Lacan en su texto “Función y Campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis” dice: “Mejor que renuncie quien no pueda reunir a su horizonte la
subjetividad de su época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser el eje de
tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con
esas vidas en un movimiento simbólico? Que conozca bien la espiral a la
que su época lo arrastra en la obra continuada de babel, y que sepa su
función de intérprete en la discordia de los lenguajes” (1)
Esta referencia de Lacan nos plantea un desafío constante a los
psicoanalistas porque nuestra práctica se desenvuelve en el marco de una
sociedad y de una época que cambia, lo que nos convoca de forma
renovada a la función de intérpretes.
Jacques Alain-Miller dirá en una entrevista publicada en 2008 por la
revista Marianne: “Hay crisis en el sentido psicoanalítico cuando el
discurso, las palabras, las cifras, los ritos, la rutina, todo el
aparato simbólico, se revelan de repente impotentes para atemperar un
real que de hecho no esta más que en su cabeza. Una crisis es lo real
desencadenado e imposible de dominar. El equivalente en la civilización,
de estos huracanes con los cuales la naturaleza viene periódicamente a
recordar a la especie humana su precariedad, su debilidad fundamental”
(2).
El significante “Crisis” forma parte del lenguaje común, pero para el
psicoanálisis tiene la dimensión de la ruptura, de la discontinuidad,
del agujero, del desorden, lo que ha sido ampliamente discutido y
elaborado en los recientes Congresos de la Asociación Mundial de
psicoanálisis. La época actual se presenta con grandes tensiones en lo
político, en lo económico y en lo social, lo que no es sin consecuencias
subjetivas. Lo que cambia es el terreno fértil a explorar para que el
psicoanálisis avance y redefina su lugar, es una oportunidad para el
trabajo hacia las XIV Jornadas en Barcelona.
Algunas coordenadas de la época actual
1.-Una de las diferencias más evidentes de la época actual en
relación a la época de Freud es la laxitud y casi desaparición de los
ideales y de las prohibiciones que ordenaban la sociedad de la llamada
época victoriana. Freud analizó particularmente las consecuencias
subjetivas producidas por la prohibiciones de la moral sexual. Todo lo
que sucedía por fuera de la ley del matrimonio monogámico era perseguido
o considerado perverso y las consecuencias neuróticas tenían como
fuente el fracaso en la domesticación de la sexualidad reprimida.
Esto está cambiando de manera vertiginosa en la últimas décadas y
reconfigurando nuevas formas y vínculos en las relaciones de familia, de
filiación y de relación entre los sexos. Es la constatación de lo que
el psicoanálisis de orientación lacaniana quiere decir cuando plantea
que nuestra época lleva las marcas de la decadencia de la función del
padre, o dicho de otro modo, del fracaso de los modos tradicionales de
regulación del goce. Y esto lo podemos afirmar sin ningún tipo de
añoranza de épocas pasadas porque el psicoanálisis no hace de ningún
ideal la bandera de su orientación clínica, política o epistémica.
El sujeto moderno vive conectado, en red y este es un fenómeno absolutamente nuevo.
Como subraya Gérard Wacjman en su libro “El ojo absoluto” la
hipermodernidad es la instauración de una civilización de la mirada,
estamos en la época en que todo el mundo es voyerista y en que todos los
voyeristas son observados, de ahí que la mirada sea una cultura común y
global.(2)
El sujeto contemporáneo vive cada vez más “enganchado” a esta cultura
o más “prisionero” del goce autista que las pantallas proveen.
Dos películas recientes nos muestran esta tendencia y sus consecuencias.
Shame es una película británica estrenada en 2011,
dirigida por Steve McQueen. La película narra la historia de un hombre
de 30 años, Brandon Sullivan, que vive y trabaja en Nueva York. Es un
hombre solitario que tiene un buen trabajo, no es alguien marginal.
Brandon tiene lo que podría llamarse periodísticamente una “adicción
sexual”. Consumo desenfrenado de pornografía, prostitución etc... Una
vida sórdida, decadente y solitaria. Solo cuando hay un intento de
suicidio de la hermana él se angustia frente a un real que lo desborda.
Her es una película escrita y dirigida por Spike
Jonze en 2013. El protagonista es un hombre que vive cómodamente
escribiendo en un empresa cartas para terceras personas. Está en crisis
tras la ruptura de una larga relación amorosa y se muestra intrigado por
la aparición de un avanzado sistema operativo basado en el modelo de
inteligencia artificial, especialmente diseñado para satisfacer
virtualmente al usuario del sistema. Este sistema incluye a “Samantha”,
una brillante voz femenina que es sensible, sorprendente, divertida y
con la que establece una apasionada relación virtual. Se enamora. Entra
en crisis cuando se da cuenta de que millones de personas también están
enamorados de “Samantha”, se angustia y al final el sistema falla.
Es una película futurista, pero que da cuenta de una tendencia de la
época. Por ejemplo, en Japón hay informes de las autoridades que
subrayan como el 40-50 % de los japoneses de ambos sexos no tienen
relaciones sexuales coitales. Este es un fenómeno que viene
desarrollándose en los últimos años y que se combina con todo tipo de
consumos virtuales y fetichistas, pero de carácter solitario en el que
algunos objetos de la tecnología hacen de intermediarios para ese goce.
Hay encuestas que afirman que uno de cada dos estudiantes universitarios
siguen manteniendo la virginidad o que se niegan a mantener relaciones
íntimas.
Nuevas formas de vivir la sexualidad donde el sujeto de alguna manera escabulle el encuentro con el partenaire. La sexualidad hace agujero y al mismo tiempo frente al agujero aparecen nuevas respuestas, nuevos síntomas.
2.-Jacques Alain Miller subraya en su texto “Psicoanálisis y
sociedad” como para Lacan el lazo social se presenta como discurso, en
lugar de referirse a los conceptos freudianos de cultura y sociedad. Lo
hace así para huir del espejismo de la sociedad como Uno e introducir la
dimensión de lo múltiple.
El concepto de lazo social define, en primer lugar, que el sujeto no
es por estructura autista, porque no hay sujeto sin Otro. El Otro de los
significantes y del lenguaje lo precede y ubica la importancia de la
dominación de los significantes amos que cambian en relación a cada
época. En segundo lugar, el concepto de lazo social implica en Lacan que
todo lazo incluye un programa de goce. Los discursos se fundan en
relación a un goce o mejor dicho a un modo de goce. Aquí encontramos el
fundamento de lo social.
Jacques Lacan lo desarrolla a partir de la estructura de los cuatro
discursos en el seminario XVII: el discurso del amo, el discurso de la
histeria, el discurso universitario y el discurso analítico, al que
finalmente agrega el discurso capitalista, que lo escribirá a la inversa
del discurso del amo. Se trata de entender por la vía de los discursos
un funcionamiento que regula la relación entre la subjetividad, los
significantes amos y el goce del ser humano.
Se trata de que podamos pensar los significantes amos y los modos de
uso del goce que determinan la época y marcan la subjetividad. Jacques
Lacan anticipa que el mercado y la ciencia se convertirán en los nuevos
amos que amenazan con reducir el espacio de la subjetividad y al
psicoanálisis mismo.
En la presentación de las Jornadas hablamos de Big data o sociedad de control generalizado. Big Farma,
con ello hacemos referencia a la respuesta de las neurociencias y al
proceso de higienización y medicalización de la vida cotidiana. Big Money
y el discurso que lo acompaña: el sujeto emprendedor de si mismo,
autoexplotado y exclavizado, para servir a la sociedad del rendimiento y
del consumo.
Byung-Chul Han, filósofo y profesor universitario en Alemania, de
origen coreano, afirmará en su libro “La sociedad del cansancio” como la
sociedad disciplinaria de Foucault, que consta de hospitales
psiquiátricos, cárceles, cuarteles y fábricas, ya no se corresponde con
la sociedad de hoy en día, más allá de que estos elementos permanezcan.
Lo nuevo sería considerar que más que una sociedad disciplinaria se
trata de una sociedad del rendimiento, donde los sujetos son
emprendedores de si mismos. (3)
En la actualidad lo que viene al lugar de mando en el
discurso capitalista son los objetos, lo que supone que el sujeto pase
al lugar de consumidor y al mismo tiempo consumido por los mismos.
Lo fundamental es entender que este discurso funciona en una
circularidad que excluye la imposibilidad y que por tanto se
retroalimenta a sí mismo.
La civilización actual se destaca por la producción generalizada de
objetos para el goce pulsional a una escala nunca antes conocida por la
humanidad. Este es un goce que tiene un carácter autístico y anónimo,
estereotipado y repetitivo, del que es muy difícil deshacerse porque el
mercado lo alimenta incesantemente.
Hay que aclarar que si este mecanismo infernal tiene éxito es porque
conecta directamente con la estructura del sujeto. Desde el
psicoanálisis de orientación lacaniana sabemos que el goce del ser
hablante tiene esa estructura, la de ser un goce acéfalo y autístico que
siempre pide más.
No hay en el campo del Otro la posibilidad de dar una consistencia a
su discurso, ni asegurar la consistencia de la verdad y entonces el
sujeto la encontrará en lo que Lacan llamará el objeto a, el
objeto plus de goce. De esta forma, la rutina de la singularidad del
fantasma de cada uno se sustituye por el estereotipo de la producción en
serie de los objetos de goce.
Lacan había reconocido esta función del objeto a que
reemplaza a los ideales que ordenaban la vida de los individuos. En
Radiofonía, en el año 1974, subrayaba la promoción del objeto a al cenit social, operación que se realiza con el apoyo y el progreso de la técnica y de la ciencia.
¿Qué consecuencias para la subjetividad?
Una de las características del funcionamiento del discurso
capitalista es que produce como efecto la ruptura del lazo social y al
mismo tiempo los fenómenos de segregación.
Ya no se trata solamente de la clásica diferencia entre el norte y el
sur, o los países ricos y pobres, del reparto del mundo según los
países poderosos y endeudados que se arruinan de por vida para pagar sus
deudas, sino que como subraya Miquel Bassols en su texto “Crisis y
estafa del goce”: “No se trata ya de un momento de crisis del sistema
sino de su propia perpetuación sostenida sobre la figura de un Otro del
goce que se revela finalmente en su dimensión más radical y traumática
como imposición de un orden social fundado en el fraude y en el engaño,
en el expolio sistemático de los bienes de muchos por unos pocos”. (4)
En Europa los llamados “Estados de Bienestar” mantenían una cierta
cohesión social para los sectores más desprotegidos. Pero en la
actualidad las nuevas corrientes neoliberales, se orientan con una
política que rompe ese miso lazo social.
Recientemente, la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios
Sociales ha emitido un informe sobre el estado social de la nación en
2015, según la cual la sociedad española está caracterizada por la
dualización, la desigualdad extrema, la falta de movilidad social y el
deterioro de lo público, con una enorme cronificación de los problemas.
Según el informe, cerca del 30 % de la población, es decir unos 14
millones de personas, está condenada a vivir en la pobreza o en la
vulnerabilidad permanente, sin esperanzas de engancharse al lazo social y
cuyos proyectos vitales se han truncado. Estamos asistiendo a una
profunda mutación social que deja atrapados en el sótano de la pobreza a
millones de personas y esto es lo que en psicoanálisis llamamos del
orden de lo real, este es un real que producirá efectos, tensiones y
consecuencias subjetivas a las que tenemos que estar atentos.
Eric Laurent indica en su texto “El racismo 2.0” como Lacan preveía
el ascenso del racismo en los momentos en que el idilio por Europa a
finales de los años 60 hacía preveer otra perspectiva. La apertura de
los mercados comunes y globalizados introduce al mismo tiempo el efecto
de rechazo del goce del otro y de lo heterogéneo: “El racismo, en
efecto, cambia de objetos a medida que las formas sociales se modifican,
pero, según la perspectiva de Lacan, siempre yace, en una comunidad
humana, el rechazo de un goce inasimilable, resorte de una barbarie
posible”. (5)
Lacan evoca el problema del racismo en la “Proposición del 9 de
octubre de 1967”: “Nuestro porvenir en los mercados comunes encontrará
su contrapeso en la expansión cada vez más dura de los procesos de
segregación”. (6)
La fragmentación del lazo social y la multiplicidad de los goces, la
crisis y la caída de los ideales que ordenaban el lazo social confirma,
al mismo tiempo, lo que Lacan anticipó como el auge de la religión, lo
que en la actualidad se manifiesta con la emergencia de los
fundamentalismos religiosos.
La aparición de los fenómenos políticos de ultraderecha en diferentes
países de Europa y la emergencia de la barbarie de los diferentes
fundamentalismos religiosos nos plantea interrogantes acerca de la
deriva y los efectos que la “crisis” producirá en las sociedades en las
que el psicoanálisis desempeña su función.
Lacan subraya cómo el auge de la religión se produce a partir de su
función de dar sentido a las cosas y a las perturbaciones que introduce
la ciencia sobre lo real, pero hay que añadir que el efecto de retorno
frente a la “crisis” que produce ese mismo auge en la contemporaneidad
está manifestándose bajo nuevas formas de barbarie frente a lo
inasimilable del goce del otro y de lo heterogéneo. Europa vive en
“estado de excepción” como consecuencia de una guerra que se libra en
otra parte pero que tiene una influencia directa en el viejo continente.
Este es otro de los grandes temas que corresponde interrogar e
interpretar.
Es fundamental investigar la gran variedad de respuestas de los
sujetos a las condiciones de la época, lo que llamamos síntomas
contemporáneos, que en algunos casos no son tan nuevos, sino que los son
por su alcance y sobre todos por las condiciones de posibilidad de la
misma práctica del psicoanálisis.
En la clínica cada vez es más frecuente encontrarnos con el síntoma
que no llama a un desciframiento. Hace falta dar un rodeo, porque para
el psicoanálisis no es posible hacer un tratamiento directo del objeto y
lo real por las transferencias negativas que cortocircuitan la
posibilidad de una cura. Las formas y las operaciones que el analista
tiene que producir en relación a los llamados síntomas contemporáneos es
otra de las vertientes y de los desafíos que los psicoanalistas tenemos
planteados.
El descubrimiento freudiano, que desarrollará posteriormente Lacan,
es que hay algo del goce que no va a favor del sujeto, poniendo de
relieve la inadecuación del mismo, siempre hay una distancia entre el
goce que hay y el que haría falta.
Esta insatisfacción se traduce en una serie de síntomas que traduce
el malestar del sujeto contemporáneo sometido al imperativo del mercado:
¡Goza!
Las manifestaciones clínicas del poder del objeto frente al declive de lo simbólico son muy diversas.
Nos encontramos con la adicción como síntoma de la
época, lo que quiere decir la fijación de un goce estandarizado por el
mercado, en sus diferentes formas. Es el síntoma por excelencia de la
sociedad actual frente a las antiguas figuras de la autoridad. Esto va
más allá de la clínica clásica de las llamadas toxicomanías. Es decir,
se trata de un goce sin límite en relación a un objeto preciso siendo
este un objeto cualquiera (deporte, sustancias, pantallas, sexo, dinero
etc..)
La angustia y los ataques de pánico, Lacan dirá que
la angustia es un afecto que no engaña. Más allá de eso nos encontramos a
menudo con la clínica del pasaje al acto en la que el sujeto no pasa
por el tiempo para comprender, hay un rechazo al saber, en la que el
sujeto responde sin ninguna elaboración porque hay escasos recursos
simbólicos e imaginarios que se pongan en juego frente a la angustia.
La depresión y los llamados trastornos y síntomas del cuerpo
por parte de la medicina, como los trastornos de la alimentación
–anorexia y bulimia- o del dolor generalizado en el cuerpo como la
fibromialgia. Fijaciones de un goce deslocalizado que no incluyen una
respuesta subjetiva, sino una demanda en la que el sujeto no se implica.
El crecimiento en la clínica de los sujetos con Psicosis Ordinarias,
que en su fragilidad requieren una clínica muy fina para evitar el
desencadenamiento psicótico. El campo de la clínica de la psicosis se
amplia más allá de la clínica del fenómeno elemental que caracterizaba
la primera enseñanza de Lacan.
La clínica de la precariedad social y subjetiva añade más campos a trabajar, junto a otros, en las próximas Jornadas de la ELP.
El lugar del psicoanálisis
Frente a este panorama, hay la respuesta del lado de la ciencia en la
que se trata de hacer el inventario de los trastornos que son
establecidos por los llamados comités de expertos, cuya máxima expresión
ha sido la publicación de la última edición del DSM V. Hay la alianza
del Otro de la medicina con el Otro de la industria farmacéutica para
obturar la posibilidad de tratar la singularidad del que sufre en su
síntoma. Para las neurociencias el sujeto queda reducido a un trastorno
de las funciones cerebrales cuya respuesta universal estaría del lado
del protocolo y la medicalización.
La Organización Mundial de la Salud, en su nota nº 369 de 2012 estima
que la depresión afecta a unas 350 millones de personas en el mundo y
que es responsable aproximadamente de un millón de muertes anuales. El
informe de consumo de medicamentos del Ministerio de Sanidad sobre
utilización de antidepresivos en España del 14 de enero de 2015 subraya
que el consumo ha pasado de 26,5 DHD –es decir dosis diaria definida por
1.000 habitantes- en el año 2000 a 79,5 en el año 2013. Es decir, en
poco más de una década se ha multiplicado por cuatro.
La situación, sin embargo, de los recursos en salud mental es cada
vez más precaria, los medios y los recursos humanos para la escucha de
los pacientes cada vez más escasos.
Además de esta respuesta del lado de la medicalización, nos
encontramos con una enorme paradoja. Por un lado la civilización
hipermoderna promueve un goce sin freno en la que el sujeto es
“consumido” y al mismo tiempo se presenta promoviendo todo tipo de
iniciativas desde el punto de vista del control, el higienismo o la
pedagogía. Es decir, nos encontramos con el empuje a gozar y al
mismo tiempo con el “puritanismo” en sus formas mas radicales, el
intento de normalización y la creencia de que a través de la educación
el síntoma puede ser tratado.
Esto no es sin tensiones y la clínica del psicoanálisis se desarrolla
alrededor de esos agujeros que lo real no deja domesticar. La cura
analítica es una experiencia subjetiva en la que cada uno procura
encontrar una solución singular a su síntoma, no hay universal como
respuesta, ni protocolo a implementar. No hay un universal a los
problemas subjetivos que el ser hablante encuentra en la vida en
relación al deseo, la sexualidad o la muerte.
La Escuela Lacaniana de Psicoanálisis ha convocado un Foro bajo el
título: “¿Insumisos de la educación? Foro sobre Autismo”, para el
próximo día 11 de diciembre en Barcelona, un día antes de las Jornadas.
El ámbito educativo es hoy para el cognitivismo el terreno apropiado
para corregir “el autismo” y los problemas de la infancia en general. Se
trata de aplicar un ideal normalizador a través de la reeducación.
Esto no es sin resistencia, lo que es tratado, en muchas ocasiones,
con medicación neuroléptica. La pseudociencia, a través de informes de
supuestos expertos, recomienda métodos educativos y conductistas para el
autismo, segregando la experiencia del psicoanálisis y su orientación
por rescatar la dimensión subjetiva y la posibilidad de invenciones de
los sujetos.
La segregación del psicoanálisis como opción terapéutica pretende
hacerlo desaparecer de un plumazo. Vamos a abrir un debate sobre estas
cuestiones y a dar una batalla política y de ahí la importancia del
Foro. Esto está ocurriendo también con el tratamiento de los llamados
Trastornos de hiperactividad con déficit de atención (TADH).
La orientación de las corrientes cognitivo-conductuales para el
tratamiento para los problemas de la infancia y la adolescencia, más
allá de la temática del autismo, es un despropósito. Las orientaciones
para resolver los problemas del lado de la educación y la normalización
producirán efectos de retorno aún peores. Desgraciadamente nos enteramos
por la prensa de muchos de esos efectos de retorno.
Para el psicoanálisis, hay la posibilidad de la escucha y la solución
del lado del síntoma de cada uno, en un momento de la vida en que
aparecen “crisis subjetivas”.
Tal y como decimos en la presentación de las Jornadas: “Por eso para el psicoanálisis una crisis es un faro de lo real. Esto
significa que podemos hacerlo funcionar como un indicador, como una
brújula.
Krisis significa, en su etimología griega, oportunidad. Así,
no resulta extraño que el psicoanálisis sea amigo de la crisis. Amigo
en el sentido de que la conoce, la respeta y sabe servirse de su
potencial.”
El psicoanálisis como discurso no va a cambiar el curso de la
historia, ni pretende hacer juicios morales sobre las nuevas formas de
gozar, más bien se trata de acompañar al sujeto a reconocerse en lo que
hace síntoma y a encontrar una solución singular a su encuentro con lo
real, con las nuevas formas de dominación y por esa vía es que cada uno
encontrará respuestas subjetivas distintas a la de su alienación al goce
en el que está atrapado. Esto le da al discurso analítico un carácter
“subversivo”, que contraría en su práctica y en su orientación ética la
lógica del discurso capitalista.
Más allá de eso nos tendremos que preguntar: ¿cómo hacer existir el psicoanálisis y la ELP en el siglo XXI? Hacerlo existir como una práctica y un discurso vivos no está
garantizado de antemano. Desde diferentes lugares surgen pequeños
laboratorios, dispositivos asistenciales y clínicos, promovidos por
miembros de la ELP que tienen que articularse de alguna manera para que
sean parte de la experiencia clínica, del aprendizaje de la Escuela en
relación a la clínica contemporánea, que tiene un carácter más amplio
que el que practicamos en el encuadre de la consulta privada. La forma y
la manera de hacerlo está por definir. La ELP no puede ni debe mirar
para otro lado. Nuevas iniciativas habrá que plantearse para que la
formación del analista que la ELP dispensa encuentre un pie en lo
social, lo que permitiría a las nuevas generaciones hacer una
experiencia clínica de Escuela.
Jacques Lacan dirá en una conferencia de prensa en Roma en 1974: “El psicoanálisis se ocupa muy especialmente de lo que no anda bien.
Por eso, se ocupa de esa cosa que conviene llamar por su nombre –debo
decir que hasta ahora soy el único que la llamó con este nombre: lo
real. Esta es la diferencia entre lo que anda y lo que no anda, lo que
anda es el mundo, y lo real es lo que no anda (…) De esto se ocupan los
analistas, de manera que, contrariamente a lo que se cree, se confrontan
mucho más con lo real que los científicos. Sólo se ocupan de eso. Están
forzados a sufrirlo, es decir, a poner el pecho todo el tiempo. Para
ellos es necesario que estén extremadamente acorazados contra la
angustia”. (7)
Y en eso estamos.
Notas:
1.-Lacan, J.: “Función y Campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis” (1953), en Escritos I, Siglo XXI editores, México, 1995, pág. 309
2.-entrevista publicada en el blog de la ELP: http://blog.elp.org.es/all/cat17/la_crisis_financiera_jacques_alain_mille/
3.- Byung-Chul Han, “La sociedad del cansancio”, Ed. Herder, pág. 25
4.-Publicado en el blog de Miquel Bassols el 28.12.2014: http://miquelbassols.blogspot.com.es/search?updated-max=2015-02-28T00:45:00%2B01:00&max-results=7
5.- Laurent, Eric. “El racismo 2.0”, Lacan Quotidien nº 371.
6.- Lacan, J. “Proposición de 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”. Otros Escritos, Paidós, pág. 276.
7.- Lacan, J. El triunfo de la religión, Paidós, Bs. As., 2005, pág.76
Visite: http://crisis.jornadaselp.com/
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