26 de janeiro de 2010

EL DEBATE de la ELP. Nueva serie (23) EL DEBATE DE LA ESCUELA UNA




Escuela Lacaniana de Psicoanálisis del Campo Freudiano


El Debate de la ELP

Nueva serie (23)

26 de enero de 2010

DEBATE SOBRE EL PASE

Lo que no pasa

Anne Marie Le Mercier

JJ Nº 79 – El Pase 1

Traducción: Iván Ruiz

Una posición analizante

Patricia Tassara

Sobre condición y nombramiento (…)

Monserrat Rodriguez

Apuntes sobre el pase

Magda Bosch

Editorial

Lucia D’Angelo

Bajo la rúbrica del Debate sobre el Pase publicamos cuatro textos que ponen en relación algunas cuestiones de los autores que reflexionan sobre el pase, a partir de la experiencia tanto en la ECF como de la ELP.

Tres de ellos exponen su punto de vista sobre los efectos producidos a nivel subjetivo y de su relación con la Escuela, después de haber hecho la experiencia del pase y no haber sido nominadas y de las respuestas las respuestas de los Carteles del Pase. Es el caso de Anne Marie Le Mercier, de Patricia Tassara y de Monserrat Rodriguez.

Por último la aportación al debate por parte de Magda Bosch, apunta más a los testimonios de los AEs, a cuestiones referidas al pos-analítico, y hacia el pase sinthome.

Los cuatro textos aportan al debate sobre el Pase el interés bajo la forma de una conversación entre ellos.

Lo que no pasa

Anne Marie Le Mercier

Despertada por el inicio de las jornadas, estuve a punto de dormirme en la Asamblea General... Me marché cuando el balance de las cuentas continuaba su trabajo de borramiento de la cuestión que apenas se había abierto. No tenía motivos para estar cansada, o al menos para no darme cuenta de este síntoma y hacer de él un instante de despertar. Sin duda que no fue porque sí, y hace falta que intente finalmente preguntarme lo que hizo que saliera de allí...

En el fondo es bastante simple: el pase me ha hecho más bien callarme, aún cuando intenté explicarme a mí misma cómo había salido de una fuerte pendiente a ser matada por el Otro, un Otro a quien pretendía sin cesar despertar y seducir causándole. ¿Cómo es posible esto? Sin duda, se me podría responder esto que si el pase tuvo un efecto tal es porque me equivoqué presentándome y que más bien hacía falta continuar el análisis... No creo, sin embargo, que tengamos que ahorrarnos otro planteamiento posible sobre lo que pasó.

Fui al pase a partir de un "fiat!" ya sea una confianza en el procedimiento y en la Escuela, o ya sea también por la prisa de un entusiasmo que sostenía la apuesta... Estaba la idea de transmitir un final de análisis apostando por la posibilidad de hacer escuchar lo singular de la cosa. No fue esto lo que se escuchó. Un malentendido, entonces. Asumo mi parte de responsabilidad en el sentido en que, sin duda, no supe hacer pasar la cosa.

Pero, después de todo, ¡no hay por qué hacer de ello una inhibición! Ahora bien, no fui más allá. ¿Por qué?

El secretariado del pase me transmitió una respuesta del cartel: El largo recorrido analítico de la pasante ha sido reconstruido de manera convincente por los dos pasadores, poniendo en evidencia todos los beneficios de la cura. El compromiso de AM L M en la práctica analítica así como el interés profesional que la anima en su deseo de transmisión se articulan lógicamente en una experiencia subjetiva profunda. Queda un punto no elucidado que concierne al final del análisis, imperceptible por la escucha de los pasadores, que no ha permitido la nominación.

Una expresión no convence: « el interés profesional que la anima en su deseo de transmisión » ... Esto está en las antípodas del deseo de transmisión que empuja al pase... Supuse que aquí se hacía una alusión a mis inicios en el CPCT de Rennes y en CEREDA... pero ¿es tan seguro cuando en realidad se habla de interés profesional y no de psicoanálisis aplicado?

Cuando me encontré con un miembro del cartel entre pasillos, después de una mañana del pase, le indiqué que la respuesta me transmitía que mi análisis no estaba terminado... « Ah pero sí, su análisis está terminado, ese no es el problema »... Pues bien, no pude darle continuidad, ¿a qué adjudicara eso? ¡Me pareció demasiado difícil dar de nuevo un paso! Nada produjo una apertura, me quedé entonces con estas pocas líneas...

Por supuesto que hablé con mi analista. Me dijo que, sin duda, no había conseguido hacer escuchar alguna cosa y que redactar respuestas es muy difícil para el cartel.

El cartel hizo su trabajo, escuchó a los pasadores, analizó el pase y decidió: no hay nominación.

Pero, ¿qué hizo que algo se detuviera después para la pasante?

Me dije que la Escuela encontraría AEs, que es eso lo que cuenta para ella y para el psicoanálisis, y que eso no pasaría por mi testimonio; ¡es así, ya está! La experiencia tiene, a pesar de todo, su interés. En ella me encontré con una sorpresa que no olvidaré. Puedo decir que me encontré con pasadores muy atentos. Queda a mi cargo la necesidad de localizar lo que no pudo ser escuchado. Retomar el análisis después del pase no va de suyo, pues el pase produce una separación de lo que se desplegó en el análisis. Poner la cosa al trabajo no puede hacerse sin una inversión nueva, a partir de otra base. Es, entre otras cosas, una cuestión de tiempo lógico.

Lo que es difícil es que, después de esto, el vínculo con la Escuela no se relanzó... La Escuela quiere AEs. Para ello hace falta que pasantes se decidan a pedir hacer el pase, que los pasadores los escuchen y que los carteles trabajen a partir de sus transmisiones. Pero, más allá del trabajo realizado por el cartel del pase, ¿cómo toma en cuenta la Escuela la libido que se ha movilizado en los pasantes y la experiencia que ha sido depositada? Todo esto queda bajo una capa de silencio, de un secreto que corre el riesgo de matar el deseo de Escuela, en aquellos que piensan en pedir entrar o presentarse al pase.

Después del pase, pude atender a las diversas funciones que me habían otorgado hasta ese momento, y esto es algo que me ayudó bastante. Me gustó continuar trabajando los textos y en la clínica - para la sección clínica, por ejemplo -, pero el deseo de estar dispuesta para otras aventuras se vio, sin embargo, frenado. Una pequeña intervención en Nantes en las Jornadas preparatorias a las jornadas que acabamos de vivir me hicieron reconciliarme con el deseo de transmitir anudando los textos, la clínica y mi propia experiencia de analizante. La proposición se me había hecho bastante antes de que conociéramos el giro que tomarían las jornadas de noviembre, y esto es algo que encontré muy vivificante, incluso si en el après-coup de nuestras jornadas diría las cosas de otra manera.

Excepto esto, todo lo que fue investido en el pase se vuelve a cerrar, cae, se encuentra anulado en un silencio de la Escuela que evidentemente no puede suscitar demasiado entusiasmo en los nuevos candidatos eventuales...

Hay ahí un punto que concierne a la no relación entre la Escuela y sus miembros, entre la Escuela y sus pasantes, lo que está en consonancia con el objeto mismo del pase, donde se trata la soledad de la relación con la causa. Es a cada uno que le corresponde asumir su deseo de pase, antes y después del pase, solo con su causa. Estamos ante un punto de estructura que cada uno debe tratar, ciertamente, a su manera.

Pero, en cualquier caso, ¿cómo trata la cosa la Escuela? Si deja que se pierda, en el silencio, el deseo que ha sido animado para el pase, esperando poder hacer brillar « la piedra preciosa » de la que hablaba Hugo Freda, ¿no corre el riesgo de perder su alma de Escuela...?

Es formidable histerizar a todos nuestros jóvenes colegas alrededor de su análisis y de los momentos de franqueamiento... pero qué será de su entusiasmo, de su energía, de su pertinencia, si ellos, que constituyen el vivero de la ECF, haciendo esta apuesta del pase se encuentran después solos en su relación, su deseo de Escuela, bajo el pretexto de la relación solitaria a la causa...

El pase es un dispositivo muy bien estructurado, pero parece funcionar como un islote en la Escuela, y los miembros de la Escuela, así como los miembros de los satélites de la Escuela, devuelven el silencio que ella misma mantiene sobre lo que la preocupa.

Nos lamentamos del hecho de que no hay demandas de pase... Hay algunas, sin embargo, y sin duda más que las dos de los AEs. Decir que la caja que recoge las demandas estaba vacía, olvida, incluso anula, los pocos pases que ha habido, excepto aquellos que han dado lugar a una nominación.

Pero, no nos quedemos aquí. ¿Podríamos saber ya cuántos miembros actuales de la ECF se presentaron un día al pase? Me atrevo a pensar que hay ciertamente bastantes, pero pocos se han arriesgado a hablar de ello desde el momento en que no hubo nominación. Algunos pocos textos... ¿Por qué, entonces? Sería éste un pecado respecto al culto de la excelencia, el no haber respondido a lo que Catherine Lazarus Matet llamaba el sábado « el perfil del AE »?

¿Qué advino del deseo puesto en juego por cada uno de ellos en el pase? ¿Cómo se ha desplazado en el vínculo con la Escuela, gracias a qué encuentros, a qué contingencias, a qué ruegos, y en qué trabajo por el psicoanálisis, con el objetivo de que viva el psicoanálisis lacaniano? ¿Cómo cada uno/a ha sorteado su deseo de transmitir, de enseñar? Y ¿cómo el análisis se ha visto o no relanzado?

Siempre se puede enviar de nuevo al pasante rechazado a su análisis, a lo que del inconsciente no cesa de trabajar al sujeto. Ciertamente, tiene toda su pertinencia el hecho de que cada uno saque su provecho de lo sucedido. Pero, sin embargo, la Escuela, ¿está ella dispensada de interrogarse sobre la suerte que reserva para lo que le ha sido dirigido como respuesta al deseo que ha suscitado...? Esta Escuela de psicoanálisis interesa, las jornadas de noviembre testimonian de ello... Deshelar el secreto no excluye la discreción, encontrar la justa medida sería saludable. Evidentemente, solamente el deseo no es suficiente para dar un contenido que produzca enseñanza de psicoanálisis. Pero, ¿hay que creer que pases escuchados que no dieron lugar a nominación no puedan producir ninguna enseñanza para la Escuela? Están las enseñanzas de los carteles (quizás algo discretas hasta el momento); ¿puede haber otra vía que vivifique el vínculo con el pase en la ECF? « El pase tiene su ritmo », decía Hugo Freda. Para que esta pequeña frase no resuene como una lenguaje esteriotipado podríamos, quizás, preguntarnos quién va a dar su ritmo y cómo...

[Le Journal des Journées nº 79]

El Pase 1Nº 57 (14 de noviembre de 2009)

Traducción: Iván Ruiz

Una posición analizante.

Patricia Tassara

Estoy de acuerdo cuando se dice que sin pase no hay Escuela y que si el pase no anda, la producción de analistas de una Escuela, está tocada incidiendo por lo tanto en la formación y por supuesto, en la práctica. El pase ha sido para mí una orientación en sus tres vertientes: análisis, práctica y de formación. ¿Cómo se sostendría lo real de cada experiencia analítica sin el pase en una Escuela de analistas lacanianos?

También coincido cuando algunos textos sitúan la importancia de trabajar sobre la pregunta acerca del final de análisis-hoy. Me pregunto cuántos ex AE tiene la AMP desde la instauración del dispositivo. Sería interesante escucharles hablar sobre el efecto actual del final alcanzado en aquél momento de pase y nominación. Pero no son los únicos que pueden decir algo sobre esto. Por ello he decidido, dar cuenta de mi experiencia como pasadora y pasante transmitiendo los efectos de dicha experiencia para pensar acerca de la relación entre saber y satisfacción, los finales de análisis.

El pase a la entrada

Estoy vinculada al dispositivo del Pase desde el año 1999, cuando tras haber sido adherente al grupo valenciano desde hacía aproximadamente 4 años, sumado a la crisis-disolución del 98 más los pasos dados en los primeros 6 años de análisis, decididamente se conformó para mí, el deseo de pertenecer a la ECFB bajo la modalidad del pase a la entrada vigente en ese momento, en vez de hacerlo por la vía de la demostración del trabajo. Quería reclutarme por la creencia en el inconsciente, el mío, haciendo un ejercicio de enunciación, un esfuerzo de transmisión.

Esa primera experiencia con el dispositivo fue muy positiva como lo fue el encuentro con los pasadores. El atravesamiento de esa puerta del pase fue para mí, mucho más que dar cuenta de estar en análisis. Tuve la oportunidad de situar el entrecruzamiento de síntoma y el fantasma [ S/ <> a ] . Salí de ese pase renovada. Los efectos no se hicieron esperar. Se reavivó mi transferencia con la formación que dispensa el Seminario del Campo Freudiano en Valencia (que había suspendido tras la crisis valenciana), decidí cursar la Tétrada de la Sección Clínica en Barcelona y comenzó el trabajo de transferencia en la Escuela. En cuanto a la práctica, ésta se alivianó, mejorando notablemente, en tanto ahora había más luz en aquello sobre lo que me había autorizado, despejando así la escucha.

Tras la respuesta particular, el silencio.

La respuesta del cartel, fue la admisión a la Escuela como miembro. Al terminar de leer esa grata respuesta…no había nada más, el resto del folio estaba en blanco (en aquél momento aún se enviaban cartas). Ese vacío tuvo su efecto a posteriori, del que daré cuenta. Durante mucho tiempo también me pregunté acerca de la ausencia de informes, sin saber si era un silencio o discreción. Hoy puedo decir que para mí no era posible hablar de esa experiencia como pasadora, como lo hago ahora a cielo abierto, cuando los mismos cárteles no se pronunciaban. Ahora es un buen momento que hay que saber atrapar, para transmitir esa experiencia. Es un esfuerzo de transmisión, con la necesaria discreción del bien-decir, sabiéndome aún analizante en análisis.

Pasadora de dos momentos de Escuela.

Hace 10 años, el analista me designa pasadora. Fue para mí una sorpresa y una alegría. Aún estaba vigente la entrada por el pase y llegué a escuchar un pasante que lo pedía a mediados del 2000, pero rápidamente se derogó esta modalidad. En su momento, escribí artículos a la red y organicé distintos espacios en Valencia sobre el pase: con mis colegas valencianos y también invitando AEs, en un intento de cernir nuestras preguntas. Esto no sólo se hizo en Valencia. Pero a pesar de ello, un real de pesado silencio se hacía escuchar.

La modalidad del pase a la entrada tuvo su lógica propia en el momento justo produciendo un entusiasmo necesario pero: ¿Se produjo una multiplicación de autorizaciones? ¿Se produjo una inflación identificatoria en la figura del pasante? ¿Se olvidó que detrás de la posición de pasante estaba la de ‘aún’ analizante?. ¿Se tomó la experiencia de pasaje por ese dispositivo como una autorización del Otro de la Escuela? O como dice J.A.Miller en Journal “Cuando apareció que los jurados del pase a la entrada no habían ido mucho más lejos que verificar que el sujeto en cuestión estaba en análisis, este ‘pase a la entrada’ fue suspendido”. ¿Significa que los jurados perdieron su transferencia de trabajo con los pases a la entrada? En todo caso, se trata de renovarnos con el Pase sin tropezar con la misma piedra.

Los pasadores

En cuanto a los pasadores puede ser que en algunos casos, no en todos, la experiencia de pasador invite a hacer el pase o lo precipite. La experiencia como pasador permite abonar la confianza en el dispositivo en tanto él está “en la cocina de la Escuela” (X Esqué) pero el final de análisis de un pasante no depende de dicha función.

En cuanto a “que se nombren muchos pasadores” para promover la participación en la experiencia, tampoco creo que sea la vía. Lospasadores son fundamentales y deben ser bien designados. Poder debatir a nivel de Escuela sobre qué se sostiene la designación de un pasador - ahora que tenemos varios AME en la ELP- sería otra manera de debatir sobre el pase. Son principalmente los AME los que deben hacer un esfuerzo por transmitirlo.. Esa designación tiene efectos sobre el paciente y quizás también en el analista. Algo cambia allí.

A mediados del 2002 vuelvo a experimentar como pasadora la escucha de un segundo testimonio, esta vez de final de análisis, que transmití al cartel y del que se decidió una nominación de AE. Una de las cuestiones más importantes que ese testimonio dejó en mí, fue la confianza en el dispositivo, que va más allá de las ‘personas’ que lo integran, como algo fundamental para que un analizante decida atravesar la puerta del pase y constituir una Escuela.

El pase

Los efectos en mi análisis no se hicieron esperar durante los años que siguieron y a finales del 2004, creo estar convencida de haber llegado al final tras el encuentro con el S (A/), de una manera inédita para mí. El pathos del síntoma había desaparecido. Había obtenido importantes conclusiones. Pero sobretodo, descubro una nueva y singular satisfacción que me otorgaba la ganancia de saber del inconsciente. La libido había sido retirada del fantasma. Aquello que antes sufría, ahora lo bailaba con el tango!

Salgo del análisis confiada y decidida a dar cuenta de ese final, atravesando por segunda vez la puerta del pase. La experiencia, aunque segunda, era renovada. El encuentro con los pasadores fue inolvidable, muy bueno nuevamente. No hubo una nominación pero sí una muy buena respuesta.

Me hizo falta un tiempo de dos años para poner a prueba ese final y darme cuenta que la solución obtenida hasta ese momento era insuficiente cuando la angustia volvió a señalar un real tras un acontecimiento de vida. Retorno al análisis sin dudarlo!. “El lazo tiene que ser recorrido varias veces. En efecto, la única manera de dar cuenta del término ducharbeiten, de la necesidad de elaboración, es concibiendo cómo el lazo ha de ser recorrido más de una vez”. J. Lacan Seminario 11 pag 140.

Entendí que había quedado fascinada con el S(A/), y el importante alivio terapéutico alcanzado, que junto con la satisfacción que otorgaba el saber, había tejido un nuevo velo para el objeto a, impidiendo su última extracción.

Arreglármelas bastante con un síntoma aliviado, no era saber-hacer con el sinthome.

Enseñada por una suposición vacía.

El cartel del pase

El pasado año, el Secretariado del pase me propone formar parte del Cartel del Pase

D 7. Verifiqué en dicho trabajo, que todos estamos allí en posición analizante, posición que permitió al cartel, decidirse por una nominación de AE con la intervención de un éxtimo. Fuimos enseñados. Escucho por segunda vez el testimonio de un AE, pero desde la transmisión de los pasadores. No veo la hora de poder estar en el próximo Congreso de Paris para escuchar a todos los nuevos AEs nominados!

El trabajo en el cartel del pase me permitió una importantísima vuelta en mi propio recorrido. Por ahora puedo decir que es muy importante diferenciar la satisfacción de saber-sobre un modo de goce, de la satisfacción ‘sin saber previo, solamente posible con la extracción del objeto a.

No se trata de un saber –hacer con la falta (lógica fálica) sino de un saber- hacer con el sinthome es decir, un saber-hacer justamente conel agujero en el saber (lógica del no todo) Es la incompletad del saber del Otro. Reencuentro así, el blanco del folio! Un saber imposible en tanto real, que sólo puede ser entre-dicho desde la soledad con mi propio acto de hablar que apunta a una ‘nueva alianza’ con el goce particular- con la Escuela –con el partenaire sintoma, más allá del Otro que no existe.

Patricia Tassara

Valencia, 19 de enero de 2010


Sobre condición y nombramiento:

A propósito del diálogo entre I. Depelsenaire y J.A Miller

Montserrat Rodriguez

En 2005 en una conversación con un miembro de la Escuela, dije: donde está mi trabajo, está la Escuela. No había solicitado aún la admisión como miembro; era socia. Hoy sigo siendo socia, consciente de mi participación asociada, y no menos consciente de no haber sido admitida como miembro. Solicité la admisión en el 2008, momento en el que supe de mi compromiso con el proyecto, con la Escuela como proyecto, con mi deseo de hacer existir el psicoanálisis desde el lugar que me conviene que es simplemente el que me permite trabajar ¿Qué me permite trabajar? Lo mismo que me permite hacer con lo imposible, y eso tiene que ver con la simpatía por un cuerpo del que no soy miembro; suena un poco esquizofrénico… bueno, es un juego de palabras… Tomo de la física el término simpatía para referir mi relación con la Escuela como espacio en formación y a interpretar en la que el analista es sujeto en formación, analizante; hablo pues de la simpatía necesaria para hablar de los efectos de formación, de la puesta en forma de esos efectos y de lo que conlleva esa formalización. De esa formalización van hablando en El Debate de la ELP Ives Depelsenaire y J.A Miller; hablan de lo que pertenece a la inconsistencia de la Escuela, algo que va más allá de una actualización de su “histórico”; hablan de lo que está presente hoy.

La acción de la que hablo, la presentación del deseo de ser miembro de la Escuela, se hizo efectiva en el Pase. El procedimiento me permitió situar con claridad mi relación con la Escuela. El resultado del cártel del Pase fue: El cartel no concluye con su nominación como AE. La anima a continuar trabajando sobre el anudamiento esbozado en su testimonio. En Barcelona a 22 de febrero de 2008.Hilario Cid, Más Uno del Cartel D6.

Tampoco fui nombrada AE, para mi sorpresa ¡Vaya año! me dije, a ver cómo voy haciendo con ese par de negativas. Lo voy viendo, sí. Ví el funcionamiento del dispositivo del Pase y voy viendo la con-secuencia en mi clínica; consecuencia importante porque afecta a la clínica psicoanalítica. Esa ha sido mi sorpresa, una muy grata sorpresa.

No ser miembro y estar en una posición asociada sitúa mi relación con la Escuela en un régimen de extimidad, y esto no hace obstáculo al compromiso que supone una elección en la que lo sinthomático está comprometido, porque ese es el compromiso, lo que sintomáticamente me anuda. Hablo de un compromiso que está en la lógica de mi estilo, lógica que el sujeto Escuela re-presenta; lo representa y lo vuelve a presentar como faltante, una y otra vez, permitiéndome hacer sabiendo con lo que hago.

Lo que hago: Mi trabajo, la práctica privada del psicoanálisis y su aplicación en instituciones socio-culturales españolas, goza de la ubicación lógica de la que voy hablando. La afirmación de 2005 situaba la misma posición que sostengo hoy: la Escuela es la actualización de un proyecto al que me asocio y con el que se me asocia allí donde intervengo profesionalmente, en "la ciudad", por ejemplo en el Museo d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) en el que dirijo desde 2003 un proyecto de aplicación del psicoanálisis trabajando con personas afectadas de trastornos mentales graves, o en otras ciudades españolas impartiendo conferencias y seminarios que emergen de la impureza de mi deseo… y lo hago sin ser médico ni psicóloga… me llaman porque interesa mi funcionamiento, el de una psicoanalista lacaniana asociada a la Comunidad de Catalunya de la ELP. Eso lo se y se sabe. Cuestión de confianza en el sujeto supuesto al saber.

Montserrat Rodríguez

Socia de la Comunidad de Catalunya de la ELP

Apuntes acerca del Pase

Magda Bosch


Recibí con interés y alegría, la circulación de los debates de la ELP y, en particular la propuesta de orientarlos en torno al pase.
Propongo añadir a las cuestiones suscitadas un acento especial en la posibilidad de reflexionar sobre los caminos abiertos a partir de los efectos del pase.

A partir del Sinthome.

De los efectos del pase tenemos testimonio, gracias a la transmisión, uno a uno, de los producto post-pase (post parto),que, por lógica y por fortuna, se dilata y se dilatará en el tiempo, mas allá de los dos años estipulados.

A pesar de ellos y de su transmisión , a pesar de que ,en teoría, nos adscribimos a la progresión de los cursos de Miller y dado que en el sinthome se cristaliza lo mas singular de cada ser hablante que hace de la experiencia de análisis causa, sorprende constatar la uniformidad del discurso de los miembros en la escuela y la incansable repetición, año tras año, de los mismos esquemas de funcionamiento, sin que se de ni la palabra, ni la ocasión a la sorpresa, no sea que se rompa el goce de la rueda pegoteado a la institución.

Cambiamos los nombres de espacios y encuentros sin que los discursos cambien, ni el estilo del acto, ceñidos siempre a los mas estrictos protocolos. La única sorpresa, ya repetitiva, es chocar de bruces con lo que llamamos conversación.
El simposium griego, por lo que leemos, estaba mucho mas cerca de ese título, alojado también, como es imprescindible, en un marco pautado de antemano y coordinado por un simposiarca.

También sorprende, año tras año, la distancia entre lo que teorizamos y lo que testimonian nuestros hábitos. Siempre lo mismo....reza un spot televisivo, huella de goce, antes que el zapping lo acalle.

Caricaturizo, lo sé, y que conste que me incluyo en este muestrario, ya que nunca di con la buena manera de enunciar lo que percibía como sintomático. Nunca tuve el don de la palabra fácil, mi ritmo no es rápido y gusto además de dar forma al pensamiento a través de la escritura de la que uso para armar un decir, para organizar un concepto.

Reconozco que, ahora que hay trompetas de cambio, salgo por el camino de la exageración. Camino, que no hace justicia a los muchos analistas que, gracias a una dedicación incansable, propiciaron la continuidad del discurso analítico.

.Me disculpo, solo quiero subrayar que, en mi opinión, se trataba de una dedicación inscrita, aun, en el modelo del guerrero aplicado.

La irrupción de los vientos de Valencia, soplos de aire fresco, seguidos del debate promovido por JAM, dan aliento a sumarse al mismo con el deseo de encontrar los canales mas adecuados para difundir y sustentar la causa en el territorio en el que nos movemos

Dicho esto, pienso en el interés de la elaboración de una política sustentada, en las producciones de los AE y en las conclusiones extraídas de los debates sobre el pase.

Una política del SINTHOME?

Pregunta que me agujerea en la actualidad y me permite articular un tema de reflexión de la Escuela Una con el trabajo de La Cruïlla de recerca: Creación y Psicoanálisis.


Magda Bosch

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