiares y amigos. También la clínica ha  sido conocida y suscitado interés vía psicoanálisis a través de las actividades de la  Biblioteca del Instituto del Campo Freudiano o de alguna otra actividad de Escuela.
 

 

BOLETÍN #10  Textos de Félix Rueda y Gabriela Medin

La soledad como problema humano, es un hallazgo, que aparece en la civilización en el momento de la irrupción de la ciencia clásica en el mundo. Lo cual supone un “corte epistemológico” entre las ciencias antiguas y las modernas e inaugura un nuevo régimen del saber que va a producir una verdadera mutación a nivel de la civilización. Hasta ese momento el hombre jamás estaba solo, porque Dios existía y lo acompañaba. Cuando el hombre estaba solo era porque estaba sin Dios.
 

 

BOLETÍN #11  Textos de José Ramón Ubieto y Horacio Dobry

ENCERRADOS CON UN SOLO JUGUETEJosé R UbietoLos Hikikimori españoles también existen si bien las condiciones sociales, y por ende discursivas, son diferentes del Japón. Mientras que en el país nipón se calcula que el número de adolescentes y jóvenes encerrados en casa supera ampliamente el millón, aquí apenas hay datos pero en todo caso dista mucho de esa cifra.

BOLETÍN #12 Textos de Paloma Larena, Pepa Freiría e Iria Rodríguez

Parte importante de mi trabajo en institución, lo desarrollo en la Comarca Campo de Cariñena en el programa de Atención Temprana y Atención a la Infancia, de FAT1. Esta Comarca tiene 10.062 habitantes, unos 13 hab/km2 y la componen 14 municipios. En Cariñena, el mayor de ellos, hemos abierto una sede para atender a los niños y sus familias, y nos han recibido con agradecimiento. En algunos de estos pueblos no hay escuelas, porque no hay suficientes niños, pero no es del problema de la despoblación del que os querría hablar, sino de una experiencia de lazo social orientada por el psicoanálisis.

 

BOLETÍN #13. Textos de Raquel Cors, Jorge Sosa y Antonio Carrero

Como señala Andrés Borderías en el primer número del newsletter de la I Jornada FCPOL, la función del aislamiento como síntoma para evitar el encuentro con un real, implica no solo una solución, sino también una fuente de malestar. En efecto, los síntomas del aislamiento -que a veces logran vincular en un grupo- no son lo mismo que una ética de la soledad. Cito a Andrés “si la fenomenología del aislamiento tiende a ser interpretada en clave psicopatológica, la cuestión de la soledad nos sitúa más bien en el terreno de la ética, de la posición y las respuestas de cada sujeto ante su síntoma, ante la causa de su deseo y de sus ideales, frente a los que se encuentra radicalmente sólo”.


 

BOLETÍN #14. Textos de Vilma Coccoz, Patricia Heffes  y Francesc Vilá 

Recientemente tuvimos ocasión de asistir a un encuentro excepcional el Foro en Barcelona con el título Después de la infancia. Políticas del autismo y psicoanálisis. En su intervención, Bruno de Halleux expuso el modo singular en que esta operación que va desde la soledad del autismo al vínculo con los otros se propicia en Antenne 110.

 

BOLETÍN #15. Textos de Pilar Foz, Rosa Godínez, y Andrea Freiría

J. Lacan en el Seminario 17 El reverso del psicoanálisis1 aísla cuatro discursos, cada uno de ellos responde a un modo de vínculo social particularizado según la forma en que lenguaje y goce se emparejan para cada sujeto. Un discurso entonces sería aquello que vincula, que identifica a determinados sujetos entre sí. Precisamente el sujeto autista vendría a cuestionar toda identificación y, por ello, la clínica del autismo nos abre un horizonte más cercano a lo que conocemos como la última enseñanza de Lacan.


 

BOLETÍN #16. Textos de Hebe Tizio, Jean-Daniel Matet y Miquel Bassols


Sin duda que el trabajo en las instituciones tiene su complejidad ya que pone en juego cómo el practicante se ubica frente al discurso del amo. Las instituciones se organizan con el discurso del amo en sus diferentes acepciones y son una oferta para tratar formas específicas del malestar social. Son aparatos de gestión del síntoma social que tienden a reducir el síntoma subjetivo a una categoría producida por ese mismo discurso. Esto subsume el padecer del sujeto en el malestar que se intenta tratar y de este modo en muchos casos se agudiza, se cronifica.




BOLETÍN #17. Presentación del CDIAP de Sant Boi. Textos de Marta Gutiérrez, Silvia Morrone y Graciela Elósegui

El CDIAP de Sant Boi es un equipo multidisciplinar que forma parte de una red de atención pública concertada con la Generalitat de Cataluña. La administración marca la composición de los equipos profesionales de atención a la primera infancia (niños de 0 a 6 años), como son: psicólogos, logopedas, fisioterapeutas, neuropediatras y trabajadores sociales.



BOLETÍN #18. Textos de Noemí Castiñeira, Sandra Cisternas, Dolors Arasanz y Elena Serna 
Con este número #18 concluimos esta serie preparatoria de la primera Jornada de la FCPOL. Casi cuarenta textos y una estupenda serie de entrevistas y referencias bibliográficas, reunidas en esta Newsleter por Marta Maside como editora, más el tejido trenzado en las redes sociales por Yudmila Lima y Noemí Castiñeira, han abonado el terreno para el encuentro que se aproxima. Esta noche a las 24 horas concluirá el plazo límite para la inscripción…si es que aún quedan plazas! Y en cuarenta y ocho horas nos encontraremos en Madrid con colegas venidos de todo el país y también de otros lugares de Europa y Latinoamérica, junto con muchos interesados de la ciudad, para esta apasionante jornada de trabajo.
  

27 de maio de 2018

Il desiderio dell'analista, clinica e politica. DIBATTITO PREPARATORIO, por Emilia Cece, Massimo Termini.




Sartor Resartus, Le tailleur retaillé[1].

Emilia Cece
 
Con l'introduzione della topologia, nel IX°, X°, XI°, XII° Seminario, J. Lacan colloca il desiderio dell'analista nelle superfici topologiche asimmetriche. Si tratta di uno sviluppo che parte dall'immagine virtuale per precisare la teoria psicoanalitica intorno ai concetti di: buco, bordo, taglio.

Precisamente il desiderio dell'analista è ben rappresentato dalla bottiglia di Klein, costituita di un unico piano ritorto su sé stesso: una evidente asimmetria rigorosamente chiamata a rappresentare uno spazio in cui c'è continuità della superfice interna con l'esterna, in cui è più facile entrare che uscire, rappresentazione pura dell'individuo nella sua solitudine. L'attraversamento del piano, date le caratteristiche, è consentito attraverso il passaggio ad una IV° dimensione che ha una sua consistenza solo in logica matematica ma che non è accessibile alla reale esperienza umana poiché è solo ipotizzabile attraverso postulati[2].

Questo piano ritorto, secondo Lacan, risponde meglio della consegna all'analista poiché questi è chiamato ad accogliere il soggetto e la sua sofferenza, il suo trauma potremmo dire, sospeso fuori logica e fuori razionalità, in un tempo che si configura come una interruzione cronologica che si ripete.

Ciò che riguarda la psicoanalisi è l'attualizzazione di questa interruzione che chiama in causa il desiderio dell'analista aprendo ad una scansione temporale ed al nuovo tempo logico.

Per questa via, intuitiva, veniamo introdotti al concetto del "taglio" come desiderio che rivela una superfice "in quanto acosmica".

E' proprio l'acosmico, l'orribile a vedersi, che nella bottiglia di Klein rimanda alla reversibilità rappresentata metaforicamente dalla nuova topologia. Il cambio di direzione infatti, affidato al taglio sapiente dell'analista, per Lacan non è e non può essere un semplice passaggio dal dritto al rovescio come potremmo immaginare per un vestito rivoltato.

Il riferimento al sarto però è pertinente: Sartor Resartus è un testo molto sui generis, scritto da T. Carlyle nel 1831. Un libro bizzarro risultante da un improbabile miscellanea di appunti filosofici e non (comprese alcune liste di spesa del lattaio che si mescolano curiosamente a riflessioni e pensieri) raccolti da un certo Diogene Taufelsdrockh (personaggio inventato letteralmente Figliodidio Cacatodaldiavolo).

Tutto il testo è votato al nonsense spinto alle estreme conseguenze, costituito dapprima da un trattato di estetica dell'abito, successivamente tratta l'autobiografia di D. Taufelsdrockh. Ironizza sull'uso degli abiti in rapporto al ruolo sociale e poi sull'importanza dei Nomi Propri nell'influenzare il destino delle persone. Taufeldrockh  rivela di essere venuto a sapere  dalla madre, solo dopo la morte del padre,  di essere un trovatello consegnato ai genitori da uno sconosciuto con una somma di danaro sufficiente a tirarlo su negli studi. Questa sua particolare condizione in relazione al nome del padre ed al suo nome proprio, colloca il destino del protagonista, in una condizione sprezzante nei confronti della vita, del pericolo e dell'amore.

Lacan ironizza sulle similitudini tra questo personaggio (che in definitiva sceglie di rimanere un pellegrino dell'amore quale metafora dell'uomo senza fede, pronto ad intervenire con spirito creativo ogniqualvolta il prossimo domanda) e lo psicoanalista. Nella lezione del 3 febbraio 1965 [3], egli si chiede  se il Sartor Resartus possa essere una prefigurazione di ciò che Marx e Freud desiderarono per il soggetto qualche decennio dopo. 

Il destino del Sartor si compie infatti nel raccogliere questi frammenti da ricucire per dare consistenza ad un romanzo intorno ad una figura fittizia, per l'analista si tratta invece di evitare che il "Sarto ritagliato" si trovi ad uscire di scena come uno dei peggiori resti mentre ancora raccoglie gli scampoli.
 
Ci sono tagli buoni e tagli cattivi, raccomanda J. Lacan, ricordando che la funzione del desiderio dell'analista sulla superficie resa riconoscibile dal taglio, è "celui qui sait/tailler", che sa tagliare una qualunque forma.

Il riferimento esplicito è al controtransfert ma riconduce alla necessità di trovare il giusto vestito per abbigliare la pratica e ricucirla con una teoria.

Se l'asse trasferale si ritorce e si inverte intorno al punto della caduta dell'onnipotenza infantile nell'oggetto a piccolo, in questo punto si gioca appunto l'apice della funzione del desiderio dell'analista al quale si aprono due strade in definitiva: o accomodarsi sul contro transfer facendovi la sua "fuga", o operare la differenza assoluta[4].

Questa seconda via, che opera nel taglio cioè nell'intervallo tra la direzione e la sua inversione, denuncia anche che il desiderio dell'analista non è un desiderio puro; ma di quale contaminazione si tratterebbe mai se non quello relativo ad una scelta di posizione che concerne l'etica fondante della stessa psicoanalisi?

Nel Seminario XI° Lacan pensa il desiderio dell'analista in relazione all'ordine simbolico, ma anticipa ed intravede lo sviluppo che gli sarà più chiaro in seguito come quello del suo preciso rapporto con il reale.

Nel XII° seminario, raccomanda agli psicoanalisti di non fare la fine dell'asino di Buridano[5], che nell'incapacità a risolvere il dubbio tra il bere ed il mangiare, resta secco per aver troppo a lungo protratto fame e sete.

Possiamo leggere l'impasse dell'asino come quella di chi, fronte allo sdoppiamento dell'oggetto infantile, nell'incertezza di prendere posizione tra l'oggetto narcisistico e quello pulsionale, ci si dimentica che la stessa bocca, mentre parla non chiede altro che mangiare.

Allo psicoanalista-Sartor Resartus dunque, tagliatore e ritagliato, non può sfuggire che le migliori parole rivestono come un abito elegante l'idiozia dell'apparato pulsionale che si rivela sempre acefalo.

Anche nella Proposizione d'Ottobre, Lacan,introduce un riferimento all'abito e dice : "…Dobbiamo vedere cosa qualifica lo psicoanalista a rispondere a questa situazione che, come si può notare, non coinvolge la sua persona. Infatti, non solo il soggetto supposto sapere non è reale, ma non è affatto necessario che il soggetto attivo in questa congiunzione, glie ne faccia imposizione... E' così poco necessario che di solito non è vero: lo dimostra nei primi tempi del discorso un certo modo di rassicurarsi che l'abito non sta bene allo psicoanalista- un'assicurazione contro il timore che egli vi imprima, se così posso dire, troppo presto le sue pieghe."[6]

La natura umana di parlessere, in sintesi, avvicina lo psicoanalista all'analizzante nel comune destino di doversi affidare all'attribuzione di una differenza di valori per orientarsi nelle proprie decisioni, più che alla propria percezione. 

Il gioco delle simmetrie del transfert, si può spezzare a condizione che l'analista sia richiamato dal suo desiderio all'etica della differenza assoluta. "Il desiderio dello psicoanalista si riduce così alla sua enunciazione, la quale può effettuarsi solo a condizione che egli intervenga nella posizione della x: di quella stessa x la cui soluzione consegna il suo essere e il cui valore si annota (-phi), la falla beante indicata come la funzione del fallo da isolare nel complesso di castrazione, oppure (a) per quanto la ottura con l'oggetto che si riconosce sotto la funzione a cui si avvicina la relazione pregenitale."[7].

Di questa differenza assoluta Lacan riparlerà ancora durante il suo insegnamento, riferendo il valore in gioco sempre più precisamente all'alternativa tra non avere il fallo o esserlo nella forma dell'oggetto a piccolo. Il desiderio sarà di conseguenza quello di darsi la possibilità di trovare in quest'alternativa una scappatoia: inventare il taglio giusto da praticare per sfilarsi via dall'impaccio di quel poco di intersoggettività a cui riporta il simbolico e sorprendere il reale che incombe riconoscendogli il giusto valore.

Non si tratta quindi di una tecnica che attinge all'intelligenza, quanto piuttosto ad una delicatezza che, sola, permette all'analista di sorprendere ed al soggetto destituito di lasciarsi sorprendere all'emergenza del reale ove si riconosce il residuo dell'eco del trauma.

Alla Scuola degli analisti desideranti, Lacan rimanda invece la funzione di poter abbigliare la falla con l'abito del taglio giusto, con un sapere discreto e semplice, fondato sulla consapevolezza che ciò che è forcluso dal simbolico, compare prima o poi nel reale.

 

[1]Faccio riferimento alla lezione del 3 febbraio 1965 inedito.
[2]Riccardo Carrabino, la lezione di Milano dell'Ottobre 2016, inedito.
[3]Lacan J. XII° seminario inedito.
[4]Lacan J., Il Seminario, libro XI, I quattro concetti fondamentali della psicoanalisi,
[5]Il paradosso logico dell'Asino di Buridano risale al 1295.
[6]Lacan J. Testi riuniti da J.A.Miller, traduzione Antonio Di Ciaccia,Proposta sullo psicoanalista della scuola, Altri Scritti, Biblioteca Einaudi, 2013 Torino, p.247
[7]Op.cit. pag 249.
____________________


Un desiderio che ex-siste
 Massimo Termini
 
L'idea di qualcosa che si disarticola da un'altra, che attraversa un limite, che supera una soglia per passare a una dimensione differente, l'idea cioè di un uscire fuori da, senza per questo cancellare le tracce del legame con la condizione iniziale – che sebbene abbandonata rimane il riferimento in rapporto al quale, nel distacco, un termine di altro ordine si produce – è quanto ispira il concetto lacaniano di ex-sistenza[1]. Dire che qualcosa ex-siste significa affermare che ex-siste rispetto a qualcos'altro, a partire da un movimento che è insieme di astrazione e di estrazione, ed è questa particolare modalità di sussistenza che può essere attribuita al desiderio dell'analista.

Se per un attimo affianchiamo i due concetti, subito una prima formulazione si abbozza: il desiderio dell'analista è qualcosa che ex-siste. E, volendo indicare il riferimento in rapporto al quale ex-siste, non rimane che completare in questo modo l'affermazione: il desiderio dell'analista ex-siste al desiderio dell'analizzante; il suo campo di esistenza si costituisce estraendosi da lì, nel taglio, nella discontinuità.

Ma cosa implica formulare le cose in questo modo, se non considerare la categoria di ex-sistenza come una chiave di lettura da introdurre nel punto di massima investigazione in psicoanalisi? Come una categoria da instillare in quel passaggio cruciale isolato da Lacan nel momento della fine analisi? Conosciamo il modo con cui lo definisce: "il raccordo [...] dove lo psicoanalizzante passa a psicoanalista"[2]. Ed è quanto può essere tradotto nei termini di un passaggio dove il desiderio dell'analista arriva ad ex-sistere fuori dalla logica, di per sé fantasmatica, che sostiene, per ciascuno, il proprio desiderio di analizzante.

Come immaginabile, molte sono le questioni che si raccolgono e si sviluppano intorno a questo punto. Dunque, mi limito a segnalarne una, e cioè come sia proprio l'ex-sistere a rendere conto del carattere specifico e inedito del desiderio dell'analista: un carattere incline al 'disturbo', un'inclinazione essenzialmente 'disturbante', che ben si rivela quando a sua volta è messo all'opera nella clinica.

Possiamo dire che la modalità della sua produzione non manca di illuminare il modo della sua azione. Ex-sistere vuol dire infatti che il desiderio dell'analista si trova non soltanto svincolato dalla logica fantasmatica da cui si origina, ma che è anche animato da una cifra sostanzialmente irriducibile ad essa. Un'irriducibilità che quando è messa al servizio dell'operazione analitica non può che disturbare, portare scompiglio in un fantasma - quello dell'analizzante - che per quanto vacillante possa rivelarsi, oltre che offrire un sostegno al desiderio organizza anche la difesa del soggetto di fronte al reale. Le due operazioni, sostegno del desiderio e difesa dal reale, vanno di pari passo nell'inconscio, e dal momento che disturbare l'una vuol dire anche disturbare l'altra, allora il desiderio dell'analista può essere considerato come la funzione che imprime alla clinica un preciso orientamento, così delineato da J.-A, Miller: "concentrarsi sullo smontare la difesa e sullo scombussolare la difesa contro il reale"[3].

Rilevato tale aspetto, quel che tuttavia non può essere dimenticato o sorvolato è che proprio in ragione della sua azione di disturbo, di smontaggio, di scombussolamento, il desiderio dell'analista, l'esercizio della sua funzione, richiede un'attenta valutazione delle modulazioni che risultano opportune per ogni singolo caso. Fino a considerare che ci sono casi dove si tratta di mettere tra parentesi o sospendere la sua azione disturbante e di lavorare invece per sostenere delle difese già fin troppo disturbate. D'altronde, se come sottolinea P.-G. Guéguen, lo smontaggio della difesa suppone al contempo che una nuova costruzione venga al posto di ciò che è stato tolto, smontato, ed è quanto Lacan chiama sinthomo[4], ebbene non si può considerare che in alcuni casi sia proprio quest'azione di montaggio, di costruzione, ugualmente ascrivibile al desiderio dell'analista, a imporsi come priorità?

Funzione duttile la sua, sempre da affinare, il desiderio dell'analista non è che un "operatore variabile"[5], ogni volta da calibrare, che trova nel controllo l'occasione privilegiata per la sua verifica.


[1] Cfr. J.-A. Miller, "L'ex-sistence", in La cause freudiennen. 50, 2002.
[2] Cfr. J. Lacan, Proposta del 9 ottobre 1967 sullo psicoanalista della Scuola, in Altri scritti, Einaudi, Torino 2013, p. 250.
[3] Miller, "Un reale per il XXI secolo", in Scilicet. Un reale per il XXI secolo, Alpes, Roma 2014, p. XXIV.
[4] P.-G. Guéguen, "Difesa (smontare la)", in Scilicet. Un reale per il XXI secolo, op. cit., p. 46.
[5] P. Naveau, "Desiderio dell'analista", in Scilicet. Un reale per il XXI secolo, op. cit
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24 de maio de 2018

Carta de São Paulo Online – #21 – Nova série – Seção São Paulo

http://ebp.org.br/sp/biblioteca/publicacoes/carta-sp-online/carta-de-sao-paulo-online-21-nova-serie-2-2/


Tudo aquilo que você sempre quis saber sobre "Função e campo…", mas tinha medo de perguntar…
A Carta de São Paulo Online, com três textos e dois Twitters sobre "Função e campo da fala e da linguagem em psicanálise", oferece um aggiornamento mandatório para a Escola nesse momento.
Vamos a ele. Boa leitura!  

Astrid Álvarez de la Roche 

Los niños de hoy y la parentalidad contemporánea, por Éric Laurent



Entonces, con este título de hoy “Niños de Hoy, parentalidades contemporáneas”*, ¿de qué entonces se trata cuando hablo de “niños de hoy”? ¿De qué “contemporáneo” se trata cuando hablamos de parentalidad? Se puede responder a esta pregunta de manera descriptiva, demográfica o bien de manera psicoanalítica.

Primero desde un punto de vista descriptivo, un estudio reciente permite captar profundas transformaciones de este campo en Francia. El caso francés es sin duda particular, no puede ser generalizado para todo el planeta, pero indica tendencias que funcionan globalmente. El punto fundamental es la articulación con las ciencias de las modalidades de hacer familia que evolucionaron gracias a las nuevas libertades abiertas por las leyes sobre paridad e igualdad de género. Los progresos de la medicina hicieron aumentar en los últimos 50 años la esperanza de vida en Francia de 11 años, para alcanzar 82 años de promedio con la diferencia que se reduce entre hombres y mujeres. 

Entonces, la población envejece. Los menores de 20 años son solamente un cuarto de la población. Hay menos niños y nacen más tardíamente. La edad media de las mujeres aumentó 5 años. Y el índice de fecundidad bajó un poco, aunque sea un poco más elevado que la media europea. Un tercio de las mujeres se vuelven madres después de los 30 años. Estos cambios se deben, por supuesto, a la generalización de la contracepción. Esto produce que la obsolescencia de la forma de unión conocida sobre la forma matrimonio tradicional sea más marcada. Los niños nacidos fuera del matrimonio son la mayoría, casi 60%. Lo que es nuevo es que estos niños son masivamente reconocidos por los padres, solo 4% no lo son. Es decir, que a pesar de la obsolescencia del matrimonio, la paternidad permanece como un instrumento jurídico que funciona. Hay muchos matrimonios, entre ellos muchos son matrimonios de nuevo. Y el número de divorcios se multiplicó por 4. Por el contrario, el matrimonio se concretó por otras formas de unión que incluyen a las parejas homosexuales, el pacto civil de solidaridad desde el ’99 y el equivalente de la unión civil de Argentina y el matrimonio para todos desde el 2013, que es el matrimonio igualitario en Argentina.

La articulación de la familia con la ciencia y las nuevas ficciones jurídicas desplazó las preguntas sobre los niños y sus padres. Ya no se habla más de “familia” frente a la dificultad de calificarla, sino de “parentalidad”. “Parentalidad” es un neologismo de finales del siglo XX que tiene numerosos campos de aplicación, en las leyes, en lo social, en el discurso del amo en general.

Padre, o los padres o ser padres define un estatuto legal, un estatuto simbólico. La parentalidad desborda el estatuto, está más bien del lado de lo real. Hablar de parentalidad no es fascinarse por el estatuto sino que vuelve a poner el acento sobre la interacción del niño con sus padres en su variedad.

Para definir la contemporaneidad se podría decir que el niño de hoy nace en un mundo que ya no está estructurado por el a priori del amor del padre. Con su doble vertiente, tan particular a la construcción del rol del padre en el mundo occidental, aquel que es al mismo tiempo amado y que es él quien priva de goce. Esta particularidad fragiliza su construcción sobre todo porque el niño contemporáneo está confrontado a formas de goce adictivas que testimonia la clínica. El niño está confrontado sin mediación a lo que no cesa de repetirse tanto en la vertiente del “demasiado lleno” o el “demasiado vacío”, como en las adicciones que conciernen a todos los circuitos pulsionales: el oral, anorexia-bulimia, las sustancias; el anal, retención-expulsión, agresividad; lo escópico, juegos de video y pantallas múltiples; y lo vocal, el objeto voz con las intolerancias a los mandamientos en general. Agreguemos la clínica ligada a la imposibilidad de habitar un cuerpo y de fijarlo en una imagen. Todo esto que queda agrupado en el comodín del ADDH. Consideramos también la imposibilidad de habitar un sexo conveniente en el género asignado. En fin, una serie de síntomas difíciles de considerar como neuróticos sin por ello ser poder calificados apresuradamente de “psicosis”. Estos nuevos síntomas definen una clínica que subrayan una fragilidad del padre. Ella empujó a ciertos psicoanalistas a abandonar su estatuto en el olvido de la historia y decidirse en la sociedad sin padres diversamente calificada.

No es el caso de Lacan, que transformó radicalmente el estatuto del padre freudiano abandonando la referencia edípica para situarlo, no en relación con la madre y al incesto materno, sino en relación con ‘una’ mujer como tal.

Dado el tiempo voy a dejar, ya que ustedes están en buenas manos y sus profes están ya a la altura de transmitir lo que fue la elaboración lacaniana del padre freudiano, voy a pasar al segundo tiempo, en el cual el esfuerzo de Lacan puede pensar al niño, el lazo con los padres y la pasión amor-odio dirigida en su elaboración hacia el padre por fuera del padre como universal. 

Como lo mostró Jacques-Alain Miller: “No se trata por lo tanto de pasarse del padre sino de poner el acento sobre el padre en tanto que existencia particular”. Lacan utilizó de manera radical la disyunción operada en la lógica moderna que se separa de la lógica de Aristóteles distinguiendo la definición de un término de su existencia. Así que, por un lado, Lacan enuncia o reformula la idea freudiana según la cual el modelo de Dios es el padre, la relación de la primera identificación fundamental del amor al padre. Lacan reformula esto diciendo que la definición “Todo padre es Dios” debe estar acompañada de la condición de que en su existencia “Ningún padre sea Dios”. Las dos al mismo tiempo. Se verifica que “Todo padre es Dios” a condición de verificar la inexistencia de tal padre.

Y, por otro lado, Lacan utilizó también otra vía. Verifica también la existencia del padre en tanto que rechaza toda norma, todo estándar, todo “Para todo x”. Esta puesta en tensión de los dos niveles forma parte de la báscula radicalmente antihegeliana de Lacan el momento en que él rechaza reducir las existencias particulares a ser partes de un todo. Esta báscula antihegeliana se enuncia radicalmente en el Seminario “Introducción a los nombres del padre” en el cual dice: “Toda la dialéctica hegeliana apunta a colmar la falla entre la existencia y el todo y mostrar en una prodigiosa transmutación cómo lo universal puede llegar a particularizarse por el camino de la escansión de la Aufhebung”. Es este camino de la Aufhebung, del camino de la particularidad hacia lo universal que Lacan rechaza. Y este desajuste se prosigue cuando comienza a definir el Nombre del Padre a partir de una función. La gran ventaja de una función es, no la definir un todo, sino solo un dominio de aplicación. La función, entonces, solo es definible a partir de las realizaciones de las variables que constituyen su desarrollo. 

Entonces, Lacan parte de los casos particulares de los padres para hablar del Padre. Ser un padre es ser uno de los modelos de la realización, uno de los valores de la función. Dice entonces: “El padre, en tanto que agente de la castración, solo puede ser el modelo de la función”. Lacan, por tanto, parte del uno por uno de aquellos que se volvieron padres. Habla, con el chiste francés difícil de traducir, de “père-version” que utiliza perversiones, pero al revés, como versiones del padre. Y define el padre así: “Un padre no tiene derecho al respeto -y subrayo que Lacan empieza por respeto y no por amor- sino al amor más que si el dicho respeto, el dicho amor está perversamente orientado, es decir, hace de una mujer el objeto a que causa su deseo”. Hace tambalear un poco las cosas, pero felizmente es una frase que fue suficientemente para que ahora podamos escuchar esto sin estar horrorizados. Pero la idea de utilizar lo perversamente orientado, es decir, hacer de una mujer la causa el deseo, es lo que parecía lo menos perverso posible. Era para despertar un poco al público a la función del goce como tal. 

Notemos el quiasma normal según la estructura del deseo masculino. El hombre se ata a los objetos a que causan su deseo, el fetichismo, el estilo fetichismo del amor masculino. Al revés, Lacan define el nuevo padre a través de un fetichismo particular. No se trata de un objeto como el falo materno que existe sino del objeto que una mujer produjo. El niño como objeto a de la madre en tanto que objeto real. De este objeto a, el padre debe tomar un cuidado particular que se dice “paterno”. Este cuidado deja este hombre -que se ocupa de los objetos a de una mujer-, lo deja en lugar de síntoma. Es el único punto en el cual el hombre puede volverse síntoma de una mujer si ya es madre. Mientras que, en el caso general, es más bien una mujer que es síntoma de un hombre. 

El padre perverso se sitúa a nivel de la particularidad del síntoma, de la particularidad de su goce. Jacques-Alain Miller dice: “Resulta esencial que no sea Dios precisamente. Freud mostró la raíz de la función religiosa en la función del padre, y Lacan, por el contrario, marca el espejismo divino que es propiamente psicotizante o mortífero cuando está soportado por el padre. La père-version paterna es precisamente que el deseo del padre esté ligado a una mujer entre todas -es decir una mujer como única”. En un mundo en el cual cada uno puede volverse padre, si cada uno puede creerse, por ser el valor de esta función excepcional, si cada uno se toma por Dios o por el guardián de los ideales o por el padre de la norma ideal, entonces se produce el efecto psicotizante. No una psicosis en todos los casos, sino más bien la idea de efecto psicotizante. El padre de la père-version no garantiza el acceso al goce “para todas las mujeres” como el Padre-Dios del modelo freudiano. Es por ello que Lacan insiste en el “sin garantía”, según el cual se trata ahora de hacer de una mujer la causa de la pere-version paterna. Es a través de la performace particular, de la mostración particular que el Padre puede dar al sujeto el acceso a lo real del goce en juego. Dice: “El papá no es de ningún modo forzosamente -es el caso de decirlo- el padre real en el sentido de la animalidad. El padre es función que se refiere a lo real de lo verdadero -lo que es distinto- y no es forzosamente lo verdadero de lo real. Esto no impide que lo real del padre sea absolutamente fundamental en el análisis”. 

Ahora no les pido forzosamente distinguir lo verdadero de lo real y lo real de lo verdadero, etc., pero por lo menos solamente esto, que es a través -no de una definición universal, sino de una performance particular, una mostración particular que el padre en acto da acceso a lo real del goce en juego. Y no a partir de una definición verdadera, universal del padre. Al distinguir el padre real en el sentido de la animalidad, es decir, el padre biológico, es siempre el padre en el sacrificio de Abraham, es siempre el cordero que pasa por ahí. Lacan lo había ubicado como el padre en el sentido de la animalidad, de la biología. Y hay que separarlo entonces del padre que toca a lo real, es decir, al goce. Y esto nos da una indicación valiosa sobre el lugar del padre en las familias recompuestas. La oposición entre lo verdadero y lo real resuena aquí de una manera particular.


¿Cómo alcanzar lo real del goce? Al reverso de la vía ideal o verdadera, Lacan da una idea de realizar el tipo de la función de manera divertida. Dice: “Épater su familia”. Hemos discutido con Silvia Tendlarz, y Silvia  con sus colegas para ver cómo traducir esto, constatando que no se puede. Lo que en francés se utiliza es el “é” privativo y “pater” de padre. Lacan utiliza al mismo tiempo la significación que es “impresionar”, “vislumbrar” y el significante como tal que incluye un privativo de la función de pater. Épater es a la vez producir una especie de admiración, pero pasando al revés del ideal de pater familias. Es una operación en la que se trata de obtener un efecto particular que consiste en mantenerse a distancia de la creencia según la cual un padre puede ser para todos.

La mejor manera de traducir esto es la función del carisma. Es como en un líder hay la función, el estatuto como tal y es imprescindible en una democracia o en un régimen autoritario que el líder tenga el carisma. Uno por uno. Esto no es universal. No se puede definir. Por ejemplo, si me permiten, se puede constatar que Chávez tenía un carisma que no tiene Maduro. Entonces esas cosas se van al carajo. Y esto no es una función universal. Es uno por uno. No se puede definir por un comité, no se puede decidir. Hay o no hay. El carisma puede ser para lo bueno o puede ser para lo peor. Por ejemplo, el tipo en Chile, el obispo que da tantos problemas al papa Francisco, era un obispo carismático. Tenía un carisma excepcional. No es necesariamente una virtud tener carisma. Pero es otra cosa que lo universal.

Y entonces, Lacan define la función del padre a partir de esto: “El padre es el que tiene o no tiene un carisma para la familia”. Y Lacan es prudente, dice: “En cualquier plano, el padre es el que debe impactar -épater- la familia”. Si el padre ya no impacta a la familia, naturalmente se encontrará algo mejor. No es obligatorio que sea el padre carnal -dice Lacan-, siempre habrá uno que impactará a la familia. Habrá otros que la impacten”.

Entonces tenemos aquí una desconexión suplementaria entre el padre carnal y el que podrá hacer el tipo de padre. Esta indicación del acento sobre el carisma está en el reverso de hacer de legislador. Tampoco es querer hacer el hombre, es algo diferente.  Lacan lo indica con antelación un poco, que del lado de las mujeres se sitúa la denuncia de las antiguas formas de machismo y el llamado a nuevas formas de masculinidad deseantes de la buena manera. Cito a Lacan: “Si el hombre es todo lo que ustedes quieran del estilo virtuoso, listo para tirar, tirar cuando quieras -son declinaciones burlonas de lo viril-, lo viril, si es de un lado, es del lado de la mujer, es la única que cree en esto. Ella es incluso lo que la caracteriza”. Fue una de las orientaciones fundamentales de definir en los últimos años de su enseñanza, dice “Es del lado de la mujer”, antes decía “Es del lado de la histeria”. Pero es esta misma indicación, que es del mismo punto de vista de la identificación viril de la histeria que se sostiene un ideal renovado de masculinidad. Esto también puede aproximarse a lo que Lacan declaró en su Seminario XIX: “El Uno hacia el ser como la histérica hacia el hombre. Esto es lo que alimenta cierta infatuación creativista”.

Hay que distinguir entonces, entre el padre por un lado que responde la nombre, al Nombre del Padre, que está del lado de lo simbólico y, por otra parte, el que señala la relación del padre con lo real. Esta oposición recorta la distinción entre la familia como real y el Nombre del Padre como simbólico. Es esto lo que Lacan ponía en juego en su “Nota sobre el niño”, la oposición de la familia como residuo real y Nombre del Padre.

Tenía un final sobre las diferencias en las conferencias del ’75 sobre la relación del Padre y del medio Dios, etc., etc., pero dado el tiempo, más bien voy a terminar con el programa de trabajo que les voy a proponer. A veces se dice que es difícil dar forma a problemas precisos en el psicoanálisis, que es difícil encontrar a veces los problemas cruciales para el psicoanálisis, como lo dice Lacan en un título de su Seminario. Es la razón por la cual quisiera proponer un programa de investigación. Se trata de buscar caso por caso en las parentalidades de hoy y con los problemas clínicos con los que las familias se confrontan qué es lo que actúa suficientemente como excepción del lado mujer y del lado hombre para definir un carisma necesario que sorprenda a la familia. Propongo entonces, como investigación, buscar en estas dos vertientes, femenina y masculino, cómo se encuentra lo que hace de padre en la configuración de los goces de hoy.

Gracias.


 * Conferencia en la Facultad de Psicología UBA, Buenos Aires, 18 de mayo del 2018


[1] Transcripción de la Conferencia en la UBA extraída de Internet: https://www.youtube.com/watch?v=j-Y89V6ofHo. Último acceso: 2018-05-18.

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