Acabamos de recibir con mucha tristeza la noticia del fallecimiento de nuestro colega y amigo Hilario Cid. Hilario ha sido desde los principios del Campo Freudiano en España un compañero de ruta permanente, alguien siempre dispuesto al trabajo y dispuesto, sobre todo, a sostenerlo con el mejor humor. Fue también ese buen humor con el que acompañaba su saber hacer, - tanto clínico, político como epistémico -, el que hizo posible avances decisivos del Campo Freudiano, tanto en Andalucía como en el resto de España.
Desde el Instituto del Campo Freudiano en España transmitimos a los familiares, colegas y amigos de Hilario, nuestro más sentido pésame.
Hace ahora un año, Hilario respondía a las "Tres preguntas..." hacia la Conversación Clínica que versó entonces sobre "El amor en las neurosis". La lectura de sus respuestas, que nos animaron entonces al debate y que adjuntamos aquí, será un buen testimonio de la transferencia a la causa analítica que supo generar en muchos de nosotros.
Miquel Bassols y Mónica Marín
(Coordinación del ICF en España)
X CONVERSACIÓN CLÍNICA DEL ICF-E
Barcelona, 6 y 7 de Marzo de 2010
El amor en las neurosis
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tres preguntas a Hilario Cid
Quiero hacer una consideración previa, a modo de reflexión, que someto a la consideración de los colegas.
Hablamos de que en la actualidad hay un predominio de lo que podemos llamar “la femineidad “. Desde que J. - A. Miller y E. Laurent dictaron el curso en 1996- 97 “El Otro que no existe y sus comités de ética”, esto se nos hizo patente, diáfano, obvio.
¿Cómo se presenta esta feminización en nuestra práctica cotidiana? Voy a apuntar sólo en una dirección. Creo que la feminidad como la entiende Lacan , y me parece que lo repite machaconamente- de tener algunos puntos de convergencia con una estructura clínica, es, no con la histeria, sino con la psicosis. Así, siguiendo esta línea de pensamiento, tendríamos que en la actualidad la delimitación entre psicosis y neurosis puede patinarnos un poco, y por consiguiente podríamos actualmente observar en la fenomenologÃa del amor en las neurosis, aspectos, rasgos, detalles, que nos parecen poco neuróticos. Esto, lo repito- es una reflexión que lanzo para el debate.
Respecto de las preguntas:
1) Sobre el desenamorarse neurótico y sus vaivenes ¿qué podrías decirnos de lo vivido en tu práctica como psicoanalista o cuando alguien te ha consultado?
En la actualidad el desenamoramiento aparece como algo que no tiene el dramatismo de otros tiempos. El desenamorarse podríamos decir que tiene ya un cierto grado de comprensión en nuestra sociedad. Antes el desenamorarse, sobre todo de una mujer, era tal vejación a ella que no se podía esgrimir como motivo de ruptura. Hoy un buen obsesivo es capaz de darlo como razón de una ruptura sin una culpabilidad excesiva.
Me gustaría referirme a un tipo de obsesivo que es casi un “profesional “ del desenamoramiento. He visto últimamente a varios solterones empedernidos que acudían a verme porque el desenamoramiento era el síntoma que los marcaba. Se trata de sujetos que se sienten incapaces de poder sostener una relación estable porque saben que inevitablemente el desamor por su pareja les llega y no pueden seguir. Los tres casos que he visto recientemente tienen en común la presencia de una madre que ocupa tanto terreno en la vida y la subjetividad de estos solterones, que parece no hay lugar para otra mujer.
Respecto a las mujeres, creo que hoy día, al menos es lo que observo en mi práctica, de una manera general consideran el desenamoramiento algo tan natural como el enamoramiento. No tengo ningún caso reciente de una mujer para la que el desenamoramiento suponga un gran problema.
2) ¿Por qué, a veces, al neurótico le cuesta tanto separarse de su amor?
Para esta Conversación hay un texto de obligada lectura. Me refiero a la introducción que hizo Jacques - Alain Miller en la Conversación Clínica del 2002 en Barcelona que llevaba por título La pareja y el amor. Distingue, como sabemos, cinco modelos de relación de pareja. Voy a citar lo que JAM dice del quinto: la perspectiva misma del partenaire síntoma implica una oposición entre la dimensión cerrada del goce autoerótico y la dimensión del amor que se abre al Otro. El amor es lo que diferencia al partenaire de un puro síntoma. Vamos a decir que el amor es la función que proyecta al síntoma en el afuera. Pero, a través de esto mismo, se puede introducir a la vez la idea de que en cierta medida el partenaire es un semblante cuyo real es el síntoma. A veces, en los casos, tenemos este sentimiento de semblante del partenaire y de que lo real del partenaire es un semblante cuyo real es el síntoma del sujeto. No creo que se pueda contestar mejor a esta pregunta. La cita está en la página 20 del volumen que da cuenta de dicha Conversación.
3) ¿Qué síntomas, nuevos o clásicos, presenta -a finales de 2009- el neurótico enredado en un amor no correspondido?
Respecto a los síntomas me parece que no hay en la actualidad mucha diferencia a los de antes: desesperación, depresión, angustia, incluso intentos más o menos serios de suicidio, etc. Sí me parece observar que los síntomas son menos intensos y duraderos que antaño. Es como si actualmente el amor no tuviese la importancia, la relevancia que antes tenía para el sujeto. Quizás ha habido un ascenso de la preponderancia del goce a expensas del amor.
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