OPACIDAD DEL SÍNTOMA FICCIONES DEL FANTASMA XVIII Jornadas Anuales de la EOL 28 y 29 de noviembre Marriott Plaza Hotel Contaremos con la presencia de Eric Laurent |
PRIMERA NOCHE PREPARATORIA
RESEÑA
Con la coordinación de Silvia Baudini, la mediación de Luis Tudanca, y las presentaciones de Ennia Favret y Gerardo Maeso comenzó el trabajo epistémico rumbo a las XVII Jornadas Anuales de la EOL.
Ennia Favret contrastó el seminario de Miller “Síntoma y fantasma” con su curso actual “Cosas de finura en psicoanálisis”, para situar lo nuevo en relación al binario síntoma y fantasma. La diferencia entre síntoma y fantasma que Miller acentuaba en los 80 quedará superada con el concepto de sinthome. “El fantasma es construido al mismo tiempo que se interpreta el síntoma y la pulsión enmascarada, interferida por el fantasma se desenmascara con su atravesamiento logrando el aislamiento del objeto. Del lado del fantasma desimaginarización y aislamiento del objeto, del lado del síntoma goce que resiste. De esa manera el goce queda ubicado tanto del lado del síntoma como del lado del fantasma superando la dicotomía que conducirá al sinthome, goce opaco que no cambiará, fuera de sentido que solo puede ser encarnado”. Y entonces: “¿Qué agrega el actual curso?”. E. Favret ubica en primer lugar “el punto exquisito del fantasma” y como “el pase da cuenta que el fantasma puede ser fracturado”. En segundo lugar “la interpretación que hace explotar el fantasma al que el sujeto está encaramado”. “El fantasma es una molécula de dos átomos: significante y goce y la interpretación lo separa y hace explotar. Interpretación que no es cualquiera, es una jaculación que anuda y toca lo real”. “No tiene por finalidad la significación sino hacer resonar el goce para que explote la molécula del fantasma”. Y por último “la satisfacción del fin del análisis como acomodamiento”. “Una nueva relación con lo que no cambia, con el modo de goce”. Para concluir E. Favret se servirá de un testimonio de Antoni Vincens para ubicar lo desarrollado.
Gerardo Maeso basó su escrito “Del fantasma como ficción a la opacidad del síntoma” en los seminarios “Aun”, “Joyce, el síntoma” y en el curso de Miller “Cosas de finura en psicoanálisis”. También se sirvió del escritor Mario Vargas Llosa para la temática de “el fantasma como pequeña historia que se rodea de silencio”. G. Maeso subraya al goce fálico como obstáculo para alcanzar el partenaire, la paradoja de Zenón como demostración de la desdicha a la que es condenada la sexualidad humana mediante la sustitución infinita y al Otro goce, el femenino, como el goce que Lacan instala fuera del discurso. Recordará que Lacan produce “El equívoco entre S1 y el enjambre donde resulta que los S1 en el enjambre van a representar de lalangue el significante desprovisto de toda la estructura del lenguaje”. Señala -siguiendo a Miller- el pasaje del fantasma al síntoma ubicando que “el goce estático del fantasma será dinámico del lado del síntoma como funcionamiento”. Entonces “¿Por qué el síntoma es opaco?” Maeso dirá que la afirmación de Lacan en el Seminario 23: “la psicosis paranoica y la personalidad son la misma cosa” lo lleva a Lacan a reformular el nudo borromeo de 3. “Este no le alcanza porque real, simbólico e imaginario tienden a la continuidad indiferenciándose, deviniendo personalidad”. En el nudo de 4 “no se trata del síntoma como personalidad sino que se caracteriza por ser sinthome y neurótico” “El cuarto nudo desparanoiza aquello en lo que estamos sumidos, la personalidad y nuestras interpretaciones sobre la realidad. Introduce al ser parlante en un hacer práctico que ya no tiene como fundamento la lógica que lo condena a lo imposible. Toma dominancia la contingencia. Conocer el síntoma, desembrollarlo, manipularlo conlleva siempre un trabajo, su opacidad es la condición por la cual el ser hablante quiere el eterno retorno de su singularidad a través del goce más allá de los tormentos de la verdad”.
Luis Tudanca define su intervención como “el-que-hace-de-medio entre los trabajos de Ennia Favret y Gerardo Maeso para que alguna idea pase a la conversación”. Para eso tomó tres puntos: la interpretación como jaculación sostenida en el sentido y no en el significado, la satisfacción -acentuando la fluidificación del goce- y el goce opaco del síntoma –para subrayar que uno de sus nombres es el yo-no-quiero-saber-nada-de-
A continuación se abrió la conversación con los presentes.
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