Anudamientos 4
En este escrito que presentamos a nuestros lectores, María Elena Lora destaca la obligatoriedad para el sujeto del siglo XXI de “mostrarse” para así contrarrestar el agobio del anonimato. Fusión con la masa como fórmula desangustiante para quien se le dificulta su “ser-en-el-mundo”. La exposición de lo éxtimo como finalidad del show-business certifica al menos cinco minutos de fama para garantizar la existencia. Pantalla de TV o de computador que confronta con un saber-hacer frente a la virtualidad como reto actual para el psicoanálisis. Como bien señala F. Kruger: “Ésta atraviesa tanto el orden de la producción como el de la reproducción social, condicionando las modalidades de la articulación del lazo social y de lo real”.[1] Virtualidad. Televisión. El sujeto petrificado por la mirada. Medusa tecnológica. María Elena Lora muestra como la realidad queda cuestionada en un nuevo orden simbólico, planteándose el reto de interrogarse frente lo éxtimo y opaco de lo real del goce.
Johnny Gavlovski E.
NEL Caracas – ACP
La intimidad en el siglo XXI
Aparecer en la pantalla de televisión se ha convertido en un camino para la trascendencia, ¿a qué se debe esta locura?
Hoy, la pantalla como el ojo de la sociedad, de los amigos, de los jefes, de aquellos ante quienes “debemos mostrarnos” es el que señala el camino a seguir para evitar el anonimato, el olvido o caer en el hoyo negro de la soledad.
Vale la pena anotar que para cada ser humano es importante el reconocimiento, sea por sus méritos, cualidades, sacrificios, desgracias e incluso por la transgresión de la ley. Sin embargo, hoy en día, este reconocimiento otorgado por un medio como la televisión enfatiza la perspectiva de la palabra reconocimiento, sólo en el sentido de “reconocer la imagen” y nada más. Estos instantes de fama e inmortalidad tan propios de la actualidad van de la mano de la creciente eliminación de la intimidad, de la pérdida de privacidad y se transforman en un fenómeno donde “lo singular”, el “rincón” de cada uno, es objeto de seguimiento, estudio y transparencia.
La obsesión por escudriñar los rincones, abolir los pliegues, anular los recodos forman parte de la vida cotidiana y esto se observa en el creciente afán de construir ciudades luminosas, casas diáfanas, en la demanda de una política transparente y en el despojamiento de todo velo ante la televisión. Así, esta vorágine de claridad, de iluminación coincide con el desarrollo de un sistema de vigilancia que no da lugar a la discreta residencia de lo íntimo y singular.
De esta manera, se abre un mundo donde el espectáculo y el tedio tratan de convertirse en un modo de vida, donde hasta el más vulgar bostezo puede entrar en la pantalla, en la cadena de negocios. Al menos ese es el panorama que nos imponen “los medios”, cuya dinámica muchas veces se muestra capaz de convencernos de que su agenda es la nuestra y de ordenarnos sus temas. Tal dinámica de un poder exorbitante, termina generándonos la certeza de que la realidad es aquella que las pantallas exhiben sin pudor.
¿Cómo enfrentar este aplastamiento y este vértigo propios del siglo XXI? El psicoanálisis convoca a hablar, a leer, a interrogar sobre lo íntimo, lo extraño, lo éxtimo y opaco de lo real del goce. Es decir, opera ante el arrasamiento actual de la intimidad de un modo singular para evitar el aniquilamiento de lo que nos hace humanos, la opacidad del síntoma. Así, el análisis es una experiencia que implica abismarse en los rincones secretos y viajar por los oscuros laberintos del deseo y el goce, provistos de una apuesta, la de retornar a la noche del mundo pero armados con las luces de las propias verdades por infernales que sean. En otros términos, invita a vivir sin el aplanamiento que envuelve el exponerse sin velo en el colosal mundo del “Tv-Shopping”.
María Elena Lora
NEL-La Paz
[1] Kruger, F., Presentación del VIII Congreso de la AMP El orden simbólico en el siglo XXI. Ya no es lo que era. ¿Qué consecuencias para la cura?http://www.congresoamp.com
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