20 de julio de 2015.
La protocolización de la atención clínica en la salud
mental deriva, en nuestro país, de la puesta en marcha hace unos años de la Estrategia
en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (ESM-SNS). Estrategia de ámbito
nacional que se implementa en las distintas CCAA de acuerdo a normativas y
proyectos específicos.
En 2010 el
Ministerio de Sanidad y Política Social
publicó la Guía de Práctica Clínica (GPC) sobre el Trastorno por Déficit
de Atención con Hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes. Desde entonces
han ido apareciendo documentos autonómicos
con
una estructura similar. Esta GPC ha iniciado un proceso de actualización, dentro
del marco de las Guías salud (GPC) del SNS.
El proceso mismo de elaboración de estos documentos
incluye ya un primer sesgo al dejar de
lado todas aquellas orientaciones discrepantes con el modelo dominante aunque
en algunos casos se invite a asociaciones y profesionales diversos, cuyas
opiniones escasamente son tomadas en cuenta. Es asimismo sorprendente la
ausencia de algunas referencias bibliográficas relevantes.
En el análisis de estas guías y protocolos
constatamos una serie de paradojas destacables. Una se refiere a la
contradicción entre dos afirmaciones contenidas en esta GPC. Por un lado se
afirma que "el diagnóstico del TDAH sigue siendo clínico, no disponiendo
en la actualidad, de ninguna prueba con suficiente especificad y sensibilidad
para su diagnóstico" y a renglón seguido se manifiesta, sin pudor alguno,
que "estamos ante un Trastorno consolidado, basado en rigurosos criterios
diagnósticos y con una robusta evidencia detrás."
Sobre la etiología y siguiendo la estela del
DSM5 se da por sentado "el carácter crónico, arraigado en el
neurodesarrollo, del TDAH" y el hecho de que "su carácter de
trastorno del neurodesarrollo y la afectación de múltiples aspectos de la vida
del paciente, determinan su frecuente persistencia en la vida adulta" cuando
la tasa de prevalencia adulta es de 3,4%. Se afirma además, sin evidencia
alguna, que esta persistencia del trastorno en adultos es de un 50% respecto a
la infancia construyendo así el paradigma de la cronicidad.
Por lo que hace al
supuesto infradiagnóstico se dice que "La prevalencia acumulada total de
TDAH se estima en un 6,4% " y que "..., actualmente se está diagnosticando y tratando menos de lo esperado por la
prevalencia real" obviando que hay dispositivos públicos de salud mental
con más de un 50% de sus pacientes diagnosticados de TDAH y un porcentaje
importante de niños diagnosticados en la consulta privada, e incluso niños
medicados con psicoestimulantes sin diagnóstico de TDAH.
Las propuestas de intervención abogan por el
tratamiento multimodal si bien luego se restringen a la Terapia Cognitivo Conductual
(TCC) y a los fármacos, prestando poco atención a las estrategias educativas y
a otras intervenciones clínicas.
Estas paradojas adquieren significación si tomamos en
cuenta la “lógica del escultor” que subyace. Se trata aquí de acciones
parciales, centradas en la implementación de guías y protocolos sobre temas
específicos (Autismo, TDAH,..), que van dando forma a normativas, de manera
discreta y sectaria, sin que se tome consciencia del resultado hasta que se
desvela finalmente “la obra”. Estas normativas producen una exclusión del
psicoanálisis de facto de manera discreta pero persistente por vías diversas:
ignorando la formación, condicionando los conciertos asistenciales y las acreditaciones
profesionales e imponiendo la vía única, disfrazada de consenso inter pares.
Por todo ello consideramos que estos
protocolos, los existentes y sus próximas actualizaciones (siguiendo a tenor de
los borradores la misma orientación), merecen una descalificación general por
su carácter parcial, poco riguroso y poco adecuado a una sociedad democrática
donde la pluralidad debiera ser un valor a respetar estrictamente por parte de
los gobernantes. Y más en un tema sensible en el que el propio Ministerio, en
su Guía, admite la diversidad de opiniones y la ausencia de evidencias y
criterios fuertes.
Constatamos además cómo muchos padres agradecen una visión
menos determinista, sesgada y catastrofista sobre el malestar de sus hijos. Una
visión que tenga en cuenta la singularidad de cada sujeto.
Nenhum comentário:
Postar um comentário