“Los tiempos de la transferencia analítica”
Clase Magistral
Dirigido a los alumnos de los niveles Básico I, Básico II, y Avanzado III
CIDLima
A cargo de Alejandra Eidelberg
4 de septiembre de 2008
CIDLima
A cargo de Alejandra Eidelberg
4 de septiembre de 2008
Que la transferencia sea uno de los conceptos fundamentales del psicoanálisis es una afirmación que ninguna corriente psicoanalítica pone en duda . ¿Por qué? En esta conferencia se intentará responder este interrogante, tomando como punto de partida algunos desarrollos freudianos y lacanianos. A modo de convocatoria a la misma, anticipamos algunos de los ejes temáticos que se presentarán.
La práctica psicoanalítica solo se realiza bajo transferencia; además, el psicoanalista debe saber maniobrar con sus tiempos. En efecto, esto último es lo fundamental de la transferencia y lo que diferencia al psicoanálisis de otras prácticas psicoterapéuticas que, o bien la ignoran, o bien maniobran con ella de una manera que se reduce a lo que Lacan no dudó en calificar de “sugestión grosera” sobre el paciente.
La transferencia, en un sentido amplio, implica el desplazamiento de algo de un lugar a otro. En la experiencia psicoanalítica, ¿qué se transfiere o desplaza? El paciente desplaza al analista, por un lado, la suposición de un saber sobre el sentido enigmático del sufrimiento sintomático que padece. Y esta creencia confiada y amorosa abre la posibilidad del trabajo rememorativo y asociativo del inconsciente, entendido como un saber sobre el síntoma que no se sabe que se sabe. Pero, por otro lado, el paciente también transfiere los modos libidinales fantasmáticos tejidos con los personajes de su historia infantil que, reprimidos, retornan en el vínculo actual con el analista y pueden entorpecer el despliegue del inconsciente como un saber a descifrar.
Para Freud, esta doble vertiente paradojal de la transferencia es lo que la torna un tema nodal. Al ser motor y obstáculo del trabajo del inconsciente –trabajo que sería sinónimo del desarrollo de la cura– es fundamental saber maniobrar oportunamente con ella. Lo que Lacan introduce en su Seminario 11 es que la transferencia, si bien puede ser un obstáculo para la apertura del inconsciente, si bien incluso puede cerrarlo, este cierre no necesariamente es un obstáculo para la cura; al contrario, puede facilitarla.
Es por esto que nos interesará presentar esta doble vertiente de la transferencia como una temporalidad pulsátil: tiempo de apertura y de cierre, tiempo de apertura del inconsciente como saber a descifrar y tiempo de cierre del desciframiento del inconsciente, producido por la puesta en acto de su realidad sexual, pulsional.
Sin duda, es este tiempo de cierre el que guarda mayor correspondencia con la época actual y sobre él se pondrá el acento en esta conferencia. A ello nos invitan los desarrollos de Lacan en su Seminario 11, tan bien condensados en la siguiente afirmación, tan enigmática como fructífera: “No basta con que el analista sirva de soporte a la función de Tiresias, también es preciso, como dice Apollinaire, que tenga tetas”.
La práctica psicoanalítica solo se realiza bajo transferencia; además, el psicoanalista debe saber maniobrar con sus tiempos. En efecto, esto último es lo fundamental de la transferencia y lo que diferencia al psicoanálisis de otras prácticas psicoterapéuticas que, o bien la ignoran, o bien maniobran con ella de una manera que se reduce a lo que Lacan no dudó en calificar de “sugestión grosera” sobre el paciente.
La transferencia, en un sentido amplio, implica el desplazamiento de algo de un lugar a otro. En la experiencia psicoanalítica, ¿qué se transfiere o desplaza? El paciente desplaza al analista, por un lado, la suposición de un saber sobre el sentido enigmático del sufrimiento sintomático que padece. Y esta creencia confiada y amorosa abre la posibilidad del trabajo rememorativo y asociativo del inconsciente, entendido como un saber sobre el síntoma que no se sabe que se sabe. Pero, por otro lado, el paciente también transfiere los modos libidinales fantasmáticos tejidos con los personajes de su historia infantil que, reprimidos, retornan en el vínculo actual con el analista y pueden entorpecer el despliegue del inconsciente como un saber a descifrar.
Para Freud, esta doble vertiente paradojal de la transferencia es lo que la torna un tema nodal. Al ser motor y obstáculo del trabajo del inconsciente –trabajo que sería sinónimo del desarrollo de la cura– es fundamental saber maniobrar oportunamente con ella. Lo que Lacan introduce en su Seminario 11 es que la transferencia, si bien puede ser un obstáculo para la apertura del inconsciente, si bien incluso puede cerrarlo, este cierre no necesariamente es un obstáculo para la cura; al contrario, puede facilitarla.
Es por esto que nos interesará presentar esta doble vertiente de la transferencia como una temporalidad pulsátil: tiempo de apertura y de cierre, tiempo de apertura del inconsciente como saber a descifrar y tiempo de cierre del desciframiento del inconsciente, producido por la puesta en acto de su realidad sexual, pulsional.
Sin duda, es este tiempo de cierre el que guarda mayor correspondencia con la época actual y sobre él se pondrá el acento en esta conferencia. A ello nos invitan los desarrollos de Lacan en su Seminario 11, tan bien condensados en la siguiente afirmación, tan enigmática como fructífera: “No basta con que el analista sirva de soporte a la función de Tiresias, también es preciso, como dice Apollinaire, que tenga tetas”.
Alejandra Eidelberg
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