Estimados lectores,
Con este envío nos despedimos hasta el próximo año deséandoles que el deseo nos acompañe en el 2010 y así poder disfrutar de las lecturas que nos envíen los trabajadores decididos, mostrándonos de su relación al inconsciente y de su posición analizante.
En este texto Raquel Gioffredo nos dice de las estrategias llevadas adelante en una escuela para responder a los desbordes pulsionales y a las debilidades identificatorias. Dejo que lo descubran en su lectura,
La lógica del Pacto, para la pulsión*
Por Raquel Gioffredo
Si queremos comprender las lógicas de los tiempos actuales en el campo educativo debemos apreciar los fenómenos sociales y atender a la estructura discursiva de la cual nos llegan sus efectos.
Una de las situaciones más evidentes de nuestra época es la laxitud de las prohibiciones, en su lugar encontramos las des-inhibiciones, muchas veces la ausencia de culpa y de vergüenza, la exacerbación de la violencia y la crueldad, que nos indican el debilitamiento del Discurso, que desde la perspectiva del Psicoanálisis, reconocemos como Discurso del Amo.
Orientarnos por los desbordes pulsionales y las debilidades identificatorias supone ir recortando un camino, acotando la posible producción de verdades variables, siempre ficcionales.
En las escuelas hoy nos llegan estos efectos en forma directa y nos atraviesan el clima institucional, lo vemos en la convivencia diaria.
¿Cómo alojar a estos niños y púberes… con los adultos de esta época?
De los conceptos que fundan y hacen a la práctica, vamos a tomar a la implicancia de la pulsión y de las identificaciones como ejes transversales- junto a transferencia- de los problemas enunciados.
A la pulsión la definimos como una función dinámica que persigue un fin: la satisfacción en el “hablante-ser”. Sabemos que la satisfacción plena, originaria, de la pulsión nunca se alcanza, por estar mortificada por el lenguaje. Pero los síntomas le ofrecen a la pulsión otra satisfacción. Y cuando nos referimos a los síntomas nos referimos al amplio abanico desde los síntomas sociales en que se encuentra preso el sujeto, llegando a la singularidad del síntoma.
Con respecto a las identificaciones siguiendo a Freud, distinguimos una identificación vertical, aquella que los sujetos hacen respecto a un líder, a un Ideal -I (A)- y el otro plano, el horizontal, es decir de los sujetos entre sí.
Es nuestro interés contar con recursos para conmover la repetición, la fijeza pulsional y ofrecerle la oportunidad al sujeto de construir nuevas identificaciones y de vivir otro modo de gozar, otro modo de vivir la pulsión.
Decimos con Freud que es la civilización la que empuja a los sujetos a enlazarse a un Ideal, no es algo naturalmente dado. Lo pulsional, en cambio, no tiende a hacer lazo, por lo tanto es la identificación el resorte fundamental que permite a alguien jugar en el equipo del “nosotros”, de estar y producir con otros. Para Lacan estas identificaciones vienen del campo del Otro, ya que de allí le vienen al sujeto los significantes amo con los que se representa.
Eric Laurent nos dice que “cómo a medida que se destruyen las identificaciones de las viejas tradiciones, todo es oportunidad, hay que estar preparado para cualquier cosa, para aprovecharla… surgen así identificaciones de nivel más bajo, menos costoso y que suponen un esfuerzo de creencia menor. Esa –dice- es la sociología de las tribus, comunidades vinculadas a opiniones inconsistentes”.
Nosotros proponemos utilizar dispositivos que nos permitan autorizar a los sujetos a respetarse a sí mismos, que puedan reconocerse en la civilización y que sean responsables de lo que quieren, dicen y hacen.
Para esto es imprescindible que nuestras intervenciones puedan estar dirigidas a construir sujetos ciudadanos que puedan aprender a soportar una ley que prohíbe, pero que al mismo tiempo autoriza.
La construcción de los Pactos o Acuerdos de Convivencia en las escuelas son a mi entender una manera de abordar esta problemática y una renovada manera de intervenir, para construir ciudadanía.
Se trata de una construcción consensuada que puede abrir al cambio en el estilo de relación entre los sujetos, renovar la transferencia con el trabajo y fortalecer el vínculo con el saber en los distintos espacios educativos a partir de una mirada diferente del docente con una mirada que considere que el futuro ya es hoy.
Nos interesa decir que el Acuerdo requiere de una planificación del trabajo, ya que puede involucrar a una población muy voluminosa y se debe preveer una lógica del trabajo que incluya una secuencia de distintos tiempos dentro de un proceso que vaya instalando aquello que buscamos.
Quiero remarcar la mención de la lógica, ya que es fundamental. Nos dice Lacan que en la identificación es justamente lo que está en juego, ya que la identificación deriva de la lógica del juicio. En el “yo soy eso” de los textos freudianos y en la relectura que hace Lacan además de una lógica del juicio, se incluye la importancia de la función temporal, como tiempo que hace falta para identificarse.
Teniendo en cuenta que para identificarse hace falta lógica y tiempo, vamos a procurarnos entonces de este dispositivo que nos posibilite instalar el “si” y el “no”. Son los dos valores correlativos de la función significante: significante si, significante no. La responsabilidad subjetiva es estrictamente correlativa con esta función significante, ya que se hace consistir al decir que sí o al decir que no, se trata del consentimiento o bien del rechazo. De esta manera se ratifica una posición subjetiva, con consecuencias.
En nuestra historia de la educación , la organización de la disciplina estuvo basada en el castigo y en la aplicación de las sanciones con carácter punitivo, con una clara definición del objeto: el alumno.
Actualmente nos encontramos con otra lectura, diferente en apariencia, pero que responde a la misma lógica: y es que muchas veces se hace recaer la culpa de las dificultades de aprendizajes de niños o jóvenes en el docente o bien en la escuela. Sabemos como es esta lógica: la culpa es la del otro. Se intenta cambiar el plato de la balanza y hacer pesar el otro lado, pero sin cambiar el enfoque.
Entonces, podemos decir que, haciendo la diferencia, nosotros podemos propiciar hoy un nuevo discurso que aloje al sujeto de la educación, estamos hablando de una cultura más democrática, con un ejercicio del poder descentralizado, en todo caso distribuido, donde se reconoce el trabajo de equipos, se considera la diversidad, se otorga significación a la violencia tanto física como simbólica, se reconoce el error y se busca, fundamentalmente, a través del diálogo, y la reflexión, posibilitar acciones reparadoras con carácter educativo.
Además, sabemos que la educación es siempre política y por ello, intencional. La ideología- ya lo hemos comprobado - es también inconsciente, puede tornarse al servicio de la pulsión, y no precisamente del lado del amor.
Paulo Freire nos decía sobre la politicidad de la educación: “La educación, cualquiera sea, autoritaria o democrática implica directividad…el problema que se plantea es que una educación democrática tiene una directividad que se limita”.
Acordar acerca de cuales conductas validamos y cuales no en el territorio de la escuela, es un gran paso, es reconocer que en la escuela también se vive, pero no sin condiciones.
A propósito, Charly García, en su reciente canción , nos dice:
Che… si te ponés la camiseta, deberías saber porqué…
Es muy fácil decir lo siento, es muy fácil sentirse bien
Si en verdad me tomás en serio, deberías saber por qué…
*Trabajo presentado en las X JORNADAS Anual del ERINDA 2009 “Discurso y cuerpo: lazos sintomáticos”
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