- TEORIA Y PRÁCTICA PSICOANALÍTICA DE LAS PSICOSIS
LA RED SOCIAL DE DAVID FINCHER
68ª Tertulia
viernes, 18 de Febrero, a las 17.30 hs.
Café ISADORA. C/ Divino Pastor, 14
La red social sólo necesita su cuarto de hora inicial para presentar de una manera brillante las tres líneas argumentales principales que se irán alternando a la largo de la película a base de saltos temporales: El desarrollo de ese invento (Facebook) y los dos pleitos judiciales a los que se enfrenta su creador. En uno de ellos vemos como demandante a Eduardo Saverin (Andrew Garfield) y en el otro a los hermanos Winklevoss (Armie Hammer) junto a su fiel lacayo Dyvia Narendra (Max Minghella).
No parece que la idea nazca desinteresadamente de su protagonista. Más allá de la veracidad biográfica queda patente que los sujetos algo tienen que hacer con la pulsión. Mejor crear facebook que sacar las armas, en esa sociedad donde se refleja de manera salvaje el capitalismo más voraz. Es arrogante, si, pero su enfrentamiento a los poderes establecidos, representados por los gemelos Winklevoss, tan “aristocráticos” y de buena familia, le lleva a ganar la batalla con la premisa de crear su propio club ante la imposibilidad de entrar en los de Harvard.
La película nos puede invitar a muy diversas reflexiones. Desde lo que implica para cualquiera de nosotros el participar o no en las redes sociales y qué es lo que verdaderamente se satisface en el sujeto que entra y participa en la red, hasta pensar la película cómo una indagación sobre el propio proceso del “creador” de Facebook.
En el primer punto podemos advertir cómo Facebook ha capturado el goce de ver y ser visto, el juego del deseo de ser admitido, de pertenecer a una comunidad y sentir que eres alguien para el otro. Todo ello con la presunta “protección” de la pantalla digital que te hace creer que das la mejor versión de ti mismo y que el otro lo admira y reconoce.
Además nos hace reflexionar sobre la potencia extrañamente adictiva del juego del escondite: te enseño-no te enseño, te invito-no te invito.
Si ponemos el foco en el relato sobre el proceso del “creador” nos surgen infinidad de puntos de mirada: la polémica que viene arrastrada desde Platón sobre si las ideas tienen dueño o pertenecen al mundo de las ideas esperando a que alguien las materialice, la posición masculina localizando como fálica el conseguir más y más de lo cuantitativo y erotizando la relación con la máquina y las batallas, la paradoja capitalista de presunta transparencia en la comunicación frente a opacidad real del dinero, la propia metáfora de Facebook en su creación al poner en juego la exclusión/inclusión en el propio proceso de lealtades y deslealtades con el amigo. En fin un nutrido conjunto de luciérnagas que pueden orientar nuestro debate en el encuentro cara a cara de nuestra tertulia en Isadora.
Olga Montón
En ELÉCTRICO ARDOR LIBROS, Santa Brígida, 9 , Madrid
El acontecimiento más impensable, frente al que todas las palabras palidecen, impotentes, incapaces de alcanzar una representación que lo vuelva imaginable.
El acontecimiento más atroz, diseñado hasta en los últimos detalles, llevado a cabo por agentes anónimos, ejecutando la ciega maquinaria de la muerte técnica, aquella que borra los nombres reduciéndolos a cifras, a cenizas…
Es, no obstante, el acontecimiento imposible de ser ignorado. Porque no puede conjugarse con él el pasado.
Por eso requiere que cada uno admita la incomodidad que despierta, hasta poder encontrar, en su juicio más íntimo, las palabras propias. Desde donde se aviven las fuerzas para declararlo atemporal, incomprensible.
Siempre incomprensible.
Algunos autores han promulgado que la Destrucción de los judíos de Europa trajo consigo el fin del pensamiento, de la poesía, de la historia.
Algunos estudiosos han llegado a concebir el género Literatura del Holocausto.
Algunos supervivientes han escrito testimonios, otros escribieron ficciones.
Nosotros pretendemos crear un espacio de conversación e intercambio en el que se puedan esclarecer muchos de los interrogantes que convoca la Shoah en tanto compromete una dimensión ética insoslayable. La reciente polémica desatada en Francia respecto a Céline, demuestra que un juicio estético favorable no basta para eximir a la literatura de tomar partido.
Vilma Coccoz, psicoanalista, miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
Primera reunión:
Imre Kertész: Lo real y la ficción.
Vilma Coccoz conversará con Daniela Fernández: estudiosa del autor, psicoanalista, miembro de la Ecóle de la Cause Freudienne, vive en París. Ha publicado numerosos ensayos sobre Kertész. En breve aparecerá publicada la entrevista que el Premio Nobel 2002 le concediera el mes pasado en Berlín.
Kertész es húngaro. El hombre nació en 1929. El escritor en 1961. Cuando emprendió la redacción de Ser sin destino, lo separaban quince años de los acontecimientos a los cuales ha sobrevivido gracias a la escritura. Kertész no distingue la realidad de la ficción: “Mi vida puede ser considerada una obra de arte”.
*En hebreo: La catástrofe
PALABRA DE MUJER
Presenta: Eugenio Díaz
Modera: Anna Aromí
Un padre que silencia, un investimiento del objeto oral ubicado en el Otro. La creencia de que dicho objeto podría suplir la ausencia de la relación sexual, como mascara de lo imposible. El análisis ha hecho posible visualizar el plus de goce y su extracción, haciéndose entonces patente la dimensión de lo real y resituando la posición femenina, el no-todo y el paso de analizante a analista.
Pilar González
Librería Tipos Infames. Calle San Joaquín 3.
Andrés Borderias. Director de la revista, psicoanalista, miembro de la ELP y de la AMP.
Joaquín Caretti. Director de la Sede de Madrid de la ELP, psicoanalista, miembro de la ELP y de la AMP.
Ignacio Castro Rey: Doctor en filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid, es filósofo y crítico de arte.
Coordina: Marisa Álvarez. Directora de BOLM, psicoanalista, miembro de la ELP y de la AMP.
EL ESPACIO DE LAS ENSEÑANZAS DE LOS A.E.
XI Jornadas de la Sección de Psicoanálisis en la Asociación Española de Neuropsiquiatría:
El psicótico es un sujeto sujetado al discurso del Otro, el de las primeras dependencias; y a lo largo de su existencia al de aquellos partenaires que eligió como interlocutores privilegiados y que incorporó como imperativos indestructibles de su ser. El sujeto no solo es hablado por el Otro sino que es mirado por sus congéneres por la inversión de su propia mirada que le es arrebatada por los Otros. Las voces, como las miradas de los que le rodean, constituyen las manifestaciones materiales del campo de sus pulsiones vividas como retorno en lo real de aquellas pulsiones habitualmente ignoradas por la conciencia del sujeto.
El sujeto es hablado y mirado por el Otro, condiciones que fueron opacificadas y ocultadas a lo largo de su historia, tras las construcciones imaginarias de su conciencia, y la falta del significante paterno que le proporcionara su sentimiento de autonomía y de libertad para su atribución del lenguaje.
Y de todo este proceso óntico-ontológico da cuenta con su ser el llamado sujeto psicótico. Al ser observado y evaluado por las instancias médico-psicológicas, recursos de la sociedad clasificadora y discriminativa y segregadora que lo reducen a un elemento marginal y marginable, por manifestar su elección de ser-estar en los márgenes del sentido-sinsentido; y tras la disolución del artefacto del yo, del desanudamiento de las tres dimensiones que le constituyen, real, simbólico e imaginario, ofrece la auténtica verdad del ser universal. Su ser dicho, hablado y mirado por el Otro, muestra al desnudo su posición de ser el objeto de goce del Otro.
Cuando el artificio del aparato yo-conciencia se desvanece, es decir el artefacto que opera la apropiación subjetiva de lo que habló y miró el Otro en el sujeto; cuando el sistema YO-Conciencia-síntoma vacila o se desestabiliza, emerge la verdad xenopática del ser del psicótico. Y la desestructuración del eje Sujeto-Síntoma no es más que el orígen de la Forclusión. Sea en su versión restrictiva, es decir aquella que implica la ausencia del significante del nombre del padre y que se traduce en las distintas formas de psicosis clásicas o tradicionales (Esquizofrenias, Paranoias, Psicosis Maníaco-Depresivas, Psicosis Alucinatorias, etc.) que emergen tras un desencadenamieto entre significante y significado; o sea en su versión de forclusión generalizada que es la que padece todo ser parlante, por estar inscrito en el campo del significante, ya que siempre hay un significante que falta en la estructura y en consecuencia hay una falencia de la significación fálica y una precariedad estructural de la función paterna.
De este tipo de forclusión generalizada, y si esta afecta a algunos de los significantes de la serie paterna del universo simbólico del sujeto, se producirán las llamadas por J.A.Miller en la conversación de Antibes, psicosis no desencadenadas, sinthomatizadas, o las llamadas psicosis ordinarias en la extensión del Campo Freudiano. Y a las que preferimos nominar como Psicosis mudas, por la ausencia de los síntomas paradigmáticos de las psicosis extraordinarias de la tradición Kraepeliniana y por que no se detectan signos o marcas de desencadenamiento alguno. Este tipo de psicosis por el artificio de un Sinthôme elevado al rango de suplencia puede conservar al sujeto estabilizado, sin síntomas de la serie alucinación-delirio o simplemente con apariencia de normalidad.
Viernes 4 de marzo, de 17 a 18,30 hs.
(abierto al público)
Via Laietana 64, 2n, 2a Barcelona
Encuentro con Javier Peteiro
Los integrantes del Laboratorio “Criterios científicos y psicoanálisis” mantendremos un diálogo con Javier Peteiro y con el público a propósito de los temas tratados en su libro, de reciente aparición, El autoritarismo científico, (Miguel Gómez Ediciones, 2010).
Javier Peteiro es doctor en Medicina y jefe de la sección de Bioquímica del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña. Ha publicado en revistas científicas artículos relacionados con Biofísica, Inmunología y Nanomedicina.
Coordinación: Miquel Bassols
Asesores: Guy Briole y Vicente Palomera
https://psicoanalisisyciencia.
Resulta difícil concebir un Unamuno contento y relajado. En el imaginario popular su ensayo filosófico 'Del sentimiento trágico de la vida' se confunde con la autobiografía de un intelectual que se las arregló para, por motivos de conciencia, quedar a mal con los dos bandos de la Guerra Civil. Ya en los años 20, el gran filólogo alemán Victor Klemperer dijo de él que era un "gran escritor que cargaba con el peso de la filosofía".
Ahora, a los 75 años de su muerte, la Universidad de Salamanca rinde tributo al que fuera su rector mostrando un Unamuno sereno y casi feliz: el Unamuno dibujante. Desde el 4 de febrero al 30 de abril, el Patio de las Escuelas Menores redescubrirá al público 260 dibujos o, como Unamuno decía, garabatos, en una exposición nutrida sobre todo de los archivos de la Casa Museo del autor en la ciudad y a los que se han unido otros 20 hasta ahora inéditos.
Según Ana Chaguaceda, directora de la Casa Museo, representan el testimonio "más completo conocido hasta ahora" de una pasión privada, un documento excepcional de su intimidad y de su visión cotidiana. Dibujos a menudo sin título, trazados en todo tipo de superficies, como en los márgenes de los manuscritos en los que estaba trabajando o en los sobres de su abundante correspondencia e, incluso, en el reverso de las facturas. Dibujos que recogen, en su mayoría, figuras humanas, perfiles de varones anónimos combinados con una docena de autorretratos. Allí se encuentran los rasgos de su mujer y de sus hijos recogidos con amor. Y, también, la intensidad con que refleja a Jesucristo en la cruz.
También hay animales, ranas, toros y caballos frecuentes en el campo charro, junto con diversos temas que van desde apuntes de la fachada de la Universidad, de las torres catedralicias, o paisajes donde predominan las encinas, esa "flor de piedra" que él asimilaba al alma de Castilla.
Más extraños parecen los dibujos simbólicos, como una cruz que llora con brazos y pies humanos o un Quijote crucificado, en alusión a su 'Vida de Don Quijote y Sancho'. Este último es una excepción pues en la mayoría de los casos, nada en apariencia une una cosa con otra. Sólo en una reedición de Abel Sánchez, Unamuno refiere en su prólogo: "En la primera tirada perjudicóle, sin duda, una lóbrega y tétrica portada alegórica que me empeñé en dibujar y colorear yo mismo".
Esto sirve de referencia a Fernando Rodríguez de la Flor, catedrático de Literatura de la Universidad de Salamanca, para defender en el catálogo la importancia del dibujo en Unamuno. Cree que la obra expuesta revela cuestiones esenciales del autor y deben entenderse como "complemento" de una de las mentes más brillantes del siglo pasado: "Allí encontraba un momento de contacto con el papel que le servía como distanciamiento, relajación y terapia".
En algunas ocasiones, el autor de 'Niebla' (título que asimila la falta de percepción visual a la duda existencial) reconoció la tentación vocacional de la pintura, que quiso afianzar estudiando en el taller bilbaíno de Antonio Lecuona. Sin embargo, como él mismo confesó, la falta de dominio sobre el color le hizo desistir. Tal vez allí se encuentre la razón de su obsesión por retratar el color de los paisajes con prosa magistral.
A pesar de esa decepción, el dibujo ya había logrado prender en su vida como una necesidad expresiva (al igual que la papiroflexia). La exposición presenta a un Unamuno íntimo, en ocasiones de muy buen humor e incluso irreverente. Sin embargo, hay un momento estremecedor. Se trata del retrato de su hijo Raimundo, que padecía hidrocefalia. En un margen realiza un estudio de una mano del niño, paralizada por la enfermedad.
Miguel Ángel Vergaz | Valladolid
sábado 29/01/2011
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