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tres preguntas a Andrés Borderías
1) ¿Por qué ir más allá de la construcción del fantasma?
Como analizante, le contestaré que para mí se trata de obtener un "ya está" que no concluye con el trabajo de construcción del fantasma. Usted sabe que hay varios Lacan, en lo que respecta a la conclusión del análisis, está el Lacan de la travesía del fantasma y el Lacan de la identificación al síntoma, por ejemplo. Este segundo Lacan nos permite entender de otro modo algunos problemas que plantea la salida de la travesía del fantasma. Por ejemplo, el tratamiento de los "restos fantasmáticos". Tras la construcción y la travesía del fantasma, queda aún la relación con lo real. Hay entonces un tramo más que hacer para decidir qué hacer ante el agujero, como afirma Eric Laurent (1).
Hay un querer que depende del sujeto. Es el límite por la satisfacción obtenida.
2) Por qué el pase es tan importante para la Escuela y tan importante en la propuesta de Lacan y resulta que en España tan poca gente lo pasa y/o lo pide (siempre me impresionó el miedo que se tiene a esta cuestión. Los analistas no lo piden por miedo a fracasar ¿o si lo hacen no lo vuelven a intentar?)
¿Cómo valorar si son "muchos o pocos" quienes lo piden? ...ante todo, primero hay que haber concluido el análisis... cuando hacemos cálculo del número de solicitudes de pase hechas durante un año, ¿tenemos en cuenta el número de análisis terminados ese año? Con respecto al "miedo a fracasar", si es así, parece una descripción perfecta de un síntoma digno de un análisis, ¿no le parece? Es posible que en algunos casos, en los que una cura se detuvo en ese punto, alguien pueda formular así las cosas. Pero no es lo que he escuchado de la mayoría de las personas que se han presentado. Aunque quizás tenga usted razón, pero habría que preguntarles a aquellos que terminaron y decidieron no presentarse al pase si fue "por miedo". Y en ese caso, lo relevante es si se trata de "miedo a fracasar" o del "temor a lo real". Sabemos de la tendencia a la obturación de lo real, una tendencia a dormir, a velar, a eludir lo real. Por ello encontramos que una Escuela, por una interpretación quizás, es capaz de recuperar cierto coraje y reincendiar el deseo por confrontarse con lo que tiene el pase de insoportable.
Otra cosa es la decisión de no volverse a presentar, cuando se ha recibido una negativa. Lo que conozco es a título de relatos personales, no ha habido una elaboración pública sobre este asunto. En algunos casos, se trata de una aceptación del carácter contingente del dispositivo. En otros, una transferencia negativa con el mismo, como resultado de la negativa. Hay quien retoma su análisis a partir del no. Creo que hay un abanico muy diverso, tan diverso como experiencias particulares, que queda "unificado" por el silencio. Pero, ¿cómo hablar de ello?, es una apuesta para la Escuela..
3) ¿Hasta dónde llevar a nuestros pacientes? ¿Hasta el desplazamiento del síntoma? Si hay que llevarlos más allá ¿por qué? Y si no es así qué nos diferencia de otras terapias?
"Desplazar el síntoma" no parece lo mejor... más bien el asunto es lo que queda del síntoma tras un análisis. Un nuevo acomodo con el goce, pero a partir de una diferencia crucial con las terapias, que este nuevo acomodo no está al servicio de obturar lo real. Por ello, un análisis concluye, pero no el proceso analítico, ni el trabajo de invención, ya se trate del amor con una mujer, del "amor crítico" con la Escuela. De la elaboración de un nuevo saber a partir de lo que se atrapa del propio inconsciente, o del síntoma postanálisis. Por otro lado, como recuerda Jacques-Alain Miller (2) con una expresión muy bella y que marca otra cara de la diferencia radical con las psicoterapias, tras un análisis "usted espera su verdad, no de un especialista a quien paga, sino del prójimo desconocido".
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1. E. Laurent, La passe et les restes d´identification, Rev. La Cause freudienne nº 76
2. J.-A. Miller, Quand la cure s´arrête, Rev.Quarto nº 96
Preguntas realizadas por: José Manuel de Manuel
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