La Asociación
para la Inclusión de las Personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en
Cataluña, Aprenem, ha iniciado la campaña #autismoconciencia, que pretende que se
elimine del sistema de salud público el uso del psicoanálisis para tratar a las personas con estos síndromes.
En change.org ya tienen
unas 6.000 firmas apoyando su propuesta, y según la presidenta de la entidad,
Lidia García, cuenta con la solidaridad de 160 organizaciones, entre otras
Autismo España, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y/o Tutores
de Personas con Autismo (Fespau) y la Federación Asperger España.
Frente a esta
movilización, los psicoanalistas han respondido. En el llamado Manifiesto
Minerva exponen: la petición de Aprenem es «una agresión al derecho del ejercicio de elección de
la orientación teórico-práctica de los profesionales, y al derecho democrático
de padres y madres a escoger el tratamiento más oportuno para sus hijos»; que
«la evidencia científica, estandarte de su batalla», no demuestra que haya una
única forma eficaz de afrontar el autismo; y que la de Aprenem es una «pendiente autoritaria».
¿Por qué
critica Aprenem la terapia
psicodinámica en los casos de autismo? Lidia García
explica que ha sido «abandonada
en todo el mundo» y «hace una consideración obsoleta del
autismo, entendiéndolo como una reacción
psicológica defensiva de un niño frente a factores traumáticos»;
ante a esto, «no hay evidencia que sostenga el origen psicogénico del
autismo».
Iván Ruiz,
psicoanalista codirector del Foroautismo celebrado el pasado diciembre,
puntualiza esto último: «Lo que nosotros decimos es que nadie sabe cuál es la causa del autismo,
y nos consta de casos de un fuerte trauma [un aislamiento obligado en el hospital
por una enfermedad, por ejemplo, produjo conductas aislacionistas], pero en la
mayoría de los pacientes se desconoce la etiología». En cualquier caso, sea
cual sea el motivo, el psicoanálisis entiende que la expresión del autismo es
«una posición de estabilización del niño en el mundo, aunque fuera de la
relación con el otro». Por tratarse de una posición personal «no hay dos casos
iguales». Ruiz se extraña que «si Aprenem se refiere siempre a la evidencia
científica» no valore que la causa de los TEA es desconocida.
La siguiente
cuestión es qué tratamiento se valora como alternativo al psicoanálisis. Lidia
García apunta a la terapia cognitivo-conductista, «la más recomendada por la
evidencia científica y las publicaciones médicas».
Nuevamente,
Minerva cuestiona este punto: «Más allá de la respuesta de la ciencia, los
padres evidencian lo que les ha servido, a sus hijos y a ellos. La evidencia no
es finalmente científica, es testimonial». Y Ruiz añade: «En Aprenem se da el
caso de que sus hijos no son adolescentes. Hemos visto que las terapias cognitivo-conductistas consiguen cosas en
la infancia. Si el niño es dócil incorpora las exigencias de
los padres pero renuncia a su propia manera de comunicarse; si el niño no es
dócil, en la adolescencia aparece
una angustia absoluta, que puede llevar a agresiones. Con
la adolescencia, que es un período absolutamente difícil de entender para
ellos, se puede producir una debacle subjetiva brutal».
Otra diferencia
frontal es en el papel de la madre. Según Lidia García, en su primera consulta
en el centro público al que llevó a su hijo le hicieron «preguntas sobre la
relación» intrafamiliar que «más parece que te examinan a ti» que al niño. Y
Ruiz responde: «Ningún
psicoanalista serio culpa a la madre, ni a los padres, del autismo.
Algunos pediatras dicen a los padres que el niño tiene problemas porque está
malcriado, pero esa no es la visión de la pediatría».
Otra diferencia
frontal es en el papel de la madre. Según Lidia García, en su primera consulta
en el centro público al que llevó a su hijo le hicieron «preguntas sobre la
relación» intrafamiliar que «más parece que te examinan a ti» que al niño. Y
Ruiz responde: «Ningún
psicoanalista serio culpa a la madre, ni a los padres, del autismo.
Algunos pediatras dicen a los padres que el niño tiene problemas porque está
malcriado, pero esa no es la visión de la pediatría».
La libertad de
elección paternal, en entredicho por ambos grupos
Es la única
concesión de los psicoanalistas hacia la asociación: «Las familias que quieran
seguir los métodos conductistas [en la sanidad pública] tienen todo nuestro
apoyo, es muy interesante no imponer lo que ha funcionado a unos cuantos».
Frente a esto, Aprenem es más radical: «Si una familia quiere llevar a su hijo
a un psicoanalista, que lo haga», pero a título privado.
Tampoco hay
acuerdo en cómo funciona ahora mismo la situación en Cataluña. Según Lidia
García, «las prácticas basadas en la evidencia científica, refrendadas por
numerosas investigaciones y reconocidas por la comunidad internacional como
eficaces son minoritarias en el servicio público catalán en la intervención
terapéutica del TEA». Para Ruiz, en absoluto: «Hay equipos mixtos y otros que
siguen una u otra corriente. De hecho, nosotros denunciamos que Aprenem busca
la verdad única, imponer un modelo al resto».
Los
psicoanalistas van más allá: «Una petición como la de esta asociación instala
la sospecha entre profesionales, políticos y familias», y se preguntan: «¿De
dónde proviene la autorización de esta asociación para dictar a los políticos
cómo los profesionales tienen que hacer su trabajo y a pedirles, además, su
obediencia? ¿Quiénes son los profesionales y expertos que les asesoran y con
qué instituciones están vinculados?». La sospecha también se da en Aprenem, ya
que preguntados qué dice Salut sobre el asunto, García responde: «Que es
difícil y lento de resolver porque la red está muy consolidada».
From: La Voz
de Galicia:
Da tu apoyo al
"Manifiesto de Minerva" en http://bit.ly/1PUxB7Q
Nenhum comentário:
Postar um comentário