Gerardo Arenas
según Galileo
Diálogo sobre los dos reales sin ley
comentado por Anne Ganivet-Poumellec
« Salviati, Sagredo et Simplicio », "Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo" Galileo, 1632. |
La ciencia, querido Sagredo, no se ocupa de lo real. No es este un concepto o una noción que le incumba. Estudia la naturaleza –y por su acción la desnaturaliza– para saber cómo funciona –y hacerla funcionar contra natura. Para la ciencia, la naturaleza es lo que hay, lo que hubo, lo que podría haber… siempre y cuando no sea singular ni subjetivo *. Y lo que hayya no se confunde, como antes, con lo que es: sólo se refiere a lo que puede tener algún efecto, una Wirkung.
–¿Un ejemplo?
Por siglos se discutió si la luz era onda o partícula, pero, tras el triunfo de la teoría cuántica, si preguntas al científico qué es la luz, te responde con una chanza: Los lunes, miércoles y viernes, funciona como partícula; los martes, jueves y sábados, funciona como onda. ¿Y los domingos? Yo no trabajo. Así te da a entender que no sabe qué es la luz pero que eso no le impide operar con ella, y también que sus efectos dependen de la acción que él ejerce, ya que la luz "funciona" según el tipo de experimento que realice.
–¿Por qué deja aparte los domingos?
Tal vez así reserve un lugar para Dios.
–Pero esto sólo vale para la luz…
Vale para todo el mundo físico. Hoy la physis no es palpable ni intuible, aunque ello no le quita el sueño al científico que busca desentrañar cómo funciona.
–Es decir, su ley.
Sí. La ciencia avanza sin pausa, no sólo en busca de leyes cada vez más precisas y abarcadoras: además apunta a lo radicalmente necesario.
–¿Cómo es eso?
Antaño buscaba descubrir leyes, cuya contingencia empero dejaba a Dios el papel del demiurgo que las había forjado a su antojo, mientras que hoy busca una ley que haga de esas leyes una consecuencia necesaria.
–Entonces, ¡Ananké tiene a Zeus contra las cuerdas!
Davies, en The Mind of God, dice más o menos eso.
–¿Algún día toda la naturaleza estará al alcance de la ley?
¡Seguro que no! Piensa, Sagredo, en los insondables agujeros negros, o en los primeros instantes del universo luego del Big Bang: ambas singularidades salen del ámbito regido por ciertas leyes.
–¡Por favor, Salviati, explícamelo con algo que me resulte más familiar!
Tienes razón. Te daré tres ejemplos que están al alcance de tu mano. No hay ley que permita predecir la forma que tendrá el próximo rayo que caiga de una nube, el número que saldrá en la próxima tirada del dado, o el estado del clima dentro de un mes. El rayo, el dado y el clima son sistemas caóticos, con efecto mariposa, y muestran que el imperio de la ley no es exhaustivo.
–Esa naturaleza que definiste al comienzo –lo universal que hay, que hubo, o que podría haber– es capaz de ejercer efectos, Wirkungen, y en eso coincide con una de las tantas cosas que Lacan, alguna vez, llamó reales –por ejemplo, en la segunda clase del Seminario 4. O sea que las singularidades gravitatorias y los sistemas caóticos muestran el real sin ley para la ciencia.
Sí, en ciertas zonas de ese real, la ciencia se topa con los límites de algunas leyes.
–¿Qué relación tiene ese real, el de la ciencia, con el real propio del análisis?
Es una pregunta pertinente, ya que para Lacan el análisis no era una vía de acceso a lo real (que no existe), sino a un real más bien pulverulento. Miller lo subrayó en El lugar y el lazo.
–Además, en El sinthome Lacan dijo que ese real no tenía orden ni ley, o sea que aquí el real sin ley del psicoanálisis se entronca con el real sin ley de la ciencia, ¿no?
De ninguna manera. Ya sea con o sin ley, el real que responde al discurso científico es universal y aspira a ser necesario, como ya dije, mientras que el real propio del discurso analítico es singular y por sus venas corre sangre contingente. No hay, entonces, nada que los ligue. Estos dos reales sin ley parecen no compartir más que el nombre que, mediante un mero artificio, les hemos dado.
–¿No crees, Salviati, que haya entre esos dos reales alguna comunidad de género?
No lo sé, Sagredo, pero me inclino a pensar que, quien apueste a que sí, perderá su dinero.
Comentario en vivoEste diálogo es un homenaje a Galileo, sobre quien la tradición católica, amo del saber en ese entonces, hizo su conocido proceder. También es una puesta al día, en el siglo XXI, entre Salviati y Sagredo quienes prescindiendo del tercero, Simplicio, representante de la tradición, proponen un diálogo sobre lo real, no para establecer cuál de las tesis entre psicoanálisis y ciencia prevalece, sino para constatar un hiato.
La ciencia y el psicoanálisis tienen en común apostar sobre los efectos, la Wirkung, y constatan el mismo tope: un real sin ley. Sin embargo, una probable disyunción será el resultado de este diálogo: el real sin ley empuja a la ciencia a producir otra vez una respuesta de forma universal y necesaria. Para el psicoanálisis lo real constituye más bien una respuesta contingente.
« El discurso psicoanalítico no es un discurso científico, sino un discurso cuyo material es suministrado por la ciencia, lo que es diferente » nos dice Jacques Lacan es su seminario «…ou pire », página 141
Anne Ganivet-Poumellec
La ciencia y el psicoanálisis tienen en común apostar sobre los efectos, la Wirkung, y constatan el mismo tope: un real sin ley. Sin embargo, una probable disyunción será el resultado de este diálogo: el real sin ley empuja a la ciencia a producir otra vez una respuesta de forma universal y necesaria. Para el psicoanálisis lo real constituye más bien una respuesta contingente.
« El discurso psicoanalítico no es un discurso científico, sino un discurso cuyo material es suministrado por la ciencia, lo que es diferente » nos dice Jacques Lacan es su seminario «…ou pire », página 141
Anne Ganivet-Poumellec
Traducción: Catery Tato
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