1. El dolor es consustancial a la vida no así la
"vivencia" del dolor*. Freud introduce una novedad en el discurso de
su época, descubre que el ser hablante habla con el cuerpo y que el dolor dice
algo. Si bien el término vivencia remite a Dilthey, y a una orientación
filosófica que Freud no comparte, es una forma de incluir la dimensión
subjetiva. Mantenemos ese término en el título sólo para señalar la referencia
al "Proyecto de psicología" 1.
2. Las histéricas le enseñaron a Freud un cuerpo enfermo de la
verdad pero que hacía síntomas en relación al discurso médico y que se presentaba
como un "cuerpo enfermo". Ellas pusieron así en primer plano la
cuestión del síntoma como acontecimiento del cuerpo.
De inicio Freud aborda el tema del dolor de dos
maneras distintas. En el caso de Elisabeth von R. Freud dice: "Poco a
poco aprendí a utilizar como brújula ese dolor despertado; cuando ella
enmudecía, pero todavía acusaba dolores, yo sabía que no lo había dicho todo y
la instaba a continuar la confesión hasta que el dolor fuera removido por la
palabra. Solo entonces le despertaba un nuevo recuerdo" 2.
Es decir, toma el dolor en relación a la cadena
significante como síntoma que delata la marca del deseo que se había puesto en
juego y que podía salir a la luz por la palabra.
Por otro lado, en el "Proyecto…"
3, el dolor deja como secuela facilitaciones amplias. Freud señala que
del estado de deseo se sigue directamente una atracción hacia el objeto de la
vivencia y que del dolor se genera una repulsión, un rechazo a mantener
investida la imagen némica hostil. Es en relación al dolor que surge la defensa
primaria. Se entiende que la defensa es ante un aumento de goce que produce
malestar. Por eso este punto será retomado por Lacan que señalará que esa
defensa es frente al goce y marcará la primera orientación de la subjetividad,
es decir, la elección de la modalidad de rechazo. Es lo que Freud llamó la
"elección de neurosis".
3. Para Freud la reacción motriz es imposible frente a la
excitación interior. El dolor no puede ser reducido sólo al registro sensorial
porque tiene un carácter complejo, intermediario, entre lo aferente y lo
eferente.
Dice Lacan en el Seminario VII que para
Freud el único contenido seguro del dolor es que "nace cuando un
estímulo que ataca en la periferia perfora los dispositivos de la protección
antiestímulo y entonces actúa como un estímulo pulsional continuado, frente al
cual permanecen impotentes las acciones musculares, en otro caso eficaces, que
sustraerían el estímulo del lugar estimulado." 4
El aparato psíquico que Freud construye es un
sistema de filtros que fragmentan y de barreras que constituyen una topología
de la subjetividad.
El dolor implica así la idea de una barrera que
ha sido atravesada y la consecuente pérdida de la protección que la misma
brindaba. Esto transforma al estímulo doloroso en un continuo que se equipara
al flujo pulsional. A esta concepción genética del dolor hay que agregar que la
pérdida del objeto se equipara al dolor corporal como un dolor interior.
4. El dolor corporal genera una investidura narcisista del lugar
afectado lo que vacía el yo. Por eso se utiliza a menudo el dicho que un dolor
saca a otro, en realidad lo que hace es desplazar la investidura.
Una enfermera me comentaba una de sus
experiencias al respecto. Me decía que cuando los dolores eran muy fuertes lo
único que se podía hacer era cortarlos con fármacos pero que si no eran
demasiado fuertes era importante entretener al sufriente porque "ciertos
dolores caminan" y si esto se logra "el dolor no hace sufrir
tanto". De esta manera se refería, con sus palabras, a que se podía llevar
una parte de esa investidura a otro lugar.
5. En la vivencia del dolor hay una profunda soledad. Sea dolor
físico o dolor psíquico, en ambos casos se trata de desprotección como ya he
señalado. Freud hablaba de la desprotección como indefensión frente a lo
pulsional. Por eso se podría "concebir el dolor como un campo que, en
el orden de la existencia, se abre precisamente en el límite en el que el ser
no tiene posibilidad de moverse." 5
Esa es una definición de desprotección basada en
la imposibilidad de realizar el acto motriz para alejar el estímulo molesto.
Pero se puede apreciar también la proximidad con el dolor de existir que tiene
diferentes formas de presentación y que se tematiza de manera especial en el
melancólico.
Puedo referirme a un caso de neurosis donde en la
franja del despertar un dolor sorprendía al sujeto como un equivalente de la
angustia. El mismo desapareció después de una pesadilla que permitió adelantar
algo sobre el goce en juego.
6. El dolor tiene un carácter paradojal, por una parte parece
excluir al otro pero al mismo tiempo es necesario introducirlo… Veamos por qué.
Volvamos a la relación entre conservación del
cuerpo y narcisismo que Freud dejó planteada. Allí el dolor no es señal de daño
sino un fenómeno de autoerotismo dado que la libido se retira del mundo y se
ubica en el cuerpo, se trata entonces de un goce que se puede adherir en exceso
no sólo al cuerpo sino al discurso como un lastre. Por eso la referencia al
dolor puede quedar fijada y no entrar en la dialéctica de la conversación.
Desde la hipocondría hasta la neurosis se pueden ver los matices.
Una mujer de mediana edad se halla deprimida, su
relato enumera sus males corporales: que las varices, que la cintura, que las
cervicales y sobre todo los dolores de cabeza. Un discurso cerrado,
reiterativo. La pérdida del marido y la independencia de su hijo la dejaron
sola. Después de un tiempo pudo decir que sus dolores le ocupan todo su tiempo,
como antes se lo ocupaban el marido y el hijo que siempre le daban
"dolores de cabeza".
Sin duda que los dolores físicos y los
acontecimientos de discurso dejan huellas en el cuerpo, no sólo cicatrices, no
sólo posturas y máscaras, no sólo discursos reiterativos. Sin embargo, sólo
serán síntomas si el sujeto puede leer esas huellas.
En la sintomatización del dolor se incluye el
Otro bajo sus variadas formas, desde el Otro de los cuidados -la madre que
responde con un beso en el dedo que el niño se ha golpeado-, el Otro de los
cuidados paliativos hasta el Otro de los dolores del alma como decía Freud…
Por eso leía no hace mucho una buena definición
de los cuidados paliativos: mantienen, mientras sea posible, la dignidad
subjetiva en relación con el mundo al apartar el dolor.
7. Pero el dolor puede devenir síntoma analítico o quedar como
síntoma psicosomático; puede ser descubierto como parte de la fantasmática
subjetiva -por ejemplo, un cierto dolor buscado como condición de goce sexual
o una escena donde se sufre o se hace sufrir a otro un dolor-, puede emerger
como un real delirante o como "anestesia mentalizada" como decía un
paciente psicótico que anulaba el dolor.
8. Si abordamos la cuestión desde la última enseñanza de Lacan se
pueden pensar diferentes modalidades de desarreglo de los registros S, I y R.
La relación S e I puede hacer que el goce marche en consonancia o que por el
contrario un desarreglo lo ubique en localizaciones dolorosas del cuerpo.
A veces el dolor sirve para recordar la
existencia. Un adolescente psicótico se hacía una línea de pinchazos para
hacerse un cuerpo, darle un límite cuando no lo encontraba.
Podemos dar una definición del dolor, podemos
hablar de una clínica del dolor, pero siempre lo que está en juego para el
psicoanálisis es la subjetividad y se trata por ello de ver cómo funciona el
dolor en cada caso.
Notas
- Freud,S. "Proyecto de Psicología" En Obras Completas. Amorrortu. TI
- Freud,S "Estudios sobre la histeria" En: Op.cit. p.163
- Freud,S. "Proyecto.." Op.cit. 367
- Lacan,J. Seminario VII La Etica del Psicoanálisis. Paidos.p.159
- Op.cit.p.76
* Presentación en el I Stage del G.I. Psicoanálisis y Medicina "Clínica
lacaniana del dolor", 9 de abril de 2005
From: NODVS XIV, juny de 2005
Nenhum comentário:
Postar um comentário