20 de abril de 2009

[Grama ediciones] Púberes y adolescentes. Lecturas lacanianas

JUEVES 23 DE ABRIL, 20 hs.

Presentación del libro
Púberes y adolescentes
Lecturas lacaniana
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Marina Recalde (compilador
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Incluye los trabajos de:
Eric Laurent / Germán García / Alejandra Glaze / Silvia Bermúdez / Bernardino C. Horne / Célia M. Salles / Lucas Leserre / María Inés Negri / Débora Nitzcaner / Virginia Notenson / Mario Goldenberg / Irene Kuperjwas / Ricardo Seldes / Hebe Tizio
Serie Prax
ia

Los comentarios estarán a cargo de:
Graciela Brodsky y Samuel Basz
Coordinación: Alejandra Glaze

Austria 1906 esq. Berutti - Ciudad Autónoma de Buenos Aires



De la Introducción de Marina Recalde
La adolescencia no es un significante que haya sido utilizado por Freud. Siempre se refiere a la pubertad, situándola como el período que sucede al período de latencia. Es allí donde se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su conformación definitiva. Las pulsiones autoeróticas, que en el ocaso del complejo de Edipo se habían subordinado al primado de la zona genital, se desplazarán en la búsqueda de un objeto sexual. Este tiempo de cierta cristalización del proceso de sexuación, introduce una diferencia entre el niño y la niña, ahora ya púberes. En él, la tensión que se acumula tiene la posibilidad de la descarga, también al servicio de la reproducción; en ella –una vez más– resulta enigmático. [...]

Estos cambios provocan lo que podemos entender en términos de posibles destinos de la llamada excitación sexual. Es allí donde Freud ubica dos signos: lo que es el signo anímico, la tensión que va acumulando cada vez más displacer; y el signo somático, es decir, en el cuerpo, que es el cambio corporal que allí se produce. El problema es que el aumento de la tensión, que llamaría a obtener más placer, a la vez genera displacer. Y va a situar allí una diferencia importante: hay algo del placer previo –la excitación de las zonas erógenas– ya presente, dice Freud, en la pulsión sexual infantil. Lo nuevo entonces es este placer final, lo inédito que implica la posibilidad de poder descargar tensión que se inaugura en la pubertad. Con lo cual, Freud ubica en la pubertad la separación entre el carácter masculino y femenino. Es allí donde se renovarán las sendas que resignificarán después el camino a la elección de objeto.

Pero la sexualidad como tal no empieza en la pubertad: ya el niño es perverso polimorfo. Polémica y provocadora afirmación de Freud, que en la época victoriana no podía dejar de causar revuelo. Hay algo que, acallado en la latencia, despierta. Freudianamente, algo se reedita. Algo allí despierta, y también sacude, desordena, y queda a la espera.
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Incluye:
El pequeño Hans y su "hace pipí"/ Entrevista a Eric Laurent
Adole(s)cer o la abolición de la primavera / Germán García
Epifanías adolescentes I / Alejandra Glaze
Epifanías adolescentes II / Silvia Bermúdez
Anorexia neurótica: una falla en el uso del fantasma / Bernardino C. Horne – Célia M. Salles
La venganza de Sebastián / Lucas Leserre
El paraíso ahora / María Inés Negri
El primer beso / Débora Nitzcaner
Incertidumbres de lo femenino en la pubertad / Virginia Notenson
Un quehacer posible, allí donde nada importa / Marina Recalde
Paranoid Park o del panóptico y el secreto / Mario Goldenberg
Sobre el aburrimiento / Irene Kuperwajs
Padres de púberes: una urgencia particular / Ricardo Seldes
El enigma de la adolescencia / Hebe Tizio


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