Reseña del Congreso AMP 2012 - El orden simbólico en el siglo XXI
No es lo
que era. ¿Qué consecuencias para la cura? (Segunda parte)
Por Ana
Viganó
Día 2
El
pase
Actualidad
del pase II
La
mañana del martes empezó puntualmente con la presentación de testimonios de AE.
La mesa fue presidida por Ricardo Seldes y Eric Laurent fue el preciso y
oportuno comentador.El testimonio de Guy Briole fue emotivo, más allá de su intención. Su práctica como epidemiólogo en los “campos malditos” tal como se llamaba a la tierra de la epidemia, su relato sobre el “desfile de niños muertos por la rubéola”, la oscura tentación del mártir y su poder decir finalmente “no al mártir” en el transcurso de su análisis provocaron un profundo y concentrado silencio en el auditorio, que tuvo su efecto cúlmine cuando Briole describió su “momento de desconexión” frente al osario: “Se ve la vida que huye. No hay palabras”
Eric Laurent puntualizó la lógica de la construcción del testimonio sorprendido por cómo, frente al desorden de la guerra, la post-guerra, las epidemias y el impacto que todo esto tiene en lo que aparece como un verdadero desorden simbólico que hace “saltar el orden familiar” y que lleva incluso a cierta posible confusión entre víctima y victimario, la estructura misma del testimonio no es la de “un orden reencontrado” No se trata de un: se habla de guerra, muerte y se llega a la paz. Se presenta como fragmentos que no constituyen una historia continua, sino una especie de “relato dentro del relato” Esa construcción fractal es la que produce ese efecto tan especial al escucharlo. Una frase detrás de otra, incluida en otra más –dirá Laurent. Cada secreto tiene otro detrás que también está encastrado en el relato. Briole asiente afirmando “tuve que deshacerme de contar una historia a lo largo de los testimonios” Y una incisiva reducción –entre otras posibles- fue señalada acertadamente por Laurent: Briole nos dice “estaba agobiado por niños muertos… Todos nosotros estamos agobiados por niños muertos. Es una enseñanza.”
A continuación, el testimonio de Sonia Chirico también estuvo cargado del dramatismo que imprime la muerte, esta vez enredada en su novela familiar a partir de un dicho fundamental en su historia: “te deseamos cuando supimos que ibas a morir” y en una posición subjetiva que ella misma circunscribe como “estar gozando por mantener el equilibrio entre vida y muerte” Su enfermedad de nacimiento como ficción del origen y un grave intento de suicidio materno como marcas de lo mortífero en la estructura dramática de tipo tragedia, van dejando lugar en el análisis a las ficciones que posibilita su Inconsciente a través de sus construcciones de “exquisita sensibilidad” al decir de Laurent, y que “luego puede usar en su escritura” tal como disfrutamos al escuchar el testimonio. Así pudo despejarse el valor productivo de la mentira y la sanción “Ud. Es una mentira ambulante” tuvo todo su peso para encontrar finalmente la historia insensata de su nombre. Laurent destacará cómo el primer nombre que se inscribe, de la mano del padre letrado, es un desorden cargado y fecundo “de entrada una mentira” de la que se va despejando su cara oculta, una marca de goce. “Se trata aquí de pasar de un trauma de muerte a una vida posible” – dice Laurent. Ni más ni menos, digo yo.
Un breve intervalo nos condujo de vuelta a la intensidad de
los testimonios de AE con la presentación de Hélène Bonnaud, en el que se puede
escuchar su insistencia en trasmitir la diferencia entre lo que es del orden de
la constatación –término que sitúa en el contexto del último curso de
Jacques-Alain Miller- y la interpretación. Nos dice de entrada que lo que
sostiene su decir no es tanto la vertiente del amor al saber sino la irrupción
de un síntoma en el cuerpo, un cuerpo que considera receptáculo de un goce. El
síntoma, en tanto acontecimiento de cuerpo, no se interpreta. Así, cobra valor
que –como señala Laurent- “el analista
ponga todo su peso, el peso de dar a esa frase [fundamental en el devenir de
este análisis] su lugar”; para poder situar la satisfacción del final del
análisis.
Concluyendo la mesa llegó el –hay que decirlo- muy esperado
testimonio de Graciela Brodsky. Brodsky
inició su presentación recordando una pregunta que la acompaña desde hace
muchos años y que situaba muy claramente en un trabajo escrito en el marco de
unas jornadas que llevaban por título El tiempo de interpretar. Su pregunta
apuntaba a la práctica, a cómo es posible conseguir una intervención del
analista que no produzca algún tipo de sentido. Con humor, señaló cuán lindo le
parecía ver en los matemas la barra, el corte entre el S1 y el S2 que dejaba al
S1 solo, pero lo que veía tan lindo en la teoría le retornaba como pregunta una
y otra vez: cómo se obtenía? Dirá que cuando empezó su primer análisis no lo
hizo para entender esta cuestión significante sino que empezó a analizarse para
entender la naturaleza de otros lazos, los lazos con su partenaire, los lazos
conyugales. Forma de lazo que se mostró necesaria toda vez que “no cesaba, no
cesa, no cesó” de insistir, también en el análisis. De tal forma anticipa una
relación entre ambos lazos que –suponemos- será singular en su enseñanza como
AE en los años por venir. El “no hay quien los desate” del cuadro de Goya
figuraba gráficamente la cuestión. Por ser su primer testimonio, Brodsky nos
dijo que comenzaría por el final, por cómo el tercer análisis, comenzado en
noviembre de 2009 la lleva finalmente a pedir el pase. Y esto sucede no sin un
contraste que, podríamos decir, supone un cierto “finalmente algo sí desata” y
que es lo que ella llama “un clima de despedida anticipada, de final de
partida” en el que las cuentas de la vida en años da por resultado “no hay
tiempo que perder”. Es la muerte en el horizonte lo que la deja con la barra
encima, sola y no única, mientras que en contraste, “la libido giraba por la
pista de baile” de una fiesta. El significante amo “ser única” que había
quedado situado de entrada 12 años atrás siempre había mostrado su cara
agalmática. El plus de goce que se reveló muchos años atrás, hubo quedado sin
embargo, a la espera de esta nueva ocasión en que “la mesa de las mujeres
solas” encontró una respuesta angustiada. Así, “arruinarle la fiesta al otro”
fue decantando su hueso en la cura. La
respuesta a su pregunta, la que planteó al principio de su testimonio, no constituye
una respuesta sino más bien una constatación que funciona como respuesta, en
tanto el sujeto consiente a la experiencia de que no sólo se trata de desatar
lo atado sino de la aparición súbita –real- de lo que no hay, el significante
que falta; una aparición que es en sí misma del orden del acto, no de ninguna
realización.
Laurent señala con precisión cómo en este testimonio, a
diferencia de los que le precedieron esta mañana, no se trata de una novela
familiar signada por la tragedia. Es más bien una “historia normal”, una
persona que nace en lo que uno podría pensar que es una historia deseable,
llega como “un regalo del cielo”. Puede verse, sin embargo, cómo hay algo en el
orden simbólico mismo que no va. Y cómo se necesita del heroísmo de un análisis
para reconciliarse con lo que siempre queda de misterioso. Brodsky –dice
Laurent- nos brinda el relato de cómo un nombre común se transforma en un
nombre propio.
Intervalo
Como hemos dicho, los intervalos han sido lugar de
encuentro, intercambio, fortalecimiento de lazos y por cierto también de mucho
trabajo. El martes, entre otras tantas convocatorias que se realizaban, tuvo
lugar la reunión de FIBOL, la Federación Internacional de Bibliotecas de la
Orientación Lacaniana.
La misma, presidida por Judith Miller, acompañada por
Adriana Testa y Jesús Ambel, convocó a representantes de todas las Bibliotecas
del Campo Freudiano para conversar acerca del trabajo que se hace en cada una
de ellas. Se comentaron proyectos nuevos, se revisaron resultados de iniciativas
anteriores y se presentó el nuevo número de la Revista Colofón 32 que lleva por
título Políticas delirantes.
Asimismo, gracias al esfuerzo de los colegas de Córdoba –
Argentina, se puede contar con el subtitulado en español de un nuevo documental
para su difusión y discusión –el año pasado hicieron este valioso trabajo con
el documental de Gérard Miller La primera sesión-. Esta vez el título es La
infancia bajo control, y presenta un material que será cuidadosamente difundido
y trabajado en los ámbitos de las distintas Bibliotecas. La brújula del trabajo
hacia otras disciplinas y otros campos del saber estará orientada por un significante oportunamente
encontrado y aquí presentado: sinergia. Se tratará de hacer lazo, establecer
conversaciones, intercambios mutuos con los representantes de la opinión
ilustrada de cada ciudad, con quienes se puedan encontrar puntos en común en la
sinergia de un trabajo que resulte más –un plus- que la suma de cada una de las
fuerzas. Efectos que se buscan compatibles con lo que es el principal motor de
las actividades de las Bibliotecas, la acción lacaniana en cada lugar en que se
encuentren las condiciones de posibilidad para inscribirla.
La
época
Nuevamente la tarde nos espera con Mesas Plenarias. La primera,
El horizonte contemporáneo de la femineidad, está presidida por Romildo do Rêgo
Barrosy Lilia Mahjoub.
Los ponentes Miquel Bassols, Philippe De Georges, Marco
Focchi, Dominique Miller y Graciela Musachi darán distintas perspectivas y
aristas de lo que en la mesa de apertura del Congreso se indicó como una marca
de nuestra época, orientada por una cierta feminización.
Las ponencias tomaron en cuenta la ciencia, la declinación
de la autoridad y lo que podría nombrarse declinación femenina de tal autoridad,
la marcada tendencia de una época que insiste en creer que todo es simbolizable
y el efecto que esto tiene: convertir lo simbólico mismo en real. Se verificó
en las distintas presentaciones un empuje a la feminización que no se puede
dejar de ver en variadas manifestaciones que se pasearon desde la búsqueda del
objeto a hasta el hallazgo de la
alteridad -del lado mismo de su inexistencia- en un análisis, recorrido que se
asemeja al que realiza un detective cuando no actúa como policía, sino que
facilita las condiciones para el hallazgo, la invención y la creación.
Porque la sexuación no es un hecho dado, es que también se
habló de un futuro que no sea ni apocalíptico ni venturoso, sino que nos
permita pensar las consecuencias de la
feminización generalizada y su correlato en la fetichización del niño. No dejó
de hablarse entonces tampoco de las feministas y la incidencia de su discurso en
la época. Y los ejemplos nos llevaron por la reproducción asistida, los bebés
“de probeta” las cirugías que avaladas por la ley corrigen errores anatómicos
de género, el transexualismo y una lógica en la que cada vez más los sujetos se
designan según el modo de goce que asumen. La constatación del cambio en el
Otro social tiene consecuencias en la clínica y se planteó la ocurrente idea de
pensar la clínica misma como sismógrafo, capaz de servirnos para medir tales
movimientos.
El receso nos deleitó con la actuación de Cristina Banegas,
en Fragmentos de Molly Bloom de James Joyce. (ver Radar 86)
La última plenaria del día presidida por Marie- Hélène
Borusse y Juan Carlos Indart, presentó las ponencias de algunos analistas y un
hombre de ciencia. Por razones de fuerza mayor, no pudimos contar con la
presencia de Raúl Zaffaroni (Jurista, miembro de la Corte Suprema de Justicia)
quien también estaba invitado, y que lamentamos no haber podido escuchar.
Los ponentes: Agnès Aflalo, Françoise Ansermet, Jorge
Forbes, Germán García**, Philippe La Sagna y Fernando Polack (investigador en
medicina) y el título convocante, Las subjetividades en la era de la
tecnociencia.
Es interesante observar cómo comienza su ponencia Polack con
un chiste, diciendo que antes de empezar a hablar frente a un tan grande
auditorio lleno de psicoanalistas, quiere expresar un gesto solidario y decir,
de antemano, que él se analiza. Gesto que más allá de confirmar la idea de que
hay muchos representantes de otras disciplinas, de otros discursos, de otros
saberes, pueden dialogar con nosotros de manera productiva, y con quienes se
puede lograr esa sinergia de la que hablábamos a propósito de la reunión de
FIBOL, este chiste inicial, puesto a modo de introducción pero también de
defensa –podríamos decir- nos advierte sobre otro tema del cual se ha
conversado justamente en la reunión de FIBOL y en la junta preparatoria al III
FORUM “La infancia bajo control”. Se trata de nuestras “habilidades” –digámoslo
así, un poco groseramente- para conversar con otros. El tema fue objeto de
cuidadoso intercambio pues muchos colegas manifestaron su preocupación al
respecto. Y cabe destacar que no sólo se trató de poner en el centro del debate
la capacidad de conversar con otras disciplinas sino también con los otros de
la comunidad analítica. Quisiera intercalar aquí una intervención de Jorge
Forbes que se produjo hasta el día viernes en el marco de la Asamblea General y
Conversación de la AMP, pero que bien puede aplicarse aquí. Respecto de las
problemáticas que se suscitan de diferentes puntos del planeta y muy
especialmente en Europa sobre el tratamiento del autismo, Forbes nos advertía
sobre la posibilidad de que si no logramos un buen ejercicio para escuchar y
ser escuchados por otros, corremos el riesgo de ser vistos nosotros mismos, los
analistas, como autistas.
La ponencia de Polack derivó luego por algunos ejemplos de investigaciones
donde se puede apreciar con claridad la complejidad de datos multivalentes e
interdependientes que presenta la realidad recortada en cierto campo de
estudio, frente a la cual la genética -que en su momento prometía ser la
panacea que respondería con un gen apropiado cada pregunta sobre las
enfermedades del ser humano-, esa gran promesa del genoma humano, finalmente
demostró ser una variable o un dato más.
Ansermet también partió de la idea de determinismo genético
y el debate que éste genera sobre la noción de subjetividad, particularmente en
el caso del autismo. Pero para destacar por un lado, cómo los mapas de los que
hemos obtenido desciframientos del código genético no nos dejan ver una
causalidad única. Por otro, para no caer en la tentación vana de quedar
atrapados, fijados en oposiciones. No se trata de quedarse en un psicoanálisis
que se pasa el tiempo denunciando la ciencia post-moderna, sino de aquél que
ofrece un campo clínico para recibir las singularidades -que no tienen que ver
con estos debates generales-. Orientarse a partir de una lógica de la respuesta
del sujeto, a partir del detalle, allí donde las tecnociencias tropiezan sobre
el límite de lo simbólico, sobre el defecto estructural de lo simbólico. Se
trata de encontrar las coordenadas del sujeto y su manera de inventarse un
destino más allá de las variedades tecnológicas en que está sumergido. A cada
autista su genoma; a cada autista su singularidad.
Forbes abre su presentación con algunos ejemplos en los
cuales se advierte claramente la necesidad de una orientación ética frente a
problemas que abre la tecnociencia incidiendo en la vida de las personas.
Propone que el psicoanalista muchas veces es consultado en estos impasses,
donde emerge la necesidad de una respuesta ética. En este sentido, las
consultas vendrían también –y con ellas la posibilidad de una intervención, es
decir, una incidencia directa también allí- de parte de otros profesionales de
la salud que se ven ellos mismos atravesados por estas consecuencias incalculables.
La Sagna tensa el hilo del consumo para apelar a su
ambigüedad: tanto refiere al consumo de adquirir –en términos de movimiento de
mercado- como al desgaste que el mismo produce. Plantea entonces que el
ordenamiento desordenado que impone el consumo, -con los gadgets como claro
ejemplo de un ordenamiento desordenado que intenta calmar paliativamente el
plus de gozar- no da testimonio de un orden simbólico tal como lo conocíamos,
sino de un ruido, un “barullo de vida” La pregunta es cuál es el lugar del
psicoanálisis en este siglo XXI. Y afirma que el psicoanálisis no está para ser
museo de la nostalgia de una subjetividad perdida, la del siglo XX. El
psicoanálisis nació, -y ahí encuentra su desafío- después del discurso de la
ciencia: no en contra, después.
Aflaló por su parte plantea las coordenadas de lo que
entendemos hoy por capitalismo, para poder situar a la ciencia y su sujeto
vacío. El sujeto puro de la ciencia –nos dice- no existe en ninguna parte. El
discurso de la evaluación y su sujeto pretende dar remedio a la caída de la
autoridad y sus efectos de goce. Y lo que en su ponencia Aflalo verifica es una
cada vez mayor concentración de cuerpos, nuevos campos de concentración donde
la concentración, además de sus previsibles efectos de segregación, no se
garantiza en absoluto –más bien lo contrario- la noción de cuerpo unificado. Su
descripción de los cuerpos fragmentados, dislocados, los implantes injertados
en el cuerpo –vía las cirugías o los gadgets siempre disponibles que se vuelven
imprescindibles- y la nanotecnología volvió su ponencia de una consistencia de
peso. Finalmente, sobre la idea de cierta inmortalidad pretendida, sostuvo que
no se quiere evitar la muerte, sino la herida que el lenguaje imprime al
cuerpo. Allí es donde el psicoanálisis encuentra su lugar.
Indart entre varias intervenciones destacó la idea de un
real diferente para la ciencia y para el psicoanálisis: mientras que el real de
la ciencia progresa, el del psicoanálisis insiste. Y Brousse, retomando esta
idea, señaló la necesidad de diferenciar incluso si es difícil hacerlo, lo que
se presenta como los distintos saberes científicos, del uso cientificista de
estos saberes dentro del discurso del amo. Se trata de cómo se puede, por
ejemplo, sostener la apertura de la cuestión de la verdad como un enigma o su
cierre como certeza.
Con esta intensísima mesa plenaria, y con las ganas de
escuchar las respuestas a las preguntas y de abrir un espacio de intercambio
que no se pudo realizar por cuestiones de tiempo*, nos fuimos de este segundo
día de trabajo a la Inauguración de la muestra de arte conque nuestros colegas
artistas ya nos han acostumbrado.
*Como señalamos en la primera parte de la reseña, los
ponentes se comprometieron a trasmitir las respuestas a las preguntas realizadas
por los comentadores en forma escrita, para ser difundidas en medios virtuales.
**Lamento no haber
podido escuchar en vivo la ponencia de Germán García -como la da algunos otros
colegas a lo largo de estos intensos días-, y no tener referencias aún para
compartir su aporte en el Congreso.
Día 3
La
Jornada Clínica de la AMP
El día miércoles se realizó la Jornada Clínica de la AMP
donde alrededor de 150 casos clínicos fueron debatidos en mesas simultáneas.
Cada trabajo seleccionado contó con un lector, con quien el autor tuvo
oportunidad de un breve intercambio previo vía e-mail. En las mesas, luego de
la lectura del caso cada lector hizo una puntuación, comentario y/o preguntas,
mientras que el presidente de mesa animaba la conversación con el auditorio. La
Jornada fue un excelente testimonio vivo de los practicantes y un ejemplo de
entusiasmo, deseo decidido y organización.
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