La vibración de las palabras deriva de lo que las normas no pueden contener, por Claire Piette
Sólo quedan dos semanas para conocer la suerte de Asli Erdogan,
condenado por amenazar la unidad del Estado turco en sus crónicas; corre
el riesgo de una condena perpetua. Autor reconocido fuera de las
fronteras turcas, traducido y publicado en diferentes lenguas y de las
cuales la traducción francesa de su último libro es de nuevo publicado
por Actes Sud (1) . De su escritura aflora una fragilidad que
busca liberar las tensiones infantiles por el miedo a la violencia. Su
primer asilo : la escritura.
En 2015, Erri de Luca, escritor que no renuncia « a defender la libertad de la palabra de los sin voz y los pobres » ha sido condenado en Italia por « incitación al sabotaje »
(2) bajo pretexto de que habría utilizado lo inequívoco de esta palabra
provocando así actos delictivos por su « portavoz ». ¿Pero eso
significa la univocidad de la lengua?
Los ataques a los escritores son indicativos de la violencia con la cual
queremos nombrar la lengua que nos habita, en un intento ilusorio de
hacerla transparente a sí misma.
En este My Way, Renata Cuchiarelli hace una valoración a partir del
libro, Un mundo feliz de Aldous Huxley cómo la ciencia tecnicista tiene
la ambición « de anular todo sujeto constituido por el encuentro con el
lenguaje » mientras que Serge Cottet nos indica el estatuto real de lo
escrito como lo que desregula las normas. Pierre Malengreau Yohan de
Schrijver y Maxime Hannequin se centran en Ponge Pessoa, Lovecraft que
han ocupado la posición de ser « hereje de la buena manera » (3) en un
trabajo incesante por retomar con la vida. Para la primera, poniendo de
relieve la materialidad de las palabras, para la segunda la escritura
abre la vía a su « yo » reducido a persona, la posibilidad de ascender
para no caer al vacío. Para la tercera, la vida siendo solamente « broma
», la escritura, calificada como un « elegante entretenimiento » viene a
bordear la ironía mortal.
Sophie Simon evoca la práctica singular de la escritura de Amélie
Nothomb y cómo la publicación de algunos de sus escritos es una manera
de no ahogarse. Joséphine Duquesnoy nos habla del espectáculo « Ça ira »
de Pommerat como el eco de lo que no cesa de no escribirse en el decir.
Finalmente con Raphael Montague, descubrimos la invención de Derek
Pyle: a partir de Finnegans wake, ha creado una obra musical original,
colectiva e independiente de las restricciones normativas.
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