¿De qué habla el texto? Del inconsciente.
¿En
qué contexto? ¿A quiénes está dirigido y contra quiénes escrito?
La
referencia sigue siendo a los analistas de la época que, según Lacan, hacen el
esfuerzo de tranquilizar sobre el descubrimiento del inconsciente logrando así
olvidar el descubrimiento. Ya es esta presentación un programa de trabajo.
Hacer olvidar va en la línea contraria de la función del olvido en
psicoanálisis, es decir, del inconsciente, por lo tanto… hay que volver a
recordar qué es. La perspectiva del texto es política desde el vamos. Lo
retomaré.
¿Cómo
presenta el programa de trabajo? Propone que mucho más hoy tenemos que
perturbar con ese descubrimiento. Toda esa presentación del año '67 puede
aplicarse al 2015.
Hoy continúa el mismo problema:
el intento de, lo llamaré así, forcluir el descubrimiento del psicoanálisis
especialmente por el lado de la ciencia o, en todo caso, el discurso de la
ciencia en alianza con la universidad y ciertas políticas de estado.
Ya no son los psicoanalistas
que olvidan el inconsciente, es la sociedad que intenta desacreditarlo y, en el
límite, hacerlo desaparecer.
Después de tamaña proclama
Lacan pasa a definir las coordenadas esenciales para el desarrollo que quiere
hacer, aportando definiciones sobre el inconsciente.
* El inconciente nunca
desorienta mejor que al ser agarrado in fraganti.
* El inc. no es
representación. Usa la representación para enmascararse con ella.
* Diferencia el discurso
del inconsciente (casi un metalenguaje) de la teoría que da cuenta de él, que
es lo que Lacan va a aportar en este escrito.
* El inc. no se abre sino
en la medida en que resulta que se cierra (tesis desarrollada en el Seminario
11)
Aquí se efectúa lo que
considero un primer giro en el texto. Viene hablando del inconciente y pasa a
hablar del psicoanalista. Lo define como ocupando el lugar del desecho (dos
años antes del Seminario 17) y pasa a hablar del acto analítico. Es el
momento del Seminario 15, “el acto analítico”. Se empieza a ocupar del
acto y dice que en él "el objeto es activo y el sujeto subvertido".
Observemos que no habla de activo-pasivo
y recordemos que el término subversión en Lacan, en cierto sentido, viene al
lugar del término revolución.
Llegados a este punto
todavía se necesita de “la teoría que da cuenta de él (el inc.), o sea, lo que
planteó en lo que subrayé como punto 3).
Remata: “toda crítica que
fuera nostalgia de un inc. en su primera flor… puro idealismo”.
Eso que dice Lacan en el
'67 lo podemos reproducir tal cual hoy.
¿Qué opone Lacan al
idealismo que denuncia? Dice:”nosotros somos realistas”. Retengamos esto. Es el
esfuerzo de J.-A. Miller (es mi lectura) de los últimos años: restarle
ontología al inc. Cosa con la que coqueteó el propio Lacan. Recuperar una
óntica para el mismo, etc (“El ser y el Uno”)
En ese punto vuelve al
inconsciente.
* ¿Qué es el inconsciente?
Son pensamientos. No sabemos si tiene un ser propio. No podemos decir: es eso.
* El inconsciente es el
discurso del Otro.
* El inc. está estructurado
como un lenguaje.
* Función del inconsciente:
borrar al sujeto
A considerar: hablamos todo
el tiempo de sujeto del inconsciente. Aquí Lacan empieza a decir otra cosa.
9) “Todo lo que concierne
al inc. sólo juega sobre efectos de lenguaje. Es algo que se dice, sin que el
sujeto se represente ni se diga allí, y sin que sepa lo que dice”
(las cursivas son mías).
Es cierto que Freud ya
había afirmado que el inconsciente es un saber del cual el sujeto nada sabe.
Pero la lógica que empieza a tener el texto se orienta en otra dirección.
Mi hipótesis de lectura:
estamos en presencia de un antecedente de lo que va a ser decisivo en la última
enseñanza. El inconsciente conserva un carácter de saber pero es un saber sin
sujeto (Seminario 21) Una manera de anticipar, a la vez, lo que luego
será el inc. Real.
Lacan agrega: “El orden de
indeterminación que constituye la relación del sujeto con un saber que lo
sobrepasa resulta, podemos decir, de nuestra práctica, que lo implica en tanto
ella es interpretativa”
El programa avanza: es como
si Lacan efectuara un segundo retorno, no exactamente a Freud sino a él mismo,
a lo que se empieza a olvidar de su enseñanza, porque le preocupa los desvíos
que empiezan a aparecer en la práctica y los desvíos posibles en la
interpretación.
Diré que en este punto se
produce un segundo giro en el texto: pasa del inc. (no sin) a la
interpretación.
Su interés es diferenciarla
de la hermenéutica. Aporta un detalle muy significativo: los que la ejercen (la
hermenéutica) obtienen, con ella, una satisfacción. ¡La satisfacción del lado
del analista! Deja a Freud en la vereda opuesta.
Podemos pensar que ese
problema está afuera o que lo tenemos adentro. La segunda opción me parece más
interesante. En nuestra comunidad actual ¿existe o no el mismo problema?
Pasa a considerar el
término deseo, pero el deseo en relación con la interpretación. Entonces dice:
“Ese deseo que, de la desideración (propongo leer desideración como deseo
inflado por lo que viene después) que confiesa en las lenguas romances, sufre
acá (en la interpretación) la deflación que lo devuelve a su deser”. Y repasa
lo que él considera no es interpretación: destetar al paciente, interpretar la
transferencia, etc. Ya que: “lo que el analista encubre (con el destete, etc)
porque con ello se cubre a sí mismo, es que algo pueda decirse sin que ningún
sujeto lo sepa”. Es la tercera vez en el texto que se constata una separación
de saber y sujeto.
Hay también que repasar, lo
haré especialmente, qué uso da Lacan del término méprise.
Presenta prise como
captura y méprise como equivocación. Pero ahora es para afirmar que “el
saber que sólo se libra a la equivocación del sujeto ¿cuál puede ser el sujeto
que lo supiese antes?” Cuarta vez.
Llegamos a lo que leo como
tercer giro en el texto.
Lacan dice: “el SSS, dios
mismo para llamarlo por el nombre que le da Pascal…”. Sabemos la diferencia que
establece Lacan entre el dios de los filósofos (este que acaba de relacionar
con el SSS) y el dios de Isaac, etc. Pero aún así define el SSS como dios. Por
eso viene enseguida: la equivocación del SSS.
Lacan acaba de escribir la
“Proposición…”, inventa el SSS y de octubre a diciembre llama a la equivocación
del SSS.
Lacan nos lleva de a poco
para no marearnos. No lo consigue del todo, pero su lógica es impecable.
Lo resumo así: no confíen
demasiado en el SSS, es necesario, por supuesto, pero tienen que saber que a la
larga o a la corta se reencontrarán con una falta “que debe volverse a
encontrar en todos los niveles”: indeterminación, certeza y formar el nudo de
lo ininterpretable.
Es obvio que si la cosa
funciona eso produce, entre otras cosas, una deflación del deseo (término
retomado por Miller). Y Lacan fija posición diciendo que en ella se esfuerza.
Hipótesis de lectura: ¿Por
qué el deslizamiento de octubre a diciembre? Es el pasaje del SSS a su caída
¡¡en dos meses!!
Recién allí creo entender
un poco más porqué vuelve a hablar del acto analítico: “en la estructura de la
equivocación del SSS, el psicoanalista (…) debe encontrar la certeza de su acto
y la hiancia que constituye su ley”.
El acto “influye” en la
caída del SSS. Ninguna hermenéutica, ninguna satisfacción del lado del
analista, un “empuje” a hacer caer lo que encarna, y la satisfacción de esa
caída, si se produce, será cuestión del analizante.
Se puede decir: el acto
equivoca el SSS.
Toda la última página del
texto es un análisis del término méprise pero sostenido en esa
dirección.
El trasfondo permanente: la
formación del psicoanalista.
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