VIII JORNADAS DE LA ESCUELA LACANIANA DE PSICOANÁLISIS
LA SOLEDAD DEL PSICOANALISTA. LA PRÁCTICA ANALÍTICA
por Lucía D'Angelo
14 y 15 DE NOVIEMBRE DE 2009
PALAU DE LA MÚSICA I CONGRESSOS DE VALENCIA
PASEO DE LA ALAMEDA, 30
Las próximas Jornadas científicas de la ELP se incluyen en el programa de trabajo de la Escuela para el 2009, en consonancia con las otras escuelas europeas que conforman la FEEP. Después de un año de funcionamiento, se concluye así la serie prevista de encuentros, después de la permutación de sus instancias.
Con las enseñanzas obtenidas con la X Conversación de la ELP (abril de 2009) sobre "La autorización del psicoanalista y su formación"[1] y aún bajo los efectos del encuentro europeo Pipol IV, "Clínica y pragmática de la [des] inserción en psicoanálisis" (julio de 2009), las Jornadas de la ELP se orientan ya hacia el tema del próximo Congreso de la AMP de 2010 sobre "Sinthomas y semblantes" a realizarse en Paris, en abril de 2010.
El tema de las Jornadas, "La soledad del psicoanalista. La práctica analítica" intenta mantener vivo y actualizado el deseo de demostrar que la autorización del psicoanalista y su formación consisten en poner a prueba en la experiencia del uno por uno, en lo singular de cada uno, la doctrina, el propio análisis y el control de la práctica, en la perspectiva de que la autorización del analista que la Escuela puede y por ende debe otorgar se obtiene a partir de sus propios procedimientos institucionales; la garantía y el pase.
El Encuentro Pipol IV nos deja como enseñanza que la exploración de los fundamentos psicoanalíticos y las variedades clínicas de la des-inserción en psicoanálisis no deja de tener en cuenta los efectos que el discurso analítico produce y animan la práctica en las instituciones donde se pone en acto. La Escuela intenta hacerse responsable del psicoanálisis lacaniano en su conjunto y reforzar los lazos de los miembros con el discurso que los anima.[2]
De esta forma la elección del tema de las próximas Jornadas de la ELP apunta al horizonte cercano del Congreso de la AMP sobre "Sinthomas y semblantes", cuyo pre-programa dedicará la primera jornada del Congreso a elucidar las variaciones de la soledad del analista. Y su práctica.
Con este tema, se intenta profundizar y aportar a la relación de la Escuela Una con el psicoanálisis mismo, siguiendo la orientación de la política lacaniana para el 2009, por J.A. Miller, en su alocución con motivo de las últimas Jornadas de la ECF.[3]
La soledad del psicoanalista apunta a subrayar el lazo de lo real del inconsciente, nudo del sinthoma, más allá de los semblantes que se nos proponen: (…) ahora que el discurso del amo intenta reducir el psicoanálisis a su competencia, otorgar títulos y diplomas para el ejercicio profesional de lo que sería una práctica curativa, es el momento de afirmar que aquello que constituye el psicoanálisis, es un deseo inédito.[4] El deseo del analista.
La soledad del psicoanalista se produce en la experiencia del propio análisis. Entre la puesta en orden de la constelación significante que ordena la vida y la revelación fantasmática de su sentido. El analizante está solo, con el resto sinthomático de la operación.
El analista, con su acto, también está solo. El discurso analítico es, precisamente, la soledad que sostiene un lazo social inédito que produce un plus que crea un nuevo amor y un deseo, el deseo del analista. El acto analítico descifra los malestares de la civilización y elucida el acontecimiento en el lazo social.
En este contexto el programa de las Jornadas de la ELP se ordenará bajo cuatro rúbricas principales que sirven de orientación para la presentación de las ponencias:
1.- La soledad del analista
Esa soledad le permite mantener el vacío del sujeto supuesto saber para que se pueda producir un saber en la cura y de este modo se separa del saber establecido y de la identificación a ese artificio. Es diferente de la autorización profesional que se hace a partir del colectivo identificatorio, que la autorización sinthomática. Esto implica que se entrevé lo que señaló Lacan; que el deseo del analista no es un deseo puro sino que tiene la marca del sinthome.
2.- La soledad del analista en la práctica
Se trata de la soledad del acto pero al ubicarse en el discurso analítico es la soledad que sostiene un lazo social inédito. Esta aparente paradoja implica que alguien que se ha autorizado en su análisis a llevar la experiencia de un analizante hasta el final del recorrido, ello debe soportar su posición de objeto, de un vacío y funcionar haciendo suturas y empalmes.
3.- La soledad del analista y la Escuela
La soledad de analista debe ser reconquistada permanentemente en el post-analítico. Lacan fundó la Escuela para hacer lazo transferencial a partir de una soledad de base. Si no hay la definición del analista, si no es el modelo de psicología de las masas, sin embargo, hay una desviación siempre posible en la elaboración de los "aparatos contra-soledad".
4.- La soledad del analista, la Cultura y el Discurso del Amo
El malestar de la civilización; la verdad de la Ciencia y el crédito de la Técnica.
He aquí, la apuesta y la invitación de la Escuela lacaniana de Psicoanálisis para las próximas Jornadas del 14 y 15 de noviembre de 2009, en Valencia, sobre el tema "La soledad del psicoanalista. La práctica analítica".
Lucia D'Angelo
Presidenta de la ELP
Barcelona, octubre de 2009.
[1] "La autorización del psicoanalista y su formación". X Conversación de la Escuela lacaniana de Psicoanálisis. ELP. Barcelona, julio de 2009
[2] Laurent, E. : "Para el Encuentro Americano", AMP-UQBAR, 22 de junio de 2009.
[3] Miller, J.A. : "Perspectives de politique lacanienne, Lettre Mensuelle nº 273, ECF, Paris, diciembre de 2008, p. 2.
[4] Miller, J.A. : op. Cit. P. 6.
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