Durante el primer fin de
semana de octubre, la Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona participó de
un acontecimiento cultural, nuevo en la ciudad de Barcelona, llamado Barcelona Gallery Weekend (BGW) impulsado
por Art Barcelona (una asociación de galerías de arte contemporáneo).
Dora García, artista
contemporánea de reconocido prestigio internacional, fue quien eligió, la
Biblioteca del Campo Freudiano como “un lugar especial” para llevar a cabo tres
actividades en tres jornadas consecutivas.
El jueves 1 de octubre,
después que Emilio Faire, director de la Comunidad de Catalunya de la ELP diera
la bienvenida a los visitantes, Dora García presentó su obra que consistió en
una visita guiada a través de los libros de ficción que forman parte del
contenido de la biblioteca. Dispuso los libros sobre la mesa, unos abiertos,
otros cerrados, algunos de pie y los fue señalando con citas que ella había
encontrado, o que tal o cual libro, le habían sugerido.
Su obra confirmaba su idea
de que no sólo hay una relación entre el lector y los libros, sino que los
libros tienen una relación entre ellos.
Partiendo de un librito que
recogía el texto de Freud, “Lo siniestro” Dora García nos contó que para ella,
el término “Lo siniestro” no recoge del todo lo que expresa el término alemán unheimlich
ya que éste expresa tanto lo familiar como lo extraño, mientras que “lo
siniestro” nombra sólo una parte. En su recorrido, se detuvo en Borges
sorprendida de que hubiera escrito un libro sobre el budismo y en Siete
noches de donde obtuvo la cita: “Los sueños son lo que contamos de los
sueños. Los mejoramos. Son una obra de ficción”. De Stefen, el héroe de
James Joyce, destacó otra cita: “el héroe es el que no hereda”. Le sorprende
que la editorial que tradujo al catalán el Ulises de James Joyce, el Sr.
Joaquim Mallafrè, se llamara Leteradura por su parecido con el texto lacaniano
“Lituraterre”. De los libros que encuentra de Samuel Beckett, destaca el
cuidado y la belleza de las ediciones. De Fiódor Dostoyevski, destaca otra
cita, “el parricidio es inseparable de una compleja relación fraternal”.
También se detiene en Kafka sorprendida de hallar en Cuadernos en octava,
una cita que sabía de memoria, que la tenía presente muy a menudo pero que no
sabía a qué libro pertenecía: “cada hombre lleva en sí una habitación”. En esta
visita también echó de menos algunos autores como Herman Melville, Roberto
Arlt, Macedonio Fernández y El Horla de Guy de Maupassant.
El viernes 2 de Octubre y
tras el saludo de Lidia Ramírez, directora de la Biblioteca del Campo
Freudiano, tuvo lugar una animada conversación entre Dora García, Estela
Paskvan, Miquel Bassols, Enric Berenguer, Nora Catteli, Norberto Ferrer y
Montserrat Rodríguez acerca de la fundación de la Biblioteca del Campo
Freudiano. La velada se desarrolló cual entrevista colectiva animada por la
artista cuyo interés por la obra de James Joyce la llevó a encontrarse con el Seminario
XXIII El Sinthome de Lacan, hasta llegar a los psicoanalistas
lacanianos y a la Biblioteca del Campo Freudiano. La conversación partió con
una reflexión sobre el arte contemporáneo como acto político, la vertiente
activista del artista y los recuerdos sobre lo que supuso en su momento, en
Argentina, un festival de arte conocido con el nombre Tucumán Arde que reunió
distintos artistas del momento.
Las preguntas inquietas de
Dora García por saber acerca de la coyuntura en la que se fundó la Biblioteca
Freudiana de Barcelona, llevaron a sus invitados a rememorar la figura de su
fundador, Oscar Masotta. El contexto del exilio en el que se vieron inmersos
varios argentinos allí presentes, abrió la presentación del que fue fundador de
la Biblioteca Freudiana de Barcelona en 1977 e introductor del psicoanálisis
lacaniano en España. Cada uno, desde su experiencia, fue relatando aspectos de
la persona, el estilo, el carisma, la manera de hacer de Masotta y cómo su
encuentro con él forma parte de sus vidas.
Miquel Bassols destacó la
certeza que Masotta tenía en el texto de Lacan, la transferencia que estableció
con su palabra y su obra. A su llegada a Barcelona en 1975, con un estilo
sistemático y salvaje –al parecer una marca un tanto argentina- fue organizando
grupos de lectura de Freud y Lacan a los que acudieron los jóvenes más
inquietos que no se conformaban con el panorama desolador de las universidades
de su época.
Entre todos testimoniaron
de un rasgo de errancia y lucidez que encontraron en la potente figura de Oscar
Masotta; el empuje de un deseo que lo llevó a dar conferencias y crear grupos
de estudio y lectura “en donde uno, cuando llegaba, sentía, -no sin cierto
efecto de angustia- que era escuchado”, como contaba Enric Berenguer.
Estela Paskvan recordaba su propia llegada a Barcelona a casa de Masotta, como
algo inseparable de la fundación de la Biblioteca. Masotta no tuvo, sin
embargo, un proyecto inicial de hacer escuela. A nuestro entender, lo que
transmitieron sobre él era que, precisamente ese modo salvaje y errante, esa
propuesta firme de enfrentarse al texto de Lacan y Freud sin más dilación ni
convencionalismos de ningún tipo, fueron elementos fundamentales para que, en
poco tiempo, despertara la posibilidad de existencia en nuestro país del
discurso analítico. En un periodo que no superó los cinco años (la muerte lo
sorprendió en 1979), Oscar Masotta había logrado dejar la semilla del discurso
del psicoanálisis lacaniano en un país gris, apagado y que recién despertaba de
la pesadilla del franquismo. Su enunciación fue diseminándose por todo el
territorio y constituyó un germen que no murió con él, sino que prosiguió y
posibilitó, tiempo después, la aparición de la Escuela Lacaniana de
Psicoanálisis. Su vivo interés en el arte, la literatura y otros campos de la
cultura, habían suscitado el interés de Dora García por Oscar Masotta cuyas
preguntas funcionaron como una excelente chispa que dio vida a una conversación
en homenaje a este pionero del psicoanálisis lacaniano tanto en Argentina como
en España. Una interesante iniciativa surgió de esta conversación, la de
rescatar las Conferencias Oscar Masotta.
El sábado por la mañana el
animado ambiente de conversación de la noche anterior, continuó entorno al Seminario
XXIII El sinthome de Lacan. Rosa Godínez, secretaria de la Comunidad
de Catalunya, presentó a los invitados. En esta ocasión Dora García conversó con
Xavier Esqué y Patrick Bohan estudioso de la obra de James Joyce.
Dora García habló de su
encuentro con Joyce, de su acercamiento paulatino hasta encontrase con Finnegans
Wake. Testimonió de la alegría que transmite el texto, más allá de su
sentido. Xavier Esqué puntualizó que los psicoanalistas, si bien no somos
estudiosos de la obra de Joyce, estamos interesados por los desarrollos que
llevó a cabo Lacan en su última enseñanza que versan sobre Joyce. Eligió
explicar el concepto de singularidad como aquello que rescató Lacan para dar
cuenta de lo que llamó el sinthome de Joyce. Este término de
singularidad en psicoanálisis está en los límites de la lógica, es algo que no
se puede decir, y entonces Lacan dijo que sinthome era el nombre de
Joyce. La escritura de Joyce da cuenta de un tratamiento del goce.
Por su parte Patrick Bohan
aportó cuestiones interesantes entorno a la figura de James Joyce. Era alguien
que había perdido su fe, pero necesitaba la estructura de la iglesia para
hacerse él padre de la iglesia. Su escritura es una suerte de intento de
rescatar el discurso del amo, sin amo. A propósito de Dublineses, basada
por entero en el malentendido, Patrick resaltó el anhelo de Joyce por lograr
encontrar la comunión. A propósito de esta comunión, Howard Rouse intervino
para resaltar la función de síntoma que supuso Nora, su mujer. Lacan dijo que
ella funcionó para él como “un guante dado vuelta”.
“La relación sexual que no
existe”, las explicaciones sobre qué es el síntoma o la singularidad para el
psicoanálisis y como para Lacan, en su última enseñanza, el saber-hacer
toma la escena relegando al saber a un segundo plano, fueron conceptos que
circularon por la sala con cierta complicidad, pues de algún modo Dora García
testimoniaba de eso cuando hablaba de su actividad. “Uno cuando crea tiene
un frenesí que lo empuja, una alegría que lo inunda y que no lo deja parar…
cuando terminas, puedes dejarlo y desinteresarte, porque lo que quieres es
estar creando”. Nos explicó su instalación en la Bienal de Venecia sobre el
Seminario XXIII e incluso dibujó en la pizarra los nudos borromeos con
la “salchicha”-sinthome incluida, despertando las risas del público que
concluyeron en una pica-pica mañanero con gorgonzola en honor a la celebración
del Bloomsday. Más de seiscientas personas siguieron esta conversación a
través de la red social Periscope.
Tres encuentros entre
psicoanalistas, artistas, escritores, literatos, etc…, que en definitiva
dieron cuenta de que superar la dificultad de encontrarse con otros discursos
vale la pena, pues ésta es promotora de ideas, de chispas, de cruces y
recuerdos que nos vivifican y generan la alegría de una no-relación muy enriquecedora.
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