Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano
El Debate de la ELP. Nueva serie. 1 de marzo de 2010 (37)
Editorial
El Debate de la ELP-Nueva Serie publica tres contribuciones que hacen a los tres debates lanzados por la AMP que conciernen al conjunto de las Escuelas de la AMP. Los autores, españoles, toman a su cargo las reflexiones que contribuyen al debate más concernido a la ELP, a partir del último Comunicado de la AMP.
Rosa López, en su Editorial de Meditaciones de Madrid (1 de marzo) introduce las coordenadas del debate relativos a la ELP e invita a una nueva reunión extraordinaria en la Comunidad de Madrid para el día miércoles 7 de abril a las 20.30 horas:
En esta ocasión, el tiempo de comprender viene determinado por la prisa por concluir: la fecha de la Asamblea General de la AMP: (…) que pueden ayudarnos a entender la referencia que se hace en el Comunicado de la AMP a las “razones históricas”[se refiere al Cartel del pase en el marco de la FEEP.]
Gracia Viscasillas, por su parte, toma en el título de su intervención los tres debates lanzados por la AMP, sobre el Pase, la Escuela Una y el psicoanalista psicoanalizante. El final de su texto también es una invitación al debate: “Se trata ahora también de un llamado a que la toma de esa posición de enunciación que traslade lo vivo de la transmisión –lo que llega más allá de los enunciados- pueda alcanzar a los interlocutores exteriores a los que nos dirigimos.”
Marcelo Curros, que se incluye en la llamada “nueva generación” de la ELP y “silenciosa”, añade, toma la palabra para transmitir sus Notas sobre la experiencia de haber participado en el primer stage de formación del CPCT-Barcelona y de los efectos que ha tenido para él en su articulación con la Escuela.
El Debate de la ELP continúa y espera vuestras contribuciones.
Lucia D’Angelo
1 de marzo de 2010
Meditaciones de Madrid
El debate del Pase
Rosa López
Lunes 1 de marzo
Después del intenso debate sobre el CPCT que la Comunidad de Madrid ha conseguido producir en estos últimos meses, es el momento de situar el foco en el “gran debate” que está teniendo lugar en la Escuela Una acerca del Pase.
Los acontecimientos no cesan de producirse y, aunque no es fácil seguirles el ritmo, si nos quedamos dormidos o nos convertimos en meros espectadores vamos a perder una excelente oportunidad de participar en el porvenir de
nuestra Escuela.
Son muchas las cuestiones que están expuestas a cielo abierto y sin ambages: La preparación de los pasadores y su elección. La falta de funcionamiento del Colegio del Pase en cuanto a su finalidad de enseñanza. La manera en que los
carteles transmiten sus decisiones a los pasantes. Incluso la concepción misma del final de un análisis.
Estamos enfrentados al reto de producir una “reforma” del pase en la Escuela Una. No es un reto fácil. Años de historia nos han demostrado que desde que Lacan lo fundara, el pase es la piedra angular del edificio de la Escuela, pero también la roca contra la que nos estrellamos. La escuela-sujeto es sometida a un análisis del que se espera como resultado un
efecto de mutación. Hay múltiples interpretaciones sobre sus manifestaciones sintomáticas, y como en cualquier análisis que se precie, es necesario producir un saber en cuya elaboración estamos todos implicados:
Los que han participado o participan de los carteles del Pase.
Los AME que seleccionan a los pasadores, así como los propios pasadores.
Los pasantes que alcanzaron el grado de AE y también los que no llegaron a obtenerlo.
Los que se analizan con la perspectiva de finalizar su análisis en el Pase, pero también los que no se atreven a presentarse por múltiples motivos.
Todos estamos concernidos en un tema tan crucial, porque la buena interpretación puede surgir de cualquiera de las voces expuestas, desde las grandes a las pequeñas, como se ha demostrado en el movimiento producido en el Journal des Journées.
Para introducir el debate en el seno de la Comunidad de Madrid es necesario establecer un hilo conductor que conjugue los sucesos actuales con sus antecedentes históricos. Es difícil clarificar un panorama en el que son muchos los datos que se aportan y que, sin embargo, no todos conocemos o no recordamos con precisión. Hasta ahora hemos ido leyendo y participando en los debates de los JJ o de la ELP, pero en este momento estamos abocados a una propuesta muy concreta que nos llega desde el Consejo de la AMP, en cuyo Comunicado del 10 de febrero pasado se alude a la situación española como paradigma de la reflexión actual sobre el pase (1).
¿En qué consiste la denominada “situación española”?
Hace referencia a las demandas de algunos miembros de nuestra Escuela, quienes plantean la necesidad de que la ELP tenga su propio cartel del pase, siendo que hasta ahora y "por razones que tienen un carácter histórico", dicho
cartel esta situado en la FEEP (Federación Europea de Escuelas de psicoanalisis. http://www.efsp.eu/).
Pero la historia que en su momento dio lugar a esta decisión puede cambiar. Es ahora cuando se nos ofrece la oportunidad de realizar dicho cambio, a condición de que realmente estemos dispuestos a asumirlo con todas sus consecuencias. La AMP nos brinda su apoyo, pero también nos advierte que estarán muy atentos a sus efectos en cuanto al mejor funcionamiento del dispositivo, y fundamentalmente al aumento del número de candidatos a realizar el pase en España.
Nos aconseja, además, mantener la figura del éxtimo con el fin de evitar las identificaciones grupales.
Se trata de una propuesta muy concreta que será debatida en la Asamblea de la AMP en el próximo mes de abril en el Congreso de París. Tenemos, por tanto, un tiempo limitado para ser partícipes de estas modificaciones. Las instancias de la ELP están convocadas a tomar una posición, pero a la vez esas instancias deberían ser transmisoras del deseo argumentado de los miembros y socios que componen el conjunto de la ELP.
La Junta Directiva de la Comunidad de Madrid ha tomado la decisión de convocar una nueva Reunión Extraordinaria para el día miércoles 7 de abril a las 20.30 horas. Será la tercera en la serie que ha caracterizado la política de esta Junta.
En esta ocasión, el tiempo de comprender viene determinado por la prisa por concluir: la fecha de la Asamblea General de la AMP. Por ese motivo hemos pensado iniciar la preparación al debate con unas preguntas dirigidas a aquellas personas que, por haber participado directamente en las instancias de la ELP, pueden ayudarnos a entender la referencia que se hace en el Comunicado de la AMP a las “razones históricas”.
Esta modalidad de entrevistas no es en absoluto excluyente, sino complementaria a la habitual participación de todos aquellos que quieran pronunciarse sobre un asunto tan decisivo para la Escuela como es el del Pase.
Rosa López
Sobre el Pase, la Escuela Una y la cuestión psicoanalista-psicoanalizante
Gracia Viscasillas
Desde que hace años leí el texto de “Política lacaniana” y que trabajé las clases de Jacques-Alain Miller acerca del tiempo lógico, hay una cuestión que me insiste: en ambos textos, ampliamente difundidos y que surgieron de Seminarios impartidos ante multitud de asistentes, se insiste en la importancia de los pasadores en el dispositivo del pase, de la importancia dada por Lacan mismo: “el pasador es el pase”. En ambos textos se plantea que esta importancia nunca fue otorgada como tal, haciendo referencia a obstáculos dentro de la propia institución de la Escuela.
Y actualmente, parece que nos encontramos en el tiempo en el que es posible abrir de nuevo esa cuestión. Mi reflexión va pues en la línea de la elección de los pasadores. Jacques-Alain Miller –en consonancia con Lacan en el texto de la Proposición- hace referencia a que la condición del pasador habría de ser la de encontrarse en un punto del análisis cercano a la salida, pero sin haberla alcanzado. Un punto que en las entrevistas con el pasante le permita vislumbrar si el otro lo ha sobrepasado, está –como él- sobre ese punto, o aún no habría llegado.
En primer lugar, ¿cuál es ese punto? Creo que es esta una cuestión que corresponde debatir en los carteles y el colegio del pase. Tal vez sea ya algo que esté suficientemente claro. En tal caso, pediría que se diese a conocer. Desconozco, y no me parece una cuestión menor, si en las diferentes Escuelas que cuentan con dispositivo del pase el criterio es el mismo o difiere de unas a otras.
Por mi parte, si tuviera que aventurar algo al respecto, tomaría apoyo en la frase inicial del texto de Lacan “Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI”:
“Cuando el esp de un laps, o sea, dado que sólo escribo en francés: el espacio de un lapsus, ya no tiene ningún alcance de sentido (o interpretación), tan sólo entonces puede uno estar seguro de que está en el inconsciente. Uno lo sabe, uno mismo”. Añadiria: y por los efectos, también el analista.
Tomando apoyo en mi análisis, lo nombraré como el “encontronazo” –ni siquiera el encuentro, palabra que me parece demasiado amable- con el inconsciente real. Es un punto de no retorno, pero que puede conducir –como al menos fue mi caso- al impasse. Durante años acudí al analista para evitar el análisis y sus consecuencias.
Y es este impasse el que entiendo que puede ayudar a levantarse en el posible –esta vez sí- “encuentro” con el pasante, y esto más allá de la nominación del pasante como AE. Es ahí que toma para mí sentido el que la transmisión se realice de uno a uno. El pase pues como un dispositivo posible de relanzamiento del análisis, y por ende de la Escuela.
Tal vez los pasadores sean ya elegidos por este criterio. Pero, ¿cuántos pasadores han hecho el pase? Si actualmente los pasadores son elegidos por los AME, ¿cuáles son los criterios para la elección del AME? Entiendo que tienen que ver con el haber dado muestras de un saber en la práctica clínica, de una dirección de la cura, pero que ello no va necesariamente parejo a haber llevado un análisis hasta el final, ni el propio ni el de los analizantes. El título de AME es además algo que no se solicita, sino que se otorga por los pares, por lo que, ¿dónde habrían dado cuenta de haber llegado a ese punto de no retorno? Y entonces, ¿cómo reconocerían ellos en el analizante ese punto?
Por otra parte, no sólo son los AME los que designan a los pasadores, sino que han de hacerlo a la Comisión de la Garantía, que es justamente la comisión que designa a los AME. No entiendo la lógica que anima este movimiento, en el que lo que se sitúa en el corazón del pase, del análisis personal más allá de la experiencia clínica, se deja a un dispositivo ajeno a los dispositivos del pase.
De ahí mi propuesta que iría más en la línea de que los pasadores fuesen designados por los AE, ex-AE y sus analistas, y en todo caso si también fuesen designados por los AME que estos diesen cuenta de su elección a una comisión interna al dispositivo del pase.
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Respecto a la Escuela Una y su articulación con la AMP y las Escuelas.
Hace años, trabajando el Seminario “1, 2, 3, 4” de Jacques-Alain Miller, me encontré con el cuadrante de Peirce –cuadrante del que Lacan hace también uso en diversos Seminarios. De ese cuadrante hice una escritura particular y simplificada que me sirvió para situar diferentes cuestiones de la teoría. También la cuestión de la articulación de la Escuela Una con la AMP y las diferentes Escuelas.
(No pretendo aquí explicar este cuadrante, para ello remito al artículo publicado en Cuadernos de Psicoanálisis 27, “El cuadrante de Peirce: un artefacto lógico”).
Es en el piso superior donde sitúo: en el cuadrante vacío, la Escuela Una (que me gusta escribir precedida de un La tachado: La/) –S(A/)-, y en el cuadrante que aparece con un trazo -S1-, la AMP.
La AMP, como Asociación Mundial de Psicoanálisis, necesita dotarse de unas normas, estatutos, reglamentación de sus instancias… para existir y presentarse en lo social, para ser reconocida por el Estado, para regular las relaciones con y entre las distintas Escuelas.
En el piso inferior, en (3) situaría a las diferentes Escuelas que, siguiendo la lógica de la sexuación del lado hombre, quedarían articuladas a (2), bajo la égida de la excepción que localiza y colectiviza. También podemos situar en este eje la relación entre los miembros de una Escuela y la Escuela correspondiente.
En el cuadrante (4), siguiendo la lógica de la sexuación lado mujer, situaría a cada miembro, uno por uno, en su vinculación singular a La/ Escuela –aquella que hemos dado en llamar Escuela Una-, encarnando, cada uno –uno por uno-, la lógica de la excepción que no uniformiza. Es en este eje que sitúo la pasión por La/ Escuela, sin siglas. Por la particular constitución del cuadrante de Peirce, hay que decir que el cuadrante vacío participa de los otros. Sólo que suele suceder que en el día a día, la presión de lo que hay que hacer, la presión de las instancias, suele mortificar algo del deseo. Pero ocurre, a veces, contingentemente, que en ese quehacer uno se encuentra con La/ Escuela, y esto no deja nunca de tener consecuencias. Es en este modo extraño que cada uno tenemos de apropiarnos de La/ Escuela, como hacemos ex–sistir la Escuela Una.
Cuando uno pide la entrada a la Escuela, lo hace vía la Escuela con determinadas siglas, aquellas en las que geográficamente inscribe su trabajo cotidiano, pero más allá de esto lo hace a La/ Escuela, sin siglas que nombren lo local. Aún más cuando se trata del pase.
Es por ello que no entiendo este movimiento hacia la localización de los carteles del pase en las Escuelas, como es el caso de la propuesta de un cartel del pase propio a la ELP. Y esto sin desmerecer a la ELP, a la que considero una Escuela seria y rigurosa. Pero es que no pienso que el pase pertenezca a una Escuela, sino que atraviesa a todas ellas, las atraviesa y las horada.
Más que por carteles del pase localizados en las Escuelas, apostaría por un reglamento liviano y flexible del lado de la AMP, con carteles deslocalizados, carteles de la Escuela Una.
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Sobre la cuestión psicoanalista-psicoanalizante. La Escuela de la enunciación.
Actualmente, en las Escuelas vivimos dos movimientos que pudieran parecer contradictorios: por un lado, el acento puesto en el “psicoanálisis puro”, en el pase, en el análisis personal; por otro lado, el acento puesto en el movimiento de extensión y reconquista –vía, por ejemplo, los Foros-, y que hace que hayamos de dirigirnos al Otro social.
Tal como yo lo entiendo, en ambos movimientos se juega la transmisión. Y tal como, gracias a los AE he comprendido, lo vivo de la transmisión es que se hace en nombre propio, que se pone en juego el cuerpo y el deseo. Que ello tiene efectos en el adentro de la Escuela, es innegable. Se trata ahora también de un llamado a que la toma de esa posición de enunciación que traslade lo vivo de la transmisión –lo que llega más allá de los enunciados- pueda alcanzar a los interlocutores exteriores a los que nos dirigimos.
Gracia Viscasillas
Breve reflexión sobre una experiencia
Marcelo Curros
Venimos asistiendo a un Debate que toca cuestiones fundamentales para el discurso del psicoanálisis, la Escuela, el Pase, la formación de los analistas. Entre otros, este debate se abrió en Paris por J.A. Miller a partir de los efectos sobre la experiencia de los CPCT’s en las diferentes Escuelas de la AMP.
Formo parte de lo que se ha dado en llamar nuevas generaciones, y que quizás tendríamos que ponerle el adjetivo de “silenciosas”, adjetivo que estaría bien poder interpretarlo en el marco de la Escuela. Para mí, como para muchos otros, el pase nunca dejo de ser una orientación, estuvo desde un inicio y sigue estando como orientación hacía donde apuntar.
Participé del primer Stage de formación en el CPCT de Barcelona y luego pasé a formar parte del segundo grupo que atendía en el CPCT, durante cuatro años. El resultado de esta experiencia tuvo importantes efectos en mi formación. Durante un tiempo, funcionó como motor que relanzaba el deseo en varias direcciones, me ponía a trabajar en mi análisis, en el control, en la investigación y en la conversación con los colegas. Un punto marcó este recorrido de la experiencia, la aplicación del discurso analítico en un dispositivo institucional, aplicación que no puede elaborarse sino a partir del psicoanálisis puro.
Esta experiencia no me alejó de la Escuela sino que favoreció un acercamiento y la solicitud de entrada a la misma de la que formo parte como miembro. La experiencia en el CPCT operó como un puente, luego de haber estado muchos años como participante en la Sección clínica de Barcelona, y de haber podido vencer los obstáculos subjetivos de mi deseo hacia la Escuela.
En mi experiencia, si bien considero que la experiencia en el CPCT ha tenido todos estos efectos y las dificultades para articularse con la Escuela, considero que los efectos de éxito social favorecieron cierta desorientación con respecto a la formación de los analistas respecto de la autorización en la práctica. El deseo que el pase mantenía vivo en el corazón de la Escuela, fue tocado por los efectos de ese reconocimiento social que requería que cada uno hiciéramos uso del semblante de analistas, cuando no se trata sólo de semblantes, sino que requiere de la orientación de la Escuela y el pase y no del reconocimiento del Otro social.
Como analista del futuro y practicante del psicoanálisis, es evidente que todo ello me concierne y mucho, en el psicoanálisis del SXXI y sus posibilidades de subsistencia, y personalmente creo que si no está el peso de la orientación del pase y su aplicación al malestar de la civilización, el psicoanálisis puede quedar reducido a algo muy limitado. El psicoanálisis y el discurso que le es propio tiene un deber ético en el momento que le toca vivir, que exige poder hacer extensible su uso y aplicación.
El hecho de no haberse celebrado de momento y seguramente que por las mejores razones, el debate sobre el CPCT en la comunidad de Catalunya, pienso que no nos permite apreciar de más cerca hasta qué punto los efectos del CPCT nos han llevado a reflexionar sobre una reorientación de la política de la Escuela en su articulación con el Pase y con la formación de los analistas.
La Escuela que quiero, a la que me acerqué por mi experiencia en el CPCT, es la que tiene el pase como lo singular de la orientación lacaniana, pero también esa que permite alojar el decir de cada uno, un lugar para su enunciación, que sea respetado y que invite a salir del silencio.
Marcelo Curros
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