X CONVERSACIÓN CLÍNICA DEL ICF
Barcelona, 6 y 7 de Marzo de 2010
El amor en las neurosis
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tres preguntas a Hebe Tizio
1) Dar su lugar al goce femenino ha tenido consecuencias en la teoría analítica sobre el amor, coincidiendo en la época de la caída de los ideales, la profusión de fenómenos grupales, la alteración de los pares tradicionales... ¿con qué nuevas claves podemos abordar los vínculos libidinales en el siglo XXI?
No es fácil responder por el momento actual ¿Cómo pensar el tema de los cambios, son sólo estereotipos culturales o hay cuestiones estructurales? Lacan formalizó ciertos cambios en relación al amor ubicando lo que funciona como medio tomando los tres registros. Así señaló que Platón trataba el imaginario de lo bello como medio. El feudalismo produjo el amor cortés que testimoniaba de un orden antiguo. Es una manera muy refinada de suplir la ausencia de relación sexual fingiendo que son los sujetos los que la obstaculizan. El amor cortés fue vaciado para poner en el lugar del deseo el amor cristiano. Si se toma lo simbólico como medio entre real e imaginario se encuentra el amor divino que articularía el cuerpo y la muerte al precio de expulsar el deseo a lo real. Paradójicamente el amor cristiano no extinguió el deseo, al contrario. Para Lacan el amor vuelve a su lugar, al que tuvo siempre, cuando se toma lo imaginario como medio, lo real entendido como la muerte y lo simbólico como la palabra de amor que soporta el goce.
La decadencia del ideal y la promoción del objeto caracterizan la actualidad. Cambia el escenario del amor lo que hace que los estereotipos sean diferentes. Efectivamente lo que se entiende por masculino, femenino, matrimonio, etc., tienen otras definiciones. El amor hace pasar por el Otro y se puede decir que él mismo pasa por el Otro de la cultura y registra cambios. El ideal de las cosas hechas para durar, de los vínculos para siempre, no funciona. La actualidad empuja más al goce autista, la obtención directa del objeto sin velo, el abandono de la empresa al primer tropiezo y mayores cotas de insatisfacción. Desde el psicoanálisis se constatan los cambios de semblantes que sin duda tienen efectos sobre el goce, sin embargo, estructuralmente, no hay otra forma de hacer vínculo que por la vía sintomática. Pero la definición del amor como dar lo que no se tiene pareciera hacer aguas frente a la promoción de los objetos. Esto afecta los vínculos no sólo en las parejas sino en la relación de padres e hijos y permite renovar la oferta del psicoanálisis que posibilita abordar los malestares actuales y, vía transferencia, ayudar a sintomatizarlos.
2) Desde su experiencia en el dispositivo del pase y como ex AE de la ELP, ¿qué podría decirnos acerca de las transformaciones del amor al partenaire al final del análisis?
El amor cambia al final del análisis. Respecto al amor al partenaire es importante señalar el pasaje del amor condicionado al amor con condiciones. El amor condicionado fantasmáticamente es tributario del elegir en el marco de la repetición y pone en primer plano un hacer dificultoso con la falta. En cierta medida implica ponerle condiciones al otro para que se ajuste al libreto y que, en general se traducen en un querer cambiarlo sin poder ver que eso que se rechaza es lo que ha motivado inconscientemente la elección. El síntoma es el aparato para tratar con el plus de goce. Lo que provoca el amor es el encuentro en el otro de una huella, como si el otro fuera el lugar de un saber que reactivara las propias marcas. El amor con condiciones hay que modalizarlo porque implica un cierto saber sobre las propias y, claro está, las del otro. Es decir, es un amor que cuenta con las condiciones de goce y que puede disfrutar de la libertad de la falta para ponerla en el otro y consentir a dejarse engañar un poco.
3) ¿Cómo podemos entender hoy la apuesta que Lacan hiciera en su Carta a los italianos para "un amor más digno" impulsado por el discurso del psicoanálisis?
Cuando Lacan escribe la Carta piensa en la posibilidad de poder emular a la ciencia, es el momento donde formula el inconsciente como saber y pone el matema y la lógica en primer plano. El psicoanálisis apuntaría, de ese modo, al saber en lo real, perspectiva que después Lacan cambiará. Por eso Miller [1] señal que Lacan se vio llevado a formular una ambición increíble al creer que el saber del psicoanálisis podría acceder a lo real y lo determinaría de una manera nueva para la humanidad. Y agrega que cada vez que Lacan habla de lo que habría que esperar de novedoso del psicoanálisis habla del amor. Sin duda porque Lacan pensaba que el psicoanálisis se sostiene en el lugar del amor. El amor es la relación de lo real no con la verdad sino con el saber. Se trata así de la relación de lo real con cierto saber y el amor “tapa el agujero”. Desde esta perspectiva toda novedad debería venir del amor. Y de hecho es así. El amor es lo imaginario propio de cada uno que permite unirse a algunas personas no elegidas al azar. El amor significa que la relación al Otro está mediada por el síntoma, que permite cernir y ubicar el objeto. Lo que el psicoanálisis ha demostrado por la vía de la transferencia, del sujeto supuesto saber, es la verdad del amor. Se ama a aquel que suponemos puede responder al interrogante sobre nuestro ser. También se ha verificado que para quien hace la experiencia hasta el final puede producirse un amor más digno, pero esto será caso por caso.
NOTAS
[1] Miller, J.- A. El banquete de los analistas. Paidos. Buenos Ares. 2000. p.356
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